LEMELAND

Aubert Lemeland (1932-2010) nació en La Haye-du-Puits, en el departamento de Manche en Normandía, el 19 de diciembre de 1932. Después de sus primeros estudios de piano y violoncelo efectuados en Cherbourg se trasladó en 1948 a París donde sus estudios fueron interrumpidos por una larga enfermedad. Compuso sus primeras obras hacia la parte central de la década de 1960.

Atraído por el movimiento serial pero admirador de Alban Berg fue marcado en sus comienzos por el movimiento neoclásico y la corriente expresionista alemana. Enamorado de las grandes formas de la música, Aubert Lemeland ha escrito más de doscientos números de opus, entre ellos catorce sinfonías compuestas entre 1975 y 2010.

Gran parte de su obra tiene un tono conmemorativo, dirigido a las víctimas de la guerra. Era un poco extraño, con un fuerte sentido independiente. Rechazó el serialismo, que gobernaba la vida musical en París en ese momento optando por seguir un estilo más orientado a la tonalidad. Su confianza en sí mismo ganó al final y en los últimos años, su música empezó a cosechar reconocimiento, apoyo y admiración. En su época de estudiante profesaba preferencia por las obras sinfónicas de William Walton, Carlos Chávez y Aaron Copland. Una audición casual de la Suite Escita de Prokofiev le dio la fuerza para escribir su Primera Sinfonía.

Solo existen grabaciones de algunas de sus sinfonías, especialmente del sello discográfico francés Skarbo. Por ello solo mencionaremos los títulos de muchas de ellas.

La "Sinfonía Nº 1" Op.32 fue compuesta en 1973 y dedicada a Michel Plasson. Se estrenó el 25 de abril de 1975 en el Théâtre du Capitole de Toulouse, interpretada por l’Orchestre National du Capitole de Toulouse bajo la dirección de Michel Plasson. Está orquestada para madera por triplicado, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, percusión, xilófono y cuerdas.

Escrita en un solo movimiento, Lento, Molto sostenuto, Tranquillo, Largo, Meno mosso, Calmo, Piu mosso, Con fuoco, Allegro, Meno mosso, Choral, Lento. tiene una duración de unos 27 minutos.

Las "Symphonies pour cuivres" Opus 36 es una obra de cámara compuesta en 1975 para trompa, dos trompetas, dos trombones y tuba. Se estrenó en el mes de julio de 1975 durante el Festival Radio-France Musique dans la Ville en Toulouse, interpretada por el sexteto de metales de la l’Orchestre National du Capitole de Toulouse.a quienes está dedicada.

Con una duración de unos diez minutos está dividida en cinco movimientos, Brioso e Maestoso, Sarabande, Rondeau y Finale.

La "Sinfonía Nº 2" Op.92 fue compuesta en 1977.

La "Sinfonía Nº 3" (Concertante) Op.97 fue compuesta en 1980 y estrenada en febrero de 1981 en el Théâtre de Mulhouse interpretada por la l’Orchestre Symphonique du Rhin bajo la direccion de Paul Capolongo. Está orquestada para madera por duplicado, dos trompas, dos trompetas y cuerda.

Con una duración de unos 18 minutos está escrita en un solo movimiento que comprende las siguientes partes, Poco maestoso, Allegro giocoso, Molto calmo, Allegro subito, Cantando, Moderato, Andante, Molto tranquillo, Sostenuto, Agitato, Allegro deciso, Piu mosso, Intensamente.

La "Sinfonietta breve" Op.99 compuesta en 1980 se estrenó el 21 de febrero de 1985 en l’Église de Blagnac, interpretada por l’Ensemble Mouvement 12, bajo la dirección de Hubert Brogel. Está dividida en tres movimientos, allegro, adagio, allegro, con una duración de unos diez minutos.

La "Sinfonía Nº 4" Op.113 fue compuesta en 1984.

La "Sinfonía Nº 5 para orquesta de cuerda" Op.124 compuesta en 1986 está dividida en tres movimientos con los siguientes títulos.

