DONIZETTI

Gaetano Donizetti (1797-1848) nació en Bérgamo. Su fama se debe a ser uno de los grandes compositores italianos en el campo de la ópera. En nuestro caso al examinar su aportación a la sinfonía su importancia es poco apreciable. Son obras de juventud. Después de empezar sus estudios musicales en el Instituto Musicale de Bérgamo, los continuó en el Liceo Filarmónico de Bolonia.

La “Sinfonía en do mayor” fue compuesta durante el otoño de 1816 cuando estudiaba en el Liceo Musical de Bolonia. Se trata de un ejercicio de composición para ser interpretado por la propia orquesta del centro escolar. Está escrita en forma bipartita consistente en una introducción lenta seguida por un allegro que contiene dos temas. Los temas son totalmente melódicos, realmente cantabiles, confiando su presentación a solos del viento, al modo de arias operísticas. A pesar de su juventud, muestra una gran maestría en el manejo de la paleta orquestal.

La “Sinfonía concertata” también fue terminada en el mismo período que la anterior y destinada al mismo fin. Su estructura es similar en dos movimientos encadenados. Sus melodías como en la anterior son cantabiles, en especial el segundo tema.  La orquesta del conservatorio de Bolonia estaba formada por 36 instrumentistas. Flauta, oboe, clarinete, fagot, dos trompetas y dos trompas, diez violines primeros, 10 segundos, dos violas, tres cellos y contrabajos.

La “Sinfonía en sol menor para instrumentos de viento” fue terminada en Bolonia el 19 de abril de 1817 con el título original de  “Sinfonia a soli intrumenti di fiato”. Orquestada para una flauta, dos oboes, dos clarinetes, dos trompas y dos fagots, se puede considerar una pieza de música de cámara para viento. Su estructura es parecida a las anteriores.

La “Sinfonía per la Morte di Capuzzi en re menor” fue escrita en 1818 para el funeral de Antonio Capuzzi (1753-1818), primer violín de la orquesta de Santa Maria Maggiore de Bergamo. Como todas las de su autor es bipartita, constando de un larghetto seguido de un allegro vivace. A pesar de los fúnebres golpes de timbal que acompañan el movimiento lento y su carácter dramático, el allegro contiene emocionantes melodías al gusto operístico de la época, especialmente rossinianas.