LA SINFONIA EN ITALIA

MARTUCCI

30 - La Sinfonía en Italia

 

A pesar de ser el país donde se originó la sinfonía durante el siglo XVIII, el desarrollo de la misma durante el siglo XIX ha sido muy escaso. El motivo fue el dominio absoluto de la ópera con figuras como Rossini, Verdi y más tarde Puccini. El resto de compositores solamente aspiraban a competir con ellos. El campo sinfónico solo era tratado durante los ejercicios de composición efectuados en su juventud, como es el caso de Donizetti y de Catalani, cuyas sinfonías se pueden considerar como oberturas de ópera.

Los únicos compositores italianos que aportaron algo en el campo sinfónico fueron Giovanni Sgambati, Giuseppe Martucci, Pietro Floridia, Alberto Franchetti, Marco Enrico Bossi, Ferruccio Busoni y Leone Sinigaglia. De estos compositores solamente cuatro han aportado sinfonías. Sgambati, dos, Martuci, dos y una solamente Floridia y Franchetti. Con lo cual vemos que el patrimonio italiano en el campo de la sinfonía romántica queda reducido a media docena de obras, muy lejos de la aportación de otros países alejados del núcleo central germánico.

 

Gaetano Donizetti (1797-1848) nació en Bérgamo. Su fama se debe a ser uno de los grandes compositores italianos en el campo de la ópera. En nuestro caso al examinar su aportación a la sinfonía su importancia es poco apreciable. Son obras de juventud. Después de empezar sus estudios musicales en el Instituto Musicale de Bérgamo, los continuó en el Liceo Filarmónico de Bolonia.

La “Sinfonía en do mayor” fue compuesta durante el otoño de 1816 cuando estudiaba en el Liceo Musical de Bolonia. Se trata de un ejercicio de composición para ser interpretado por la propia orquesta del centro escolar. Está escrita en forma bipartita consistente en una introducción lenta seguida por un allegro que contiene dos temas. Los temas son totalmente melódicos, realmente cantabiles, confiando su presentación a solos del viento, al modo de arias operísticas. A pesar de su juventud, muestra una gran maestría en el manejo de la paleta orquestal.

La “Sinfonía concertata” también fue terminada en el mismo período que la anterior y destinada al mismo fin. Su estructura es similar en dos movimientos encadenados. Sus melodías como en la anterior son cantabiles, en especial el segundo tema.  La orquesta del conservatorio de Bolonia estaba formada por 36 instrumentistas. Flauta, oboe, clarinete, fagot, dos trompetas y dos trompas, diez violines primeros, 10 segundos, dos violas, tres cellos y contrabajos.

La “Sinfonía en sol menor para instrumentos de viento” fue terminada en Bolonia el 19 de abril de 1817 con el título original de  “Sinfonia a soli intrumenti di fiato”. Orquestada para una flauta, dos oboes, dos clarinetes, dos trompas y dos fagots, se puede considerar una pieza de música de cámara para viento. Su estructura es parecida a las anteriores.

La “Sinfonía per la Morte di Capuzzi en re menor” fue escrita en 1818 para el funeral de Antonio Capuzzi (1753-1818), primer violín de la orquesta de Santa Maria Maggiore de Bergamo. Como todas las de su autor es bipartita, constando de un larghetto seguido de un allegro vivace. A pesar de los fúnebres golpes de timbal que acompañan el movimiento lento y su carácter dramático, el allegro contiene emocionantes melodías al gusto operístico de la época, especialmente rossinianas.

Giovanni Sgambati  (1841-1914) nació en Roma el 28 de mayo de 1841 en el seno de una familia burguesa. Su padre era un notable abogado y su madre Anna Gott, hija del célebre escultor inglés Joseph Gott. Pronto demostró tener aptitudes para la música llegando a ser un niño prodigio. En 1849 muere su padre y poco después su madre se vuelve a casar trasladándose a Trevi, en Umbría. Allí estudiará armonía con Natalucci, un discípulo de Zingarelli.

