ELGAR

 

4 – Elgar

Después de la muerte de Purcell la música inglesa había caído en una especie de sueño. Con Elgar despertó y le dio su propio lenguaje. Su escritura siguiendo las corrientes neorrománticas alemanas se vio impregnada por una señal de identidad puramente británica. La majestuosidad de su música acompañó los fastos del Imperio Británico.

INDICE

Biografía

Sinfonía Nº 1

Sinfonía Nº 2

Sinfonía Nº 3


Edward Elgar (1857-1934)
nació en Broadheath, cerca de Worcester, en el condado de Worcestershire, situado al sur de Birmingham, el 2 de junio de 1857. Su padre Wiliam Elgar tenía una tienda en la High Street de Worcester donde vendía partituras e instrumentos musicales. Su madre Ann se había convertido al catolicismo poco antes del nacimiento de Edward, por lo cual fue bautizado como católico romano. A los pocos años la familia se trasladó a vivir a Worcester. Sus primeros conocimientos musicales los adquirió en su entorno familiar.

Al dejar la escuela a los quince años trabajó como auxiliar de un abogado, pero un año después empezó a tomar clases de piano y violín. A sus 22 años obtuvo el puesto de director de la banda del Asilo de lunáticos del condado de Worcester en Powick. Para ellos compuso mucha música de baile.

Elgar pone un anuncio en el pueblo vecino de Malvern para lograr alumnos para sus clases. El 6 de octubre de 1886 se le presenta Caroline Alice Roberts, hija del General Mayor Sir Henry Roberts. A pesar de ser ocho años mayor que el compositor, su amistad nacida durante las clases se convierte en amor y a los dos años están prometidos. En aquellos años de rígidas reglas sociales Victorianas, se les presenta el problema de pertenecer a dos clases sociales distintas. El padre de Elgar era un simple tendero y las fortunas de ambas familias eran muy diferentes. Pero nada pudo impedir sus planes y se casaron el 8 de mayo de 1889.

Después de trasladarse a vivir a Londres, donde parecía haber más posibilidades para un músico, volvieron desilusionados a su tierra al poco tiempo. Para compensar sus reducidos ingresos obtenidos por su trabajo como compositor, da clases de violín en la escuela para muchachas de Malvern. Pero su trabajo le desespera por el poco interés que muestran sus alumnas.

Hugh Blair, el director de la Worcester Festival Choral Society lo visita en su casa, interesándose por sus trabajos. Al ver la cantata que estaba componiendo le dice que si la termina podrá ser presentada en Worcester. Se trataba del “The Black Knight” Op.25 (El caballero negro), estrenada el 18 de abril de 1893 en el Public Hall de Worcester, dirigida por el propio autor. Una obra dividida en cuatro partes con cierto carácter sinfónico a pesar de ser una cantata. El propio Elgar describía su obra como “Una sinfonía para coro y orquesta”. 

El estreno de su cantata atrajo la atención de un importante músico de los Midlands, Charles Heap, que le propuso que escribiera una gran obra sinfónico coral para el North Staffondshire Festival de 1896. Esta obra fue “Scenes from the Saga of King Olaf” Op.30, una cantata de más de una hora y media de duración, estrenada el 30 de octubre de 1896.

En el año 1897 se celebraba el Diamond Jubilee de la Reina Victoria, una fiesta nacional. Para esta celebración Elgar compuso su cantata “The Banner of St. George” Op.33 y su “Imperial March” Op.32. Tiene la intención de escribir una sinfonía de carácter programático en honor del General Gordon, pero en 1898 abandona la idea.

Su gran éxito llega en 1899 con su obra orquestal “Enigma Variations”, estrenada en Londres bajo la batuta del gran director alemán Hans Richter. La obra, conocida como “Variaciones sobre un tema original (Enigma)”, lo convierte en el más importante compositor de Inglaterra.

“The Dream of Gerontius” Op.38  estrenada al año siguiente lo consolida como primera figura de la música coral. Pero su obra más conocida son las “Pomp and Circunstance Marches” Op.39, cuyas dos primeras fueron compuestas en 1901. Una música que simboliza perfectamente los fastos y ceremonias del Imperio Británico.

