CORCORAN

Frank Corcoran (1944-) nació el 1 de mayo de 1944 en Borrisokane en el condado de Tipperary, situado en la antigua provincia de Munster en el sur de Irlanda. Estudió en Dublín y entre 1961 y 1964 en Maynooth, una ciudad universitaria cercana a Dublín.

Se trasladó a Roma donde estudió entre 1967 y 1969. Luego en Berlín entre 1969 y 1971, donde fue alumno de Boris Blacher. Desde 1971 a 1979 fue inspector musical para el Departamento de Educación de Irlanda.

La "Sinfonía de cámara Nº 1" fue compuesta en 1976 y se estrenó el 15 de junio de 1976 en la St Francis Xavier Hall de Dublín, interpretada por la RTÉ Symphony Orchestra, dirigida por Colman Pearce. Con una duración de unos 12 minutos está orquestada para flauta, dos oboes, fagot, dos trompas, arpa y cuerda.

A finales de la década de 1970, Corcoran desarrolló una técnica que llama macro-contrapunto. Relacionada con enfoques similares de Witold Lutosławski y György Ligeti, se refiere al tratamiento contrapuntístico de capas de sonido en lugar del enfoque tradicional de la compatibilidad de intervalos de una línea con otra, como marca el contrapunto tradicional.

La primera composición en la que aplicó esta técnica fue el "Trío para Piano" de 1978.  Aquí los tres instrumentos forman cada uno una capa independiente de sonido, moviéndose a su propia velocidad y en tempos individuales, compases, etc. Las líneas individuales siguen siendo transparentes en todo. En puntos específicos de la partitura, se les pide a los músicos que se detengan para comenzar de nuevo simultáneamente.

La "Sinfonía Nº 1" fue compuesta en 1980 estrenándose el 10 de noviembre de 1981 en Viena, interpretada por la Österreichischer Rundfunk Orchestra, bajo la dirección de Lothar Zagrosek. Con una duración de unos 20 minutos está orquestada para madera por duplicado, cuatro trompas, tres trompetas, dos trombones, tuba, timbales, percusión, arpa y cuerda. Fue la primera sinfonía de un compositor irlandés estrenada en Viena.

Galardonado con una beca de compositor por el Künstlerprogramm de Berlín en 1980, trabajó como profesor invitado en Berlín Occidental en 1981 y como profesor de música en Stuttgart en 1982. Desde 1983 es profesor de composición y teoría de la música en la Staatliche Hochschule für Musik und darstellende Kunst, de Hamburgo. Durante el cuso 1989-90 fue profesor invitado y Fulbright Scholar de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee y ha sido profesor invitado en la Universidad de Princeton, CalArts, Harvard University, Boston College, New York University y Indiana University.

Corcoran ha sido miembro de Aosdána, la academia irlandesa de artistas creativos, desde su formación en 1983. Normalmente reside en Alemania e Italia.

La “Sinfonía Nº 2" fue terminada en 1981. Está orquestada para tres flautas, tres oboes, tres clarinetes, dos fagots, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, tres percusionistas y cuerda.

Compuesta en dos movimientos con los siguientes títulos, el primer movimiento, soli, y el segundo movimiento, tutti. Una sinfonía de gran abstracción sobre la cual el propio compositor escribe las siguientes frases.

Empecé mi segunda sinfonía en 1981 en Berlín. Quería escribir masas de sonido entremezcladas con silencios. ¿Los contrabajos divididos de principio son un sonido o varios? ¿Los violoncelos cantan la canción de las focas o el sufrimiento humano? Los dos movimientos son dos variaciones del mismo material. En el primero, el espacio musical a penas está estructurado métricamente. En el segundo, está aprisionado por la medida. La percusión da la base a pesar de reconocer o interrogarse sobre la música del inicio para cuerdas o los corales místicos de los metales.

En el segundo movimiento de este mundo arcaico se encuentra de nuevo la lucha antigua entre el caos y el orden, La segunda ley de la termodinámica está invalidada. Al menos encontramos un poco de orden al final.

El "Concierto para orquesta de cuerda" fue compuesto en 1982 y "Mikrokosmoi" en 1994.

La “Sinfonía Nº 3" fue terminada en 1994 estrenándose el 30 de enero de 2001 en el National Concert Hall de Dublín, interpretada por la RTÉ National Symphony Orchestra, dirigida por Richard Pittman.

Está orquestada para madera por triplicado, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, tres percusionistas, arpa y cuerda. Compuesta en un solo movimiento. El compositor escribe las siguientes frases sobre su obra.

En 1994 había envejecido doce años. Estaba perseguido por mis notas favoritas, do sostenido, re, mi bemol, fa, sol y la bemol. ¿Por qué precisamente estas? ¿Quizás porque me gustaba la imprecisión armónica? También aquí me encontraba en un espacio musical específico. Mis trombones y mis timbales conducen el aurea de la historia. Una cantilena en el registro agudo no es más que una cantilena. El cromatismo total se va alargando poco a poco. Al final solo falta la doceava nota. Pongo en escena el nacimiento sagrado de dos bajos mediante flautas y panderetas. El clímax final con los instrumentos de viento, el xilófono y la percusión está también cortado por el do de la cuerda en sus octavas más agudas. La coloración se transforma en forma. La peroración se convierte en oración. Celebramos el poder de la sinestesia.

La “Sinfonía Nº 4" fue terminada en 1996 siendo interpretada en 1999 por la RTÉ National Symphony Orchestra para su grabación por el sello Naxos. Compuesta también en un solo movimiento está orquestada para madera por triplicado, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, tres percusionistas, arpa y cuerda. El compositor le dedica las siguientes frases.

