MENDELSSOHN

MENDELSSOHN

A partir de una educación enfocada en los clásicos, Mendelssohn llegó a construir grandes obras sinfónicas en las que introdujo efectos descriptivos conservando siempre el concepto de música pura. En sus obras de madurez expresa los sentimientos que le inspiran los lugares visitados, pero sin llegar a ser nunca una música descriptiva.

Felix Mendelssohn Bartholdy (1809-1847) nació en Hamburgo el 3 de febrero de 1809, en el seno de una familia de origen judío. Su padre, un importante banquero, se convertiría al protestantismo en 1822. Entre los años 1811 y 1813 la familia se establece en Berlín, con motivo de la ocupación de Hamburgo por los franceses. En 1816 Felix fue bautizado como cristiano, antes de que lo hiciera su padre, para poder integrarlo a la cultura europea, cosa que solo conseguiría parcialmente. Debido a la gran riqueza de su familia, la educación de Felix fue excepcional. Al ser judíos no tenían acceso a la escuela pública, por ello su padre contrató como maestros particulares a los mejores de la época. Entre ellos Friedrich Zelter, director de la Singakademie de Berlín y consejero musical de Goethe.

Zelter un músico mediocre pero de gran influencia, defendía a la gran música de los barrocos frente a la decadencia de sus contemporáneos. Inculcó en el joven Mendelssohn el amor a la música del pasado. En el mes de noviembre de 1821, durante su estancia en Weimar, le presentó a Goethe, el cual lo consideró como un niño prodigio. Durante sus estudios con Zelter, Mendelssohn compuso sus sinfonías para cuerda. Un total de doce sinfonías compuestas entre 1821 y 1823. En el mes de diciembre de 1823 empezó otra sinfonía, la Nº13, que abandonó, para dedicarse a la composición de su primera sinfonía para gran orquesta.