A los trece años aprueba el examen de ingreso a la Academia de Santa Cecilia. Recordemos que en aquella época todavía no se había realizado la unificación de Italia. Roma era la capital de los Estados Pontificios, dentro de los cuales se encontraba la región de Umbría. Para ejercer profesionalmente como músico se necesitaba el título otorgado por la Academia de Santa Cecilia. Giovanni fue reconocido como pianista profesional.

En 1860 empieza una brillante carrera en Roma. Durante la siguiente década empieza una agitada fase de la historia italiana. Los monárquicos se unen alrededor de Cavour en el Reino de Cerdeña-Piamonte que posee una monarquía consolidada  y un buen ejército. Apoyado por Francia logra vencer a los austriacos en las batallas de Magenta y Solferino, con lo cual incorpora al reino la Lombardía y diversos estados del centro de Italia. Garibaldi se apodera de Sicilia y Nápoles, logrando la incorporación del sur de la península. El primer parlamento se reúne en Turín en el año 1861. El resto de anexiones se logran tras derrotar nuevamente a los austriacos en Custozza, recuperando el Veneto en 1866 y en 1870 se incorpora la ciudad de Roma, tras la caída del Imperio de Napoleón III que sostenía a los Estados Pontificios. Roma es elegida como la capital del Estado Italiano, dejando al Papa aislado en su reducto del Vaticano.

Pero Sgambati no participó en los acontecimientos políticos. Su madre inglesa le había inculcado un sentimiento europeo, permaneciendo mas bien frío frente al nacionalismo italiano. El pueblo italiano estaba volcado sobre la figura de Verdi, para ellos uno de los padres de la patria. En Roma triunfaba la ópera y nadie quería hablar de música instrumental.

En aquellos años difíciles Sgambati daba conciertos casi clandestinos, para un público formado en su mayor parte por extranjeros. En 1862 uno de sus oyentes es el propio Franz Liszt que estaba residiendo en Roma. Esto cambió la vida a nuestro compositor. Sgambati se convierte en un alumno apasionado de Liszt.

En 1866 Liszt le confía el estreno de su “Sinfonía Dante” en Roma. El éxito alcanzado le anima  también a estrenar la “Tercera Sinfonía” de Beethoven y más tarde el “Concierto Emperador” del mismo compositor y el “Christus” de Liszt.

En 1869 Liszt lo invita a un viaje por Alemania, conociendo a Antón Rubinstein y la música de Wagner. Cuando regresa a Roma su vocación de defensor de la música instrumental ha crecido. No existía ninguna escuela pública de música. La enseñanza musical estaba en manos privadas, con lo cual los estudiantes sin recursos difícilmente podían llegar a su estudio. Sgambati ofreció dar clases gratuitas para estos estudiantes y pronto otros músicos lo apoyaron. Su escuela utilizaba la modesta residencia de la Congregación Pontificia y Académica de Santa Cecilia. Era la única escuela oficial de música en Roma. Sgambati logró el apoyo de la Monarquía y el 13 de mayo de 1877 quedó oficializado el Liceo Musical de Santa Cecilia, con salarios pagados por el gobierno italiano. Este Liceo se convertiría en Conservatorio en el año 1919.

El año 1870 aparece como una fecha importante por dos motivos. Es el centenario de la muerte de Beethoven y la caída de Roma, dando fin al poder temporal del Papado, que como se ha dicho, queda recluido en el Vaticano. Para celebrar el primer acontecimiento Sgambati estrena en Italia la “Séptima Sinfonía” de Beethoven y para el segundo compone una gran marcha en honor de Vittorio Emmanuele, rey de Italia. Además Sgambati se casa con Costanza Mele, hija de un famoso cirujano. Franz Liszt será el padrino de su único hijo.