El reinado de la Reina Victoria (1837-1901), fue el más largo de la historia, conocido como Época Victoriana. Una mujer de gran carácter que se impuso sobre sus ministros. Su hijo Eduardo VII (1901-1910) abandonó el puritanismo de su madre, siendo amante del glamour de la realeza, a pesar de que su influencia en el gobierno fuera menor. Por esto no es de extrañar que su fiesta de coronación reflejara la importancia del Imperio Británico.

Elgar fue el compositor elegido para escribir el tipo de música que necesitaba tan flamante corte. La primera de las “Pomp and Circunstance Marches” tuvo un extraordinario éxito popular. Cuando el rey la escuchó pidió a Elgar que pusiera palabras a su sección de trío. El compositor la incluyó en el movimiento final de su “Oda a la Coronación” Op.44, escrita para la coronación del rey en 1902. Elgar se había convertido, además del más importante compositor inglés, en el predilecto de la corte. Por ello en 1904 fue nombrado caballero, con lo cual conseguía el título como Sir Edward Elgar.

En el mes de marzo de 1904 se celebró en el Covern Garden un festival de música dedicado a Elgar. Después de un viaje a Italia se le pidió una sinfonía, pero el compositor todavía no pudo componerla, presentando en su lugar una Obertura de concierto, “In the South” Op.50. Entre los años 1905 y 1908 Elgar tuvo el cargo de Maestro de Música en la Universidad de Birmingham.


La “Sinfonía  Nº 1 en la bemol” Op.55 fue compuesta entre el verano de 1907 y el otoño de 1908. Se estrenó el 3 de diciembre de 1908 en el Free Trade Hall de Manchester, dirigida por Hans Richter a quién está dedicada. Al parecer esta obra fue empezada años atrás como una sinfonía programática, en honor al General Charles Gordon, muerto en 1885 en Karthoum durante las maniobras para la evacuación del Sudán, ocupado por los rebeldes. Pero Elgar nunca habló de un programa para la obra.

La sinfonía fue muy bien recibida en su estreno y se interpretó mas de cien veces el primer año, conservándose como pieza de repertorio hasta nuestros días. Algunos la consideran como la primera sinfonía de cierta categoría escrita en Inglaterra.

Esta orquestada para tres flautas, piccolo, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, percusión con dos tambores y platillos, dos arpas y la cuerda habitual.

El primer movimiento, andante, nobilmente e semplice, allegro,  empieza en forma de una solemne marcha lenta, escrita al parecer, como homenaje al General Gordon. Este tema será un motivo recurrente en la obra. Es presentado por violas y madera, acompañado por suaves redobles de timbal. Luego se interpreta solemnemente por el pleno de la orquesta.

El allegro nos presenta un primer tema inquieto, interpretado por la cuerda y la madera, entrando seguidamente las trompas. La orquesta se apodera del tema y cuando llega de nuevo la calma aparecen dos nuevos motivos, uno tierno en los violines y otro de carácter cromático, presentado por el clarinete de forma muy breve.

Aparece el segundo grupo temático introducido por los violines, con acompañamiento de las flautas, compuesto por cuatro elementos. Los violines y fagot presentan otro de estos elementos. Finalmente, trompas y trompetas interpretan vivamente uno de los subtemas. El tema principal de la obra o sea el del principio, hace una breve aparición señalando el inicio del desarrollo. Todos los temas son elaborados durante una extensa sección de desarrollo, seguida por una bastante corta recapitulación, empleando armonías más densas. El tema principal hace una nueva aparición. La coda interpretada por la cuerda termina en una mágica calma.

El segundo movimiento, allegro molto, correspondiente al scherzo, empieza con un tema nervioso interpretado por los primeros violines, que pronto da lugar a una marcha, con un aspecto un poco siniestro, acompañada después por fuertes golpes de la percusión, lo cual realmente estaba pensado para su homenaje al General fallecido.

