LA MUJER COMPOSITORA

FARRENC

12 - La mujer compositora

La sociedad burguesa del siglo XIX imponía sus reglas, las cuales mas o menos se han conservado hasta la actualidad. La mujer estaba destinada a la vida familiar y normalmente apartada de las actividades musicales que la separasen del ámbito de la familia. Pero hubo diversas excepciones. Así encontramos a Fanny Mendelssohn, Josephine Lang y a Johanna Klinkel. Pero en estos casos su actividad musical era secundaria, imponiéndose las obligaciones familiares. Su círculo de influencia se encontraba forzadamente limitado.

Clara Schumann llevó una brillante vida como pianista, manteniendo muchas veces a su familia. Pero su trabajo como compositora estaba limitado a pocas obras, principalmente escritas para su propia interpretación.

Un caso excepcional lo encontramos en Louise Farrenc. Una francesa con un catálogo de 51 obras numeradas, entre las cuales destacan sus tres sinfonías. La composición de obras sinfónicas por una mujer era aun más inusual y todavía sigue siéndolo actualmente.

Elfrida Andrée fue una compositora sueca que se convirtió en una gran defensora del feminismo. Finalmente nos encontramos con Amy Beach, una norteamericana cuyo matrimonio le apartó de la interpretación, pero pudo escribir una sinfonía.

A pesar de las diversas teorías presentadas a lo largo del tiempo, la ciencia no puede demostrar diferencias esenciales entre los cerebros de mujeres y hombres, para poder afirmar que únicamente los hombres tienen el genio, para poder crear obras de arte como son las sinfonías. Podríamos debatir las causas, que puedan explicar que la actividad creadora, en el caso de la música sinfónica, siempre ha estado en manos del sexo masculino.

Louise Farrenc  (1804-1875) nació el 31 de mayo de 1804 en París. Su nombre de soltera era Jeanne-Louise Dumont. Perteneciente a una familia de artistas, su padre era escultor, vive en un ambiente liberal. A los 15 años estudia armonía con Anton Reicha, profesor del Conservatorio de París. Mas tarde recibe consejos de Hummel y de Moscheles. En 1821 se casa con el flautista y editor de música Aristide Farrenc, que no impide su carrera musical. Después de una serie de viajes por Francia con su marido, continúa sus estudios con Reicha, que comprenden contrapunto, fuga y orquestación.

En 1826 nace la única hija del matrimonio, Victorine, que también se dedica a la música, pero morirá de tuberculosis en 1859. Después de escribir obras para piano, en 1834 empieza a componer para orquesta. El resultado son dos oberturas. En 1841 compone su primera sinfonía.

La “Sinfonía Nº 1 en do menor”  Op.32 como se ha dicho fue terminada en el año 1841. La obra se estrenó en Bruselas en el año 1845 dirigida por François-Joseph Fétis. Pocas semanas mas tarde, en el mes de abril de 1845 fue interpretada por la orquesta del Conservatorio de París en un concierto benéfico.

La obra empieza con una introducción andante sostenuto, mediante un sombrío tema teñido de melancolía. El allegro está construido en la forma sonata clásica. Los dos temas son poco contrastados, pero el segundo es más melódico.

El segundo movimiento adagio cantabile empieza con unas notas introductorias, antes de que el primer violín inicie un tema melódico de amplio desarrollo. El tercer movimiento es un minuetto de líneas claras que contrasta con el delicado trio.

Termina con un allegro assai de ritmo rápido construido en forma sonata, interrumpido por frecuentes paradas con cambio de ritmo debido al segundo tema lento. En la coda final reaparecen las notas del principio de la sinfonía, terminando luego la obra de manera resolutiva.

En el año 1842 consigue la plaza de profesora de piano en el Conservatorio de París. Empiezan a interpretarse sus sinfonías. Escribe una nueva sinfonía en 1846, seguida por otra al año siguiente.

La “Sinfonía Nº 2 en re mayor” Op.35  se estrenó en un concierto especial en el mes de mayo de 1846, pocos meses después de haberla terminado

El primer movimiento andante, allegro tiene un cierto parecido a la música de Beethoven en su introducción. Los temas principales están interpretados por la cuerda y el viento respectivamente. Continúa con un clásico desarrollo seguido de la recapitulación.

El segundo movimiento andante nos presenta un tema ligero de características de la escuela de Viena, alternando partes para la orquesta con otras donde destacan los instrumentos solistas. El tercer movimiento es un scherzo, con un trio contrastante con intervención de la madera.

El último movimiento andante, allegro es el más característico de la obra. Empieza de modo arcaizante, seguido de un tema que dominará todo el movimiento. El empleo de un amplio fugato parece ser un homenaje a Bach.

La “Sinfonía Nº 3 en sol menor”  Op.36 es su última obra sinfónica. Terminada en 1847, su estreno el 22 de abril de 1849 supone un gran éxito para la compositora, al ser interpretada en uno de los prestigiosos conciertos de abono de la Société des concerts du Conservatoire. Ha sido su obra más interpretada.