Wagner hace un viaje a Roma en el año 1876. En la Embajada alemana asiste a un concierto en el cual se interpretan obras de cámara de Sgambati. Wagner se emociona con su música y desea escuchar mas obras. Al enterarse de que ninguna obra suya había sido publicada, decide ayudarlo haciendo publicar en Alemania por la casa Schott sus “Quintetos”. Mas tarde la misma editorial publica el resto de su obra. Esto le incita a escribir obras mas complicadas para orquesta. De este modo escribe su “Concierto para piano” en 1878 y poco tiempo mas tarde su primera sinfonía.

La “Sinfonía Nº 1 en re mayor”  Op.11 fue compuesta entre los años 1880 y 1881, siendo estrenada en el mes de junio de 1881, en el ciclo de conciertos de la Filarmónica de Florencia dirigida por su propio autor. La crítica la consideró como la Sinfonía Romántica más importante escrita en Italia. Vista la pobre producción italiana en este campo, era fácil conseguir este título. La obra está dividida en cinco movimientos.

El primer movimiento, allegro vivace non troppo, contiene unos temas majestuosos con influencia de Schumann. El empleo de las llamadas de los metales contribuyen a resaltarlos. Una suave coda pone fin al movimiento.

El andante mesto contiene un primer tema melódico de tipo centroeuropeo, con rasgos de Mendelssohn. El segundo tema es en forma de coral. Adornos en las flautas lo acompañan en una solemne parte central. Luego se reanuda el primer tema, llevándolo a una situación dramática, para terminar con su reexposición y una breve coda.

El scherzo es alegre y luminoso, con elementos rítmicos. El trio contiene melodías románticas confiadas a los metales. Termina repitiendo el scherzo de forma abreviada.

El andantino lleva el nombre de Serenata. Es la única concesión a la música italiana. Después de una introducción, los violines presentan un tema cantabile acompañados por la cuerda grave con un ostinato, imitando el sonido de una guitarra. La melodía llega a su máxima expresión lírica durante las repeticiones.

Unos compases de transición unen el allegro con fuoco con el anterior movimiento. En su instrumentación encontramos la influencia ejercida por Liszt. Los temas son alegres y brillantes, con su debido contraste lírico.

La sinfonía se interpreta en Londres, cuando es invitado por la Philharmonic Society en 1882, obteniendo un gran éxito. Sgambati a la muerte de Liszt lo reemplaza como miembro extranjero en el Institut de France.

En Colonia presenta su “Sinfonía Nº 2 en si bemol mayor”. Véase el artículo actualizado sobre la misma en Sgambati. En 1890 durante un viaje a Rusia, le es ofrecida la plaza de director del Conservatorio de San Petersburgo, para reemplazar a Antón Rubinstein, pero no desea abandonar Italia y rechaza el cargo.

El 28 de marzo de 1891 dirige un concierto histórico en el Quirinal, en presencia de la familia real. Interpreta su “Primera Sinfonía” dedicándola a la Reina Margarita.  Al final del concierto es condecorado por Humberto I.

En sus últimos años decrece su actividad creadora dedicándose al campo de la enseñanza. Es nombrado director artístico de la Academia Filarmónica Romana en 1893. Giovanni Sgambati muere el 14 de diciembre de 1914. Treinta días mas tarde la Academia Santa Cecilia organiza un concierto en su honor, interpretándose entre otras obras su “Sinfonía en mi bemol mayor”, por primera vez en Roma, dirigida por Bernardino Molinari en el Teatro Augusteo.

Luego su música pasó al olvido. Entre las causas que podrían explicar este hecho, diríamos que pudiera ser debido a su espíritu demasiado romántico, en una época en que empezó una renovación de la música. Pero si lo analizamos seriamente, veremos que autores tan pegados al pasado como Respighi, Rachmaninov o los compositores soviéticos adictos al régimen, han llegado hasta nuestros días. En cambio, volviendo a la realidad, se puede comprobar cuantas obras se están actualmente escuchando de uno de los compositores italianos considerados modernos como Casella.

