BRIAN

BRIAN

9 – Brian

Nota:   Se pueden escuchar algunas de las sinfonías de Brian siguiendo el enlace

Audios Sinfonías

INDICE

Biografía

Fantastic Symphony

Sinfonía Nº 1

Sinfonía Nº 2

Sinfonía Nº 3

Sinfonía Nº 4

Sinfonía Nº 5

Sinfonía Nº 6

Sinfonía Nº 7

Sinfonía Nº 8

Sinfonía Nº 9

Sinfonía Nº 10

Sinfonía Nº 11

Sinfonía Nº 12

Sinfonía Nº 13

Sinfonía Nº 14

Sinfonía Nº 15

Sinfonía Nº 16

Sinfonía Nº 17

Sinfonía Nº 18

Sinfonía Nº 19

Sinfonía Nº 20

Sinfonía Nº 21

Sinfonía Nº 22

Sinfonía Nº 23

Sinfonía Nº 24

Sinfonía Nº 25

Sinfonía Nº 26

Sinfonía Nº 27

Sinfonía Nº 28

Sinfonía Nº 29

Sinfonía Nº 30

Sinfonía Nº 31

Sinfonía Nº 32

Autor de un gran número de sinfonías, especialmente en la última etapa de su vida. Entre los 81 y los 92 años compuso nada menos que 21 sinfonías. Desde la grandiosidad de su primera se llega a un estilo más concentrado en obras de pequeña duración. Su estilo es muy personal, llegando a escribir obras muy modernas sin llegar a despreciar totalmente la tonalidad. Sus sinfonías, especialmente en su última etapa, son muy introspectivas, siendo difíciles de apreciar para el gran público.


Havergal Brian (1876-1972)
nació
 en Dresden, pueblo situado en la región de las alfarerías de Staffordshire, al norte de Birmingham, el 29 de enero de 1876. Su familia pertenecía a la clase obrera que trabajaban como alfareros. Después de dejar la escuela de Longton a los 12 años trabaja en el comercio del carbón, para el siguiente año convertirse en un ayudante de la oficina ferroviaria.

Sus primeras experiencias musicales son la participación en coros de la iglesia y luego como organista. Estudia violín y violonchelo tocando más tarde en bandas locales y pequeñas orquestas. Sus conocimientos sobre composición son los aprendidos de un maestro local, pero realmente fue un autodidacta. Entre los 20 y los 26 años trabaja como organista en la Odd Rode Parish Church, pero su deseo era dedicarse a la composición.

El 3 de abril de 1899 se casa con Isabel Alice Priestley y al poco tiempo nace su primer hijo Sterndale Bennett. Compone varias obras actualmente perdidas. Toca el violoncelo en la orquesta de James Alcock.  En 1901 nace su segundo hijo llamado Hektor, en honor a Berlioz, que morirá al siguiente año, el mismo en que nace su primera hija Margery.

Para ganarse su sustento trabaja en un almacén de maderas, donde permanecerá hasta el año 1910. Mientras sigue componiendo música, entre ellas las "Burlesque variations on an original theme", compuesta en 1903 en Haartshill, Stoke-on-Trent, una partitura que ha sido redescubierta en 1974.

Nace su hijo George Halford el 19 de diciembre de 1903, con su nombre en honor al director de Birmingham que formó la orquesta de Halford. También trabaja como crítico musical para el Musical World.

En 1905 Elgar lo invita a que le muestre algo de la música que ha escrito, el Psalm 23. Lleno de admiración promete interesarse en su música y lo invita al Three Choirs Festival.  Un rico hombre de negocios le ayuda económicamente para que pueda dedicarse a la composición.

Estrena en Leeds y más tarde en Hanley su "English Suite Nº1", a la que seguirán pronto otras de sus obras. En el mes de agosto de 1907 compone las "Fantastic variations on an Old Rhyme" que se convierte en el primer movimiento de su "Fantastic Symphony". Henry Wood dirige su "English Suite Nº1" en un concierto Promenade. Nace su nuevo hijo Dennis.


La “Fantastic Symphony" puede considerarse como la primera sinfonía compuesta por Brian. Escrita entre los años 1907 y 1908 constaba de cuatro movimientos. En 1907 compuso un scherzo y un movimiento lento para orquesta que eran los movimientos centrales de la obra. Estas partes se han perdido. El primer movimiento lo compuso como se ha dicho anteriormente en el mes de agosto con el título de Fantastic Variations. El 5 de agosto de 1908 termina la Dance of the Farmer’s Wife, el cuarto y último movimiento de su sinfonía en Stoke-on-Trent.

En el mes de julio de 1909 transforma su sinfonía en una obra en tres movimientos Humorous Legend on Three Blind Mice, conteniendo solamente un scherzo central. Algún tiempo más tarde decide eliminar el scherzo y conservar únicamente los movimientos primero y último como piezas separadas. El primero se convierte en las Fantastic Variations on an Old Rhyme, mientras que el final le cambia su primer título por el de Festal Dance.

Esta primera sinfonía de Brian tuvo una vida limitada, con un máximo de dos años. Debido a ello no lleva número, considerándose como su primera la Sinfonía Gótica. Se trataba de una obra casi programática inspirada en la Sinfonía Doméstica de Strauss. La base de la historia y de su música radicaba en la tan conocida canción de cuna Three Blind Mice. Al no haber sobrevivido todos sus movimientos solo podremos comentar el primero y el último, interpretados como piezas separadas.

Las Fantastic Variations on an Old Rhyme se estrenaron el 28 de abril de 1921 en Bournemouth dirigidas por su propio autor. Su éxito fue tan notable que se repitieron  cuatro veces en los siguientes días. La obra consta de un tema seguido por cinco variaciones. El tema es el de la conocida canción infantil Three blind mice, los tres ratones ciegos, cuyo texto reproducimos a continuación. A causa de su popularidad omitimos su traducción.

Three blind mice,

Three blind mice

See how they run,

See how they run!

They all ran after

The farmer's wife

She cut off their tails

With a carving knife

Did you ever see

Such a sight in your life

As three blind mice?

El origen del cuento y la canción se encuentra en un capítulo de la historia de Inglaterra. La mujer del granjero se refiere a la hija del rey Enrique VIII, la Reina Maria I (1516-1558). Maria Tudor era una ferviente católica y su violenta persecución de los Protestantes le valió el apodo de Bloody Mary, la María Sangrienta. El nombre de mujer del granjero se refería a las grandes extensiones de terreno que poseía, junto con su marido el Rey Felipe II de España. Los tres ratones ciegos se referían a tres nobles que se unieron a la causa protestante y que fueron condenados por conspiración contra la Reina. No llegaron a ser cegados y desmembrados como se dice en la canción, pero los mandó quemar en la pira.

Después de la presentación del tema, la primera variación lo trata de un modo solemne con fanfarrias de los metales. Las variaciones se siguen sin pausas. La segunda es más rápida, dedicada a los ratones, pero continúa con sus notas pomposas que representan a la realeza. La tercera trata el tema en un modo lírico, que se intensifica con signos de ansiedad. La cuarta cambia bruscamente la atmósfera, en forma de un rápido scherzo con escurridizos efectos en la orquesta. La última variación continúa después de una pausa con el tema en forma más lenta, primeramente con pausados golpes de timbal, recordándonos la ejecución y terminando con una coda más agitada.

Se trata de un pequeño poema sinfónico compuesto de un modo irónico, inspirado en los de Richard Strauss que triunfaban en aquella época. La obra amplía el tema de un modo caricaturesco que llega a una deliberada ampulosidad.

El último movimiento de la sinfonía se convirtió finalmente en la Festal Dance. Se estrenó en Birmingham el 14 de diciembre de 1914, dirigida por el gran amigo de Brian, Granville Bantock. En Londres se interpretó en uno de los Promenade Concerts en el Royal Albert Hall en el mes de junio de 1915, dirigida por Sir Thomas Beecham.

A pesar de ser la parte final de la sinfonía posee una estructura ternaria de scherzo. Muestra una mezcla de estilos entre Strauss y Prokofieff. Al principio nos sorprende el personal uso de la percusión sola, un empleo anterior al de Stravinsky, estableciendo el ritmo de la sección que continúa la orquesta. Un segundo tema más amable, que nos recuerda uno de los temas rusos de Rimsky Korsakov, se escucha seguidamente en la madera sobre el pizzicato de las cuerdas.

La música crece durante el desarrollo, pasando por variadas coloraciones, hasta detenerse bruscamente. Una fuga empieza con suavidad en los violoncelos y contrabajos, desarrollándose rápidamente con intervenciones de la orquesta, hasta la recapitulación con el regreso del tema principal y del segundo en forma canónica, terminando mediante una extensa coda. El ritmo inicial es interrumpido con dureza por disonancias de las trompas hasta llegar al triunfo total. La hija del granjero ha bailado su última danza en la que ha pisoteado a todos los ratones.

Beecham y Bantock dirigen varias de sus obras. Su vida sufrió un cambio cuando la situación económica se hundió a consecuencia de la guerra. Además tuvo una serie de crisis familiares. Las circunstancias le obligaron a dejar su pueblo y su familia para marchar a Londres.

Alistado en el ejército, el 4 de mayo de 1915 fue dispensado del servicio militar a causa de pies planos. Entonces trabaja como empleado en las Audit Offices of Canadian Forces Contigent en Westminster House, Millbank en Londres. Hacia el año 1919 empieza a trabajar en una nueva sinfonía, que se convertirá en la Gótica.

En Londres no consigue consolidar su reputación musical y tuvo además que mantener una segunda familia que había formado allí, realizando trabajos diversos. En el año 1925 logra una plaza como profesor en el Royal College of Music.


La “Sinfonía Nº 1" (The Gothic) fue compuesta en un periodo de varios años terminándola en 1929. Una obra sinfónico coral de larga duración que emplea inmensos recursos orquestales. Por su duración consiguió que entrara en el Guinness Book of Records, como la sinfonía más larga escrita hasta entonces.

La obra no se estrenó hasta el 24 de junio de 1961, por una orquesta amateur dirigida por Bryan Fairfax. Su estreno por una orquesta profesional tuvo que esperar hasta el 30 de octubre de 1966, cuando fue interpretada en el Royal Albert Hall de Londres por los miembros de la BBC dirigidos por Sir Adrian Boult. Entonces el compositor había cumplido los 90 años.

Su instrumentación requiere una enorme orquesta con 32 instrumentistas en la madera, 24 en la sección de metal, dos timbaleros, una percusión con 17 músicos, celesta, dos arpas, órgano y una sección de cuerda ampliada. Además son necesarios dos trompas, dos trompetas, dos trombones, dos tubas y timbales, para cada una de las cuatro bandas adicionales. En total casi 200 ejecutantes en la orquesta. En la parte vocal intervienen un conjunto formado por siete coros y cuatro solistas.

La sinfonía está dividida en dos partes, cada una de ellas comprendiendo tres movimientos. Como dice su título, se trata de una visión sinfónica de la Época Gótica (1150-1550), un periodo de gran expansión de los conocimientos humanos, con episodios gloriosos y otros terribles. La primera parte que se puede contemplar como un preludio de la segunda, está centrada en el Fausto de Goethe y es únicamente instrumental. Fausto representa el arquetipo del hombre de la edad gótica. Buscador de los conocimientos ocultos y místico ambicioso.

La segunda parte es mucho más larga que la primera y Brian se inspiró en la enorme fuerza que representan las catedrales góticas y la música que se interpretaba en su interior. Realiza una interpretación del Te Deum por cuatro solistas vocales, dos coros dobles, cuatro bandas de metales y una extensa orquesta como se ha visto anteriormente.

La partitura está precedida por dos líneas en alemán del Fausto de Goethe:

Quién lo ha intentado con todas sus fuerzas

Este hombre podemos redimirlo

El primer movimiento, allegro assai, está escrito en forma sonata. Empieza con oscilaciones en los violoncelos y un potente y nervioso primer tema, realzado por el metal y la percusión. El segundo tema ofrece un fuerte contraste. Presentado por el primer violín tiene un cierto aire folclórico. El tema se hace más lírico al ser tomado por la orquesta. La sección de desarrollo es más dura, basándose en los motivos iniciales, combinándose con nuevos elementos. La orquestación se hace más original en el tratamiento de los temas. Un breve tema reemplaza al segundo, ofreciendo el oportuno contraste antes de empezar la recapitulación. Una encantadora cadencia para el violín solo, repite el segundo tema original. El movimiento se hace más impetuoso, con golpes de la percusión. En los últimos compases la entrada del órgano presenta una espectacular coda.

El segundo movimiento, lento espressivo e solenne,  es un gran procesional lento. Consta de dos elementos principales. Un ritmo marcado por las tubas y timbales y una noble melodía en forma de marcha, iniciada por las violas y violonchelos. Los dos elementos sufren un desarrollo compitiendo entre ellos. En la parte central el ritmo cambia bruscamente, presentando un tema parecido al que escribirá Vaughan Williams años más tarde para representar las ventiscas en su Sinfonía Antártica.   

El tema se amplifica considerablemente hasta llegar a la recapitulación del motivo de la marcha inicial, interpretado por el tutti de la orquesta. El clímax final se desvanece en la sombra, presentando una coda para trompas y tubas. Un sostenido del clarinete bajo nos conduce directamente al siguiente movimiento.

El tercer movimiento, vivace, corresponde a un scherzo interpretado muy libremente. Empieza con un motivo bruckneriano en forma de ostinato, presentando una serie de elementos contrastados. El principal de ellos consiste en una misteriosa llamada de las trompas, que después de una pausa, se desarrolla de modo tempestuoso. Sigue una sección más lírica terminando en otro violento pasaje, que en lugar de la recapitulación presenta una nueva sección de desarrollo. Una extraña cadencia para el xilófono acompañado por los timbales, se convierte más tarde en un politonal ostinato. Una figura de cuatro notas descendentes en el trombón lleva la música hacia su clímax. Le sigue una coda de gran calma con una misteriosa llamada de la trompa.

La segunda parte de la obra consiste en el Te Deum dividido en tres partes. En ellas Brian emplea todas las fuerzas de la orquesta, solistas vocales y coros. Comprende los movimientos cuarto, quinto y sexto de la sinfonía.

El cuarto movimiento, allegro moderato, sigue el texto del Te Deum Laudamus, expresando las alabanzas por la naturaleza y actos de Dios. El coro introduce la primera frase siendo contestada por el cuarteto solista. Continúa con una fanfarria orquestal. Sigue con una masiva entrada de todos los ejecutantes, interpretando de forma optimista y con heterofonía el tema. Luego en vez de desarrollo continúa con una serie de motivos contrastantes en los coros. Con las palabras Sanctus se llega a un nuevo clímax. Las palabras Te per orbem... son cantadas de un modo lleno de calma por los coros a capella o sea sin acompañamiento orquestal.

La música toma el ritmo de marcha para la frase Patrem inmensae majestatis, llegando luego a un breve clímax. Aparecen unas llamadas de las trompetas que se aceleran en forma de una fanfarria para dar paso a la frase Tu Rex gloriae Christe. Luego las mismas palabras son cantadas de un modo reflexivo. Sigue un canon de forma cromática, que llega al clímax con la frase Tu devicto mortis aculeo. La última parte del movimiento consiste en una compleja heterofonía, que con la frase Tu ad dexteram Dei sedes, in gloria Patris, llega a una majestuosa conclusión.

El quinto movimiento, conocido como Judex, consiste en un adagio molto solenne e religioso. Su texto solo contiene una frase, Judex crederis esse venturus, creemos que Tú debes ser nuestro juez. Los cuatro coros cantan a capella, formando densos tejidos y clústeres. Luego la soprano solista repite el texto y los coros empiezan un difícil pasaje polifónico de gran complejidad y disonancia, divididos en veinte partes. Una vocalización de la soprano introduce una fanfarria para trompetas.

La orquesta interviene por primera vez en el movimiento en forma de una extraña marcha. Los cuatro coros repiten el texto de modo separado, acompañados cada uno por cada una de las bandas de metal, con intervención de la orquesta realizando comentarios. Luego la orquesta empieza una sección de desarrollo que gradualmente crece en intensidad, apoyada por la percusión. En la parte final reaparecen los coros cantando de forma misteriosa y polifónicamente, para llegar al potente clímax final. Todos los elementos se unen, incluyendo las cuatro bandas en la resplandeciente coda.

