SINFONIA Nº 5 EN RE MENOR

La “Sinfonía Nº 5 en re menor”  Op.47 fue compuesta entre los meses de abril y julio de 1937 como una reacción del músico contra el criticismo, para la celebración del vigésimo aniversario de la revolución de octubre. Se estrenó en Leningrado el 21 de noviembre de 1937, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Yevgeny Mravinsky, logrando un enorme éxito. Según el gran violonchelista Rostropovitch la gran ovación que acogió su estreno evitó a Shostakovich su desaparición. En enero de 1938 la obra era presentada en Moscú y luego en New York, París, logrando siempre un extraordinario éxito. Pronto se convirtió en una de sus obras más populares.

Está orquestada para dos flautas, piccolo, dos oboes, dos clarinetes, clarinete en mi bemol, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, dos trombones, trombón bajo, tuba, dos arpas, piano, celesta, timbales, caja, bombo, platillos, xilófono, glockenspiel, triángulo y cuerda.

El primer movimiento, moderato, empieza con la cuerda en octavas presentando un dramático tema. El tema es desarrollado ampliamente por la cuerda, hasta la introducción del segundo tema, que empieza en los primeros violines acompañados por el ritmo palpitante de la cuerda. Una idea secundaria es presentada por la flauta y las palpitaciones de la cuerda terminan la exposición. El desarrollo se inicia con graves notas del piano, acompañado por los violoncelos y contrabajos en pizzicato, construyendo un motivo con las primeras notas del segundo tema. Una marcha grotesca nos lleva a la culminación del movimiento, con gran intervención de los metales. La recapitulación nos devuelve la calma. El violín solista repite en sordina el segundo tema acompañado por la cuerda también en sordina.

El segundo movimiento, allegretto, constituye el scherzo de la obra. Está formado por una danza popular, un vals en forma de länder que nos hace pensar en Mahler. El trio está compuesto por un vals tranquilo para violín y arpa. Luego se reinicia el scherzo volviendo la popular danza. Una rítmica coda pone fin al movimiento.

El tercer movimiento, largo, es un movimiento lento desde su principio a su final. No emplea los metales, estando las cuerdas divididas en ocho partes. Un tema lírico meditativo va ganando tensión a lo largo del movimiento, constituyendo uno de los grandes logros del compositor. En su parte central la flauta presenta un nuevo tema de carácter soñador. Luego iniciándose en los bajos retorna el tema principal, que nos conduce hasta su climax mediante apasionadas frases de la cuerda. Termina con la tranquilidad de su principio.

El último movimiento, allegretto non troppo, empieza con una marcha orgullosa sobre los redobles de los timbales. Después de su desarrollo, que culmina llegando a su climax, aparece el segundo tema lírico, el cual posee unas raíces populares que lo acercan a Tchaikovsky. Sigue lo que sería la verdadera sección de desarrollo, aunque como vemos en la obra está unida con la exposición. La sección final empieza lentamente con el primer tema, que se va elevando de un modo triunfal hasta explotar en los poderosos acordes que inician la coda triunfal.

Definida por su autor como, recogiendo sus propias palabras, una sinfonía lírico-heroica, su idea principal es la experiencia emocional y el optimismo triunfante del hombre. Quería mostrar como, venciendo una serie de conflictos trágicos, debidos a la lucha intensa que agita violentamente al alma humana, nace el optimismo como una concepción del mundo. Toda obra de arte contiene elementos autobiográficos y el tema de mi sinfonía es el de un hombre que se está haciendo.

El subtítulo que acompañaba la obra, la respuesta de un artista soviético a una merecida crítica, no sabemos si lo escribió voluntariamente su autor o fue una imposición, o lo redactó un desconocido periodista adicto al régimen. Lo cierto es que en un artículo escrito por Shostakovich en el mes de enero en el Vecheraya Moskya habla de su respuesta creadora, refiriéndose a la misma.

La obra utiliza el lenguaje diatónico reclamado por el régimen en su afán de lograr el realismo socialista, oponiéndose con el éxito de la obra a las previsiones de Prokofiev a principios de los años treinta diciendo que el acento puesto en el realismo socialista y las músicas regionales de las repúblicas soviéticas darían como resultado un arte provinciano. La sinfonía de Shostakovich daba como resultado la negación de las conjeturas de Prokofiev.

En páginas posteriores, al comentar el decreto de Andrei Zdanov, realizaremos una amplia explicación sobre lo que para los soviéticos representaba el realismo musical y el significado del formalismo en la música, término que para algunos puede llevar a una falsa interpretación.

Shostakovich estaba obligado a seguir los preceptos que le imponía el Estado Soviético, por ello la sinfonía terminaba como debía ser, de un modo triunfal. Pero siempre debemos intentar realizar una segunda lectura en la obra del compositor. Una sinfonía al parecer tan optimista oculta trágicos pensamientos. Salomon Volkov realizador de una versión de las memorias del compositor, cita las palabras, reveladas después de su muerte. La alegría es forzada, creada bajo una amenaza. Es como si alguien os golpease con un bastón diciendo, vuestra obligación es la de divertiros.

El verdadero sentimiento político de Shostakovich está lleno de contradicciones. Salomon Volkov es el editor de “Las Memorias de Dmitri Shostakovich”, en las cuales lo presenta como un encubierto enemigo del bolchevismo. A pesar de sus simpatías juveniles con las ideas marxistas, la experiencia le demostró durante el régimen de Stalin, que se producían ataques muy graves contra la integridad artística. El compositor logró el modo de sobrevivir durante este periodo restrictivo, sin un real sacrificio de su integridad artística. Su quinta sinfonía nos lo demuestra. A pesar de usar un lenguaje aparentemente sencillo, lejos de las expresivas disonancias, logra una verdadera obra de arte.

También Rostropovitch tiene su propia versión del glorioso final de la sinfonía. El final es una tragedia. Irreparable. Estirada sobre el potro de la Inquisición, la víctima intenta todavía sonreír en su dolor. Quien crea que el final de la sinfonía es alegre es realmente un idiota.

A partir de septiembre de 1937 Shostakovich empieza a enseñar composición en el Conservatorio de Leningrado. Este hecho junto con la satisfacción de verse rehabilitado por el régimen después del estreno de su última sinfonía, le inducen a escribir un importante número de obras. En el mes de mayo de 1938 nace su segundo hijo, Maxim.

En el mes de julio de 1938 escribe su primer cuarteto de cuerda, el “Cuarteto nº 1 en do mayor” Op.49, que se estrenaría en Leningrado el 10 de octubre de 1938, interpretado por el Cuarteto Glazunov. Al mes siguiente se presentaba en Moscú interpretado por el famoso cuarteto soviético, el Cuarteto Beethoven, empezando con ellos una larga relación que duraría toda su vida.

Shostakovich escribe 15 cuartetos, un género más íntimo y por ello menos vigilado por el Estado, donde podía expresar sus ideas mucho más libremente. Recientemente Rudolf Barshai ha realizado una orquestación para orquesta de cámara con el nombre de “Sinfonía de cámara” Op.49a de su primer cuarteto.