Una de las posibles causas de su abandono sea su visceral rechazo a la música de Verdi, tan adorada por los italianos. Otra sería su falta de publicidad al no querer abandonar Roma. A pesar de todo, en el período situado entre las dos guerras mundiales, sus obras fueron interpretadas por grandes directores como Richard Strauss, Arturo Toscanini, Rachmaninov, Heifetz o Lhevinne. Pero su famosa Academia de Santa Cecilia lo olvidó. Esperemos que pronto le llegue la hora de su redescubrimiento.

Alfredo Catalani  (1854-1893)  nació el 19 de junio de 1854 en Lucca (Italia). Dotado para la música, a los catorce años ya compuso una Misa. Estudió con Bazin en el Conservatorio de París y luego en el de Milán con Ponchielli.

La “Sinfonía en fa mayor” fue compuesta en 1875. Se trata de una obra de juventud y esta instrumentada para una orquesta reducida, comprendiendo además de los habituales, solo dos trompas, dos trompetas y los timbales como único instrumento de percusión.

Estructurada en un único movimiento que comprende dos partes, empieza con una corta introducción andante sostenuto seguida por un allegro. Contiene dos temas contrastados, el primero de carácter rítmico. El segundo tema es de amplio vuelo lírico de carácter operístico. Después de un remarcable aunque sencillo desarrollo, termina con una breve coda. Puede considerarse mas como una obertura para orquesta que una verdadera sinfonía.

Catalani se dedicó especialmente a la ópera, con obras como “La Wally”, aunque no despreció las composiciones instrumentales. Su vida fue demasiado breve para poder mostrar sus verdaderas cualidades. Murió en Milán el 7 de agosto de 1893.

Giuseppe Martucci (1856-1909) nació en Capua (Italia) el 6 de enero de 1856. Hijo del trompetista Gaetano Martucci, recibió su primera formación musical de manos de su padre. Como pianista fue un niño prodigio y a los once años ingresó en el Conservatorio de Nápoles, recomendado por Beniamino Cesi que sería su maestro. También recibió formación de Sigismond Thalberg, que pasaba los últimos años de su vida en su mansión de Posilipo en Nápoles. Por su formación conoció la música europea de su época y pronto comenzó una carrera internacional, primero como pianista y mas tarde como director de orquesta.

En el verano de 1875 empezó su primera gira internacional, actuando como pianista en Francia, en Londres y Dublín. Entre sus admiradores encontramos a Liszt y a Anton Rubinstein. En el año 1881 empezó su carrera como director en un concierto sinfónico celebrado en Nápoles, con la orquesta del Conservatorio el 23 de enero de 1881. A pesar de la gran afición de Italia por la ópera nunca compuso nada en este terreno y las únicas óperas que dirigió fueron de Wagner, estrenando “Tristan und Isolde” en Italia, el 2 de junio de 1888 en Bolonia.

En 1880 es nombrado profesor de piano del Conservatorio de Nápoles y en 1886 es director del Liceo Musicale de Bolonia, como sucesor de Luigi Mancinelli. Entre sus alumnos destaca Ottorino Respighi.

Para darnos cuenta de sus gustos musicales, durante el año 1898 en Bolonia dirigió una serie sinfónica con obras de Franck, Lalo, Saint-Saëns, Sullivan, Stanford, Cowen, Brahms, Liszt, Dvorak y Goldmark, entre otros. Con estos antecedentes no puede extrañarnos que en el campo de su propia composición el estilo fuera centroeuropeo.

Empezó escribiendo obras para piano y música de cámara, pero su vocación lo inclinaba hacia el campo sinfónico y hacia la música pura.