El sexto y último movimiento, moderato e molto sostenuto, es el más extenso de todos. Empieza con la frase Te Ergo Quaesumus. El texto contiene elementos de alabanza y ruegos para el futuro. Un solo del oboe d’amore introduce la primera frase cantada por el tenor, que continúa con la primera estrofa, acompañado por la orquesta. Un breve interludio orquestal lo separa de la frase Aeterna fac cum Sanctis tuis in gloria numerari. Luego la orquesta empieza una especie de celestial danza a la que se unen los coros sin palabras, vocalizando. La soprano repite la frase anterior y luego la danza continúa.

Los coros intervienen en una sección considerada de gran complejidad que termina en un clímax. La frase de los coros Salvum fac populum tuum es cantada de modo antifonal a capella. La música se vuelve más perturbada, contrastando con la siguiente sección cantada más alegremente por el coro femenino con acompañamiento orquestal, Et benedic haereditate tuas. La respuesta es realizada por el coro masculino cantando con grandiosidad Et rege eos. Luego el coro infantil interpreta con dulzura la frase, Per singulos dies benedicimus te.

Una melodía en forma de marcha es interpretada por nueve clarinetes apoyados por la percusión. Los coros cantan vocalizando, empezando por los bajos y terminando por los más agudos y luego participando todos los coros. Con la frase Et laudamus nomen tuum in saeculum saeculi , los coros alcanzan un nuevo clímax de gran esplendor realzado por la orquesta y percusión. Luego reaparece la marcha de los clarinetes a modo de recapitulación.

La atmósfera se oscurece con un aire de angustia, cuando el bajo canta Dignare Domine, die isto. Luego los coros a capella empiezan una doble fuga. La secuencia termina con tristeza. Entonces hacen irrupción las fuerzas infernales. Las bandas y el metal orquestal con seis timbales y la completa percusión realizan ataques diabólicos disonantes, que provocan agonizantes llamadas de los coros cantando Non confundar in aeternum. La coda final empieza con una triste melodía del violoncelo. Después de una breve intervención orquestal, el tema es repetido por la trompeta en sordina. El coro murmura las palabras Non confundar in aeternum serenamente, sin llegar a la desesperación.

La duración de la obra es de una hora y más de cincuenta minutos. Una duración que se justifica por la intensidad de la obra. Dedicada a Richard Strauss contiene escasos elementos del compositor alemán. Es una recapitulación de la herencia del pasado unido a las demandas del futuro. En ella Brian hace una masiva reafirmación del idealismo inglés tan cruelmente golpeado por la guerra. Bruckner, Wagner, Strauss, Elgar y las primeras obras de Schönberg tienen una influencia en la obra. El texto de la segunda parte es un nexo de unión de toda la cultura occidental dividida por la guerra. En parte también refleja las crisis personales de su autor.

En el mes de junio de 1927 Brian consigue una plaza como asistente editorial en el periódico Musical Opinion, puesto que conservaría hasta 1939. Gracias a ello conoció el desarrollo de la música en el continente mejor que los otros compositores británicos. Pero la sociedad musical de la época, con la excepción de su amigo Sir Granville Bantock, lo ignoró totalmente. Sus obras de madurez quedaron casi totalmente desconocidas y sin ser interpretadas.

El 3 de diciembre de 1928 nace su hija Elfreda Brian, fruto de su relación londinense extramatrimonial con Hilda Mary Hayward. En esta época lee la obra teatral de Goethe Götz von Berlichingen y queda muy impresionado.


La “Sinfonía Nº 2 en mi menor" fue diseñada entre los meses de junio y septiembre de 1930, terminando su orquestación el 6 de abril de 1931. La sinfonía no pudo escucharse durante la vida de Brian. Su estreno se realizó el 19 de mayo de 1973 en The Dome, Brighton, interpretada por la Kensington Symphony Orchestra dirigida por Leslie Head.

Su instrumentación comprende cuatro flautas, dos doblando piccolo, cuatro oboes, dos doblando corno inglés, cuatro clarinetes, dos doblando clarinete bajo, cuatro fagots, uno doblando contrafagot, 16 trompas, 4 trompetas, 4 trombones, dos tubas, tres tríos de timbales, platillos, tambor militar, tres cajas, tam-tam, campanas, glockenspiel, xilófono, celesta, dos pianos, órgano, dos arpas y la cuerda habitual.

La obra está basada en la tragedia de Goethe “Götz von Berlichingen” (1773). Inspirada en las obras de Shakespeare, presenta la historia de un caballero alemán que se convirtió en bandido durante el siglo XVI. Goethe consideró sus acciones como una revuelta nacional alemana contra la autoridad ejercida por el Emperador y la Iglesia, en la primera mitad del siglo.

La tragedia se basa en un personaje real, pero presentándolo con ciertas modificaciones. Götz von Berlichingen (1480-1562) nació en el castillo de Jagsthausen, actualmente en el estado de Wurttemberg. El caballero estuvo al servicio de diversos señores. Se le llamaba mano de hierro por perderla en una de las batallas y serle reemplazada por otra de hierro que le permitía manejar la espada. Lucho contra mercaderes y nobles, lo que le valió ser perseguido por la justicia diversas veces y ser encarcelado. Sirvió a varios magnates y finalmente a Carlos V en su lucha contra Francisco I. Finalmente volvió a su hogar donde murió.

El argumento del drama de Goethe se basa en la autobiografía del caballero. Götz captura a Weislingen, un defensor de la casa de Bamberg, pero le permite vivir en su castillo. Después de varias discusiones Weislingen cambia sus aliados por Götz y además enamora a su hermana Maria, prometiendo casarse con ella. Pero el Obispo de Bamberg idea un plan para recuperar a su antiguo aliado. Consigue una cita entre Weislingen y una hermosa viuda, Adelaide, para que persuada al caballero de cambiar sus planes. La jugada le sale perfecta y la hermosa mujer hace que se olvide de Maria y caiga rendido a sus pies. Rompe con Götz y se casa con Adelaide.

Después de violentas luchas Götz es capturado por su enemigo y encerrado en el calabozo. Pero con el tiempo Adelaide ha sido infeliz con Weislingen y persuade a su paje para que lo envenene. Moribundo se encuentra con María que lo convence para que deje en libertad a su hermano. Götz es perdonado pero con el ánimo destrozado vuelve a su castillo para morir.

El primer movimiento, adagio solenne, allegro assai, empieza de modo dramático. Sobre un pianissimo de los timbales, los bajos de la cuerda interpretan un motivo de tres notas, seguido de otros que derivan del mismo. La tonalidad no queda definida, al usar las doce notas de la escala cromática. Los dos temas principales son complejos, presentando una música difícil, que en algunos momentos se acerca a la atonalidad. Los temas son difícilmente reconocibles para el oyente debido a su continua variación. El primero trae vagos recuerdos de la música de Elgar.

Después de un breve clímax, la música baja de nivel y se detiene. Un nuevo tema aparece en la cuerda recordando más claramente a Elgar. Pero su repetición en contrapunto se aparta de su estilo. Un extraño remolino de la cuerda acompañado por acordes de la madera nos conduce a la sección de desarrollo. Es corta pero compleja. La recapitulación presenta los temas con nuevas orquestaciones. El lírico segundo tema se presenta de modo romántico y apasionado. Se llega a un potente clímax. Cuando el sonido se apaga, los bajos presentan una mutación del motivo inicial de tres notas. El movimiento termina del mismo modo que ha empezado.

El segundo movimiento, andante sostenuto e molto expresivo, tiene la estructura A, B, A’, C, A’’, coda. El tema principal sufre una continua metamorfosis, estando interrumpido por dos ideas nuevas. El tema es presentado por el oboe seguido por el conjunto orquestal, en una forma muy original, presentando una irreal atmósfera. El segundo tema es de carácter cromático. Se anuncia la marcha fúnebre que aparecerá en el último movimiento. Reaparece el primer tema pero de un modo totalmente diferente, realizando diversas variaciones. Sufre una nueva interrupción con un nuevo tema que termina bruscamente. En la parte final la música empieza a desintegrarse. El corno inglés toca fragmentos del tema de forma triste y las cuerdas divididas terminan el movimiento.

El tercer movimiento, allegro assai, es conocido como el scherzo de batalla. Está interpretado por cuatro grupos conteniendo cuatro trompas cada uno, con la adición de dos pianos y órgano. Empieza tranquilamente, con figuras repetidas en las arpas, a las que se añaden violines y violas, interpretando un tema en ostinato. Luego entran los dos pianos y los tres pares de timbales. El primer grupo de trompas anuncia su repetitivo tema. Es contestado por el segundo grupo. Luego entra el tercero y finalmente el cuarto, con sus figuras en ostinato. Todos los instrumentos se unen en formas antifonales y en canon, con nuevas tonalidades y ritmos diversos. Esta especie de danza aumenta en tensión llegando a su clímax. Luego la música, como si estuviese agotada se extingue, despidiéndose con un solo de la trompa y un extraño acorde de la madera.

El último movimiento, lento maestoso e mesto,  tiene la forma de una gigantesca marcha fúnebre, formando una especie de rondo de sonata a la manera de Mahler. Empieza con una frase que se escuchará varias veces, separando cada sección, como si Brian utilizara un signo de puntuación. Los primeros compases de la marcha fúnebre derivan del primer movimiento. Se escucha por primera vez en el clarinete acompañado por el arpa y el pizzicato de la cuerda. Un solo de la trompa le añade una coda formando un triste recuerdo del ritmo del scherzo.

Aparece nuevamente el tema inicial, que nos conduce a la marcha fúnebre. Un segundo motivo que consiste en una cita de la marcha fúnebre de Siegfried, perteneciente al Götterdämerung de Wagner, alterna con la marcha. Se llega a un fuerte clímax. La marcha fúnebre continua en una variante acompañada por unas ominosas campanas, para luego ser interpretada de forma solemne. Nuevamente aparece el tema inicial.

Después de unas notas de la trompa, los violoncelos y contrabajos presentan una elegía con un carácter muy inglés, con influencia de Elgar. Su repetición nos lleva a un nuevo clímax. El último crescendo de la orquesta empieza en pianissimo, escuchándose entonces por tres veces el tema del Götterdämerung hasta explotar en un grandioso clímax. Luego la música empieza a desintegrarse en fragmentos. Las notas descendentes del clarinete se escuchan de nuevo, quedando solo los bajos de la cuerda, con el ritmo fúnebre marcado por los timbales, terminando la obra de la misma manera que ha empezado.

Veamos ahora la relación de la sinfonía con la obra de Goethe. Cada movimiento se podría asociar con una de las características del caballero Götz von Berlichingen. El primer movimiento nos habla de sus ambiciones, el segundo de sus amores, el tercero de las batallas en que participa y finalmente el último movimiento está relacionado con su muerte.

En este punto llegamos al eterno problema de valorar la belleza de una obra en función de lo que desea expresar. Muchos compositores, entre ellos Brian, intentan demostrar que sus obras son piezas de música pura, no queriendo escribir ningún programa explicando lo que representa su obra. Es un trabajo que dejan al auditor. Parece que tienen cierta dificultad en asimilar que sus obras son en parte descriptivas, como si ello fuera una deshonra para su genio compositivo.

Pensemos en el mayor compositor de sinfonías, el gran Beethoven, a quien todos admiran como el gran maestro. Su sexta sinfonía posee los elementos necesarios para ser reconocida como una obra descriptiva sin que ello perjudique en modo alguno su valor musical. Consideramos que se llega al absurdo en esta lucha entre obras programáticas y lo que se considera música pura. Toda obra de arte nace como fruto de la expresión que sale del alma del artista y así debe ser considerada. Su interpretación puede ser dejada a la imaginación del oyente, pero siempre motivada por los hechos y vivencias que se encuentran en la inspiración de su autor.

El carácter programático de la música de Brian se remonta a su admiración por Berlioz, con su instrumentación basada en el famoso tratado de Berlioz, además de Liszt. Su mejor amigo y defensor de su obra Granville Bantock, escribe muchas obras siguiendo los pasos de Liszt.

El primer movimiento empieza con redobles de los timbales que sugieren el espíritu de lucha del caballero,  representado a continuación por su tema consistente en un trítono descendente o sea un intervalo de tres tonos correspondiente a una cuarta aumentada. Esto provoca una ruptura en la tonalidad, significando el conflicto y turbulencia en la mente del caballero Götz. El primer clímax puede representar la captura de Weislingen. Este movimiento sería un preludio de la obra presentando el carácter ambicioso del caballero.

          Dennenesch Zoude (Saleema) y Henning Baum (Götz) en el film alemán                                                                        "Götz von Berlichngen"

El segundo movimiento está centrado en las mujeres que ejercen su influencia sobre el caballero. Maria, la hermana de Götz y Adelaide, representadas en los solos para viento. Su inestabilidad amorosa se refleja en los continuos cambios de los motivos temáticos. El último clímax correspondería a la decisión de Adelaide convenciendo a Weislingen para que Götz sea destruido.

El tercer movimiento, llamado el scherzo de batalla, está claramente relacionado con las batallas en las cuales participa el caballero. La parte final se refiere a la muerte de Weislingen envenenado.

El último movimiento en forma de gran marcha fúnebre no tiene una relación directa con la obra. El caballero muere tranquilamente en su casa. Se trata de un homenaje al último héroe de una época que termina. La cita del tema de Wagner lo relaciona con Siegfried. Simbólicamente representaría el final de la época gótica.


La “Sinfonía Nº 3 en do sostenido menor" fue empezada el 12 de abril de 1931, casi seguidamente después de terminar su segunda, acabando su diseño el 19 de julio. Parece que en su primer diseño había pensado la obra como un concierto para dos pianos, como expresa en una carta escrita a Granville Bantock. Esto se confirmaría por usar los dos pianos más extensamente en el primer movimiento. El 28 de mayo de 1932 terminó su orquestación. Nunca pudo escuchar esta sinfonía, pues se estrenó el 12 de enero de 1974, después de su muerte durante una grabación para la BBC, interpretada por la New Philharmonia Orchestra dirigida por Stanley Pope. Su primera audición pública se efectuó el 17 de mayo de 1987 en el Birmingham Town Hall, interpretada por la Symphony Orchestra of Composers Platform, dirigida por Paul Venn. Está escrita en cuatro movimientos.

Su orquestación comprende dos pianos solistas y una orquesta formada por dos piccolos, cuatro flautas, dos doblando piccolo, cuatro oboes, dos doblando corno inglés, cinco clarinetes, dos doblando clarinete bajo, cuatro fagots, un contrafagot, ocho trompas, cuatro trompetas, cuatro trombones, dos tubas, dos juegos de timbales, pandereta, triángulo, bombo,  dos cajas, platillos, castañuelas, gong, xilófono, glockenspiel, órgano, celesta, dos arpas y la cuerda habitual.

El primer movimiento, andante moderato e sempre sostenuto e marcato,  es el más complejo y extenso de sus movimientos. Escrito en forma sonata modificada, con una exposición ampliamente desarrollada, empieza con una sección de introducción solemne que nos conduce a la exposición del primer tema de carácter romántico. Después de una sección de transición dominada por el primer piano la orquesta repite el primer tema. La percusión nos lleva a la presentación del segundo tema, una amplia melodía. Continúa con un episodio de tipo puntillista con intervención de los pianos y el glockenspiel. El desarrollo del tema contiene fuertes disonancias. El ambiente se hace más plácido con la intervención de la flauta y el clarinete en octavas. La cuerda en forma más expresiva nos conduce a un crescendo. La exposición se funde con el desarrollo. Una sección rítmica basada en la introducción, dominada por los pianos, xilófono y bombo, empieza la recapitulación.

Escuchamos nuevamente el primer tema romántico. Pero como es su costumbre también vuelve a desarrollar los temas. El segundo tema se escucha nuevamente. Cascadas de notas en el piano nos preparan para una cumbre de fuerza romántica, que naciendo en la cuerda pasa a toda la orquesta. El decrescendo nos lleva a una sección rítmica marcada por fagots, trompas y violoncelos detenida por las octavas del piano. Cuatro veces se repite el motivo separado por fuertes golpes de los timbales. La coda crece en forma de una poderosa marcha acompañada por golpes de la percusión, que cierra con tensión el movimiento.