Comentaremos brevemente estas sinfonías de juventud, en las que es evidente la influencia de Zelter en su construcción, basada en los modelos clásicos, empleando el contrapunto de Bach y Haendel.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 1 en do mayor” escrita en 1821 es una sencilla obra en tres movimientos allegro, andante, allegro, con rasgos que la emparientan con las obras del pasado siglo.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 2 en re mayor” también escrita en 1821, con una estructura similar a la anterior. En el andante se nota claramente la influencia de Haendel, en la exploración de las estructuras contrastantes de las cuerdas y el allegro vivace final es un puro ejercicio de contrapunto con sus frases imitativas.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 3 en mi menor” es igualmente del año 1821 y con su misma estructura. Empieza dramáticamente con un allegro di molto con gran empleo del contrapunto. El adagio es de forma lírica contrastante, para terminar con un allegro que nos devuelve el dramatismo del primer movimiento.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 4 en do menor” lleva como fecha de finalización el 5 de septiembre de 1821. Empieza con una introducción lenta que lleva a un allegro con influencia de Bach. El andante es de gran lirismo, acabando con un allegro vivace en el que vuelve a reinar el contrapunto.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 5 en si bemol mayor” fue terminada el 15 de septiembre de 1821. El primer movimiento allegro vivace empieza con un tema de notas descendentes, que continua a lo largo de todo el movimiento. Un dulce andante contrasta con el enérgico presto final.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 6 en mi bemol mayor” también pertenece al año 1821. Siguiendo el estilo de las anteriores, se diferencia por el hecho de tener como movimiento central un menuetto con dos tríos. Termina con un vibrante prestissimo.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 7 en re menor” es la última del año 1821. De mayor duración que las anteriores, consta de cuatro movimientos, siguiendo las líneas de Haydn. El allegro empieza con un tema fuertemente rítmico, que sirve de base para un remarcable tratamiento contrapuntístico. El andante con el título dado por Mendelssohn de amorevole es de carácter tierno. Le sigue un enérgico menuetto con un trio contrastante, con frases de gran interés melódico. Termina con un allegro molto que comienza con tensión dramática y en el que domina nuevamente la escritura contrapuntística.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 8 en re mayor” fue escrita entre el 6 y el 27 de noviembre de 1822. Días mas tarde le añadió instrumentos de viento en el primer intento de construcción de una gran sinfonía. El primer movimiento empieza con una solemne introducción lenta al modo de Haydn que conduce a un allegro con un vigoroso tema. El adagio hace uso de instrumentos solistas, tres violas, violoncelo y contrabajo. Es un movimiento de colores sombríos que anticipa sus futuras obras. El menuetto es mas alegre y ligero. El allegro molto final tiene gran influencia de Mozart, con su final en forma de fuga contrapuntística.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 9 en do mayor” compuesta en dos semanas, entre el 28 de febrero y el 12 de marzo de 1823, sigue la construcción de la anterior. Después de una introducción lenta aparece el vigoroso primer tema del allegro, seguido del segundo más lírico. En el andante vuelve a emplear los instrumentos solistas. En este caso cuatro violines, dos violas, violoncelo y contrabajo. Crea un movimiento de música de cámara. El scherzo contiene un trio inspirado en el folklore suizo, que el propio autor titula como “La Suisse”. Durante el mes de julio de 1822 pasó unas vacaciones con su familia en los Alpes suizos. Entre sus recuerdos de viaje se encontraba la música popular que incorporó a su obra. Termina con un allegro vivace donde vuelve a demostrar su dominio del contrapunto.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 10 en si menor” terminada en el mes de mayo de 1823 comprende un solo movimiento. Se cree que el resto se ha perdido. Empieza con un adagio al modo de Haydn, al que sigue un allegro de carácter dramático. Un primer tema más serio contrasta con el segundo lírico, que son desarrollados con maestría en la forma sonata, terminando con una enérgica coda.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 11 en fa mayor” está escrita entre el 14 de junio y el 12 de julio de 1823. Se diferencia del resto de sus sinfonías de juventud, por su gran longitud y por estar compuesta por cinco movimientos.

Después de una solemne introducción adagio sigue un allegro molto con influencias de Mozart y de Schubert. Después de volver al tema del adagio termina de modo enérgico. El segundo movimiento scherzo está subtitulado Schweizerlied. El tema folclórico es una danza nupcial de la región de Emmental, la Emmenthaler Hochzyt-Tanz. En su última repetición utiliza la percusión para darle un mayor sabor popular. Es un recuerdo de su viaje a Suiza del año 1822. Continúa con un lírico adagio como movimiento central. El menuetto es vigoroso contrastando con su trio más lírico. El quinto y último movimiento es un allegro vivace, un homenaje al barroco, con su escritura contrapuntística en forma de fuga.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 12 en sol menor” fue compuesta entre el 27 de agosto y el 17 de septiembre de 1823. Empieza con una introducción barroca a la que sigue un allegro en forma de fuga, con un tema en forma de escala descendente. El movimiento central es un andante con intensidad de sentimiento. Las formas contrapuntísticas vuelven a aparecer en el vigoroso allegro molto final.

La “Sinfonía para cuerdas Nº 13 en do menor” (Sinfoniesatz) la dejó sin terminar el 29 de diciembre de 1823. Esta sinfonía consta de un único movimiento grave-allegro molto, debido a que Mendelssohn la abandonó para componer su primera sinfonía para gran orquesta. Empieza como una obertura francesa barroca con un grave. En el allegro molto vuelve a brillar la escritura contrapuntística.

La “Sinfonía Nº 1 en do menor” Op.11 era en realidad la sinfonía Nº13, como había escrito en el manuscrito. Terminó su composición el 31 de marzo de 1824, solo tres meses después de la anterior. En 1828 fue editada en Berlín como Op.11. Instrumentada para doble madera, dos trompas, dos trompetas, timbales y cuerda, se estrenó en Leipzig en 1827. Dos años mas tarde, el propio Mendelssohn la presentaba en la Sociedad Filarmónica de Londres con gran éxito. En esta ocasión sustituyó el minuetto por una versión orquestada del scherzo de su Octeto Op.20.