El trío interpretado básicamente por la madera es gracioso. El violín desarrolla después el tema. Luego se repite la primera parte, con nueva intervención del trío, pero en una forma de desarrollo. El solo de violín reaparece antes de la sección final, que termina calmadamente, enlazando con el siguiente movimiento, sin interrupción.

El tercer movimiento, adagio, nace del motivo del scherzo, interpretado por la cuerda. Este tema va aumentando durante la exposición, expuesta por la cuerda dividida. El segundo tema posee una gran nobleza en su acariciadora melodía iniciada por los violines. Luego pasa a la orquesta que la interpreta de forma muy lírica. El movimiento nos lleva a momentos de gran belleza romántica, especialmente cerca del final, con un tema derivado del principal de la sinfonía. El metal en sordina cierra este delicado movimiento que arrancó a los ingleses un fuerte aplauso el día de su estreno.

El último movimiento, lento, allegro, empieza con una introducción lenta, de carácter sombrío, seguida del primer tema del allegro, un motivo sobriamente violento. Después de un ligero momento de apasionamiento, aparece el segundo tema que es de carácter cantabile con amplia melodía. Los diferentes temas se combinan en una especie de desarrollo. El tema principal de la obra reaparece, primero tímidamente, pero va creciendo con solemnidad y nos lleva hacia el clímax presentado en la coda.

En el año 1909 Elgar tiene un romance extraconyugal con Alice Stuart-Woortley, a pesar de lo cual mantendrá una estrecha relación con su esposa que durará hasta su muerte. En 1910 muere Eduardo VII y Elgar que está escribiendo una nueva sinfonía se la dedica.


La “Sinfonía Nº 2  en mi bemol mayor” Op.63 fue compuesta entre los años 1909 y 1911, pero las primeras ideas parten de 1903. La obra está dedicada a la memoria de su Majestad el Rey Eduardo VII, como escribe al terminar la partitura el 16 de marzo de 1911.

En 1905 Elgar pronuncia una conferencia en la Universidad de Birmingham, en la que defiende la Sinfonía no programática, como el sumo desarrollo del arte musical. Algunos compositores como Strauss, Debussy o Puccini piensan que la Sinfonía ha muerto, pero lo que es necesario es encontrar al genio que la resucite. En 1903 realiza un viaje a Italia con la intención de escribir una Sinfonía. Allí escribe una melodía que dará lugar al primer tema del último movimiento. En un nuevo viaje a Italia, concretamente a Venecia en 1909, cristaliza la idea de su nueva obra. En el movimiento lento representaría la calma del interior de la catedral de San Marcos, contrastando con el rondó que mostraría el bullicio reinante en el exterior de la plaza.

La obra está orquestada para tres flautas, una doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, tres clarinetes, clarinete bajo, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, percusión que incluye dos tambores, tambourine y platillos, dos arpas y la cuerda habitual.

La partitura de la obra contiene unas líneas del poema “Invocation” de Shelley que reproducimos a continuación.

Rarely, rarely comest thou,        Sorprendentemente, sorprendentemente llegaste tú,

            Spirit of delight!                                                 Espíritu del placer

El primer movimiento, allegro vivace e nobilmente, no posee un tema claro como el de su anterior sinfonía, que unificaba toda la obra. El primer tema está compuesto por varias partes. Empieza con una exuberante melodía típica de Elgar con sus saltos y síncopas. Después del primer clímax aparece una dulce melodía en los violines, acompañada por arpas, cuerda, maderas y trompas, que da lugar al segundo tema. Poco después el violoncelo interpreta una delicada melodía. Este material se desarrolla según el personal modo de Elgar. Después de la recapitulación termina con una explosión del primer tema que cierra el movimiento.

El segundo movimiento, larghetto, presenta una melodía majestuosa y dolorida, como una especie de marcha fúnebre por la muerte del Rey. Entonces aparece el primer tema de un modo impresionante, en oposición al ritmo de marcha lenta con acompañamiento de los timbales. Las cuerdas presentan un nuevo tema de carácter contemplativo. Con todo este material Elgar crea un importante desarrollo alcanzando un gran clímax. El final nos lleva a una tranquila atmósfera.