La “Sinfonía Nº 1 en re menor”  Op.75 empezada en 1888, fue terminada en el mes de julio de 1895 en Castiglione del Fepoli, lugar cercano a Bolonia. Se estrenó en Milán el 28 de noviembre del mismo año, dirigida por su propio autor.

El primer movimiento allegro, está construido en la forma sonata clásica. El primer tema es dramático con un estilo parecido al de Brahms. El segundo tema que contiene el debido contraste está confiado a los violoncelos. Un tema apasionado con recuerdos claramente wagnerianos. Con estos elementos construye un desarrollo que posee momentos de tensión e intenso dramatismo. La recapitulación nos conduce hasta una tranquila coda.

El segundo movimiento andante, tiene un carácter más personal. Empieza con un solo para violoncelo que nos presenta el primer tema de un modo ampliamente lírico. Luego pasa a los violines. Un segundo tema más tenso aparece mas tarde. Después de un corto desarrollo, los dos temas se presentan juntos, en forma contrapuntística. El tema principal en los violines y el segundo en la madera. Los violines acaban el movimiento en una suave coda.

El tercer movimiento allegretto, corresponde al scherzo. Empieza con un dúo entre el oboe y el clarinete acompañado por el pizzicato de las cuerdas. Un tema ligero y poco característico que recuerda a Brahms. No existe un trio definido, estando formado por variaciones del mismo tema.

Termina con un mosso, allegro risoluto. El movimiento comienza con una introducción lenta, con un acorde dramático. Sobre ondulaciones de los violoncelos escuchamos a un clarinete y luego un motivo de tres notas ascendentes que se va repitiendo. Los violoncelos y contrabajos empiezan una sección que nos lleva a un allegro, mediante un impresionante crescendo, en el que se escucha el motivo de tres notas que culmina con una marcha triunfal, en un modo similar a los empleados mas tarde por Richard Strauss, pero con motivos wagnerianos. El clima de optimismo continúa en una especie de desarrollo, con secciones contrastantes, hasta llegar en su parte final a momentos de tensión, recordando el movimiento inicial. La corta coda final es de claro optimismo.

La “Sinfonía Nº 2 en fa mayor”  Op.81 fue terminada en el mes de julio de 1904. Se estrenó en Milán el 11 de diciembre del mismo año.

El primer movimiento allegro moderato, empieza con un tema presentado por el fagot, que alcanza su máxima expresión antes de la aparición del segundo tema de tipo pastoral, introducido por los clarinetes. Continúa con un desarrollo con ritmos complejos y temas cambiantes. La recapitulación variada de los dos temas nos conduce a una coda triunfal.

El segundo movimiento scherzo, se abre con un solo de trompa que parece lírico, pero pronto se convierte en un agitado motivo, que lanza a la orquesta a un scherzo con cierto parecido a los de Tchaikovsky. El trio comprende un dúo juguetón de clarinetes, hasta que nuevamente la trompa nos lleva a la repetición de la primera parte.

El tercer movimiento, adagio, ma non troppo se abre por medio de las cuerdas graves con un tema solemne. Los violines imponen el tema principal, un tema amplio y lírico. Un solo de clarinete introduce un clima contemplativo. Con estos elementos se construye un desarrollo de tipo avanzado que conduce al movimiento hacia su climax en la parte central. Luego se produce un retorno al clima apasionado de la primera parte con cierto sabor a Brahms. Termina con una dulce coda.

El último movimiento es un allegro. Un primer tema rítmico con modulaciones cortadas parece estar escrito como homenaje a Standford. Los dos compositores se conocieron en los años 1870, durante sus guiras europeas. Martucci siempre defendió en su faceta de director de orquesta, la música orquestal de Standford. Un segundo tema aparece, pero siempre es arrastrado por el ritmo impuesto inicialmente. Una coda enérgica y triunfal finaliza la obra.