El allegro di molto es de construcción mozartiana en forma sonata. Un primer tema dinámico contrasta con el segundo lírico más típico de Mendelssohn. Termina con una coda de tipo Beethoven. El andante es lírico y de textura transparente con pasajes cantabiles para la cuerda y la madera. El menuetto también de inspiración mozartiana, contiene un tranquilo trio, que quizás el propio Mendelssohn lo encontró demasiado estático y por esto lo cambió en su estreno en Londres.

La obra termina con un allegro con fuoco, donde desarrolla técnicas contrapuntísticas. Después de una vivaz presentación del frenético tema y una sección en que domina el pizzicato de las cuerdas, el desarrollo se obtiene mediante una fuga. Una brillante coda en stretto finaliza triunfalmente la obra.

Mendelssohn viaja con su hermana Fanny a París para visitar a la máxima autoridad en el campo de la didáctica musical, Luigi Cherubini, director del Conservatorio de París. Estudió las obras de Bach y Mozart, conoció a Rossini, Meyerbeer y a Liszt. Cherubini reconoció que Mendelssohn tenía talento musical, pero una cierta incapacidad para el desarrollo de sus ideas en formas bien proporcionadas.

Durante los años 1826 al 1829 estudió en la Universidad de Berlín, decidiendo finalmente dedicarse a la música. Durante su visita a Heidelberg en 1827, lugar de obligada visita para un intelectual alemán, aumentó su admiración por la obra de Bach. Logró finalmente poseer una copia manuscrita de La Pasión según San Mateo, la estudió y decidió interpretarla. Para ello debía de convencer a Zelter, director de la Singakademie.

Su insistencia logró que el 10 de marzo de 1829 se interpretara La Pasión según San Mateo de Bach dirigida por el propio Mendelssohn, un siglo después de su última audición en Leipzig. Mendelssohn restauraba la música barroca, empezando con ello la interpretación en los conciertos de la llamada música de repertorio, la gran música de los tiempos pasados. En aquellos tiempos lo normal era escuchar la música compuesta por autores de la propia época.

Mendelssohn siguiendo la tradición de su época debía viajar por Europa, empezando por Italia, pero su familia decidió que fuera primero a Londres. Durante las guerras napoleónicas la burguesía prusiana había incrementado sus relaciones comerciales con Inglaterra y esta cierta anglofilia sería la causa de que el 21 de abril de 1829 Mendelssohn desembarcara en Londres. El pianista Ignaz Moscheles y el diplomático Carl Klingemann, amigos suyos, lo esperaban y fueron sus acompañantes y guías.

Londres tenía una brillante vida musical con tres sociedades principales, la Royal Philharmonic Society, fundada en 1813, la Royal Academy of Music, fundada en 1823 y la City Concerts, fundada en 1818. Mendelssohn presentó en Londres, como se ha dicho, su primera sinfonía para gran orquesta. Además interpretó con gran éxito su obertura para “El Sueño de una noche de verano”. En su cualidad de pianista interpretó el “Concierto Nº 5 para piano” de Beethoven.

En el mes de julio abandona Londres para empezar su viaje a Escocia que tanto influiría en su composición sinfónica. Llega a Edimburgo el 29 de julio de 1829. Entre otros lugares visita Perth, Inverary y se dirige a las islas Hébridas, donde se entusiasma con la cueva de Fingal, situada en la isla de Staffa. Su impresión es tan fuerte que empieza la Obertura de la gruta de Fingal. Regresa a Londres pasando por Glasgow y Liverpool, deteniéndose un tiempo en el país de Gales. El 29 de noviembre de 1829 sale de Londres, llegando a Berlín el 8 de diciembre.