Después de una corta introducción adagio, una transición para aumentar el ritmo nos lleva al allegro. Un primer tema de ritmo marcado, con una sonoridad decidida y potente. El segundo tema es contrastante con una melodía mas pausada confiada al oboe y adornada por los otros instrumentos. El movimiento sigue las pautas de la forma sonata clásica.

El segundo movimiento adagio cantabile está escrito en forma de lied. El tema principal está confiado al clarinete alternando con los primeros violines. Es una amplia cantinela con recuerdos mozartianos. La parte central es mas dramática.

El tercer movimiento es un scherzo con un vigoroso ritmo ternario. El trio se caracteriza por el empleo del viento como solista. Como es normal se repite el scherzo.

El movimiento final es un allegro con sus dos temas muy unidos. En pocos compases son presentados al principio. El primero marcado y el segundo más lírico. El desarrollo se basa en gran parte en el primer tema de sabor un poco beethoveniano. Termina con una coda también proveniente del mismo tema.

Louise terminó su etapa de compositora en 1859 coincidiendo con la muerte de su hija. Luego se dedicó junto a su marido a la publicación de una antología de piezas para teclado denominada “Trésor des Pianistes”. Continúa como profesora del Conservatorio hasta el año 1872. Muere en París el 15 de septiembre de 1875.

Elfrida Andrée  (1841-1929) es una de las escasas mujeres compositoras que se atrevió a escribir una forma sinfónica. Nació en Visby (Suecia), el 19 de febrero de 1841, hija de una acomodada familia. Su padre, un doctor apasionado por la música, inculcó sus ideas artísticas a sus dos hijas. Enviadas a estudiar a Estocolmo, Fredrika, la mayor se convirtió en una gran cantante de ópera. Elfrida llegó a Estocolmo a los catorce años y en 1857 logró el título de organista, siendo una de las primeras mujeres de Suecia en lograrlo. El trabajo de organista estaba reservado a los hombres, pero Elfrida logró que cuatro años mas tarde la ley fuera cambiada. También trabajó como operadora de telégrafo, otro oficio no permitido a las mujeres. Llegando a ser una de las líderes del movimiento feminista, logró en 1867 ocupar el cargo de organista en Göteborg, compitiendo con siete varones. Con ello se convirtió en la única organista de Europa.

Estudió composición con Ludvig Norman en la Academia Musical de Estocolmo. En 1869 su “Primera Sinfonía” fue interpretada en Estocolmo. La audición se convirtió en un fracaso debido a la gran cantidad de errores producidos en las copias. Durante el verano de 1870 amplió sus estudios de instrumentación con el compositor danés Niels Gade. A partir de 1871 empezó su colaboración con la Orquesta de Göteborg que interpretó muchas de sus composiciones sinfónicas, hasta que en el mes de mayo de 1879 fue disuelta.

La “Sinfonía Nº 2 en la menor” fue terminada en el mes de agosto de 1879, por lo cual la orquesta de su ciudad ya no pudo interpretarla. La obra no se estrenó hasta el año 1893, logrando un reducido éxito, en parte por su condición de mujer. No se le permitió salir a saludar, a pesar de los aplausos del público, ni el director repitió su último movimiento, como era costumbre en la época. Al año siguiente recibió el segundo premio de composición en un concurso celebrado en Bruselas.

El primer movimiento, moderato, después de una introducción lenta, nos presenta un primer tema al estilo de Mendelssohn. Continúa con nerviosos pasajes, antes de que aparezca el segundo tema, de carácter lírico con amplias líneas melódicas. La sección de desarrollo explota la vertiente lírica de la obra. Sigue una clásica reexposición de los temas, terminando con una coda.

El segundo movimiento, andante, se basa en un tema lírico teñido de melancolía, especialmente en las lánguidas frases de la madera. El scherzo es de carácter rítmico y ligero, con un trio melódico que utiliza solos de los instrumentos de madera.

Termina con un allegro risoluto, lírico y con un luminoso tema principal, que se expande en la parte final, al ser interpretado solemnemente. La obra finaliza con una decisiva coda.

Podríamos reflexionar sobre lo que hubiera ocurrido si el compositor no hubiese sido una mujer. Seguramente podría haber estudiado en los mejores conservatorios europeos, dirigido orquestas y encontrarse en igualdad con los compositores masculinos. Elfrida tuvo que contentarse con escuchar conciertos, estudiar partituras y por suerte, debido a su carácter resolutivamente feminista, poder practicar en el gran órgano de la catedral de Göteborg.  No es de extrañar que la influencia del órgano se note en ciertos pasajes de su sinfonía.

Elfrida continuó luchando, uniéndose a la escritora Selma Lagerlöf, para la composición de una ópera, que entraría en el concurso anunciado por el Teatro Real de Estocolmo, con motivo de la inauguración en 1898 del nuevo Teatro de la Opera. La obra fue “Fritiof-svit”, no ganó ningún premio ni llegó a representarse. Finalmente la convirtió en una suite, tomando sus principales temas.