El tercer movimiento, rondo, presto, presenta un tema enérgico con poca alegría. Una melodía ondulante se desarrolla en fortissimo. En la sección central el oboe presenta una nueva melodía derivada del tema inicial. Después de un fuerte clímax sigue una misteriosa sección de la que surge un nuevo tema. Una versión del tema ondulante del primer movimiento nos lleva hacia un brillante final.

El último movimiento, moderato e maestoso, está escrito en forma sonata. El primer tema es valiente y marcha con seguridad hacia delante. Después de varias repeticiones aparece el segundo tema de tipo majestuoso, pero con un cierto carácter dramático. Va creciendo hasta un clímax, transformándose luego en el noble verdadero segundo tema. En el desarrollo se combinan los dos temas. Después de un gran clímax, encontramos un cambio de tonalidad y la atmósfera se tranquiliza. Aparece una figura descendente en los violines, que se desarrolla hasta llegar a un nuevo clímax.

El ambiente se calma y empieza la reexposición, presentando calmadamente el primer tema. Va aumentando y se escucha nuevamente el segundo tema hasta llegar a una presentación de modo triunfal. Termina con una forma de epílogo, con sosegadas versiones del tema inicial, en una atmósfera de relajación y conformismo.

Aunque Elgar defendía la pureza en la Sinfonía escribió unas palabras sobre su obra: Representa el apasionado peregrinaje de un alma... El último movimiento representa la salida final de su pasión en noble acción y las últimas dos páginas son la apoteosis y la eterna conclusión del peregrinaje del alma.

Los dos movimientos centrales ideados en Venecia fueron modificados con tintes de dolor por la muerte del Rey, convirtiendo al segundo en una elegía fúnebre del final de la Era Eduardiana y perdiendo la natural alegría el tercero.

Con la llegada de la Primera Guerra Mundial se produce una renovación en la música y la obra de Elgar pasa de moda. La guerra fue un triste periodo para Elgar. Muchos de sus amigos eran alemanes y el mundo que había conocido ya nunca más sería el mismo. Poco tiempo después escribe su elegíaco “Concierto para violoncelo” Op.85, estrenado el 26 de octubre de 1919, pero no obtuvo el éxito alcanzado años atrás con su “Concierto para violín”.

En 1920 Elgar es nombrado Doctor honoris causa de la Universidad de Cambridge.  En el mismo año, el 7 de abril, muere su mujer Alice, lo cual le sume en una depresión de la cual ya no se recuperará. Con su mujer había compartido una inspiración que su matrimonio había alimentado durante años. A partir de esta época baja mucho la producción del compositor, no componiendo ninguna otra gran obra. Se traslada a vivir a Kempsey en su tierra natal, desde 1923 a 1927.

Hacia el final de su vida empieza a trabajar en una ópera “The Spanish Lady” que no podrá terminar y recibe una petición de la BBC para escribir una tercera sinfonía, que debido a su muerte tampoco puede completar.


La “Sinfonía Nº 3" es su última e incompleta sinfonía. No pudo terminarla debido a su muerte en 1934, pero ha sido reconstruida por Anthony Payne en 1998. Comentaremos la versión completada, teniendo en cuenta de que no se trata de una obra escrita totalmente por Elgar. A pesar de que Payne ha respetado el estilo y los esquemas escritos por Elgar, nunca podremos saber cómo sería la versión final de su autor.

En los últimos años de su vida, la situación económica de Elgar había empeorado y su amigo, el gran dramaturgo irlandés George Bernard Show (1856-1950) le hizo un importante préstamo, proponiéndole la escritura de una Sinfonía Financiera, realizando una especie de boceto el 29 de junio de 1932. Logra convencer del proyecto a la BBC, que le pasa el encargo al compositor. Elgar acepta y empieza a trabajar en el nuevo proyecto. Realiza diferentes bosquejos y junto con Billy Reed, el primer violín de la London Symphony Orchestra, interpretan los diferentes esbozos de la sinfonía que estaba componiendo, improvisando las secciones que faltaban.