Como otros compositores que hemos estudiado, la obra sinfónica de Mendelssohn tiene una numeración que no se corresponde con la de su escritura. Es debido a que el número de orden corresponde al de su publicación o sea a su número de Opus. Las analizamos en el orden verdadero o sea en el orden de su composición que es 1ª, 5ª, 4ª, 2ª y 3ª.

La “Sinfonía Nº 5 en re menor” Op.107 (De la Reforma) fue empezada en el año 1829 y terminada el 12 de mayo de 1830. La primera audición tuvo lugar en Berlín el 15 de noviembre de 1832 en la Berliner Singakademie. Se trataba de una versión revisada, cosa normal en las obras de Mendelssohn.

Esta obra fue compuesta en ocasión al tricentenario de la Conferencia de Augsburgo de 1530, en la cual se definió la doctrina de la Iglesia Luterana.  Pero el año 1830 fue un año de acontecimientos políticos, recordemos la revolución en Francia que provocó la caída de Carlos X y su repercusión en toda Europa mediante movimientos liberales. Es el primer estallido del nacionalismo. Bélgica y Grecia alcanzan la independencia. Italia busca la unidad nacional. Por este motivo su estreno hubo de posponerse. La prevista presentación en París durante la temporada 1831-32 no se realizó, al encontrar, según los promotores que “la sinfonía era demasiado estudiada, contenía mucho fugato y poca melodía”.

Aprovechamos la ocasión para hablar sobre las creencias religiosas de Mendelssohn. De origen judío, parece extraño que escribiera una obra con el título original de “Sinfonía para la Celebración de una Revolución Religiosa”. El padre de Mendelssohn, Abraham, hizo bautizar a sus hijos en la fe cristiana protestante, dada la situación del país, donde los judíos eran mal vistos y privados de derechos constitucionales. La madre de Mendelssohn, Lea Salomon, pertenecía también a una rica familia judía. Su hermano Jakob, al abrazar la fe cristiana cambió su apellido Salomon por el de Bartholdy, nombre del propietario de un gran jardín que había poseído su familia. Este apellido lo dejó a los descendentes de su hermana Lea. Este es el origen del apellido Mendelssohn Bartohldy.

Para la construcción de esta obra Mendelssohn tomó el coral de Lutero, “Ein feste Burg ist unser Gott” de 1529 y el “Dresden Amen”, el cual parece que fue escrito por Johann Naumann (1741-1801). Este tema mas tarde fue usado por Wagner en su Parsifal. La orquestación comprende la cuerda, madera y metal habitual, tres trombones, tuba y timbales. Su estructura ha sido muy discutida, algunos diciendo que tiene cuatro movimientos, otros cinco, pero según el propio Mendelssohn tiene tres movimientos. El último está dividido en tres partes interpretadas sin interrupción.

Empieza con una solemne introducción en andante, al final de la cual aparece el “Dresden Amen” iniciando la exposición de un vigoroso allegro con fuoco. El desarrollo con influencias de Beethoven, acaba con un retorno al tema del amén de Dresde, dando paso a la reexposición, que empieza de modo reflexivo, terminando con una solemne coda. El segundo movimiento es un allegro vivace con estructura de scherzo. Es un movimiento típico de Mendelssohn con dominio del viento. El trio interpretado por el oboe y las cuerdas es muy representativo de su estilo. Termina con una fina coda, desapareciendo lentamente.

El tercer movimiento empieza con un adagio, como preámbulo de la parte fundamental de la sinfonía. Es una especie de interludio presentado por las flautas, fagots y cuerda, como una canción sin palabras. Sin interrupción, con una nota mantenida por las cuerdas graves, un solo de flauta introduce el coral “Ein feste Burg” en modo de andante con moto. La melodía se armoniza con la entrada de violas y violoncelos, acelerándose hasta el allegro maestoso. El desarrollo es una especie de fuga con motivos derivados del coral luterano. La sinfonía termina con una solemne coda en tutti orquestal, celebrando a Dios como “una Fuerte Fortaleza”, en una forma orquestal de los corales de sus oratorios.