El segundo movimiento, lento sempre marcato e rubato, empieza con fragmentos de motivos. Un solo de flauta nos presenta uno de los temas de pastoral calma. El violín lo repite. El viento presenta el contraste con un tema de grandeza alpina. Estos dos elementos contrastados forman el corazón del movimiento. La placidez de los prados frente a la soberbia de la montaña, motivos que se van alternando. El centro del movimiento lo ocupa un solo del violín enfrentado a fragmentos melódicos del viento, que gradualmente se va apagando.

Un golpe de los timbales parece despertar nuevamente a la orquesta, que nos conduce hacia uno de los momentos más mágicos de la obra, con cierta semejanza a la música de Vaughan Williams. Continúa hacia un clímax de fuerza bruckneriana en el que reaparecen los pianos. Una serie de grandes acordes nos lleva a una coda pastoral, en la que escuchamos al oboe en una expresiva melodía. La canción pasa a la flauta acompañada por la cuerda que termina tranquilamente el movimiento.

El tercer movimiento, allegro vivace, es el scherzo de la sinfonía.  Empieza con una brillante marcha acompañada por la percusión. Una sección central para flauta y cuarteto de cuerdas ofrece el debido contraste. Luego se reanuda la marcha. El trío está formado por un encantador y delicado vals de estructura vienesa, casi sacado de una opereta. La melodía se desarrolla de una forma que recuerda a Richard Strauss. La marcha inicial reaparece bruscamente, de manera más dura y disonante en sus variaciones. El metal se emplea con toda su fuerza en una potente coda.

El último movimiento, lento solenne, es de carácter elegíaco. Brian era bastante reservado para indicar las motivaciones de sus obras. Según una carta escrita a Bantock, explica que mientras terminaba su sinfonía se enteró por el periódico Berliner Tageblatt, que había muerto Friedrich Gundolf, un profesor alemán de la Universidad de Heidelberg amigo suyo. Por este motivo podría tratarse de una especie de Réquiem presentado de forma causal.

El clarinete presenta un tema amplio y triste, que se desarrolla al tomarlo la cuerda de un modo más consolador. Una compleja polifonía se apodera del tema, que lleva hacia un clímax. De nuevo escuchamos los pianos, antes de las llamadas lejanas de la trompeta y las trompas. Un crescendo de los timbales nos lleva a un desarrollo conjunto, con la presentación del segundo tema dotado de un carácter más tranquilo.

La tensión va aumentando, con incursiones de los pianos, mientras los dos temas principales se desarrollan. El ritmo se incrementa con rápidas entradas de la madera y la cuerda. Una especie de recapitulación nos recuerda los temas y nos lleva hacia un clímax. Un epílogo de gran fuerza y solemnidad cierra la obra como una afirmación de poder.

Es la sinfonía más expansiva, lírica y a la vez noble de su autor, con disonancias, marchas y escenas pastorales, que la convierten en su Sinfonía heroica. Una obra que sería necesario rescatar de la penumbra del olvido en que se encuentra.

Al terminar esta sinfonía empieza a trabajar en la próxima. Dos acontecimientos importantes ocurren durante su redacción. El 15 de abril de 1933 muere su mujer Isabel de un ataque al corazón, lo cual le deja la vía libre para legalizar la situación con la segunda familia que había formado en Londres. Así el 9 de junio de 1933 se casa con Hilda en la Oficina de Registro de Camberwell.


La “Sinfonía Nº 4 en do mayor" (Das Siegeslied) Salmo de la Victoria, fue diseñada entre el 20 de junio y el 4 de diciembre de 1932. La sinfonía se finaliza el 10 de diciembre de 1933. Es una obra escrita para soprano, doble coro y gran orquesta, basada en el Salmo 68, según la versión autorizada de los Salmos de David de la Biblia. Según otra versión corresponde al 67. Esto es debido a las diferencias entre el texto en hebreo y las divisiones realizadas en su traducción. Brian utilizó la versión luterana del mismo, usando el original en alemán. Luego realizó su traducción al inglés.

Brian no era un hombre religioso pero utilizó textos judeo-cristianos para algunas obras, atraído por sus formas poéticas. Uno de sus favoritos era el Salmo 68, Nuestro Dios es un Dios que nos salva. Un canto que había usado uno de los héroes de Brian, Oliver Cromwell, antes de la batalla de Dunbar, durante la guerra civil inglesa. Antes de entrar en batalla había ordenado a sus tropas que cantasen su primera estrofa, Let God arise, let his enemies be scattered, se levanta Dios y sus enemigos se dispersan.

La obra no se estrenó hasta 34 años después de su composición, como ocurre normalmente con sus obras, que son olvidadas durante los años de entreguerras. Se estrenó en 1967 interpretada por la BBC Northern Symphony Orchestra, coros y con la soprano Honor Sheppard, dirigida por Maurice Handford, en una producción radiofónica de la BBC. Su primera interpretación pública se realizó el 13 de octubre de 1974, interpretada por la London Philharmonic Orchestra, coros y con la soprano Felicity Palmer, dirigida por John Poole.

Requiere una gran orquesta, formada por seis flautas, dos doblando piccolo, dos oboes, dos oboes d’amore, dos corno ingleses, un oboe bajo, cinco clarinetes, dos clarinetes bajos, cuatro fagots, dos contrafagots, dos trompas de basset, ocho trompas, cuatro trompetas, cinco trombones, dos tubas, dos juegos de timbales, tamboril, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, xilófono, campanas, glockenspiel, órgano, celesta, dos arpas y la cuerda habitual. Además necesita una soprano solista y un coro doble.

La sinfonía está dividida en tres movimientos, que se interpretan sin interrupción. Cada uno de ellos tiene una estructura tripartita, con temas que pasan de uno a otro movimiento, terminando el último del mismo modo que el principio de la obra, o sea que posee una forma cíclica pero apartada de la ortodoxa de la sinfonía.

El primer movimiento, Movement I, empieza de modo maestoso, con una marcha neo barroca recordando a las obras de Händel, llena de pompa y esplendor. Pero este ambiente alegre de definida tonalidad se rompe con la entrada de los coros, mediante una tortuosa polifonía cromática. Escenas de terror y de violencia se suceden, intercaladas con recuerdos orquestales de la anterior marcha. El canto polifónico lleno de disonancias se resuelve en un feroz clímax. La sección central lenta empieza con un delicado interludio orquestal. Luego los coros a capella cantan,

Du gabst, Gott, einen gnädigen Regen

Tu nos diste, Dios, una lluvia generosa

Empiezan tranquilamente como una antífona tonal, pero pronto su melodía se va volviendo más cromática, para terminar otra vez de forma antifonal.

La última parte del movimiento, allegro vivo ma deciso, empieza con los coros cantando de modo violento,

Der Herr gab das Wort

El Señor nos dio la palabra

La música nos describe una escena, como si se tratara de una batalla que nos conduce hasta un drástico final.

El segundo movimiento, Movement II, es la parte lenta de la sinfonía. Después de una corta pausa, empieza con un preludio de un modo pastoral terminando con un solo de violín. Luego entra la soprano con un misterioso lirismo acompañada delicadamente por la orquesta. En la parte central el ambiente cambia volviéndose más violento. La orquesta llega a un gran clímax seguido por un descenso a los registros bajos del metal. La soprano reaparece en la última parte del movimiento con una música de fría belleza, que nos conduce a una solemne coda interpretada por el viento.

El último movimiento, Movement III, es el más extenso. Empieza de forma misteriosa pero pronto los coros se elevan mediante una forma de marcha victoriosa, que nos conduce a un gran coral. Continúa con una sección contrastante en forma de scherzo, en el cual los coros tratan una frase del texto con gran desarrollo. Siguen dos secciones separadas por un corto fragmento orquestal presentando gran júbilo.

El ambiente cambia al aparecer una solemne sección, una versión compleja del gran coral luterano Ein’ feste Burg. La melodía recibe un desarrollo con elementos de episodios anteriores. La última parte es un andante maestoso. La obra termina con el retorno de la marcha del principio con todo su poder. La frase Gelobt sei Gott!!, Dios sea alabado, cantada por los coros a toda potencia, finaliza triunfalmente la obra.

Existen diversas razones para explicar el motivo por el cual Brian usara un texto en alemán. Una de ella es que los editores de sus últimas obras eran alemanes y creía que con un texto en alemán facilitaría la interpretación de sus obras en Alemania. Pero quizás la razón más importante es su admiración por la música alemana, que se refleja en sus obras y también en su literatura favorita, con un aprecio especial por Goethe.

Pero la subida del nazismo al poder coincidió con la composición de su sinfonía, la cual refleja la violencia de la bárbara masacre que se inició en Alemania, relatando apocalípticamente el final que se aproximaba.

El significado de su obra puede ser tomado como un canto de victoria, lo que expresa su título, pero sus violentos contrastes expresivos, su cromatismo y sus disonancias, son una denuncia del militarismo y del estado totalitario en que se estaba convirtiendo la nación germánica. También conlleva una llamada a la lucha, para derrotar a todos los fantasmas y fuerzas del mal evocados en la obra.


La “Sinfonía Nº 5" (Wine of Summer) fue compuesta a principios de 1937. Escrita para voz solista y orquesta sobre un texto de Lord Alfred Douglas, originalmente pensada como una cantata. Terminó la revisión el 18 de junio del mismo año, dándole el nombre de Sinfonía para solista vocal y orquesta. Se estrenó el 11 de diciembre de 1969 en el Kensington Town Hall, interpretada por la Kensington Symphony Orchestra dirigida por Leslie Head, con Brian Rayner Cook como barítono.

                         Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas

Está orquestada para cuatro flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, bombo, caja, platillos, gong, xilófono, glockenspiel, dos arpas y la cuerda habitual. Además requiere la participación de un barítono como solista.

Compuesta en un solo movimiento dividido en varias secciones. Doloroso, spinato e tenuto - Lento e misterioso - Tempo rubato comodo - Lento - Lagrimoso ma amoroso - Tempo più grazioso - Poco adagio - Allegro con fuoco - Adagio. 

El texto está escrito por Lord Alfred Bruce Douglas (1870-1945), un poeta  británico más conocido como el amigo y amante de Oscar Wilde. El poema "Vino de verano" describe un día de verano en un bosque, una visión del paraíso natural que progresa a la melancólica rumiación sobre los amores perdidos del autor. El barítono declama el texto.

La música de Brian está impulsada por la poesía por todas partes, fluye alrededor del solo de barítono, delicadamente orquestado y con una inquietante extrañeza. Con un solo movimiento de 20 minutos, marca el comienzo del enfoque condensado que daría a las siguientes sinfonías en sus últimos años.

Se abre con una introducción en la cual los violines y el arpa presentan un motivo oscuramente misterioso, evocando la neblina provocada por el calor. El barítono entra con el texto, apoyado sobre un ostinato de la flauta. El ambiente se oscurece repentinamente con la línea,

In the soft air the shadow of a sigh.

En el aire suave la sombra de un suspiro.

Puede ser verano, pero la madera lo llena de sombras. A medida que el barítono continúa cantando, la música se vuelve más disonante, pero de repente el tono se vuelve más majestuoso con la línea,

Comes dimly floating to my listening ear.

Viene flotando tenuemente a mi oído que escucha.

Sigue un interludio orquestal, con el ostinato de la flauta de fondo. Después de un clímax disonante, el barítono continúa en un ambiente más sobrio, con un diálogo entre el oboe y el violín. Una sección más contrastante aparece con la línea,

And hangs there shining in the white sunbeams

Y cuelga allí brillando en los blancos rayos de sol

El tono se vuelve más misterioso con la línea,

My nest is all untrod and virginal

Mi nido es todo impío y virginal

Pero pronto la música se vuelve más disonante. Un nuevo ostinato de los vientos impulsa con calma la música, pero se calienta con la línea:

The air is full of soft imaginings

El aire está lleno de imaginaciones suaves

El ostinato de la flauta regresa cuando el barítono declama la línea,

The hum of bees, the murmuring of doves

El zumbido de las abejas, el murmullo de las palomas

La música toma un aire impresionista y vaporoso, al hacer el texto referencia a la música producida por la naturaleza. Sigue un breve interludio orquestal, con las cuerdas presentando un motivo más noble a medida que el barítono continúa su recitativo. La música se vuelve más nostálgica, cuando el barítono interpreta un fragmento de naturaleza decadente.

Un clímax se eleva con la frase,

My tedious night, I taste its ecstasy

Mi tediosa noche, pruebo su éxtasis

La música se vuelve más lírica, a medida que el texto se vuelve más melancólico. El barítono se convierte en el centro de atención, con líneas estáticas de la orquesta. Luego, llega un solo angustiado de violonchelo. Continúa el barítono, con la música culminando en una marcha con la frase,

Dead summer days ago, like fierce red kings

Días de verano muertos, como feroces reyes rojos

La marcha se convierte en un violento interludio orquestal, con toda la fuerza de la percusión y las llamadas de los metales, disonancia en plena exhibición. La música da un giro lírico casi celta con la línea:

And this hour too must die, even now the sun

Y esta hora también debe morir, incluso ahora el sol

Un pasaje misterioso comienza con una llamada disonante de las maderas, repetida varias veces. Entonces, la música se vuelve más rítmica. Una breve fanfarria abre la frase,

Gone are the passion and the pulse that beat

Atrás quedaron la pasión y el pulso que latía

La música se vuelve fuertemente apasionada a medida que el barítono continua con su recitativo. Frases suaves de la madera, antes de un apasionado crescendo que comienza con la frase,

And loveless languor and indifference

Y languidez sin amor e indiferencia,

surgiendo en un nuevo clímax. El arpa aparece antes del párrafo final, con las cuerdas mediante un tema sobrio. La música de repente se vuelve más oscura, con llamadas ominosas de los metales. La orquesta parece levantarse en un clímax oscuro e inquietante, antes de que el barítono termine el texto y la música se desvanezca repentinamente.

Texto escrito según la descripción escrita por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 6" (Sinfonia tragica) empezada en 1947 fue terminada el 28 de febrero de 1948, después de un periodo sin apenas dedicarse a la creación de nuevas obras. Comenzó originalmente como un preludio orquestal de una ópera, que se basaría en la obra de J.M. Synge "Deirdre of the Sorrows". Desafortunadamente, cuando Brian solicitó permiso para utilizar el texto con los derechos de autor de entonces, se le negó a petición del Arts Council of Greet Britain, que había encargado una ópera sobre ese mismo tema al Director Musical del Covent Garden, Karl Rankl.

A pesar de que la ópera nunca llegó a buen término, el preludio estaba terminado. Brian la enumeró como su sexta sinfonía, como una verdadera sinfonía de un solo movimiento en el molde de la Séptima de Sibelius. Se estrenó el 16 de enero de 1966 interpretada por la Orchestra of the Royal Opera House dirigida por Douglas Robinson, para una retransmisión de la BBC.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, tres trompas, cuatro trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, castañuelas, bombo, tres cajas, gong, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

Está escrita en un solo movimiento  Allegro ma non troppo - Lento - Allegro moderato - Lento solenne - Adagio sostenuto e con espressione molto - Lontano - Allegro vivace - Adagio - Lento e solenne. Toda la pieza se puede dividir en tres grandes partes.

La primera sección se abre con un motivo ansioso de los violoncelos, seguido de una melodía ominosa en la tuba. Después de una transición, aparece una llamada de trompeta militar rompiendo la calma de la tensa introducción. Estos son los materiales germinales que se presentan, sin estar completamente desarrollados. La música vuelve a la tensa calma del principio, con el glockenspiel sobre cuerdas ondulantes, seguido de una breve llamada de trompeta, pizzicatos y golpes de tam-tam. Una breve transición mediante el arpa y la madera nos conduce a la siguiente sección.

La segunda sección se abre con un solo del corno inglés, introduciendo un motivo oscuro y fúnebre que reaparecerá más tarde, mostrando indicios de una tragedia que se desarrolla en la historia de la ópera. Después de un corte de la percusión, la madera toma el motivo y comienza el desarrollo. Después de un fuerte clímax, la música continua mediante un diminuendo, con una llamada de trompeta sobre las cuerdas sostenidas, seguida por la trompa.

