DECRETO COMITE CENTRAL 1948

La Opera de Muradeli: "La Gran Amistad"

Decisión del Comité Central (C.P.S.U.)

10 de febrero de 1948

El Comité Central (C.P.S.U.) opina que la ópera "La Gran Amistad", música de Vano Muradeli y libreto de G. Mdivani, representada en el Teatro Bolshoi de la U.R.S.S., para la celebración del trigésimo aniversario de la Revolución de Octubre, es una producción defectuosa, sin interés artístico, tanto en lo que se refiere a su música como a su argumento.

El principal defecto de la ópera reside, en primer lugar y como cosa más importante, en su música, que es inexpresiva y aburrida. "La Gran Amistad" no contiene ninguna simple melodía o tema que pueda ser recordado por la audiencia. Su música es discordante y falta de armonía, construida enteramente por disonancias y combinaciones de sonidos mal sonantes. Algunas partes de la partitura y algunas escenas, que buscan la melodía son de repente interrumpidas por ruidos disonantes, que son absolutamente extraños al oído normal humano y producen un efecto depresivo al espectador. No existe una conexión orgánica entre la música y los episodios representados en la escena. Las partes vocales de la ópera, corales, solos y conjuntos vocales dejan una impresión muy triste. El veredicto general es que no se han usado los valores potenciales, tanto de la orquesta como de los cantantes.

music_stalin_El compositor no se ha aproximado al mundo de las melodías folclóricas, a las canciones, a los motivos temáticos, a las danzas, que tan abundantemente se encuentran en las creaciones folclóricas de los pueblos de la U.R.S.S. y en particular entre los pueblos del norte del Cáucaso, donde transcurre la acción de la ópera.

En su deseo de alcanzar una "originalidad" falsamente concebida, Muradeli ignora y desestima las hermosas tradiciones y la experiencia de la ópera clásica y en particular de la ópera clásica rusa. Esta última se distingue por su rico contenido intrínseco, el peso y amplitud de sus formas melódicas, sus valores artísticos, su bello y claro idioma musical empleado, todo lo cual ha construido la gran Opera Rusa, que tiene sus raíces en la vida del pueblo, el mejor del mundo, un género amado y entendido por amplias secciones del pueblo.

"La Gran Amistad" quiere representar la lucha para lograr la supremacía del poder soviético y la amistad de los pueblos del norte del Cáucaso entre 1918 y 1920. Pero su narración es históricamente falsa y artificial, creando la incorrecta impresión de que algunos pueblos del Cáucaso como los georgianos y los habitantes de Osetia eran en aquella época hostiles al pueblo ruso. Esto es incorrecto históricamente, porque en aquella época en el norte del Cáucaso estaban únicamente los nacionalistas de Ingusetia y los chechenos que impedían el establecimiento de la amistad entre los pueblos.

El Comité Central considera que el defecto de la ópera de Muradeli es el resultado de haber tomado su autor el camino del formalismo, que es un camino falso y fatal para la obra creadora del compositor soviético.

El congreso de los trabajadores musicales soviéticos unido al Comité Central (C.P.S.U.) ha demostrado que el defecto de la ópera de Muradeli no es un caso aislado, pues se encuentra íntimamente asociado al insatisfactorio estado actual de la música soviética, con el hecho de que las tendencias formalistas han ganado importancia entre los compositores soviéticos.

Lady MacbethYa en 1936, en relación con la ópera de Dmitri Shostakovich "Lady Macbeth del condado de Minsk", el órgano del Comité Central (C.P.S.U.), en su periódico Pravda, había criticado ampliamente las distorsiones formalistas y antipopulares de las obras de Shostakovich, mostrado su efecto pernicioso y peligroso sobre el desarrollo futuro de la música soviética. El diario Pravda que publicó el artículo sobre las directrices del Comité Central formulaba claramente lo que el pueblo soviético esperaba de sus compositores.

A pesar de estas declaraciones y de las directivas marcadas por el Comité Central en sus decisiones publicadas en los periódicos Zvezda y Leningrad, el film "Vida Resplandeciente", los repertorios dramáticos y las medidas tomadas para su implantación, no se ha efectuado ningún cambio en el reino de la música soviética. El trabajo satisfactorio de algunos compositores soviéticos creando nuevas canciones, que han alcanzado una gran audiencia entre el pueblo, música para el cine, etc., no ha alterado el estado general del asusto. La actual posición es particularmente insatisfactoria en el campo de la sinfonía y de la música operística. Esto se refiere a compositores que se han adherido a la antipopular tendencia formalista, cuya acción se ha consumado en las obras de Dmitri Shostakovich, Sergei Prokofiev, Aram Khachaturian, V. Shebalin, G. Popov, N. Miaskovsky y otros.