Zelter insistía en que la obligación de Mendelssohn era realizar una visita a Italia. El 8 de mayo de 1830 inicia el viaje en Leipzig. Pasando por Weimar, para visitar de nuevo a Goethe, Nüremberg, Munich, Salzburg y Viena, llega a Venecia a primeros de octubre. Luego visita Bolonia, Florencia y Roma. En la capital pontificia conoce a Berlioz, cuya “Sinfonía Fantástica” había creado una revolución. En el invierno de 1831 llega a Nápoles, donde se sorprende de la vida en una ciudad del sur que contrastaba tanto con su Prusia natal.

Mendelssohn regresa pasando por Florencia, Génova y Milán. Allí conoce al hijo de Mozart, Karl. Visita Suiza haciendo excursiones por los Alpes, pasando por Ginebra, Interlaken, Lucerna y Saint Gall. Finalmente llega a Munich dando varios conciertos en la corte de los abuelos del famoso Ludwig II. Luego se dirige a Frankfurt y en vez de regresar a su casa marcha hacia París, donde permanecerá del 9 de diciembre de 1831 al 19 de abril de 1832. Nuevamente se traslada a Londres residiendo allí del 23 de abril de 1832 al 22 de junio. La llegada a Berlín se produce el 27 de junio de 1832, después de dos años de ausencia.

La “Sinfonía Nº 4 en la mayor” Op.90 (Italiana) fue empezada en 1831 cuando se encontraba en Roma. La fecha de su finalización es la del 13 de marzo de 1833, en Berlín. El largo tiempo empleado en su composición es típico en la obra de Mendelssohn. Era muy detallista y revisaba muchas veces sus obras. Tanto que no la publicó, esperando una revisión final, cosa que nunca ocurrió. La obra fue publicada después de su muerte.

La sinfonía se estrenó en Londres en el mes de marzo de 1833, convirtiéndose en una de sus obras más populares. El propio Mendelssohn la subtituló como Italiana. Nos encontramos aquí como en el caso de Berlioz, en la clasificación como música pura o programática. La diferencia entre sinfonía y poema sinfónico llega a ser sutil. Pero admitiremos como sinfonía a las obras que respeten la división entre varios movimientos. El poema sinfónico es una composición homogénea sin separación, pero llega un momento de confusión al considerar las sinfonías en un solo movimiento. Volveremos a hablar de este tema en el ensayo sobre la obra de Berlioz, líder indiscutible de la sinfonía programática.

La obra es una sinfonía en su sentido clásico, en la cual Mendelssohn refleja en sus temas, las impresiones de su viaje a Italia. El primer movimiento allegro vivace se ha subtitulado como Carnaval, especialmente por su arrebatador tema principal, presentado por los violines sobre trémolos de los vientos. En su repetición se acompaña con redobles de timbales y acordes del viento. El segundo tema es más lírico, introducido por los clarinetes y fagots. Después de la repetición íntegra de la exposición, el desarrollo se separa de la estructura clásica, al usar un tercer tema que se transforma en una fuga. Intercalando los dos temas primeros se presenta una reexposición poco convencional. La sinfonía clásica empieza a desmoronarse. La coda comienza con el tercer tema que juega con el primero y se va animando, hasta aparecer el segundo en la cuerda grave, aumentando el tempo en los últimos compases, terminando de forma exuberante.