La intervención de la flauta nos conduce a una marcha solemne y fantasmal, apoyada por el arpa y la caja. Las cuerdas introducen un himno en movimiento sobre el ritmo del arpa. El clarinete presenta el motivo funerario del corno inglés como un nuevo pasaje, recorriendo varios instrumentos en un desarrollo trágico.

Aparece un solo lírico de la flauta, derivado del motivo anterior. Entonces la atmósfera se vuelve más ligera, con una transformación más esperanzadora de la música. Un llamativo pasaje de polifonía disonante de la madera se disuelve en una larga melodía de violoncelo apoyada por arpegios ondulantes. Un momento de lirismo místico celta. Acordes sostenidos nos llevan a la parte final.

La tercera sección comienza con un tema disonante, que es una extensa variación del motivo del corno inglés, expuesto de una manera apasionada. El conjunto completo de la percusión finalmente estalla en un clímax feroz, con funestas trompas aullando sobre un acompañamiento violentamente rítmico. Un breve episodio contrastante con música más ligera ofrece un alivio momentáneo. Los fragmentos musicales se recapitulan brevemente. Un solo del corno inglés marca un regreso de los elementos fúnebres anteriores, lo que lleva a una coda ambigua, apagada al final por un suave golpe de tam-tam.

Análisis musical realizado principalmente por nuestro colaborador Sergio Cánovas consultando la partitura.


La “Sinfonía Nº 7 en do mayor" empezada en el mes de marzo, fue terminada el 14 de septiembre de 1948. Se estrenó el 19 de junio de 1966 durante una grabación de la BBC, interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por Harry Newstone.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, cuatro trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, campanas tubulares bajas, xilófono, glockenspiel, celesta, arpa y la cuerda habitual.

Su inspiración proviene de la literatura romántica alemana y de la arquitectura gótica. Se basa por una parte en la autobiografía de Goethe, su época de estudiante en Estrasburgo durante los años 1770 y 1771. Su entusiasmo por los libros ocultos de Giordano Bruno, sus aventuras amorosas con Frederika Brion y su admiración por la catedral del siglo XIII.

Sobre estas ideas Brian escribe una sinfonía inglesa, del mismo modo que Shakespeare escribe un drama sobre ideas danesas en su Hamlet. Brian había pensado en dar el título de Estrasburgo a su sinfonía y la dedicó al constructor medieval de su catedral, Meister Erwin von Steinbach.

El primer movimiento allegro moderato, empieza con una fanfarria para cuatro trompetas y percusión. Continúa con un desarrollo de tipo marcial conteniendo motivos rítmicos y expresivos. La parte central es contrastante, de un carácter soñador y lánguido. Finalmente regresa con fuerza la primera parte, con sus frases rítmicas marcadas por la percusión. Una solemne coda termina el movimiento.

El segundo movimiento, allegro maestoso ma moderato, consiste en un scherzo con motivos contrastados, que comprenden frases pastorales líricas junto a fanfarrias, marchas y golpes de campana. En algunos momentos recuerda la música de Stravinsky. Después de llegar a su clímax termina con cinco campanadas en un glorioso do mayor.

El tercer movimiento, adagio, allegro moderato, adagio, se puede considerar como un movimiento doble, agrupando un segundo scherzo y el adagio. Empieza con un desolado solo de la trompa. Luego continúa con un segundo scherzo, que parece no encontrar su dirección. Un motivo lírico de la flauta desea imponer su tema, pero es finalmente ignorado por la obsesiva actividad de la orquesta.

Cuando el scherzo termina finalmente desmoronándose, empieza una profunda sección lírica. El tema de la flauta es desarrollado por la cuerda. Una nueva tormenta aparece en la orquesta, para luego viajar hacia parajes más tranquilos. El movimiento termina con un rapsódico tema para el violín solista y una coda en la que reaparecen las campanas.

El último movimiento, Epilogue, moderato, lleva el subtítulo Once upon a time, erase una vez. Se inicia con una severa marcha, construida sobre el ritmo de las trompas del comienzo. Se suceden diversos cambios de ambiente. Violentas irrupciones del tutti orquestal son seguidas por episodios más tranquilos en forma de himno. Solos de violín y delicados momentos son sucedidos por episodios de marcha. Un nuevo solo del violín parece indicar que la obra acabará tranquilamente, pero aparece un nuevo brutal crescendo de la orquesta, antes de aparecer de nuevo el ritmo de la marcha que se va apagando. Un golpe de campana, seguido de otro apagado del gong, termina de modo enigmático la obra.

Puede considerarse una de sus sinfonías más fáciles de escuchar, debido a que posee una tonalidad definida con pocas frases disonantes. La fanfarria del primer movimiento nos presenta la catedral de Estrasburgo con su famosa columna del Ángel, en la que cuatro querubines levantan sus trompetas hacia los cuatro puntos cardinales. La grandeza de la coda tiene también relación con el templo. El movimiento representa la excitante vida del joven Goethe.

El segundo movimiento también está relacionado con la catedral, como claramente nos indican las campanas de su final. En el tercer movimiento la atmósfera se oscurece, correspondiendo a la madurez de Goethe. El último movimiento se titula Once upon a time, aludiendo al hecho que Goethe nunca más volvió a visitar Estrasburgo. Además, la línea dinástica del poeta murió con él. Su único hijo había muerto antes de su propia muerte.


La “Sinfonía Nº 8 en si bemol menor" fue diseñada entre el 25 de enero y el 27 de marzo de 1949. Después de una revisión, fue completada el 17 de mayo de 1949. Su primera audición se realizó el 1 de febrero de 1954 en una emisión en directo desde el estudio de la BBC, interpretada por la London Philharmonic Orchestra dirigida por Sir Adrian Boult.

Está orquestada para madera por triplicado, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, euphonium, que es un instrumento perteneciente a la familia de las tubas, tuba, timbales, arpa, piano, órgano, xilófono, glockenspiel, siete percusionistas y cuerda.

La obra está construida en un solo movimiento dividido en tres secciones, que se interpretan sin interrupción. Los bajos de los metales son el centro de atención de muchos de sus motivos.

La primera parte, moderato, contiene dos elementos principales, que se desarrollarán formando una compleja estructura sinfónica. El primer elemento es una grotesca marcha con un ritmo convulsivo, interpretada por las dos tubas, el euphonium y la tuba baja, acompañadas por tres cajas. Este elemento se confronta primero con otro lírico misterioso, consistente en unas notas ascendentes de la trompa y más tarde una escala descendente del piano. A partir de estos elementos se genera un complejo desarrollo. Un canon en que participan tres fagots recuerda la melodía inicial de la trompa.

Una segunda sección, andante moderato sempre cantabile,  muestra una parte lírica que parece haber ganado el pulso a la sección de la marcha. Pero esta regresa en la parte central de esta sección, allegro moderato, hasta que la parte lírica se impone en el lento e molto teneramente.

La última sección está formada por dos passacaglias. Dos motivos rítmicos se contraponen formando un complejo tema. La música se eleva hasta un salvaje y desesperado clímax. Recitativos de los violoncelos y una escala descendente de la orquesta nos llevan a la segunda passacaglia, de carácter lento, sobre un tema derivado del primero. Los dos caracteres opuestos se muestran separados,  reuniéndose en el clímax final. Termina con una enigmática coda, con el tema original de la trompa, pero la disonancia de los trombones nos muestra que las fuerzas del mal continúan estando presentes.


La “Sinfonía Nº 9" diseñada durante los meses de julio y septiembre, fue terminada en el mes de noviembre 1951. Está separada de la anterior por la composición de la ópera “Turandot”, basada en el texto de Schiller. Se estrenó el 22 de marzo de 1958, durante una retransmisión en directo desde el estudio de la BBC, interpretada por la London Symphony Orchestra dirigida por Norman del Mar. Está construida en tres movimientos que se interpretan sin interrupción.

Orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, cuatro fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, cuatro trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, campanas tubulares, gong, xilófono, glockenspiel, órgano, piano, celesta, arpa y la cuerda habitual.

El primer movimiento, adagio, allegro moderato, allegro vivo, está escrito en forma sonata libre. Empieza con una masiva entrada de la orquesta. El primer tema es tenso y como la casi totalidad del movimiento, presenta una tonalidad inestable. Podemos decir que la obra de Brian se encuentra en los límites de la tonalidad, no adoptando claramente una forma concreta, oscilando entre diversas tonalidades.

El segundo tema es de carácter contemplativo y más lento. El desarrollo se basa casi totalmente en el primer tema y es de carácter trágico conteniendo diversos clímax. En la reexposición no aparece el segundo tema terminando con el clímax de una coda.

El segundo movimiento, adagio, interpretado sin interrupción con el anterior, es de carácter elegíaco. Su tema principal es presentado melancólicamente por el corno inglés, sobre los acordes de los violoncelos y contrabajos. Sigue una sección de desarrollo que culmina en un breve clímax.  El corno inglés recapitula el tema inicial. El volumen de la orquesta aumenta hasta un nuevo violento clímax en ritmo de marcha, antes de terminar de modo tierno y pacífico.

El último movimiento, allegro moderato, empieza con un tema victorioso, formado por una gran cantidad de breves motivos, alguno de carácter majestuosamente británico, sin necesidad de una tonalidad convencional. En la parte central aparece un episodio más calmado, con las campanas sonando sobre misteriosas cuerdas divididas. El tema victorioso es recapitulado en su totalidad, seguido de un mayor desarrollo. La obra termina con una majestuosa coda con gran fuerza, de carácter festivo, subrayado por el sonido de las campanas, estableciendo una clara tonalidad en re mayor.


La “Sinfonía Nº 10" fue compuesta entre 1953 y 1954. Terminada el 16 de enero de 1954 se estrenó el 3 de noviembre de 1958, a través de una retransmisión de la BBC directamente desde su estudio, interpretada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Stanley Pope. La primera interpretación pública fue dada en el Free Trade Hall, Manchester, el 17 de abril de 1975 por la Orquesta Hallé dirigida por James Loughran.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, cuatro trompetas, tres trombones, tuba, euphonium, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, máquina de viento, máquina de truenos, xilófono, glockenspiel, dos arpas y la cuerda habitual.

La obra está estilísticamente relacionada con las dos sinfonías anteriores, las Nos.8 y 9. Si bien son diferentes en estructura, las tres comparten el abundante uso de marchas, ya sean funerarias o triunfales, la prominencia de los metales sobre las cuerdas y las influencias musicales de Elgar y Mahler.

La obra se estructura en un solo movimiento dividido en varias secciones, de manera similar a la octava sinfonía. La forma y los temas de esta obra en general están muy condensados. También está escrita para una gran orquesta, con un gran conjunto de percusión.

La primera sección, en forma de tema y variaciones, comienza con una marcha portentosa y dramática como tema principal, que es el motivo de génesis de toda la obra. Sigue una primera variación lenta y tensa, con el protagonismo de la madera en un ambiente inquieto. La segunda variación es un retorno de la marcha inicial expansiva de una manera más lenta, con el metal agregando un toque majestuoso. La tercera variación es más lírica pero angustiosa, presentada por las cuerdas. Se desarrolla de una manera más optimista y heroica. La cuarta variación comienza con un clímax disonante del tema, siendo de naturaleza más lúdica. Nuevos arrebatos conducen a la siguiente sección. La quinta variación vuelve a la angustia de la tercera, presentada de nuevo por las cuerdas. La conclusión es delicada y lírica, en un tono de esperanza. La música se mescla directamente con la siguiente parte.

La segunda sección es un breve adagio. La atmósfera es en su mayoría estática, las cuerdas presentan un tema melódico con el contraste de la madera, con algunas disonancias en el medio que parecen anunciar la violencia de la siguiente sección. Los suaves toques del arpa y el glockenspiel nos llevan directamente a la siguiente sección.

Un scherzo salvaje y poco ortodoxo comienza con una explosión orquestal disonante, seguida de una marcha apoyada por todo el conjunto de percusión y metales, con el fondo de la máquina de viento. Rápidamente da paso a un trío estático. El motivo principal de la primera sección es retomado oscuramente por el fagot, seguido lentamente por el resto de la madera hasta un gran crescendo, que nos conduce a la siguiente parte.

La última sección comienza con una llamada lejana de la trompeta, presentando el tema de la marcha de una manera majestuosa. Los vientos entran mediante una danza lenta y sincopada. Las cuerdas emergen líricamente, ahora libres de las disonancias anteriores. El primer violín toma el centro del escenario en un solo expresivo, creando una atmósfera de ensueño. Luego, el motivo de la marcha se presenta nuevamente, de una manera muy disonante antes de conducir a una marcha marcial climática. Motivos dramáticos y heroicos se alternan entre sí, como en una pelea orquestal realzada por los metales. La coda es larga y reflexiva, con largas notas de las cuerdas y los metales, concluyendo la obra de una manera líricamente optimista.

Una sinfonía de extraña estructura y de misterioso significado. Como de costumbre, Brian no dio ninguna explicación del significado de la pieza. Si tomamos el tema inicial de la marcha, a partir del cual se construye toda la obra, como si fuera una especie de tema del destino, podríamos describir la sinfonía como la eterna lucha de la humanidad contra las fuerzas externas e internas de ella, terminando con la esperanza.

Análisis musical realizado por nuestro colaborador Sergio Cánovas.

Con la muerte de Bantock en el año 1946, Brian pierde el mayor defensor de su música para que pueda ser interpretada. A principios de los años 1950 su trabajo llamó la atención de un joven productor musical de la BBC llamado Robert Simpson, que mas tarde sería también un famoso sinfonista. Empezando el 1 de febrero de 1954 con la interpretación de la octava sinfonía de Brian, realizaría una gran labor dando a conocer las obras de Brian, la mayoría a través de retransmisiones radiofónicas. Brian tenía 78 años cuando pudo escuchar por primera vez la interpretación de una de sus sinfonías.


La “Sinfonía Nº 11" fue diseñada entre el 10 y el 15 de febrero de 1954, siendo completada el 29 de abril del mismo año. Se estrenó el 5 de noviembre de 1959, en una emisión en directo desde los estudios de la BBC, interpretada por la London Symphony Orchestra dirigida por Harry Newstone.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, euphonium, timbales, gong, campanillas, triángulo, pandereta, platillos, bombo, tres cajas, xilófono, glockenspiel, dos arpas, celesta y la cuerda habitual.

El primer movimiento, adagio, es una elegía polifónica en un estilo contemplativo derivado de Bruckner. Un tema lírico procedente de los primeros compases que se va expandiendo. Una música que se encuentra entre los estilos de Mahler y los adagios de Shostakovich, pero sin su sentimiento trágico. Después de alcanzar un breve clímax, la música se calma, terminando dulcemente.

El segundo movimiento, allegro giocoso, toma la función del scherzo, con interrupciones en forma de adagio. Es el movimiento más extenso de la obra y puede ser considerado como el principal, apareciendo como una mezcla de los dos movimientos de la sinfonía clásica. El material melódico es simple, presentando diversas variaciones. Empieza con un tema divertido interpretado por la trompa acompañada por campanillas, una forma de divertimento que es lo que realmente consiste el scherzo.

Una música que en este caso sigue el estilo de las alegres danzas de Mahler. El movimiento rápido está interrumpido por un trío lento, que forma el adagio. Reaparece el allegro en forma de variaciones rítmicas. La música va moviéndose hacia zonas más graves, derivando nuevamente en el adagio, que se impone en la parte final.

El tercer movimiento, maestoso e pesante, allegro marcia, está dividido en tres partes. La primera presenta una ceremoniosa marcha, seguida de una danza pastoral que ocupa la breve parte central. Termina con el retorno de la marcha, que nos conduce hasta la solemne coda.


La “Sinfonía Nº 12" fue terminada el 4 de febrero de 1957. Es la sinfonía más corta de las escritas por Brian hasta esta época. Está inspirada en la tragedia griega, como una reflexión imaginativa sobre el Agamenón de Esquilo. En el mismo año convirtió la tragedia en una ópera en un acto. Años después sugirió que la sinfonía podría emplearse como preludio de la ópera.