El primer movimiento, allegro energico.

El segundo movimiento, aria con molto espressione.

El tercer movimiento, vivo et rithmico.

La “Sinfonía Nº 6 para gran orquesta" (Les éléments) Op.130 compuesta en la primavera de 1987 para un encargo de Michel Plasson, se estrenó en el mismo año interpretada por la Orchestre National du Capitole de Toulouse bajo la dirección del joven director francés Hubert Borgel.

El propio compositor nos comenta su obra. He conservado un recuerdo muy vivo de este estreno, especialmente de los ensayos llevados a cabo a golpe de tambor. Es la expresión apropiada para recordar la atmósfera del momento. La sinfonía fue compuesta y orquestada en menos de tres meses, la profusión de ideas me impuso sin duda una realización inmediata. Podemos llamarlo inspiración.

El primer movimiento, allegro leggiero, segun comenta el compositor es un allegro decidido con diversos temas sostenido por una armonía muy resonante de principio a fin. Juegos de las maderas, de los metales y de la cuerda. También juego de contrastes. Viene y desaparece según el carácter del momento. Idas y venidas de motivos bastante reconocibles. Notase la omnipresencia de la métrica de los timbales.

El segundo movimiento, lento con molto espressione, continua en el mismo estilo empleando motivos bastante desarrollados en la cuerda y el uso entrelazado de los dos oboes y el corno inglés. Sin prevenir se presenta una cita de Debussy, no diremos de cual se trata pero se puede reconocer. La coda, un episodio un poco en suspenso, resume sordamente todo el movimiento.

El tercer movimiento, allegro energico, siempre a ritmo de tambor estalla como un huracán el Finale alla breve con marcia. Podemos pensar en Sibelius de cuyas sinfonías me parece aproximarme aquí. O ¿puede ser una buena jugada que me ofrece el dios finés Tapio? Adelante pues y viva el país de los mil lagos.

La Sinfonía Nº 6 recuerda a Debussy y Ravel filtrados a través del lenguaje musical de Dutilleux. Pero la atmósfera sombría que evoca Lemeland también recuerda los espacios abiertos de Sibelius y Samuel Barber, al menos en sus dos sinfonías, especialmente en la gélida y distante Segunda Sinfonía. Dado el brillante uso que hace Lemeland de la gran orquesta que emplea, la Sinfonía n.º 6 causa una impresión muy positiva.

"Concert Nocturne" Op.137 para arpa y orquesta de cuerda, escrito en memoria de la arpista francesa Martine Géliot, que murió a los cuarenta años en 1988, recuerda de nuevo a Debussy, aunque la obra de Lemeland es más sombría.

La "Sinfonía Nº 7" Op.146 fue compuesta en 1991.

"Time Landscapes" Op.153 es un ciclo de canciones chinas para soprano y orquesta. Música de carácter impresionista con ligera influencia oriental mediante una delicada orquestación. "Memorial" Op.158 (Dieppe, 19-08-1942) compuesta en 1993, es un homenaje orquestal a las fuerzas aliadas principalmente canadienses, que realizaron un infructuoso ataque a Dieppe con la intención de liberar este puerto francés de los ocupantes alemanes, resultando la pérdida de la mayoría de sus hombres.

Página de carácter gris que termina con una esperanzadora chacona con el espíritu de Händel. Estrenada en Quebec en 1993, evoca un mundo de terror gris y acuoso a lo largo de la costa francesa, pero termina con una chacona bastante cruda que sirve, en palabras de Lemeland, como un 'In paradisum' final.

La “Sinfonía Nº 8 para gran orquesta" (In Memoriam) Op.166 fue compuesta en Normandía durante el verano de 1995 en un movimiento, largo. Escrita a la memoria de las víctimas civiles y militares de la Segunda Guerra Mundial.