H. (Billy) Reed (1876-1942), compositor y concertino de la London Symphony Orchestrafue un gran amigo de Elgar, especialmente durante los últimos años de su vida. Dejó sus impresiones en un libro, “Elgar As I Knew Him”(1936).

Después de una operación de ciática en octubre de 1933, se diagnostica a Elgar un cáncer avanzado. A pesar de la operación, su salud empeora rápidamente y deja de componer. Vuelve a su casa de Worcester a principios de enero de 1934. Poco antes de su muerte, acaecida el 23 de febrero de 1934, pide a su amigo Reed que destruya todas las partes de la obra. Anteriormente había confesado, “Don’t let anyone tinker with it... No one would understand”. (No dejéis a nadie que la modifique... Nadie la entendería). Por suerte Reed no destruyó las partes de la obra, cosa que por otra parte hubiera podido hacer el propio Elgar.

H. Reed en su citado libro “Elgar As I Knew Him”,conserva los bosquejos de Elgar, reproduciendo sus fragmentos como un anexo de su obra. Además escribe las instrucciones que Elgar le había dejado para su interpretación y un esquema de la obra final.

El compositor y musicólogo Anthony Payne nacido en Londres en 1936, descubre estos fragmentos colocados al final del libro a principio de los años 1970. Se propone realizar la reconstrucción de la obra, siendo ayudado por la BBC a partir de 1993. Payne estudia las 130 hojas escritas por Elgar y una vez ordenadas, puede terminar rápidamente el Scherzo, la parte que se encontraba más completa. También puede realizar la completa exposición del Adagio. Escribe la sección de desarrollo y la termina el 23 de febrero de 1994. A partir de aquí era más difícil su continuación, pues no existían notas suficientes en los manuscritos dejados por Elgar.

Los descendientes de Elgar no dejarían interpretar la reconstrucción, al observar los deseos de su autor. Todo hubiera terminado aquí si no existieran las leyes del copyright. En el año 2004 los fragmentos pasarían a ser de dominio público y los herederos consideraron que no valía la pena esperar más para liberar la obra. En consecuencia, la Fundación Elgar encargó a Payne una reconstrucción completa de la obra. Empieza a orquestar los tres primeros movimientos y el principio del último. Pero le quedaba lo más difícil, la parte final. Elgar no había dejado ninguna anotación. Payne compone las partes que faltaban inspirándose en el contexto de la misma e incorporando otros temas que Elgar había escrito en sus últimos años, entre ellos el de Wagon Passes de su “Nursery Suite”.

La obra se estrenó el 15 de febrero de 1998 en el Royal Festival Hall de Londres, interpretada por la BBC Symphony Orchestra dirigida por Andrew Davis.

El primer movimiento, allegro molto maestoso, estaba bastante adelantado cuando lo dejó Elgar, con parte totalmente orquestado. Payne completó especialmente la sección de desarrollo. El primer tema avanza de modo natural, ondulando como las olas del mar, contrastando perfectamente con el melódico y tierno segundo tema, presentado por los primeros violines. Este tema, según Elgar, estaba asociado con Vera Hockman, una joven violinista que conoció en 1931, a la que tenía mucho cariño, como demuestra la música.

Después de repetir la exposición Payne basa el desarrollo en los temas anteriores, empleando algunos motivos esbozados por Elgar, como el motivo en forma de marcha. La recapitulación se inicia con el primer tema, continuando de forma clásica y terminando con la combinación de ambos temas.

El segundo movimiento, allegretto, corresponde al scherzo de la obra. Esta parte también tenía bastantes fragmentos escritos por Elgar y fue bastante fácil terminarlos. Está escrito en forma de rondó con dos episodios o tríos intermedios. El tema principal que se va repitiendo, posee un persistente motivo animado interpretado por los primeros violines, acompañados discretamente por la percusión, que Elgar tomó de la música incidental que escribió en 1923 para Arthur. Los episodios intermedios son más ligeros y calmados. El retorno al tema principal es desarrollado y expandido por Payne.