En 1902 Martucci es nombrado director del Conservatorio de Nápoles, donde muere el 1 de junio de 1909. El dia 2 de julio Arturo Toscanini dirige en el Teatro San Carlo de Nápoles, un concierto con obras de Martucci, en homenaje al compositor. Toscanini conservó siempre estas obras en su repertorio. Tanto, que recordamos una curiosa anécdota, ocurrida en el año 1932. Para celebrar el 23º aniversario de la muerte de Martucci, Toscanini proyecta dos conciertos con obras del citado compositor. En el primero de ellos celebrado en Bolonia asisten importantes cargos políticos. Toscanini no acepta la interpretación del himno fascista italiano, lo que ocasiona un tumulto durante el cual es golpeado el propio Toscanini. Esto terminó de convencerlo para abandonar Italia.

Pietro Floridia  (1860-1932) nació en Modica, en la provincia de Ragusa, en el sur de Sicilia, el 5 de mayo de 1860. Su gran afición al piano aconsejó a sus padres inscribirlo en uno de los institutos musicales más famosos de su tiempo, el Conservatorio de S. Pietro de Majella en Nápoles. A sus 19 años obtiene el diploma y en 1882 logra hacer representar su primera ópera “Carlotta Clepier”, obteniendo un buen éxito.

Consigue una sólida reputación como concertista de piano y director de orquesta. En el año 1885 realiza una gira por varios países y en 1888 se le asigna la cátedra de piano del Conservatorio Regio di Palermo.

La “Sinfonía en re menor” fue compuesta en 1888, con el deseo de presentarla al concurso abierto por la Società del Quartetto di Milano. Antes de enviarla, la mostró a Hans von Bülow, al que le unía una gran amistad y en aquel año se encontraba en Palermo. La opinión del gran director fue que se trataba de una buena Sinfonía. Frente a otras 15 obras ganó el concurso por mérito propio.

Escrita para gran orquesta, utiliza cuatro trompas, tres trombones y una tuba, pudiéndose inscribir entre las grandes sinfonías románticas de finales de siglo.

El primer movimiento introduzione e allegro, empieza con un motivo triste entonado por violoncelos y violas. El allegro se compone de un tema heroico y otro lírico. Un tema en zig-zag constituye el elemento heroico de este movimiento escrito en la clásica forma sonata. El tema contrastante lírico contiene apasionadas frases. El desarrollo se basa en los tres elementos, con fanfarrias de los metales al estilo de Bruckner. Un crescendo empieza la recapitulación, interpretando de modo espectacular el tema heroico seguido por el tema lírico, acabando con un triste recuerdo de la introducción antes de la conclusiva coda

El scherzo empieza con un motivo de tres notas en staccato interpretadas por la cuerda y maderas de modo reiterativo que conducen a un climax en forma de danza. Un melódico trio separa las dos partes del scherzo. El tratamiento del material está inspirado como se ha dicho en las técnicas de Bruckner.

El tercer movimiento andante sostenuto presenta el tema principal interpretado por los metales sobre el fondo de las maderas. Un movimiento de carácter postwagneriano con una gran fuerza lírica. Se presenta un tema melancólico en los registros graves interpretado por violoncelos y fagots. El segundo motivo es más consolador, en forma de notas ascendentes. Un tercer motivo de cuatro notas nos aporta un sentimiento de beatitud. La música aumenta en expresividad hasta alcanzar el climax. La parte final, en diminuendo, es introducida por un solo del violín, repitiendo el motivo principal como una despedida de la vida.

Termina con un allegro festoso ma moderato de un talante mas alegre. Un tema rítmico con motivos de fanfarria. Un interesante diálogo se establece entre el piccolo y el resto de instrumentos, sobre un motivo de danza. Separado por un intermedio más dramático, un segundo tema de carácter lírico, realiza la función contrastante. Finaliza con una alegre interpretación del tema principal, de una forma que nos recuerda a la séptima de Beethoven.