Desde los tiempos prehistóricos la música ha ensayado el llamar al más allá. Orfeo también es el padrino de mi cuarta sinfonía. El nacimiento de la música estaba acompañado del asesinato ritual, frase mía. La cuarta es un dolmen, una tumba sonora. Todavía me persiguen las notas de la tercera sinfonía. 1996 fue un año duro en el cual las notas re y do sostenido me atormentaban. Creo que los oboes al comienzo provienen de Orfeo, fuerza de origen e intento de control. Una frase, un guión de sonido y de energía, Cage y Aristote, una lógica del caos.

Corcoran escribe una música atonal compleja que evoca las estructuras metálicas de Edgar Varese y los esquemas métricos complejos de Elliot Carter. Las estructuras de la percusión dominan el discurso temático, mientras que la madera y el metal puntúan indicando la dirección de la música. Los bajos de la cuerda gruñen y lanzan quejas mediante melodías fracturadas. buscando su sitio en la amplia tela diseñada por el compositor.

Un discurso atraviesa las tres sinfonías, hay una continuidad de pensamiento y una consistencia de estilo. Su dominio del color y la textura orquestales también es impresionante, y ¿alguna vez ha habido más anti-final en una sinfonía que en su Cuarta?

Una serie de obras con títulos que comienzan en la palabra "Quasi...", fueron escritas a partir de  1999, destacando e interpretando conceptos como visiones o formas y expresiones musicales como concertino, lamento, fuga, zarabanda, pizzicato, etc. que sirven de inspiración tanto para la música como materia prima creativa.

Entre ellas se encuentran "Quasi un canto" de 2002, "Quasi una fuga" de 2005, "Quasi un concertino" de 2003, "Quasi una visione" y "Quasi Un Pizzicato"  ambas de 2004. Finalmente "Quasi una storia" de 2015 y "Quasi un concerto per clarinetto ed archi" compuesta en 2017. También ha compuesto un "Concierto para violín" en 2011 y un "Concierto para violoncelo" en 2014.

El compositor reflexiona sobre la música irlandesa y su propia obra escribiendo las siguientes líneas que por su interés traducimos a continuación. Llegué tarde a la música artística; paisajes sonoros de la infancia viven en ella. Los irlandeses del campo no teníamos experiencia de la música como arte, como estructuras formales elaboradas. La perfección formal de las melodías de mi tradición musical actuaba contra tal concepción del arte. En los años cincuenta en la Irlanda donde crecí, solo había una modesta actividad de conciertos en Dublín.  De esto no sabía nada, pero era un niño curioso. Siempre quería saber cómo estaban estructuradas las melodías que me gustaban y cantaba. Cuáles eran las relaciones entre las partes y el todo. Después de todos estos años recuerdo todavía el placer que me ocasionaba cuando un intérprete de cornamusa tradicional transformaba un slow air de mi país en una danza rápida. La forma se volvía nueva. La identidad quedaba.

El paisaje sonoro de mi infancia, en una época anterior a la televisión, se conservaba todavía puro. Escuchaba los sonidos chirriantes de la serrería, la orquesta de los cerdos en los momentos de su alimentación, las vacas volviendo al atardecer. Desarrollé mi propio método de aprender de memoria centenares de melodías y aires de danza. Mientras pedaleaba por las callejuelas del antiguo Tipperary mis dedos de los pies interpretaban las melodías recientemente descubiertas. Con el pie derecho marcaba las notas y con el pie izquierdo el acompañamiento armónico. El análisis musical se convertía en un estado paradisíaco ...

Treinta años más tarde mis sinfonías provocaban las siguientes preguntas. ¿Mundos de expresión? ¿Estructuras? ¿Aurea?¿Palimpsesto histórico? ¿La música puede realmente expresar alguna cosa?¿Nos puede manipular?¿Comunicar un mensaje? ¿Revelar, ilustrar alguna cosa? ¿Si es verdad, es importante?

Si, es importante. La música artística tendría de aprender el modo de desembarazarse del servicio a la política, a la religión, a la sexualidad, a la danza. Por ejemplo, las últimas sinfonías de Mozart. ¿Qué querían expresar? ¿Su último desayuno? ¿Su mortalidad? ¿Su amor por una arquitectura fría como el hielo? John Ruskin, por Dios. ¿El deseo de sobrevivir al tiempo?

Cada instrumento, cada grupo de instrumentos tiene asociaciones históricas precisas y vagas, selecciones fijadas por el tiempo con fenómenos extra musicales. Aquí se esconde el peligro. El compositor juega con esta histórica de acontecimientos. Pero si la historia no tiene sentido como pensaba Henry Ford o si la tradición es el dejarse ir como pensaba Gustav Mahler, Adorno ha suplicado una música "verdadera", "buena", "provocativa" y hasta "fea". ¿No debería ser también "interesante", "genial", "humorística" o cuanto menos "escuchable"?

La fuerte identificación de Corcoran con su herencia irlandesa ha dado lugar a muchas composiciones inspiradas en la mitología irlandesa celta y la cultura moderna. Otras obras también tienen un enfoque irlandés, como la coral "Nine Medieval Irish Epigrams" de 1973, la pieza para percusión "Music for the Book of Kells" de 1990 y otras hacen referencia a la obra de los escritores irlandeses James Joyce, Samuel Beckett, Gabriel Rosenstock y Seamus Heaney.