El segundo movimiento es un andante con moto que recibe el subtítulo de Procesión o Marcha de los Peregrinos. Después de una introducción rítmica, acompañado por las notas de una especie de bajo continuo y monótono, aparece el primer tema en forma de una procesión de peregrinos, presentado por el oboe, el fagot y las violas. Algunos creen, entre ellos Ignaz Moscheles, que el tema es el de una procesión de peregrinos bohemia, otros que se trata una melodía mediterránea, pero lo más probable es que se trate de una canción de su maestro Zelter, el lied “Es war ein König in Thule”. Cuando el tema es retomado por los violines y decorado por las flautas se produce uno de los mejores momentos mágicos de la obra de Mendelssohn. El segundo tema nos presenta una nueva procesión con un sabor casi mahleriano. Después de la reexposición, termina con la repetición de la introducción. La procesión se aleja, finalizando con un pizzicato de notas graves, con un sentido de resignación.

El tercer movimiento con moto moderato es un minuetto, subtitulado Salones Romanos. Un lánguido baile en salones llenos de espejos, una especie de vals que se va reflejando en ellos. Como si fuera un retrato de la vieja Italia. El trio con el sonido de las trompas marca el sello del romanticismo, presentándose como un nostálgico nocturno. Podemos imaginarnos a las hadas jugando en el bosque. En la segunda parte del trio, las trompetas y timbales aumentan si cabe la magia de esta música.  En la coda aparece nuevamente el tema del trio, intentando dominar sin éxito al del minuetto.

Termina  con un frenético presto, subtitulado Baile Popular y denominado por el propio Mendelssohn como Saltarello. Es una danza parecida a la tarantela, inspirada en el baile de las jovencitas napolitanas en Amalfi. Cuatro violentos acordes marcan el principio. Luego sobre el ritmo marcado por los violines, las flautas interpretan la popular melodía napolitana. La incorporación de diversos instrumentos marca la entrada de los bailarines. Mendelssohn parece revivir la escena. Un brusco cambio de ritmo parece indicar el momento en que las adolescentes se sueltan el pelo para entrar en la danza. El punto central del movimiento es el desarrollo, en el que se crea un crescendo continuo, desde el pianissimo al fortissimo empleando el contrapunto en fugato, comenzando por un pasaje para cuerdas solas al que se le van uniendo el resto de instrumentos. Empieza con una danza etérea bailada por hadas y elfos, un momento de gran expresión mendelssohniana, que se va animando hasta recuperar el ritmo de la tarantela marcado por trompas y trompetas. Formalmente el movimiento es un rondo, con el tema principal que va retornando periódicamente, pero cuyos episodios intermedios no separan sino que lo funden en un todo continuo. Para concluir observamos que por su forma se trata de una sinfonía, pero la naturaleza de sus rasgos es descriptiva.

Las muertes de Goethe y de su maestro Zelter causan una gran impresión en Mendelssohn. Intenta ocupar el cargo que Zelter había dejado libre en la Singakademie pero al parecer su condición de descendiente de judíos obró en su contra. Decepcionado regresó a Londres para el estreno de su Sinfonía Italiana. En el mes de mayo de 1833 se encuentra en Düsseldorf con el cargo de director del Festival de la Baja Renania, uno de los primeros ejemplos de lo que más tarde serán los famosos Festivales de Música, presentados normalmente durante la época estival. Wagner presentó los conocidos Festivales de Bayreuth.

Mendelssohn se traslada a Leipzig cuando le ofrecen la dirección de la importante orquesta de la Gewandhaus. Allí propuso un repertorio que rescataba a los clásicos. Interpretó a Bach, Haendel, Haydn, Mozart, Beethoven además de sus contemporáneos. Se consagraba como uno de los primeros grandes directores de orquesta en su sentido moderno. En 1836 muere su padre de un ataque cerebral, enfermedad congénita de su familia. El 22 de mayo estrena su oratorio Paulus en el Festival de Düsseldorf, intentando fundir el arte de Bach con el de Haendel.

El 28 de marzo de 1837 se casa con Cécile Jeanrenaud de la que tuvo cuatro hijos, con una descendencia que continúa hasta la actualidad. Este mismo año presenta Paulus en Birmingham con gran éxito, en un país amante de la música coral de Haendel.