La sinfonía está dedicada a la suiza Lina Bickel, con la cual se casará el 24 de febrero de 1890. Se estrenó con éxito en los Concerti Classici de Montecarlo y Berlín en 1899, bajo la dirección del maestro G. Armani. Pero la obra no será interpretada en Italia hasta muchos años después, en 1902 en Turín.

En el año 1895 estrena con éxito su ópera “Maruzza” en Venecia. Floridia empieza a ser conocido internacionalmente, de tal modo que en 1905 es elegido para representar a Italia en la inauguración de la Tonhalle de Zurich. Del resto de naciones fueron elegidos Richard Strauss por Alemania, Elgar por Inglaterra, Vincent d’Indy por Francia y Glazunov por Rusia. Pero Floridia nunca asistió a estos conciertos. No se sabe cual fue la razón para marchar a los Estados Unidos con un contrato de profesor de canto del Cincinnati College of Music.

En Cincinnati, la orquesta local dirigida por el propio compositor interpretó su “Sinfonía en re menor”, que pronto entró en el repertorio de otras orquestas americanas. Por motivos de salud se trasladó a New York en 1908. Allí se dedicó a la enseñanza, a la dirección orquestal y a componer una serie de óperas en lengua inglesa. Murió el 16 de agosto de 1932 después de una fracasada operación en el Harkness Presbiterian Hospital, en una época en que estaba totalmente olvidado. En el año 1984 se abrió un Centro Studi Pietro Floridia en Modica, para realizar el estudio de sus obras, especialmente las desconocidas de su período americano.

Alberto Franchetti  (1860-1942) nació en Turín (Italia) el 18 de septiembre de 1860, en el seno de una familia bien acomodada. Estudió en Munich con Rheinberger y en Dresde con Draesecke. La escuela alemana le influyó en el tratamiento orquestal con la espectacularidad de Wagner. También aprendió profundamente el empleo del contrapunto y las formas clásicas. En 1884 compuso una sinfonía que se estrenó en Alemania con gran éxito. Un hecho insólito para un compositor italiano, que al igual que sus compatriotas veía su futuro en la ópera. En realidad esta fue su única sinfonía.

La “Sinfonía en mi menor” fue estrenada en 1884. Una obra de juventud escrita en el modelo clásico de cuatro movimientos. Realiza una fusión del melodismo italiano con la técnica germánica.

El primer movimiento es un allegro un poco agitato. El primer tema tiene como base un motivo de tres notas interpretadas por la trompa. El segundo tema, de carácter melódico es presentado a continuación por la cuerda. En el desarrollo los temas se mezclan contrapuntísticamente.

El larghetto tiene la forma de una romanza de ópera lírica. El tema principal es presentado por la cuerda. En la parte central el tema es tomado por el viento, antes de volver a la cuerda y terminar dulcemente.

El tercer movimiento intermezzo e trio corresponde al scherzo. Un tema robusto con intervenciones de las trompas y pizzicatos de la cuerda, es interrumpido por el trio de carácter melódico, para volver a reanudarse.

Termina con un allegro vivace. Los timbales marcan un ritmo enérgico, que luego sigue la cuerda y más adelante repiten las diversas secciones de la orquesta. Un tema lírico se establece como segundo tema. Nuevamente el empleo del contrapunto une los temas en el desarrollo. En la parte final una poderosa fanfarria es interpretada por trompas, trompetas y tuba, llevando la obra a su triunfal conclusión.

Franchetti se dedicó a la ópera, destacando sus obras “Cristoforo Colombo”, compuesta en 1892 para celebrar el 400 aniversario del descubrimiento de América y “Germania” estrenada en la Scala de Milán en 1902. Su última obra escénica fue “Kermesse”, una diversión coreográfica estrenada en Turín en 1930, con motivo de la boda de Humberto de Savoia con María José de Bélgica. Franchetti murió en Viareggio (Toscana) el 4 de agosto de 1942.