Uno de los mayores éxitos de la compositora fue lograr interpretar el preludio de su ópera y su “Sinfonía Nº 2 en la menor” en un concierto sinfónico que tuvo lugar en Dresden en 1904. Era la primera vez que se escuchaba a una mujer dirigir sus propias obras orquestales.

Defensora de su condición sexual, influenciada por el filósofo inglés John Stuart Mill, tomo como lema, “el perfeccionamiento de la feminidad”. Consideraba que la composición para orquesta sinfónica era el máximo estadio para un compositor. El hecho de que no existieran ni mujeres compositoras orquestales, ni mujeres directoras de orquesta, le producía el sentimiento de discriminación de la mujer. En una sociedad libre, no podía haber diferencias de derechos, ni de oportunidades, motivadas por el sexo. Estos ideales defendidos en el campo de la música sinfónica, se pueden aplicar todavía actualmente. Casi cien años después de sus declaraciones, las cosas no han cambiado demasiado. Elfrida Andrée murió en Göteborg en el año 1929.

Amy Beach (1867-1944) nació en West Henniker, New Hampshire, en el norte de los Estados Unidos, el 5 de septiembre de 1867. Amy Marcy Cheney, su nombre de soltera, fue musicalmente muy precoz. En 1875 la familia Cheney se trasladó a Boston y allí estudió piano, armonía y contrapunto. Desafiando a su familia y a la sociedad de la época que diferenciaba claramente los deberes y obligaciones de ambos sexos, quiso dedicarse enteramente a la música. A sus 16 años debutó como pianista con la Boston Symphony Orchestra.

En 1885 se casa con un famoso médico de Boston, Henry Beach, 25 años mayor que ella. La elevada posición social que ocupaba su nueva familia le impidió seguir actuando. Su marido reemplazó a sus padres como figura autoritaria, representando claramente al espíritu machista. A pesar de todo pudo seguir componiendo, aprendiendo orquestación y composición de modo autodidacta. Leyó el tratado de orquestación de Berlioz y otros libros sobre la teoría de la fuga.

La “Sinfonía en mi menor” (Gaélique)  Op.32 fue compuesta entre 1894 y 1896. Se estrenó el 30 de octubre de 1896 por la Orquesta de Boston. Durante la vida de Beach se interpretó entre otras ciudades en Chicago, Philadelphia, Detroit, Hamburgo y Leipzig.

Está orquestada para pares de flautas, oboes, doblados por corno inglés, clarinetes y fagots, cuatro trompas, dos trompetas, tres trombones, tuba, timbales, percusión y la cuerda habitual.

Dvorak había despertado el nacionalismo en la música en 1893 cuando vino a New York para dirigir el Conservatorio. Beach después de escuchar la famosa Sinfonía del Nuevo Mundo, pensó en utilizar temas folclóricos en su propia obra. Siendo sus antepasados de las Islas Británicas, eligió cuatro temas populares irlandeses para su sinfonía.

El primer movimiento allegro con fuoco, utiliza como tema principal una canción de la propia Beach, “Dark is the night” Op.11 Nº1, que narra un turbulento viaje por el mar. Construido en forma sonata posee una instrumentación sombría evocando al título de la canción. Comienza con el sonido del viento seguido por la presentación de sus dos temas. El estilo es el clásico germánico de Brahms con cierto influjo de Dvorak. La exposición termina con un tema de giga irlandesa. Continúa con el desarrollo de los temas, a los que lleva a una apasionada sección. La correspondiente recapitulación y la coda concluyen el movimiento.

El segundo movimiento alla siciliana, allegro vivace correspondería al scherzo. En vez de una viva danza nos encontramos con una dulce siciliana, una lírica canción irlandesa. El trio que realmente hace la función de scherzo, crea un efectivo contraste con su movimiento perpetuo, construido en forma de variación del tema anterior. El triángulo aparece dando brillantes decoraciones al trio. Luego se repite la delicada siciliana.

El tercer movimiento es un lento con molta espressione que utiliza dos melodías folclóricas irlandesas. La primera “Pasthee Fuen” es soñadora, la segunda “Cja an bealac a Seacayd rj”, ofrece el debido contraste con la primera. A partir de esta base la compositora crea sus propias variaciones. Representa según su autora los lamentos, romances y sueños del pueblo irlandés.

Termina con un allegro di molto que nos presenta un tema con ritmo de marcha triunfal, que proviene del tema principal del primer movimiento. El segundo tema, de apasionado carácter lírico, está confiado a los violoncelos con llamadas de las trompas, en el estilo característico de las melodías irlandesas. Beach dice que quiere representar al pueblo celta con su tenaz vida diaria, sus pasiones y batallas.

En 1910 se queda viuda y al año siguiente viaja a Alemania, realizando una gira como pianista y presentando obras propias. Vuelve a los Estados Unidos en 1914 donde continuó una intensa vida como concertista aprovechando los veranos para componer. Murió el 27 de diciembre de 1944 en New York, convirtiéndose en una referencia para las mujeres compositoras.