Distorsiones formalistas y tendencias antidemocráticas alienas al pueblo soviético y a sus gustos artísticos, se hacen especialmente evidentes en la música de estos compositores. Las formas características de esta música son la negación de los principios básicos de la música clásica, apoyando la atonalidad, la disonancia y los sonidos discordantes, con lo cual suponen que representan al "progreso" y a la "novedad" en el desarrollo de las formas musicales, renunciando a los principios fundamentales de la composición musical, como son la melodía y teniendo una preferencia por las combinaciones confusas, neuropatológicas, que llevan la música a una cacofonía, a una caótica conglomeración de sonidos. Este tipo de música recuerda mucho el espíritu de la música burguesa europea modernista contemporánea y a la americana, que es un reflejo de la decadencia de la cultura burguesa, significando una completa negación del arte musical, un callejón sin salida.

Un hecho fundamental de la tendencia formalista es también su renuncia a la música polifónica y a su canto, basado en la combinación simultánea y en el desarrollo de unas líneas melódicas independientes, dando preferencia a la música mono tonal, en unísono y al canto, muchas veces sin texto, que implica una violación de la armonía musical polifónica, característica de nuestro pueblo, lo cual nos conduce a un empobrecimiento y decadencia de la música.

Abandonando las más hermosas tradiciones de la música rusa y de la música clásica occidental y renunciando a estas costumbres como "obsoletas", "pasadas de moda" y "conservadoras", tomando en consideración un altivo desprecio para los compositores, que conscientemente se esfuerzan en dominar y desarrollar los métodos de la música clásica, contemplándolos como partidarios del "tradicionalismo primitivo" o sea imitadores de los maestros del pasado, muchos compositores soviéticos en su ansia de alcanzar una originalidad falsamente concebida, se han divorciado con su música de los requerimientos y de los gustos artísticos del pueblo soviético. Ellos mismos se han aislado dentro de un estrecho círculo de expertos y gourmets musicales, han degradado la importante función pública de la música, reduciendo su importancia, limitándola a la alimentación de los gustos pervertidos de los estetas de ideas individualistas.

lady-macLa tendencia formalista en la música soviética ha incrementado, entre determinada clase de compositores soviéticos, un interés unilateral por las formas complejas de la música sinfónica instrumental sin utilizar texto y ha sido origen de una desdeñosa actitud hacia géneros musicales como la ópera, la música coral, la música popular para pequeñas orquestas, los instrumentos folclóricos, conjuntos vocales. etc.

Todo esto inevitablemente culmina con la ruptura de los fundamentos de la cultura vocal y de la artesanía dramatúrgica, con lo cual los compositores pierden su habilidad para escribir música para el pueblo. Prueba de ello se puede observar en el hecho de que no existe ninguna opera soviética compuesta en la época reciente, que sea comparable con las óperas clásicas rusas.

El divorcio de algunos trabajadores musicales soviéticos con el pueblo, ha sobrepasado el nivel alcanzado en la época en que se creía en la "teoría" de que muchos compositores contemporáneos soviéticos no eran comprendidos por el pueblo debido a la supuesta "inmadurez" del propio pueblo, que les impedía la apreciación de las composiciones musicales complejas. De acuerdo con esta "teoría", el pueblo aprendería a apreciar estas obras dentro de un centenar de años, y no había necesidad de preocuparse por el hecho de que algunas producciones musicales fracasaban en su función de atraer a la audiencia.  Esta teoría, absolutamente individualista y fundamentalmente antipopular, ha servido como un estímulo adicional para ciertos compositores y críticos musicales, para apartarse del pueblo, para no hacer caso del criticismo ofrecido por el público soviético y retirarse al interior de sus propios mundos, sus torres de marfil.

El estímulo de estos y similares puntos de vista está causando un gran daño al arte musical soviético. Una actitud tolerante frente a estos puntos de vista es equivalente a la creación de tendencias entre los representantes de la cultura musical soviética, que son ajenas a la misma, que conducen a un callejón sin salida en el desarrollo de la música, a la anulación del arte musical.

Las equivocadas tendencias antipopulares y formalistas de la música soviética pueden producir un fatal efecto en el aprendizaje y educación de los jóvenes compositores de nuestros conservatorios, entre ellos a los del Conservatorio de Moscú, donde las tendencias formalistas predominan y cuyo director es el camarada Shebalin. No se enseña a los alumnos el respeto a las hermosas tradiciones de la música clásica rusa y occidental, no se les enseña en el espíritu de amar el arte folclórico y las formas musicales democráticas. Las composiciones de muchos estudiantes de conservatorio no son más que una imitación ciega de la música de Shostakovich, Prokofiev y de otros.

Soviet_censorship_with_StalinEl Comité Central se da cuenta del estado absolutamente intolerable de los asuntos referentes a la crítica de la música soviética, donde los adversarios de la música realista rusa y los partidarios de la decadente música formalista tienen un lugar dominante. Cada nueva producción de Prokofiev, Shostakovich, Miaskovsky y Shebalin es alabada por estos críticos como "una nueva victoria para la música soviética". Estos críticos glorifican el subjetivismo, el construccionismo, el individualismo extremo y la deliberada complejidad de esta música, dicho en otras palabras, alaban las cosas que deberían ser criticadas por ellos. En lugar de luchar para la destrucción de estos perniciosos puntos de vista y teorías que son extrañas a los principios del realismo socialista, los críticos musicales ayudan a difundir estos principios mediante descabelladas alabanzas y proclamando como compositores "progresistas" a los que siguen estas falsas ideas y métodos.