En Leipzig estrena la “Sinfonía en do mayor” (La Grande) de Schubert en la Gewandhaus el 21 de marzo de 1839, once años después de la muerte del compositor. En 1840 se celebraron los 400 años del invento de la imprenta por Gutenberg. Para ello Mendelssohn escribe el himno Festgesang para coro de hombres con acompañamiento de orquesta.

La “Sinfonía Nº 2 en si bemol mayor” Op.52 (Lobgesang) Himno de alabanza, fue escrita probablemente en 1840 para el festival celebrado en el mes de junio de 1840 en honor, como hemos dicho, de la invención de la imprenta. Mendelssohn la volvió a dirigir en Birmingham el 23 de septiembre con enorme éxito. Cuando volvió a Leipzig, el rey Federico de Sajonia le encargó la repetición de la obra. Para esta ocasión revisó la obra, estrenando esta nueva versión el 3 de diciembre del mismo año.

Se trata de una obra de larga duración, unos 70 minutos, dividida en cuatro movimientos, el último en forma de cantata. Se la puede relacionar con la novena de Beethoven pero sin su carácter integrador. En este caso nos podemos referir a una Sinfonía–Cantata. Los tres primeros movimientos son sinfónicos, pero el último que ocupa la mayor parte de la obra, tiene el carácter de una cantata. La obra está escrita para gran orquesta, dos sopranos, un tenor y coro.

La primera parte se compone de tres movimientos, que se interpretan encadenados por varios compases de unión. Empieza con una introducción lenta llena de solemnidad, con una llamada del trombón que se repetirá varias veces a lo largo del movimiento, un activo allegro con sus dos temas que denotan cierta pompa, hasta terminar con una majestuosa coda. La parte más interesante de la parte sinfónica, es el scherzo de atrayente melodía en sus diferentes variaciones, con intercalaciones solemnes procedentes del primer movimiento. El tercer movimiento es un adagio religioso que sirve de pórtico a la cantata, con su recogimiento y suaves melodías de carácter contemplativo.

El cuarto movimiento es la sección coral que da nombre a la obra, un coral escrito para alabar al Señor. Escrita en forma de cantata y dividida en nueve partes. Empieza con un sólido coral de alabanza “Alles was Odem hat, lobe den Herrn...” , todo lo que respira alaba al Señor. En su parte final emotivos solos de la soprano alternan con el coro. La segunda parte consiste en un recitativo seguido de un solo de tenor, del más puro estilo barroco, con carácter de aflicción. Sigue un coral de carácter triste, de resignación. La cuarta parte es una de las más notables de la obra, un dúo para dos sopranos con intervenciones del coro  “Ich harrete des Herrn...”, sirvo al Señor.

Continúa con un solo y recitativo para tenor, llegando al máximo dramatismo con la frase “...,ist die Nacht bald hin?” ¿está terminando la noche?. Entonces la tensión acumulada durante el recitativo, se disipa con la respuesta de la soprano “Die Nacht ist vergangen”, la noche ha terminado. En este momento cambia el pesimista ambiente de la obra, que se vuelve más luminoso. El hombre está redimido y solo es necesario dar gracias a Dios.  La sexta parte es un coral a varias voces, con un perfecto uso del contrapunto. El coral que forma la séptima parte esta escrito en forma de recitativo, dando gracias a Dios. Continúa con un solo para tenor, enlazando con otra sección para soprano, para terminar en forma de dúo. La novena y última parte está formada por un gran coral, que acaba repitiendo las llamadas del trombón al introducir el solemne coro final “Alles danke dem Herrn!”, Todo da gracias al Señor.