Se estrenó en una emisión de la BBC, el 5 de noviembre de 1959, interpretada por la London Symphony Orchestra dirigida por Harry Newstone. Su primera interpretación pública se realizó el 4 de agosto de 1966, celebrando el 90° aniversario del compositor, en un Promenade Concert en el Royal Albert Hall de Londres, interpretada por la BBC Symphony Orchestra dirigida por Norman Del Mar.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, seis trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, euphonium, timbales, gong, triángulo, pandereta, castañuelas, platillos, bombo, tres cajas, xilófono, glockenspiel, arpa, celesta y la cuerda habitual.

Está escrita en un solo movimiento. Se trata de una sinfonía muy condensada, que se podría dividir en cuatro movimientos, con una introducción y un epílogo. Empieza de modo misterioso con diversos fragmentos sonoros. Un solo de glockenspiel, un motivo rítmico de los timbales y sonidos fantasmales de las flautas y el arpa.

Una especie de marcha fúnebre aparece en la cuerda antes de escucharse el motivo principal del primer movimiento, un allegro maestoso. Este movimiento en miniatura se desarrolla con gran fantasía contrapuntística que culmina en un clímax. Es seguido por un a tempo marcia lento, reapareciendo la marcha fúnebre. Es el corazón expresivo de la obra, en forma de un obsesivo ritmo de marcha lenta, llegando a momentos de sombría grandeza.

Continúa con un adagio expresivo, interpretado casi enteramente por la cuerda, con un gran sentimiento de calma. Termina con unas llamadas de la trompa que surgen de las profundidades. El movimiento final allegro vivo es a la vez heroico y grotesco. Su desarrollo tiene un gran sentido trágico. La obra acaba con un breve epílogo, adagio ma pesante, que pone el punto final a la tragedia con un funesto golpe de gong.

Brian se traslada de Londres a Shoreham-by-Sea en Sussex en el año 1958. Entonces empieza un período de diez años inmensamente productivo en el campo sinfónico. Durante este tiempo escribe nada menos que 20 nuevas sinfonías.


La “Sinfonía Nº 13" fue escrita entre los meses de noviembre y diciembre de 1959. Se estrenó el 23 de junio de 1976 interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por Stanley Pope, en una grabación de la BBC.

Está orquestada para cuatro flautas, dos doblando piccolo, tres oboes, uno doblando corno inglés, tres clarinetes, uno doblando clarinete bajo, cuatro fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, cuatro trompetas, cuatro trombones, tuba, euphonium, timbales, bombo, tres cajas, triángulo, platillos, xilófono, glockenspiel, dos arpas, celesta y la cuerda habitual.

Está estructurada en un solo movimiento con varias secciones, Adagio - Andante moderato ma marcato - Andante con moto - Adagio - Più movimento ma sostenuto - Adagio - Allegro vivo e ritmo marcato molto e leggiero - Moderato, siendo la primera de una tetralogía de sinfonías en un solo movimiento concebida para una gran orquesta con mucha madera, metales y percusión. MacDonald la describe como una de las obras más enigmáticas del compositor.

La obra se abre con una introducción adagio. Comienza con un redoble de timbales y llamadas amenazantes de las trompas. Se presenta un tema dramático en forma de marcha, el elemento básico de toda la pieza. La siguiente sección está marcada por la entrada de las cuerdas, desarrollándose y desplegándose en un moderato ansioso y ambiguo.

En la siguiente sección, el tema se convierte en la fuente de varias variaciones, difíciles de distinguir entre sí. El lenguaje armónico es complejo, con la música cambiando frecuentemente de tonalidad. Las violentas entradas de la percusión conducen a la siguiente sección, un adagio lento, con el tema principal siempre en segundo plano y varios inicios en falso hacia un tempo más rápido. La siguiente sección es más disonante y enérgica por contraste.

Llega una nueva sección de adagio, con un clímax basado en una variación apasionada del tema principal. Luego viene un pasaje solista para el clarinete, seguido por el violín. Las nuevas llamadas de las trompas presentan una variación del tema principal, al que se agregan cuerdas y metales. Un nuevo solo de la flauta nos conduce a un nuevo pasaje apasionado para las cuerdas, realzado por los vientos. Una poderosa fanfarria nos lleva a la siguiente sección, una parte parecida a un scherzo.

El fagot presenta un motivo de baile que sirve de base para la danza moderada interpretada por toda la orquesta. Una breve marcha conduce a la sección final, mezclando las dos secciones. Una nueva y poderosa fanfarria nos lleva al clímax final, concluyendo con un brillante acorde de do mayor. Una pieza difícil de interpretar, pues Brian no dejó ningún texto o contexto de la pieza. La estructura concisa y extremadamente concentrada, con secciones que se mezclan entre sí, hace que también sea difícil de analizar desde un punto de vista puramente musical.

Análisis musical escrito por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 14 en fa menor" fue compuesta entre los años 1959 y 1960. Terminada el 10 de febrero de 1960. Se estrenó el 14 de enero de 1969 en una grabación de estudio de la BBC, interpretada por la London Symphony Orchestra dirigida por Edward Downes.

Está orquestada para cuatro flautas, tres oboes, corno inglés, tres clarinetes, clarinete bajo, cuatro fagots, uno doblando contrafagot, seis trompas, cuatro trompetas, cuatro trombones, tuba, euphonium, timbales, pandereta, triángulo, castañuelas, bombo, tres cajas, platillos, platillo suspendido, xilófono, glockenspiel, dos arpas, celesta, órgano y la cuerda habitual.

Escrita en un solo movimiento dividido en varias secciones, forma parte de un grupo de sinfonías de un solo movimiento, No.13 a No.17, que como las anteriores, se estructura en un movimiento dividido en varias secciones.

La primera sección, adagio comodo, que funciona como una introducción, se abre con líneas ondulantes de los violoncelos, soportando un solo sombrío del corno inglés. Un redoble de timbales nos lleva a la siguiente sección, allegro moderato. El tema principal, presentado por las cuerdas es turbulento y lleno de vigor, que se desarrolla con contra-motivos líricos contrastantes de los vientos. Luego viene un gran clímax realzado por los metales y la percusión. A medida que los materiales se desarrollan, con algunos pasajes interesantes en forma de música de cámara, el tono se vuelve más disonante empleando una armonía compleja.

La tercera sección es un adagio, legato e sostenuto. Un breve pero muy atmosférico pasaje de las trompas y arpas.  La siguiente sección, in tempo grazioso, comienza con un tema ansioso, presentado por las cuerdas. Una marcha masiva viene en un anticlímax muy disonante. Toda la sección culmina con la entrada del órgano. La música se calma gradualmente y da paso a la siguiente parte. Llega una nueva sección adagio, de carácter más reflexivo, con el protagonismo de las cuerdas.

Una transición de la madera nos lleva a una nueva sección, allegro moderato ma deciso, con un tema enérgico en las cuerdas, realzado por los metales. En contraste, se presenta un contra tema más lúdico, que se desarrolla en una gran marcha. Un solo breve pero lírico del violín añade más contraste, llevándonos a la parte final. Los arrebatos orquestales enérgicos se contrastan con motivos más melódicos. La sección final, adagio legato e sostenuto molto, crece en un largo crescendo, llevándonos a una coda victoriosa y brillante.

Al igual que con la sinfonía anterior, no tenemos contexto ni ideas que Brian podría habernos dejado, lo que la hace bastante enigmática y difícil de interpretar. Al igual que muchas de las sinfonías de un solo movimiento de Brian, podemos encontrar la vieja estructura de cuatro movimientos en sus raíces, mezclada de manera bastante efectiva con las transiciones. Algunos críticos musicales, como John Whitmore o Malcolm MacDonald, escritor de un estudio de tres volúmenes de las 32 sinfonías de Havergal Brian, consideran que esta es la sinfonía más débil y olvidable de Havergal Brian. A pesar de estas opiniones, dejamos que el oyente escuche y forme su propio juicio sobre la pieza.

Introducción y análisis de la pieza realizada por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 15 en la mayor" fue escrita entre los meses de febrero y abril de 1960. Su primera audición fue durante una grabación de la BBC el 23 de junio de 1976, interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por Stanley Pope. Brian compuso esta obra cuando había cumplido sus 84 años y todavía no había llegado a la mitad de su gran ciclo sinfónico.

Está orquestada para cuatro flautas, una doblando piccolo, tres oboes, corno inglés, tres clarinetes, clarinete bajo, cuatro fagots, uno doblando contrafagot, seis trompas, cuatro trompetas, cuatro trombones, tuba, euphonium, timbales, pandereta, triángulo, castañuelas, bombo, tres cajas, platillos, platillo suspendido, xilófono, glockenspiel, dos arpas, celesta y la cuerda habitual.

La obra está escrita en un solo movimiento dividido en tres partes. Empieza con una fanfarria al estilo de Elgar, una herencia de Händel. Este será el tema principal de la obra, que irá reapareciendo en su transcurso, adoptando diferentes formas. Como una especie de rondó irá alternando con secciones más tranquilas. La música varía continuamente, desde marchas a momentos solemnes, pasando por secciones más oscuras y otras con intervención de instrumentos solistas.

La segunda parte es de carácter lírico. La inicia el clarinete siguiendo de un modo semejante al barroco, pero pronto aparecen diversos solos y dúos que le dan un aspecto original. Especialmente bello es el dúo de la trompa y la flauta, acompañadas por el glockenspiel. Un intermedio presentado por el metal interpreta una variación del tema principal. Continúa con momentos contemplativos, casi religiosos, con solos del violín y la flauta. Termina con las notas del glockenspiel.

La última parte empieza con una danzarina versión del tema principal. Es como una parodia de La Valse de Ravel. A pesar del uso de elementos clásicos, la música de Brian suena siempre como una música diferente, más moderna. Termina con una solemne versión interpretada por el metal de la fanfarria inicial.


La “Sinfonía Nº 16" fue escrita entre los meses de junio y julio de 1960.  La completó el 8 de agosto de 1960. La primera audición tuvo lugar durante una grabación para la BBC el 1 de abril de 1973, interpretada por la London Philharmonic Orchestra dirigida por Myer Fredman. Su primera interpretación pública no se realizó hasta el 5 de agosto de 1994, interpretada en la Royal Academy of Music de Londres por la London Orchestra of St Cecilia dirigida por James Kelleher.

Está orquestada de un modo parecido a la anterior, comprendiendo cuatro flautas, una doblando piccolo, tres oboes, corno inglés, tres clarinetes, clarinete bajo, cuatro fagots, uno doblando contrafagot, seis trompas, cuatro trompetas, tres trombones, tuba, euphonium, timbales, pandereta, triángulo, castañuelas, bombo, tres cajas, platillos, platillo suspendido, xilófono, glockenspiel, dos arpas, celesta y la cuerda habitual.

Se estructura en un solo movimiento que contiene varias secciones, formando parte de las sinfonías de un solo movimiento con un carácter más experimental. Es una de las obras más radicales de Brian. Formalmente, no tiene ninguna relación con ningún modelo sinfónico anterior; armónicamente contiene algunas de las construcciones más complejas y disonantes de Brian y tonalmente, se resiste a una definición clara hasta, literalmente, el acorde final. La orquesta es extremadamente grande y se despliega con un virtuosismo sorprendente, a menudo en vuelos salvajes de fantasía colorista.

La primera sección introductoria se abre en un estado de calma incómoda. Sobre un acorde sostenido disonante de la madera y las cuerdas, se levanta un solo pastoral del oboe, del que deriva en última instancia casi todo el material de la sinfonía. El tema pasa por varios instrumentos de la sección de madera, flauta, clarinete, fagot, etc., transformado con cada solo.

A medida que el tema se desarrolla con cada interpretación, especialmente cuando aparece en los bajos, la tensión y la disonancia crecen, llevándonos a la segunda sección, allegro moderato. Se presenta un tema enérgico, desarrollado a través del extenso estilo contrapuntístico típico de Brian.

La música culmina en un clímax tumultuoso, que nos conduce a la tercera sección, que consiste en una passacaglia poco ortodoxa, descrita por el experto de Havergal Brian Malcolm MacDonald, como una especie de anti-passacaglia.

Se realizan varias variaciones basadas en el motivo básico inicial, con un ritmo regular de seis tiempos, a veces de siete, pero rechazando cualquier patrón regular. La música cambia continuamente y se transforma en nuevas formas. Un pasaje en pizzicato de las cuerdas nos conduce a un poderoso clímax en forma de marcha.

La cuarta sección cambia abruptamente a una textura líricamente austera mediante la celesta y el arpa. Sobre los ritmos regulares de los timbales, tres oboes y el corno inglés presentan un tema melódico, basado en el principal inicial. La entrada de las cuerdas comienza un pasaje de polifonía brillante que nos conduce a la siguiente sección.

La quinta sección es una fuga similar a un scherzo. Cuatro fagots presentan un motivo breve y repetitivo, que pasa por varias orquestaciones coloridas y cambios de tempo y ritmo. Un trío más lento comienza con un solo de la flauta sobre un ambiente lírico. Las fanfarrias repentinas de los metales anuncian la repetición de la breve fuga. Después de un clímax feroz, poderosas fanfarrias nos llevan a la sección final.

La sección final, de naturaleza lenta y meditativa, es casi una reflexión sobre las secciones anteriores, que parece llevarnos a una coda desvanecida, pero un repentino gesto dramático de las cuerdas culmina en un arrebato salvaje de toda la orquesta y un extraordinario momento final, mediante cuatro demoledoras disonancias, una escala que sube lentamente y un audaz salto armónico final, sorprendente y completamente inevitable. Una tremenda conclusión a una tremenda sinfonía.

Una sinfonía muy interesante y una de las mejores del extenso catálogo de sinfonías tardías de Brian. Es sorprendente considerar que el compositor tenía 84 años cuando la compuso, y aún así compondría muchos más. El trabajo, en comparación con piezas anteriores, es más complejo y disonante, a pesar de su estructura extremadamente concentrada.

Introducción y análisis escrito por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 17" fue terminada en Shoreham-by-Sea, Sussex, el 26 de noviembre de 1960, pero no acabó su orquestación hasta el 8 de enero de 1961. Su primera audición se realizó el 23 de junio de 1976 durante una grabación de la BBC, interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por Stanley Pope.

Su orquestación es más ligera que la de sus anteriores sinfonías, comprendiendo tres flautas, una doblando piccolo, tres oboes, uno doblando corno inglés, tres clarinetes, uno doblando clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, euphonium, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, platillo suspendido, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

Está escrita en un solo movimiento dividido en tres partes, con un tratamiento muy poco ortodoxo. La primera es un adagio, allegro moderato.  Empieza con un solo de violín acompañado por las trompas, que nos introduce en un ambiente casi romántico. Pero se trata de una ilusión pasajera, que pronto termina al aparecer el sonido de los timbales y la caja, iniciando el allegro. Dos temas se interpretan en contrapunto, uno con gran fuerza rítmica, siendo el secundario más calmado. Su desarrollo es continuo, como acontece en gran parte de la música de Brian. Termina con una sección de transición más lenta, que incluye nuevamente el solo para violín.

La segunda parte, lento, es mas estática, pero incluyendo fuertes contrastes sonoros. El tema de una marcha lenta alterna con misteriosos motivos de los instrumentos de viento. La sección final nos lleva hasta un breve clímax que prepara la última parte, allegro con brio.

Consiste en una danza contrapuntística con cierto ritmo de vals. Es una transformación del tema anterior. Pero pronto la música se va deconstruyendo, terminando con una coda en forma de marcha lenta, en la que la orquesta despliega todo su poder.


La “Sinfonía Nº 18" fue compuesta entre los meses de febrero y mayo de 1961. Se estrenó el 26 de febrero de 1962 en el St Pancras Town Hall de Londres, interpretada por la Polyphonia Orchestra dirigida por Bryan Fairfax.