El tercer movimiento, adagio solenne, no poseía ningún bosquejo de la parte de desarrollo escrito por Elgar. Por ello se pensó que se trataría de un movimiento es dos partes, con la exposición y una recapitulación variada. Empieza presentando el primer tema de manera sombría que pronto se vuelve dramática. Después de una transición, aparece el segundo tema presentado por la cuerda, que es más cálido y expansivo. Payne añade un pasaje más amplio de tipo elgariano, en forma de fantasía, pero se trata de pura especulación.

Después de una pausa empieza la recapitulación, que elabora los temas en forma transformada, añadiendo una variación de la fantasía al final del segundo tema. El movimiento termina con una desolada coda, con una frase final de la viola, ligeramente acompañada.

El último movimiento, allegro, es el que presentaba más dificultades, al no dejar Elgar ningún escrito sobre el final de la obra. Por las notas dejadas por Elgar se puede deducir que debía ser en forma sonata y estar lleno de fiereza. Los primeros compases contiene una fuerte llamada a las armas en forma de fanfarria, siendo éste el último fragmento que Elgar dejó totalmente terminado.

Combinado con un motivo en arpeggio, da paso al vigoroso primer tema. Los bosquejos de Elgar contenían diversos motivos para la elaboración de un segundo tema, con material también tomado de su obra Arthur. Payne escogió varios motivos para el desarrollo del tema y su reexposición. Este segundo tema nos recuerda al orgulloso motivo escuchado en la Cockaigne Overture.

No sabemos la estructura que había pensado Elgar para el desarrollo y su final. Payne se toma la libertad e introduce una sección en forma de fantasía, basada en las notas repetidas de The Wagon Passes de su Nursery Suite. Para la coda tampoco había ninguna anotación. Después de alusiones a temas anteriores de la sinfonía, termina con una tranquila cadencia de fagots y bajos de la cuerda, que quedan finalmente en silencio con una nota del tam-tam resonando en el espacio. Es un tributo al tratamiento de la percusión por Elgar, que siempre me había fascinado, nos dice Payne para su justificación.

Aunque la obra tenga un gran sabor a Elgar no puede considerarse como una obra acabada suya. No sabemos como hubiera sido la obra final, Payne ha supuesto una serie de especulaciones. Por ello se trata de una obra escrita por Elgar y Payne, una especie de colaboración post mortem. Lo que si podemos decir es que la obra se escucha con deleite y nos ha permitido recuperar diversos temas que se hubieran perdido en el tiempo.

Elgar además de la música siempre había tenido un gran interés por la Ciencia. Como ya comentamos en la sección correspondiente en el primer volumen de esta obra, véase página 225, era un químico aficionado. También se interesó en las técnicas de grabación del sonido. Realizó diversas visitas a los estudios de la recién creada His Master´s Voice Gramophone Company. En el año 1914 realizó la grabación de su obra Carissima, de unos cuatro minutos de duración y que llenaba el primitivo disco. A pesar de las limitaciones que la grabación acústica de la música imponía, Elgar realizó la grabación de muchas de sus obras durante la guerra y los años siguientes.

En 1926 se descubrió el sistema eléctrico de grabación, lo que permitió a Elgar realizar grandes grabaciones para orquesta y coros. Con esto Elgar se convertía en el primer compositor que graba sus propias obras y afortunadamente estas grabaciones se han conservado hasta nuestros días. Entre estas obras se conserva con un especial interés la grabación de su “Concierto para violín” Op.61 escrito en 1910, con el joven Yehudi Menuhin como solista, realizada en 1932.

En el año 1951 se fundó la Elgar Society para la conservación y publicación de su legado. La popularidad de su obra ha ido en aumento en los últimos años, convirtiéndose en uno de los compositores más estimados por el público británico. Su casa natal en Broadheath se ha convertido en un museo dedicado a su vida y obra.