La “Sinfonía Nº 3 en la menor”  Op.56  (Escocesa) se termina el 20 de enero de 1842. La gestación de esta obra fue muy larga, mucho mayor que la de la anterior. La primera idea surgió en 1829 durante su viaje a Escocia, añadiéndole algunas ideas en Londres. Su composición es paralela a la Italiana, pues la continuó durante su estancia en Roma en 1830 y 1831, pero sin avanzar demasiado. Durante diez años permaneció en espera hasta su finalización en 1842. Se estrenó en Leipzig por la orquesta de la Gewandhaus, el 3 de marzo del mismo año. Su publicación fue dedicada a la reina Victoria.

El primer movimiento empieza con una introducción, andante con moto que marca claramente el ambiente de la obra. En tono menor, sus notas oscuras nos pintan el paisaje nórdico donde se desarrolla la acción. Los primeros 16 compases fueron escritos en 1829. Mendelssohn se inspiró para estos compases, en las impresiones recibidas durante  su visita al palacio de Holyrood en Edimburgo, mientras contemplaba la capilla en ruinas, en que fue coronada la reina María Estuardo. El primer tema del allegro un poco agitato continúa manteniendo el ambiente nuboso, pero a la vez con cierta solemnidad. Es presentado por los clarinetes y cuerdas. La transición nos pasa a un mayor dramatismo para presentar el segundo tema más rítmico. La coda de la exposición está basada en un tercer tema más melódico. Después de repetir la exposición, el desarrollo emplea los temas con amplio contrapunto, hasta llegar a la repetición del melódico tercer tema. Según la forma sonata, sigue la reexposición hasta llegar a la coda de carácter tempestuoso, con ondulaciones fantasmales en las cuerdas que terminan en stretta, pero finalmente se retorna, como para cerrar el ciclo, al motivo oscuro de la introducción.

El segundo movimiento es un vivace non troppo. El tema principal es presentado por el clarinete y repetido por la orquesta. Es una melodía pentatónica de origen folclórico, proveniente de las antiguas canciones gaélicas. El segundo tema es más estilizado y rítmico. La coda termina en pianissimo, como si todo hubiera sido el fruto de un sueño.

El adagio en forma de sonata clásica, presenta sus dos temas muy contrastados. El primero es una suave melodía que endulza el ambiente, presentada por los violines, sobre el pizzicato de las cuerdas. Sin transición, aparece el segundo tema, como una solemne y trágica marcha en modo menor, con el viento tocando en su registro grave. El dramatismo aumenta cuando se interpreta en fortissimo por toda la orquesta. La exposición termina de modo melódico sobre una variación del primer tema. Durante el desarrollo se amplifica la tensión al tomar el mando el segundo tema. En la reexposición el primer tema es interpretado por los violoncelos aumentando su melodismo. Termina con una tranquila coda.

El allegro vivacissimo final es una vigorosa danza, mezclada con melodías de sabor popular. El primer tema, de carácter escocés, es muy vivo y el segundo confiado al viento, presenta el debido contraste. En el desarrollo se mezclan los dos temas. Terminada la reexposición aparece la coda, anunciada por llamadas enfáticas de toda la orquesta, pero es un falso final. El sonido se va apagando hasta quedar reducido a un diálogo entre el clarinete y el fagot, dando de nuevo el color nórdico al ambiente. Entonces aparece el allegro maestoso assai, presentando una especie de marcha triunfal derivada de la introducción de la sinfonía, con lo cual se cierra el círculo. El tema se repite en crescendo y de un modo solemne se termina la sinfonía.

Mendelssohn interpreta conciertos privados para el príncipe Alberto y la reina Victoria. El 3 de abril de 1843 inaugura el Conservatorio de Leipzig que es una creación suya. Además de este cargo, el rey Federico de Prusia lo nombra Director de la sección de Música, de la Academia de las Artes de Berlín. El 4 de noviembre de 1847 muere en Leipzig de una embolia cerebral, seis meses mas tarde que hubiera muerto su hermana Fanny, de la misma enfermedad.