Está orquestada para dos flautas, una doblando piccolo, dos oboes, uno doblando corno inglés, dos clarinetes, uno doblando clarinete bajo, dos fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, dos trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

La orquestación se ha reducido respecto a las anteriores sinfonías, tratándose de una obra dividida en la forma clásica de tres movimientos. También su reducida dimensión se ajusta a las obras del clasicismo. Su estilo asimismo ha cambiado con respecto a las anteriores, en forma de un neoclasicismo, pero conservando la modernidad del continuo desarrollo de sus temas. Bryan Fairbax, que estrenó la obra, parece que influyó al tener que dirigirla con una orquesta con ciertas limitaciones. Por ello su estilo es más sencillo, siendo una obra más fácil de escuchar que sus precedentes sinfonías.

El primer movimiento, allegro moderato, está escrito en una simplificación de la forma sonata, reducida a un solo tema en continua evolución. Un tema en forma de ácida marcha militar marcada por fuertes estallidos de la percusión. Después de una variada amplificación del tema, acaba reduciéndose a su esqueleto básico.

El segundo movimiento, adagio poco, está escrito en una libre tonalidad. El ambiente es opresivo, teñido por notas trágicas. Una especie de marcha fúnebre emerge entre los fragmentos de motivos indeterminados. Un solo de viola bastante amargo precede a otro de la flauta. El movimiento termina con un crescendo angustiado, participando toda la orquesta dominada por los gritos de los metales y la percusión.

El último movimiento, allegro e marcato sempre, lento marcia e sostenuto molto e pesante, allegro, está dividido en dos partes. La primera está compuesta por una marcha rápida con algunos aspectos grotescos y otros optimistas. La segunda parte consiste en una variación del tema en forma de marcha lenta, pero pronto se recobra en un nuevo allegro. La coda termina la sinfonía mediante una fanfarria del metal que precipita el final.


La “Sinfonía Nº 19 en mi menor" fue empezada en el mes de octubre de 1961, terminándola el 5 de noviembre del mismo año. Su primera audición fue en una grabación para la BBC el 18 de junio de 1976, interpretada por la BBC Scottish Symphony Orchestra dirigida por John Canarina. La primera interpretación pública tuvo lugar el 1 de diciembre de 2012, con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Bristol dirigida por John Pickard.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

En esta sinfonía podemos ver una especie de síntesis de la anterior. Tenemos también su estructura en tres movimientos y el estilo más neoclásico, pero el ambiente de la música es mucho más ligero que la más cínica Nº 18. Tal vez sugiriendo que la Nº 18 era un rincón oscuro que había cambiado y dejado atrás. También se pueden escuchar algunas de las texturas y características de las Nº 16 y 17. La pieza en su conjunto es muy accesible y fácil de entender, casi como un divertimento, por lo que es un gran punto de inicio para cualquiera que nunca haya oído hablar antes de Brian.

El primer movimiento, allegro spiritoso e con anima a leggiero, se basa en dos motivos contrastantes, que se alternan entre sí. Se abre con una marcha animada y alegre. Pronto es interrumpida por un solo lírico del violín, abriendo una sección contrastante lenta mediante la cuerda. La marcha ligera regresa alcanzando un breve clímax antes de que llegue una nueva sección lírica, con frases suaves de la madera. Las entradas de la percusión presentan de nuevo la marcha con algunas disonancias. Una coda repentina y lenta termina el movimiento.

El segundo movimiento, adagio ma non troppo, allegretto, es el más extenso, escrito en una forma ternaria poco ortodoxa. Comienza con un tema lírico similar a un himno, presentado por las cuerdas y realzado por la madera. Un breve clímax nos lleva a un trío en forma de marcha lenta, marcada por la percusión. Luego viene un breve pasaje orquestado para la inusual combinación de arpa, timbales, bombardino y tuba. Otro ejemplo de la fértil imaginación de Brian cuando se trata de orquestación. La marcha del principio hace una breve reaparición antes de disolverse en varias combinaciones rítmicas en diferentes orquestaciones. La música se eleva, culminando en un gran clímax basado en la marcha lenta. El tema lírico del principio se recapitula de manera variada. Una coda suave termina el movimiento.

El tercer movimiento, con anima e giocoso, es un breve rondo. Como dice John Pickard, el movimiento está lleno de humor socarrón y trucos rítmicos. Comienza una marcha moderada como motivo principal, basada parcialmente en la marcha del inicio de la pieza. Un solo de la flauta ofrece cierto contraste melódico. A medida que la marcha reaparece, la música se eleva hacia su clímax. La marcha se desarrolla de una manera colorida, conduciéndonos a una conclusión brillantemente positiva, que termina mediante una potente coda.

Introducción y análisis escrito por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 20 en do sostenido menor" fue empezada en el mes de marzo de 1962, terminándola el 31 de mayo del mismo año. Se presentó en una sesión privada de la BBC el 5 de octubre de 1976 interpretada por la New Philharmonia Orchestra dirigida por Vernon Handley.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, tres clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, euphonium, timbales, pandereta, triángulo, triángulo suspendido, bombo, tres cajas, platillos, campanas tubulares, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

Continúa con la forma clásica de la sinfonía en tres movimientos. El primero, adagio, allegro agitato, empieza con una introducción lenta. El allegro se encuentra dividido en tres partes, siendo la segunda más lenta con intervención de instrumentos solistas. Contrastando ampliamente con ella, la última sección presenta un gran dinamismo, terminando con una determinante coda realzada por la percusión.

El segundo movimiento,  adagio ma non troppo, cantabile e sostenuto,  presenta un tema lírico que es desarrollado por la orquesta.  La parte central contiene pensativos solos del violín y la flauta. Luego aparece un crescendo que nos conduce hasta un apasionado clímax.  Las notas del clarinete nos devuelven al lirismo de la primera parte. Después de una nueva sección apasionada se diluye en una tranquila coda.

El último movimiento, allegro vivo, presenta diversos ritmos intricados, seguidos de una sección más lírica con solos de los bajos de la orquesta. La sección central está dominada por diversos solos de violín, presentando una atmósfera angustiada. Llamadas de los metales nos conducen hacia la parte final, que alcanza gran animación con ritmos puntuados por la percusión e intervención de los metales. Se observa una original y variada orquestación en cada una de las partes. Una corta pero solemne coda finaliza la obra.


La “Sinfonía Nº 21 en mi bemol mayor" fue escrita entre julio y noviembre de 1962.  La primera audición se realizó el 14 de enero de 1969, interpretada por la London Symphony Orchestra dirigida por Edward Downes para una grabación de la BBC con asistencia del compositor.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, cuatro trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, xilófono, vibráfono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

El LP Unicorn de 1973 fue la primera grabación comercial de la música de Havergal Brian (que contenía la primera grabación de esta obra), por la Leicestershire Schools Symphony Orchestra y se realizó solo unos meses antes de la muerte del compositor a los 96 años.

La obra sigue el patrón del estilo más ligero y neoclásico establecido en las sinfonías Nº18-20. Ciertamente es más expansivo en escala y se ha sugerido que en el trabajo Brian se involucró nostálgicamente con la tradición pastoral inglesa. Es cierto que su correspondencia con Robert Simpson en la época de su composición a menudo se refiere al pasado, en particular cuando escribe los paisajes de mi juventud permanecen ocultos en mí inconscientemente, mi música debe estar llena de ello. Pero detrás de la aparente genialidad se esconde un mundo de considerable complejidad emocional. Se trata de una obra de mayores proporciones que las anteriores y está dividida en cuatro tiempos.

El primer movimiento, adagio, allegro e con anima, adagio, está escrito en forma sonata modificada. Comienza con un inocuo acorde en pizzicato y una breve introducción lenta de la madera. El allegro empieza con un tema enérgico, lleno de vigorosa invención. El segundo tema, presentado por el clarinete sobre el suave trémolo de cuerdas, está lleno de sabor pastoral. El desarrollo, basado en el tema principal, es más complejo y disonante, con marchas marciales que van y vienen. No hay una recapitulación formal, sino que posee un flujo continuo de desarrollo inventivo. El movimiento termina con un corto adagio coda, concluyendo majestuosamente.

El segundo movimiento, adagio cantabile e sostenuto, escrito en forma libre, explora emociones más profundas. Se abre con suaves golpes de timbales, sobre los cuales se presenta un tema lírico en las cuerdas. Poco a poco, la música se mueve en un tono más oscuro. Como contraste, siguen hermosos solos del fagot y el violín. La música se vuelve más disonante antes de culminar en un clímax apasionado. Con una puntuación contrastante, pero apenas reducción de la intensidad, la música sigue adelante, alcanzando un nuevo clímax disonante con la entrada de los metales. La música concluye con una coda inquieta y elegíaca.

El tercer movimiento, vivace, allegro con anima, vivace, es una especie de breve intermezzo  en forma ternaria. Un tema robusto es presentado por las trompas sobre una percusión variada. Las cuerdas lo toman y lo desarrollan junto con el resto de la orquesta. La música toma la forma de una marcha. El trío, aunque no es muy contrastante, es más juguetón y ligero en su naturaleza. Un giro lírico se presenta en un dúo corto entre el arpa y la madera. El tema inicial se recapitula brevemente. Termina con una coda apasionada, que se desvanece rápidamente.

El cuarto movimiento, andante, allegro con fuoco, lento, está escrito en una forma de variación no ortodoxa. La introducción andante comienza con una fanfarria lejana de la trompa, respondida por las cuerdas y un delicado solo del oboe. El tema principal es animado y alegre. Las variaciones son difíciles de distinguir entre sí, ya que se mezclan. Los motivos enérgicos, incluso marciales, contrastan con los más ligeros y líricos.

En un episodio situado en la mitad del movimiento, reaparece la llamada inicial de la trompa, siendo respondida por una trompeta distante. A medida que la música llega a la conclusión, prevalece un estado de ánimo solemne, con el protagonismo de las cuerdas. La disonancia crece cada vez más, concluyendo con fuertes acordes orquestales en mi bemol mayor, hasta que la música se desvanece repentinamente.

Análisis musical escrito por nuestro colaborador Sergio Cánovas:


La “Sinfonía Nº 22" (Symphonia brevis) fue compuesta entre el mes de diciembre de 1964 y el 8 de enero de 1965. Su primera audición se realizó el 28 de marzo de 1971 en una grabación en el St John’s Smith Square, interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por Myer Fredman. La primera interpretación pública tuvo lugar el 26 de octubre de 1983, por la misma orquesta dirigida por Sir Charles Groves. Es la primera obra de Brian que se estrenó en el Royal Festival Hall, la principal sala de conciertos del Reino Unido.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, dos juegos de timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, platillo suspendido, xilófono, glockenspiel, celesta, arpa y la cuerda habitual.

Según una carta que escribió el 14 de diciembre de 1964 a su amigo y promotor Robert Simpson en la BBC, Brian había estado pensando originalmente en escribir una obra basada en la Antígona de Sófocles o en Edipo en Colonus. Esta obra deja atrás la tetralogía de estilo más neoclásico de las sinfonías Nº 18-21, iniciando una trilogía junto con las Nº 23 y 24 en un estilo más cromático y disonante, con la prevalencia general de las marchas.

Brian no dio ninguna descripción general para los tres, pero el hecho de que originalmente tenía la intención de llamar a la Sinfonía Nº 23 Symphonia grandis como una especie de respuesta a la Nº 22 Symphonia brevis, sugiere que vinculó los dos en su mente y el fuerte sentido del epílogo que ocupa la segunda mitad de la Sinfonía Nº 24 es tan claro y sostenido, que parece marcar el final no solo de esta obra, sino de toda una fase sinfónica.

Como su nombre indica, se trata de una obra de pequeña duración, únicamente nueve minutos, dividida en dos tiempos. Su sinfonía más corta, muestra todas sus características posteriores de compresión drástica, invención polifónica inagotable, cambios de humor oblicuos y alusivos y una estructura de desarrollo en forma de variación, construida sobre la metamorfosis continua de figuras germinales concisas en lugar de la repetición de temas.

En mayor o menor medida, esto podría decirse de las tres sinfonías. Pero algunas características permanecen de sus obras anteriores, como la afición por los ritmos de marcha continuados, los repentinos arrebatos de melodía cantabile y el placer de sonidos orquestales masivos mezclados con delicadas combinaciones de cámara de unos pocos instrumentos.

El primer movimiento, maestoso e ritmico, se divide en dos secciones, exposición y desarrollo. Se abre con un tema portentoso y disonante, que se expande para formar un único organismo musical indivisible. El desarrollo es extremadamente conciso, intrincado y tormentoso. El intervalo de tritono en el tema se abre camino en todos los aspectos de la música e imparte un estado de ánimo de inquietud continua. El movimiento culmina en un clímax masivo de aspecto casi heroico. En lugar de una coda, la música de repente se desvanece en el silencio.

El segundo movimiento, tempo di marcia e ritmico, adagio, comienza con una tensa y extraña marcha nocturna. La música crece hasta convertirse en un clímax marcial. De repente, el material inicial del primer movimiento explota, provocando un clímax amargo y disonante. Esto podría considerarse como la recapitulación perdida del primer movimiento, retrasada para completar toda la obra. La obra termina con un breve y lamentoso epílogo, concluyendo con una serie de acordes de los metales sobre golpes de los timbales, una imagen llena de tensión que parece sugerir que la verdadera lucha aún está por venir.

Análisis musical escrito por nuestro colaborador Sergio Cánovas:


La “Sinfonía Nº 23" fue compuesta entre el mes de marzo y el 4 de abril de 1965. Se estrenó el 4 de octubre de 1973 en Galesburg, Illinois, interpretada por la University of Illinois Symphony Orchestra dirigida por Bernard Goodman.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, platillo suspendido, gong, castañuelas, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

Como se ha comentado en la anterior sinfonía, la obra forma parte de un tríptico formado por las Sinfonías Nº 22-24. Las tres sinfonías podrían verse hasta cierto punto como estudios de ritmos de marcha, algo que Brian volvería a tomar en el primer movimiento de la Sinfonía Nº25. El segundo movimiento de la Nº22 y la primera sección principal de la Nº24 son claramente marchas, de diferente carácter, la de la Nº22 en el compás de  3/4, mientras que ambos movimientos de la Nº23, más similares en pulso básico, están infundidos con ritmos de marcha al mismo tiempo que se desvían con episodios contrastantes, implicando muchos otros elementos.

Sin embargo, aunque las imágenes bélicas hacen una aparición ocasional, la batalla es más una lucha mental blakeana[1], expresada a través de la metamorfosis continua de ideas puramente musicales y luchas de tensas líneas contrapuntísticas.

Pero en toda esta actividad orquestal clamorosa y masivamente orquestada, Brian establece ventanas inesperadas de lirismo, donde el interés se centra en solo unos pocos instrumentos. En comparación con la predominantemente nocturnal y fantasmal No.22, la No.23 posee un matiz más impulsivo y marcial. La obra también es de breve duración, unos catorce minutos y está dividida en dos movimientos.

El primer movimiento, moderato, allegro con anima, tranquillo, allegro con anima, se estructura en torno a un tema principal. Comienza con una marcha repentina y enérgica como introducción, dominada por los metales y la percusión. El tema principal es angular e inquieto, enfatizado por una orquestación masiva y la percusión. Los motivos marciales se contrastan con frases más melódicas de las maderas.

La entrada de las arpas comienza una sección contrastante, con un cambio completo de humor y textura. Varios instrumentos interpretan varios solos en un ambiente más oscuro y sombrío, un desarrollo sutil de los materiales anteriormente presentados en un modo lleno de fuerza. Indicios de fragmentos de la marcha nos conducen al regreso del tema principal, como una parcial recapitulación y desarrollo al mismo tiempo. Después de un clímax denso y enfático, le sigue un decrescendo que concluye en una coda en do mayor tranquilamente noble pero firme.

El segundo movimiento, adagio non troppo ma pesante, se asemeja a un passacaglia. Se abre con un tema en do menor introducido por las cuerdas, guiado por una línea de bajo en firme movimiento, conteniendo el elemento temático más importante, que se escuchará varias veces en diferentes contextos. Una variación más melódica es presentada como contraste, seguida por varios solos, especialmente un hermoso diálogo para dos violines.

Después de un clímax, continua con nuevos solos de la madera, con el uso característico de Brian del contrapunto. Siguen nuevas variaciones de las líneas de bajo, con la música contrastando entre melodías graves y nobles contra motivos más impulsivos y abruptos. Después de un intenso clímax, la música asciende lentamente, lo que la lleva a la coda. Las fanfarrias de los metales y los golpes de los timbales nos conducen a un final caótico pero poderoso en un do mayor claro y brillante.