La crítica musical ha fracasado en su función de expresar la opinión del público soviético, la opinión del pueblo, convirtiéndose en el portavoz de los compositores individualistas. Impulsados por motivos personales de amistad, algunos críticos musicales han suplantado la crítica objetiva, basada en principios eternos, por el servilismo y la humillación debajo de los líderes del mundo musical, haciendo de ello una razón para glorificar cualquier cosa que produzcan.

Todo esto significa que los supervivientes de la ideología burguesa todavía no han sido eliminados de parte de los compositores soviéticos, y que estos supervivientes están siendo alimentados por la influencia actual de la decadente música occidental europea y americana.

El Comité Central concluye que este insatisfactorio estado del frente de la música soviética es el resultado de la política equivocada, seguida por el Comité de las Artes del Concejo de Ministros de la U.R.R.S. y por el Comité de la Organización de la Unión de Compositores Soviéticos.

El Comité de las Artes, liderado por el camarada Khrapchenko y el Comité de la Organización de la Unión de Compositores Soviéticos, liderado por el camarada Khachaturian, no han fomentado las tendencias realísticas en la música soviética. Los principios básicos de estas tendencias son la aceptación del progresivo e inmenso papel de la herencia clásica y en particular de las tradiciones de la escuela de música rusa, la utilización de esta herencia y su posterior desarrollo, la mezcla de altos estándares de contenido ideológico con la perfección artística de las formas musicales, la fidelidad y el realismo en la música, su profundo contacto orgánico con el pueblo, con su música y sus canciones, y finalmente una pericia altamente profesional unida a una simplicidad y accesibilidad de las composiciones musicales. En lugar de todo ello han sostenido efectivamente las tendencias formalistas que son alienas al pueblo soviético.

Muradeli 1El Comité de la Organización de la Unión de Compositores Soviéticos se ha convertido en un instrumento de un grupo de compositores formalistas y se ha transformado en el centro principal de enseñanza de las distorsiones formalistas. Una rancia, atmósfera sofocante predomina en el Comité de la Organización. No existe un discurso creativo, los directivos oficiales del Comité y los críticos musicales agrupados alrededor de ellos muestran un descabellado orgullo por los productos anti realistas y modernistas que no merecen el menor soporte y en cambio miran como realizaciones secundarias, pasando de ellas y tratándolas con desprecio, a todas las obras de carácter realista que intentan continuar y desarrollar la herencia clásica. Muchos compositores que se auto alaban por su "innovación" y "super revolucionismo" en música, ingresan en el Comité de la Organización en soporte del más obstinado conservacionismo y son arrogantemente intolerantes sobre el más leve criticismo.

Desde el punto de vista del Comité Central, este estado de cosas y la actitud sobre las tareas de la música soviética que se han realizado en el Comité de las Artes y en el Comité de la Organización de la Unión de Compositores Soviéticos, no pueden ser toleradas por más tiempo, por ser perjudiciales para el desarrollo de la música soviética. Las necesidades culturales y los gustos artísticos del pueblo soviético han crecido extraordinariamente en los pasados años. El pueblo soviético espera de sus compositores la producción de música de elevado contenido ideológico y un alto estándar técnico en todos los géneros, ópera, sinfonía, música coral, canción popular y música de baile. En nuestro país los compositores disfrutan de oportunidades ilimitadas para su trabajo creativo, se les han ofrecido todas las condiciones para un florecimiento real de la cultura musical. Los compositores tienen unas audiencias desconocidas por cualquier compositor del pasado. Sería imperdonable para los compositores no aprovecharse de estas inmensas oportunidades y no dejar la dirección de sus esfuerzos creativos hacia el correcto camino del realismo.

El Comité Central, C.P.S.U., acuerda:

 1 - Condenar la tendencia formalista en la música soviética, como una tendencia antipopular que conduce en la práctica a la anulación de la música.

 2 - Dar instrucciones a la División de Propaganda y Agitación del Comité Central y al Comité de las Artes para certificar la posición del frente musical, la eliminación de los defectos indicados en este documento y asegurar el desarrollo de la música soviética por el camino del realismo.

 3 - El Comité Central llama a todos los compositores soviéticos a apreciar los altos requerimientos que el pueblo soviético establece para las obras musicales, descartando cualquier cosa que tienda al desprecio de nuestra música y dificulte su desarrollo, para lograr este progreso en su obra creativa que logrará un rápido restablecimiento de la cultura musical soviética, siendo productiva en todas las esferas del arte musical mediante significativas composiciones de alta calidad dignas del pueblo soviético.

 4 - Autorizar las medidas organizativas tomadas por los apropiados cuerpos del Partido y del Soviet para mejorar la posición en el campo de la música.

Traducción del texto original en inglés, con la siguiente referencia

"Decisiones del Comité Central C.P.S.U. sobre literatura y arte (1946-1948)

Casa Editorial en lenguajes extranjeros, Moscú, 1951, pág. 29-38