Análisis musical escrito por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 24 en re mayor" fue compuesta en 1965. Su primera audición se realizó el 1 de abril de 1973 durante una grabación de la BBC Radio 3, interpretada por la London Philharmonic Orchestra dirigida por Myer Fredman. Está escrita en un solo movimiento.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, castañuelas, xilófono, glockenspiel y la cuerda habitual.

      "San Jorge y el Dragón" (1889) por el pintor francés                                                   Gustave  Moreau

A diferencia de las dos sinfonías anteriores en dos movimientos, la Nº24 tiene un solo movimiento, pero se divide en tres secciones, con las dos externas a gran escala y la central mucho más corta. También es la última parte de una trilogía de sinfonías compuestas en un período de nueve meses, como hemos explicado en los comentarios de las anteriores sinfonías. Las tres sinfonías podrían verse hasta cierto punto como estudios de ritmos de marcha, como también se comentó antes.

El movimiento único, allegro, maestoso e marcato molto, adagio, abre su primera sección con redobles de timbales, introduciendo una marcha brillante, llevada a cabo en un fuerte compás de 4/4 mediante patrones que admiten muchas imágenes musicales marciales y ceremoniales. El estado de ánimo, sin embargo, es en general mucho más positivo que en las dos sinfonías anteriores. Aunque las texturas, como siempre en el caso de Brian, son altamente contrapuntísticas, están menos involucradas. La música respira y se desarrolla. La metamorfosis de compás a compás de sus motivos, a menudo muestra un delicioso sentido de ingenio y fantasía. Una especie de recitativo para los violoncelos se vincula a un scherzo corto y juguetón dirigido por un fagot solista. Ligero y hábilmente escrito, con un espíritu contagioso y un impulso similar al de la danza.

Después de esto, una fanfarria para metales y percusión resulta ser el preludio de un adagio de despedida, el único verdadero movimiento lento de estas tres sinfonías, cuyo amplio sentido expresivo y riqueza melódica constituyen un epílogo conmovedor a todo el intenso esfuerzo contrapuntístico anterior. La expansión lírica prevalece aquí, pues la música explora al máximo un sentido definido de realización.

Encontramos algunas áreas más oscuras, pero todo está contenido y asimilado dentro del estado de ánimo benedictorio prevaleciente. La coda, que comienza en silencio con una figura en ascenso recordando el inicio de la Sinfonía Nº22, nos conduce hacia un sentimiento final de afirmación heroica. Un símil parecido al de la lucha de San Jorge con el dragón, a pesar de que la música de Brian es totalmente abstracta y no desea reflejar nada concreto.

Análisis musical escrito por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 25 en la menor" fue compuesta entre los años 1965 y 1966. Su primera audición se realizó el 18 de junio de 1976 en una grabación de la BBC, interpretada por la BBC Scottish Symphony Orchestra dirigida por John Canarina.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, euphonium, dos juegos de timbales, pandereta, triángulo, campanas tubulares, cascabeles, bombo, tres cajas, tam-tam, platillos, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

Es una obra dividida en tres movimientos. El primero, allegro risoluto, es un movimiento de gran brillantez rítmica que parece escrito por un joven revolucionario. A partir de un motivo inicial se va desarrollando un indefinido tema. Es difícil pensar que se trata de una música escrita por un “viejo” de 90 años. En la parte central se presenta un tema lírico contrastante con el rítmico, acentuado con el uso de la percusión. En la coda se combinan perfectamente ambos temas tomando algo de solemnidad.

El segundo movimiento, andante cantabile, es contenido en su orquestación durante todo el movimiento, dibujando un paisaje pálido e invernal. Un tema lírico en ciertos aspectos desolador se va transformando en diversas variaciones. Como es corriente en su estilo, encontramos los clásicos solos para el violín y la flauta. Termina con una coda de definida tonalidad.

El último movimiento, allegro ma non tanto, está formado por diversos motivos rítmicos interpretados por la madera en construcciones contrapuntísticas. La parte central es más tranquila con intervención de instrumentos solistas. Finalmente los motivos rítmicos vuelven a ser dominantes, terminando con una coda de carácter alegre y optimista que denota la juventud de su autor.


La “Sinfonía Nº 26" fue compuesta en la primera mitad del año 1966 pero Brian nunca pudo escuchar su interpretación. La primera audición tuvo lugar el 13 de mayo de 1976 en la St Mark’s Church de Shelton, Stoke-on-Trent, retransmitida el 5 de septiembre por la BBC Radio Stoke. La interpretó la North Staffordshire Symphony Orchestra dirigida por Nicholas Smith.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, euphonium, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, bloque de madera, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

Si bien la sinfonía en su conjunto tiene algo del carácter de un divertimento, es sustancial y para los últimos estándares de Brian, bastante expansiva. El boceto de la sinfonía indica claramente una obra en tres movimientos. La partitura completa prescinde de la numeración para el tercer movimiento y no hay doble barra al final del segundo, por lo que claramente decidió conectarlos ambos.

El primer movimiento, allegro risoluto, está escrito en forma sonata modificada. Se abre con un tema principal enérgico y pomposo. El segundo tema lírico llega de repente, presentado por la madera, con un carácter pastoral más contrastante. El desarrollo es animado, con la típica escritura contrapuntística de Brian y los ritmos marciales deambulando de fondo. El tema principal se recapitula, pero en lugar del segundo tema, continua con un nuevo desarrollo basado en ese tema lírico. La coda concluye el movimiento de manera contundente.

El segundo movimiento, allegro moderato e grazioso, giocoso, attacca, está estructurado como un tema muy libre y variaciones. Comienza con un tema lento y rítmico en forma de una especie de minueto. Las variaciones están conectadas entre sí, con un carácter en general lúdico y ligero. Una variación presenta algunos arrebatos orquestales disonantes, seguidos de algún contraste lírico. La música se vuelve más disonante y con motivos marciales, pero de repente llega un delicado solo de flauta, recordándonos el tema original en forma de minueto. La música nos conduce directamente al movimiento final.

El tercer movimiento, allegro assai, es un rondo. Se abre con una alegre variación del tema principal del primer movimiento, que se repite dos veces de una manera claramente reconocible y una tercera vez en una forma más alusiva. Entre los episodios contrastantes, el primero es lírico, con la breve presencia del violín. El carácter sigue siendo juguetón a medida que se repite el tema principal, con algunas pequeñas disonancias.

La tercera sección contrastante es más enérgica y marcial, en forma de una poderosa marcha. La tonalidad de la sinfonía, fa, se desestabiliza por la figuración arremolinada en la menor, con una prominente nota principal en sol sostenido y en un repentino gesto de enfado la música se sumerge hacia la tonalidad de do, terminando la obra abruptamente. Tal vez sea significativo que su próxima sinfonía explorara la misma tonalidad de do menor y fuera una obra muy seria.

Análisis parcialmente escrito por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 27 en do menor" fue también compuesta durante el año 1966. Su primera audición tuvo lugar el 9 de enero de 1979 durante una grabación de la BBC, interpretada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Sir Charles Mackerras. La primera interpretación pública tuvo lugar el 17 de marzo de 2012, interpretada por la California Orange County High School of the Arts Symphony Orchestra, dirigida por Christopher Russell.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales,  triángulo, bombo, tres cajas, tam-tam, gong,  platillos, celesta, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

Es la última de una trilogía de sinfonías neoclásicas en tres movimientos. La flauta tiene una gran importancia en esta obra, especialmente en el primer movimiento, lo que nos hace pensar que tal vez se proyectó como un concierto para flauta que terminó como una sinfonía, como su tercera sinfonía, que fue concebida al principio como un concierto para dos pianos. Está dividida en tres movimientos y requiere la presencia de un buen flautista para la interpretación de diversos solos.

El primer movimiento, lento, allegro giocoso e marcato sempre, moderato. está escrito de una manera bastante libre. Comienza con una bucólica introducción dominada por la flauta, uno de los pasajes más líricos de Brian. Los golpes de timbal conducen a la exposición del enérgico tema principal. Después de una pausa, la flauta interpreta una especie de cadenza, seguida por una sección suave y lírica introducida por las cuerdas. La caja clara nos conduce a una sección más disonante y vigorosa, con la prominencia de la percusión. Después de un fuerte clímax, la música se desvanece en un tono suave.

El segundo movimiento, lento ma non troppo, también posee una estructura libre. Se abre con el tema principal lírico y fluido, desarrollado de una manera cromática pero suave. La música se desarrolla como si fuera un conjunto de variaciones continuas libres sobre dicho tema. Encontramos cierto contraste con frases solemnes de las trompas y resto de los metales, seguidas de cuerdas. La música se eleva en un firme clímax. Una sección más meditativa nos conduce a una coda tranquila y misteriosa.

El tercer movimiento, finale, allegro con anima, al igual que los anteriores, tiene una estructura libre. Comienza con potentes llamadas del metal antes de evolucionar de una manera más alegre y juguetona. Las marchas vigorosas y brillantes se contrastan con diálogos suaves y líricos entre vientos y cuerdas. Casi todo el movimiento se basa en esta dinámica. Una sección más solemne, con densas sonoridades del metal da paso a una especie de falsa recapitulación del material anterior, que es realmente un nuevo desarrollo. Después de un clímax disonante, viene un nuevo solo de flauta, apoyado con suaves golpes de timbales. La coda termina la obra con un final suave y positivo.

Introducción y análisis de la música realizado parcialmente por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 28 en do menor" fue compuesta durante el año 1967 cuando Brian tenía 91 años, con dedicatorias a Robert Simpson y al escultor Robert Thomas. Su primera interpretación se realizó el 7 de junio de 1973 en una grabación de la BBC, interpretada por la New Philharmonia Orchestra dirigida por Leopold Stokowski de 91 años en ese momento.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, tres clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, seis trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, gong, castañuelas, platillos, platillo suspendido, celesta, vibráfono, xilófono, glockenspiel, arpa y la cuerda habitual.

La obra puede contarse como una de las creaciones tardías más extraordinarias de Brian. Inicialmente se refirió a la sinfonía como un divertimento y finalmente la estableció como una Sinfonía, inusualmente en la misma tonalidad que su predecesora. Ambos géneros pueden tener su significado, pues la obra ciertamente comienza con carácter de divertimento, aunque como veremos, ese carácter se desvanece a medida que avanza la pieza y el nombre de Sinfonía es un término que Brian parece haber reservado para obras poco ortodoxas o experimentales, entre ellas, las Nº6, 22, 23 y 30. Está dividida en cuatro breves movimientos, con una duración total de unos 14 minutos. Los últimos tres movimientos están conectados sin pausa.

El primer movimiento, moderato, es breve y muy libre en estructura. Se abre con un tema alegre y fugaz, conteniendo poco de la pesada línea de bajo tan característica de Brian. El tema se desarrolla y transforma a medida que diferentes fragmentos y motivos aparecen y se mezclan. Poco a poco la música se vuelve más densa y oscura, desapareciendo la ligereza inicial. Brian experimenta con extrañas sonoridades y texturas misteriosas. Después de un gran clímax, la música se ralentiza y una extraña progresión de acordes arremolinados envuelve la música, concluyendo en una coda corta pero positiva.

El segundo movimiento, grazioso e leggiero, attacca, es una especie de minueto poco ortodoxo. Comienza con el clarinete introduciendo un tema rítmicamente disonante, como una parodia de sí mismo. Las cuerdas lo desarrollan apoyadas por una delicada percusión. En lugar de trío, las cuerdas presentan frases más melódicas contrastantes, con un sentimiento casi nostálgico. A medida que la música recupera su vigor, se vuelve cada vez más disonante. Una transición nos lleva a la siguiente parte sin pausa.

El tercer movimiento, andante espressivo, attacca, está escrito en tres secciones. La primera se abre con un tema lírico presentado por las cuerdas. Un motivo más activo y contrastante es presentado por la trompeta en contrapunto, que conduce a la segunda sección, con un diálogo tranquilo entre el arpa y el oboe, seguido par las maderas y cuerdas. La tercera sección comienza con el carácter reconfortante que se erosiona, al ser la armonía cada vez más tensa y el contrapunto más anguloso en todo el pasaje musical. Una marcha que aparece como fondo nos conduce directamente a la parte final.

El cuarto movimiento, allegro con brio, allegro vivo, adagio, posee una estructura muy libre. Estalla con una marcha disonante, convirtiéndose en el tema principal. Además de once percusionistas, Brian exige tres trompetas adicionales, utilizando un total de seis intérpretes. La segunda sección que se abre es más lírica y misteriosa, con la marcha principal cada vez más sombría. La música alcanza un gran y disonante clímax. En su apogeo, la música se detiene y de repente aparece una cadencia tranquila, cerrando la obra con una enigmática coda.

Introducción y análisis de la música realizado nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 29 en mi bemol mayor" fue compuesta también durante el año 1967. Su primera audición privada se realizó en Edinburgh en el mes de enero de 1976, interpretada por la Monday Night Orchestra dirigida por Alasdai Mitchell. Su primera interpretación pública se realizó el 17 de noviembre de 1976 en el Victoria Hall de Hanley, Stoke-on-Trent, por la North Staffordshire Symphony Orchestra dirigida por Nicholas Smith.

Está orquestada para tres flautas, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, platillos, xilófono, glockenspiel y la cuerda habitual.

La obra es quizás el trabajo tardío más lírico de Brian, persiguiendo de una manera más expansiva emocionalmente los impulsos cálidos y generosos que la Nº28 había revelado intermitentemente y cerrado despiadadamente. Casi con el doble de la longitud de su predecesora, la Nº29 también se acerca más que la anterior al modelo clásico de cuatro movimientos, aunque se interpretan sin interrupción. Está dividida en cuatro movimientos, con una duración total de unos 20 minutos.

El primer movimiento, adagio, allegro, (attacca), está estructurado en forma ternaria. Comienza con una introducción lenta y solemne, que conduce rápidamente a la parte principal. Se presenta un tema principal animado y enérgico, que es objeto de una transformación constante, volviéndose más tenso y disonante a medida que avanza.

La sección central se abre con un tema melódico introducido por las cuerdas en un contrapunto imitativo simple de dos partes, antes de abrirse a una polifonía más desarrollada y compleja. El alegre tema principal es luego recapitulado por toda la orquesta, surgiendo en un nuevo clímax disonante. No hay coda formal, la música simplemente se detiene antes de conducir sin pausa al siguiente movimiento.

El segundo movimiento, lento cantabile sempre, (attacca), también está escrito en forma ternaria. Comienza con un tema principal suave introducido por las cuerdas, relativamente breve pero emocionalmente amplio. La sección central se abre con otro tema melódico, apenas contrastante, presentado por el clarinete. Este tema se repite a través de varios instrumentos mediante varios solos. El tema principal se recapitula por completo, pero de repente, las disonancias y los ritmos de marcha parecen intentar romper la calma, sin éxito, pues se desvanecen tan rápido como llegaron. En lugar de una coda, un acorde discreto nos lleva a la siguiente parte.

El tercer movimiento, allegretto grazioso, (attacca), es una especie de scherzo en forma ternaria. Comienza con delicadas líneas rítmicas que preceden a un tema cromático pero animado. La sección de trío se abre tranquilamente con un verdadero trío instrumental formado por el clarinete y dos fagotes, seguido por las cuerdas en contrapunto. El tema principal rítmico se recapitula brevemente. Los timbales conducen la transición directamente hacia el último movimiento.

El cuarto movimiento, adagio, allegro molto, adagio, posee estructura monotemática. Comienza con una imponente fanfarria de los metales y percusión, seguida poco después por la exposición de un tema principal brillante y alegre. A medida que avanza el movimiento, se presentan motivos y materiales cromáticos más tensos, hasta que se hace evidente que cualquier expectativa de una conclusión triunfal será desafiada. La música se eleva en un clímax imponente realzado por los ritmos de los metales y las marchas. Luego la música se disuelve en una sección misteriosa, llena de la rica sonoridad de los bajos de la madera y las cuerdas multidivididas, concluyendo finalmente mediante una cadencia formada por un acorde brillante de mi bemol mayor.

Análisis musical parcialmente realizado por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 30 en si bemol menor" fue terminada el 13 de noviembre de 1967, un año de actividad sobresaliente para el veterano compositor. Se estrenó el 24 de septiembre de 1976 en el Alexandra Palace de Londres, durante una grabación y retransmisión en vivo de la BBC Radio 3, interpretada por la New Philharmonia Orchestra dirigida por Harry Newstone. Con este concierto se celebraba el centenario del compositor.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, tam-tam, castañuelas, glockenspiel, campanas tubulares, platillos, xilófono, dos arpas y la cuerda habitual.

Esta sinfonía es drásticamente diferente de sus predecesoras, atrás quedó el neoclasicismo de la Nº29. Para tener una idea de lo que podría haber inspirado la 30 de Brian, debemos remontarnos a 1963. Se cree que en este año, Brian comenzó a hacer planes para una ópera sobre Edipo en Colonus de Sófocles. Archivó la idea por un tiempo antes de comenzar a componer la obra en 1967. Durante este tiempo también previó una nueva ópera sobre la Antígona de Sófocles. Brian finalmente cesó sus trabajos en el proyecto Edipo, creyendo que la traducción al inglés que se estaba utilizando como libreto todavía tenía derechos de autor. Declaró, sin embargo, que la música contenía algunas cosas buenas y que la usaría en una obra orquestal.

La siguiente en aparecer fue la Sinfonía Nº30. Buscando más atrás, encontramos la Sinfonía Nº22 de 1964/65. Fue escrita después de un año más o menos de las primeras ideas de Brian sobre Edipo y las similitudes entre esta obra y la Sinfonía Nº30 son más que casuales. Ambas están escritas en dos movimientos, comparten el mismo carácter oscuro, están construidas de una manera similar, altamente comprimida. Además el motivo inicial de la 22ª Sinfonía se cita no menos de tres veces en el segundo movimiento de la Sinfonía Nº30. Por lo tanto, no es irrazonable suponer que las Sinfonías 22 y 30 son de hecho piezas complementarias y que la Nº30 es un desarrollo adicional de los eventos de la Nº22.

Está dividida en dos movimientos con una duración total de unos 16 minutos, pero cada uno de ellos es más un mosaico de ideas que un argumento que se desarrolla lógicamente.

El primer movimiento, lento, está estructurado muy libremente. Comienza con un tema ambiguo y altamente contrapuntístico. Es un Brian de carácter austero, con menos brillantes elementos de percusión. El tema evoluciona continuamente, puesto que grupos de instrumentos hacen variaciones basadas en dicho tema. La música se eleva en una explosión de la percusión, transformándose en una marcha amenazante. Un solo del corno inglés nos introduce en un pasaje más melódico. Después de un di minuendo, la música termina con un acorde en pizzicato.

El segundo movimiento, passacaglia, moderato comodo e leggiero, está estructurado como una passacaglia. Se abre con una línea rítmica de la madera, apoyada por una colorida percusión. Al igual que con el movimiento anterior, se realizan diversas variaciones basadas en el ritmo inicial. Aquí encontramos a Brian en una vena grotesca, con varias citas de su Sinfonía Nº22. La música se eleva en un clímax desordenado y dominada por la percusión. Después de una sección más tranquila, se eleva de nuevo en un nuevo y poderoso clímax. Una vez que acaban los ritmos de marcha, volvemos al contrapunto serpenteante del comienzo, ahora resaltado por sutiles contribuciones del arpa, el glockenspiel, el xilófono y las campanas tubulares. Comienza un crescendo lento y dramático. El trabajo concluye con una coda masiva.

Análisis musical realizado parcialmente por nuestro colaborador Sergio Cánovas.


La “Sinfonía Nº 31" fue terminada el 16 de abril de 1968 en su residencia de Shoreham-by-Sea, Sussex. Se estrenó en el Henry Wood Hall el 9 de enero de 1979 durante una grabación de la BBC, interpretada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Sir Charles Mackerras.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, triángulo, bombo, tres cajas, glockenspiel, campanas tubulares, platillos, xilófono, arpa y la cuerda habitual.

Es una sinfonía concentrada en un solo movimiento de unos 14 minutos de duración. Está compuesta en forma de una fantasía polifónica. Su temática se basa en escasas figuras germinales, a partir de las cuales se desarrolla la obra.

Se puede dividir en cuatro secciones. La primera empieza fríamente, con un simple motivo de cuatro notas descendentes, que va creciendo y desarrollándose hasta llegar a su clímax. Sigue una sección más lírica, de delicada instrumentación.

La segunda parte es más enérgica, con motivos tempestuosos. La tercera presenta un lirismo concentrado, especialmente en sus solos para el violín. La última sección llega a su clímax con exaltadas intervenciones de la percusión. Un solo del clarinete bajo nos conduce a la parte final conteniendo un concentrado lirismo, terminando con una explosiva coda.


La “Sinfonía Nº 32 en la bemol mayor" fue compuesta entre los meses de junio y octubre de 1968. Se estrenó el 28 de enero de 1971 en el St John’s Smith Square de Londres, interpretada por la Kensington Symphony Orchestra dirigida por Leslie Head.

Está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, triángulo, bombo, tres cajas, glockenspiel, campanas tubulares, platillos, xilófono, arpa y la cuerda habitual.

Es la última sinfonía que compuso Brian y también su última obra. La compuso a la edad de 92 años. Poco después de cumplir sus 93 años escribió a un amigo, “es lo último en que creo, desde entonces no he tenido más ideas musicales y he amado y todavía amo el silencio”. La obra está dividida en los ortodoxos cuatro movimientos a pesar de no respetar demasiado la forma.

El primer movimiento, allegretto, está escrito en forma sonata con gran libertad. Un motivo polifónico es desarrollado de un modo bastante reflexivo. El contraste temático se presenta entre el conjunto temático complejo presentado en la exposición y la parte más relajada del desarrollo, en el que a su final aparece uno de sus típicos solos para violín. Sigue una concentrada recapitulación, que nos conduce a un clímax, seguido de una calmada cadencia.

El segundo movimiento, adagio, empieza con diversos fragmentos temáticos que se van metamorfoseando y creciendo. Aparece una marcha fúnebre, la última escrita por Brian que aumenta hasta su clímax. Después de una pausa, una breve coda termina el movimiento del mismo enigmático modo como ha empezado.

El tercer movimiento, allegro ma non troppo, realiza la función de scherzo. La atmósfera se ha liberado de su opresión. En la parte central en el lugar del trío aparece una danza ligeramente orquestada, alternando la cuerda con solos de la madera. Luego reaparece el scherzo con un nuevo desarrollo. Una lírica coda nos lleva al final del movimiento.

El último movimiento, allegro moderato, presenta un gran desarrollo contrapuntístico. El tema está basado en dos breves motivos presentados al principio. Una fanfarria del metal emerge de este mar contrapuntístico y nos conduce hasta una noble coda en la cual se reafirma la tonalidad.

Brian vivió cuatro años mas después de terminar su última sinfonía, pero no compuso ninguna obra. Además de tener problemas con su vista parece que se agotó su inspiración. Pero conservó su vigor mental y siempre parecía que podía volver a la composición. Murió el 28 de noviembre de 1972 en Shoreham-by-Sea, a consecuencia de una caída.

A pesar del compromiso adquirido por la BBC de interpretar todas sus sinfonías, ninguna de sus obras fue grabada comercialmente durante su vida. Murió sin haber podido escuchar nunca muchas de sus obras.

David Brown ha sido el director de la Havergal Brian Society entre los años 1994 y 1998. Existía un proyecto apoyado por dicha sociedad de efectuar la grabación de todas las obras orquestales de Brian. El sello Marco Polo efectuó una grabación de la “Sinfonía Gótica”. A partir de este momento la Brian Society se puso en contacto con Klaus Heymann para la grabación de las sinfonías de Brian.

Para satisfacer la posible curiosidad de algunos de nuestros lectores, dedicaremos unos párrafos a la edición discográfica, especialmente de una firma independiente editora de los sellos Marco Polo y Naxos, que tanto han hecho para poner la música al alcance del pueblo, además de contribuir con su obra al conocimiento de mucha música que nunca se había grabado.

Klaus Heyman es el fundador de la empresa Naxos. Un alemán nacido en Frankfurt, llegó en el año 1967 a Hong Kong como corresponsal de un periódico americano. Al cabo de un tiempo montó su propia empresa en la ciudad china, como representante e importador de diversas empresas de equipos de audio. Gran amante de la música clásica desde que era niño, pronto se dio cuenta de que era difícil encontrar discos de los artistas que visitaban la gran ciudad oriental. Por ello añadió a su negocio de audio la importación de diversos sellos, especialmente de la Europa del este. Colaboró con la entonces amateur Hong Kong Philharmonic Orchestra, a la que transformó en una verdadera orquesta profesional.

Conoció a la gran violinista japonesa Takako Nishizaki, durante uno de los conciertos organizados en la primera temporada profesional de la Hong Kong Philharmonic Orchestra, en la cual actuaba como solista. Se enamoraron y un año más tarde se casaban. Takako abandonó el Japón para vivir con su marido en Hong Kong. Su único hijo se llama Henryk en honor a Henryk Wieniawski, cuyo Segundo Concierto para violín interpretó Takako cuando se conocieron.

En 1978 Takako Nishizaki grabó el famoso concierto chino para violín “The Butterfly Lovers” con la Nagoya Philharmonic para la empresa discográfica que iniciaba Klaus. Esta grabación tuvo un enorme éxito, vendiéndose centenares de miles de discos. A partir del éxito conseguido, Klaus Heymann empezó un sello discográfico dedicado a este tipo de repertorio al que llamó HK, Hong Kong Records. Los primeros discos estaban realizados en el Japón.

Cuando la Hong Kong Philharmonic Orchestra llegó a un nivel adecuado en 1982, empezó a grabar con esta orquesta y también con la Singapore Symphony Orchestra. La firma discográfica empezó a crecer dentro de la empresa, antes solo dedicada a la importación, Pacific Music. En 1986 se había convertido en la mayor compañía internacional de grabación en todo el Sudeste Asiático. Las orquestas que interpretaban las obras sugirieron también la grabación del repertorio occidental.

Heymann tuvo la idea de realizar grabaciones de obras poco conocidas de compositores occidentales. Para este propósito fundo el sello Marco Polo. Debido a sus relaciones comerciales con empresas de la Europa Oriental, como Hungaroton u Opus, empezó la producción de discos en dichos países, mejor preparados para la producción del repertorio deseado. Marco Polo ha realizado la grabación de un importante repertorio sinfónico, poco conocido o inédito de muchos compositores de la segunda mitad del siglo XIX y de principios del XX.

En el año 1986 los costes de producción de compact disc empezaron a bajar. Klaus realizó un estudio de mercado, dándose cuenta de que los precios de los discos se habían casi cuadruplicado con el paso de los antiguos LP a los compact disc. Para los compradores chinos y de otros países orientales, el precio de los compact disc era prohibitivo. Entonces pensó en poder ofrecer a este público compact disc al precio de los antiguos LP.

El sello se llamó Naxos. El nombre de una famosa isla de Grecia, un país de arte y cultura. La leyenda de Ariadne también la relaciona con el mundo musical, a través de la inspiración de diversos compositores en la obra.

El éxito de ventas de los primeros títulos fue considerable. De todas partes del mundo llegaron llamadas para poder conseguir estos discos tan baratos. Las ventas de los discos en Europa crecieron extraordinariamente. Klaus pensó en realizar un lanzamiento mundial del sello Naxos ofreciendo además de las piezas de repertorio iniciales otras menos conocidas.

Un sello independiente y pequeño no podía realizar grabaciones costosas con primeras figuras. Para ello colaboró con jóvenes artistas y orquestas menos conocidas, pero buscando siempre una buena calidad de las interpretaciones.

Actualmente el número de sus grabaciones pasa de los 3000 títulos. La característica principal es la no repetición de las obras grabadas, la realización de ciclos completos de obras y de series nacionales. Así podemos encontrar la obra completa de Chopin o las obras orquestales completas de Glazunov. Series dedicadas a la música americana, tan extensa que superará los 200 discos, o a la japonesa, con una enorme cantidad de obras desconocidas. Gracias a ello podemos obtener muchas sinfonías que sin la ayuda de esta empresa sería imposible poder comentarlas.

Volviendo a la obra de Brian, Klaus Heymann quería realizar la grabación del “Concierto para violín” interpretado por su mujer Takako Nishizaki. Pero la Sinfonía Gótica se grabó en primer lugar en 1998 para el sello Marco Polo. El lanzamiento fue un éxito y se vendieron 14000 discos, cosa extraordinaria para un desconocido disco de música clásica. En vista de ello estaba dispuesto a la grabación de mas obras de Brian. Se puso en contacto con la Havergal Brian Society aceptando un subsidio de 2000 libras para la realización de más grabaciones.

Durante una serie de negociaciones David Brown el presidente de la Havergal Brian Society, convenció a Heymann de no solo grabar algunas sinfonías sino de grabar todas las sinfonías. Finalmente decidieron efectuar la grabación de todas las obras orquestales de Brian.

Se diseñó la realización de 19 discos nuevos. A partir de 1992 empezaron las grabaciones con Das Siegeslied, acompañada por la breve sinfonía Nº12, pensando en el éxito de la primera obra también con participación de los coros. Pero esta vez el éxito no acompañó a la realización, vendiéndose solo 4500 copias, un respetable número al tratarse de una música desconocida, pero que no cubrían los gastos ocasionados por la grabación. Simultáneamente apareció otro disco con las sinfonías Nº17 y Nº32.

En el año 1993 se grabó el  “Concierto para violín”, pero no fue interpretado por su mujer, acaso debido a sus dificultades técnicas, junto con la sinfonía Nº18. Las dificultades económicas impedían la continuación del ciclo. Pero finalmente se pudieron grabar en Ucrania las sinfonías Nº20 y Nº25, en un CD aparecido en 1995. Continuando con las dificultades económicas se pudo grabar la segunda sinfonía en el mes de mayo de 1996 en Moscú. El disco apareció en 1998.

El último disco del ciclo apareció en el año 2000 conteniendo las sinfonías Nº11 y Nº15. Debido al estado de crisis en el sector discográfico el sello Marco Polo ha casi paralizado la producción de nuevos discos. Pero en cambio la serie económica que lleva el nombre de Naxos se ha convertido en la estrella de la empresa, llamada actualmente Naxos International Ltd. Las primeras sinfonías de Brian se han reeditado en este sello, así como muchas otras obras aparecidas primero en el sello Marco Polo.

A partir del año 2013 se han ido grabando todas las sinfonías de Brian en este nuevo formato, que por su bajo precio alcanza un mayor número de ventas. Actualmente están apareciendo gran cantidad de obras inéditas, lo cual ilusiona al coleccionista, que no duda en arriesgar su dinero para escuchar nuevas partituras, sabiendo que si no son totalmente de su agrado el dinero perdido no es mucho.

También otros sellos discográficos se han interesado en la obra de Brian, como la inglesa Dutton Epoch, otro de los sellos más innovadores.

El futuro es la distribución directa de las obras a través de Internet, en formatos digitales comprimidos como actualmente se encuentran el MP3 o el WMA o algunos con menos pérdidas de calidad, pero siempre nos quedará la nostalgia de nuestros queridos discos en formato real y tangible, acompañados en muchos casos por sugerentes e interesantes descripciones.

Terminando este comentario sobre las grabaciones discográficas, nos damos cuenta que las grandes compañías internacionales, poseedoras de los sellos más prestigiosos como DG, Philips, Decca o EMI, no están interesadas en la presentación de nueva música, sea antigua o contemporánea. Repiten centenares de veces los mismos títulos interpretados, eso sí, por los que ellos presentan como grandes figuras de la música, arropados por ingentes cantidades de dinero invertidos en una espectacular publicidad. Pero son las pequeñas firmas independientes, entre ellas CPO, BIS, Toccata Classics, Sterling, Chandos y muchas más, las que realmente ayudan al real conocimiento del extenso campo que cubre la mal llamada música clásica.

[1]  Según las teorías de William Blake