Según escribe el compositor, el hilo conductor de la obra es un tema genérico de mi obra "Epilogue, à l'étale de basse-mer", que se cita en varias repeticiones. Ante todo he buscado la fluidez del discurso y de la orquestación. La actuación de las maderas es predominante tanto como el de las cuerdas, con una secuercia para la cuerda en la parte central del movimiento. La presencia de la percusión es muy discreta y los metales culminan los breves tutti.

Es un ensayo de un solo movimiento que dura poco más de veinte minutos. El ambiente es elegíaco. Los instrumentos de viento ambientan el escenario con un lamento lúgubre y desolado. Pronto entran las cuerdas y la música cobra impulso con la adición de la percusión y los timbales. Lemeland, en ocasiones, ofrece algunos breves momentos de tierna reminiscencia.

La “Sinfonía Nº 9 para gran orquesta" Op.168 compuesta en 1996 para un encargo de la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse, fue estrenada por Michel Plasson casi veinte años después de la primera. Dos movimientos rápidos encuadran un movimiento lento. Sin duda es la más tonal de mis sinfonías. Y la más rítmica en sus dos allegros.

El primer movimiento, Piaccevole, es de carácter rítmico animado poseyendo una incesante energía

El segundo movimiento, largo, con espressione, posee un seductor lirismo de carácter expresivo. Contiene un tema melódico bastante claro que nos conduce a un breve clímax.

El tercer movimiento, vivace, spirituoso con forza, es notable por su brío y vigor. Movimiento de carácter rítmico que se incrementa en la sección final.

La “Sinfonía Nº 10" (Dernières lettres de Stalingrad) Op.172 compuesta en 1998 para narradora, soprano y orquesta fue revisada en 2002 con música de viento. Se estrenó en noviembre de 1998 en Koblenz interpretada por la Rheinische Philharmonie dirigida por Shao-Chia Lü y luego en Volgogrado, la antigua Stalingrado, dirigida por Edvard Serow con la Philharmonie de dicha ciudad en mayo de 1999. Se repitió en el Bundestag, el Parlamento alemán en noviembre de 2002.

La batalla de Stalingrado fue un inmenso enfrentamiento bélico entre el Ejército Rojo de la Unión Soviética y la Wehrmacht de la Alemania nazi y sus aliados del Eje por el control de la ciudad soviética de Stalingrado, actual Volgogrado, entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943. ​ La batalla se desarrolló en el transcurso de la invasión alemana de la Unión Soviética, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.​

Con bajas estimadas en más de dos millones de personas entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos, la batalla de Stalingrado es considerada la más sangrienta en la historia de la humanidad. La grave derrota de la Alemania nazi y sus aliados en esta ciudad significó un punto clave y de severa inflexión en los resultados finales de la guerra,​ representando el principio del fin del nazismo en Europa,​ pues la Wehrmacht nunca recuperaría su capacidad ofensiva ni obtendría más victorias estratégicas en el Frente Oriental.

La ofensiva alemana para capturar Stalingrado comenzó a finales del verano de 1942 en el marco de la Operación Azul o Fall Blau, un intento por parte de Alemania de tomar los pozos petrolíferos del Cáucaso. El 23 de agosto, el 6º Ejército, apoyado por el 4º Ejército Panzer, logran cruzar la curva del Río Don. Un masivo bombardeo redujo buena parte de la ciudad; mientras las tropas terrestres del 6.º Ejército debían tomar la ciudad calle por calle y casa por casa, en lo que ellos denominaron Rattenkrieg (guerra de ratas). A pesar de controlar la mayor parte de la ciudad, la Wehrmacht nunca fue capaz de derrotar a los últimos defensores soviéticos, que se aferraban tenazmente a la orilla oeste del río Volga, que dividía la ciudad en dos.

En noviembre de 1942, una gran contraofensiva soviética arrolló a los ejércitos aliados del Eje en el Don, y embolsó al 6.º Ejército Alemán del general Paulus y parte de 4.º Ejército Panzer dentro de Stalingrado,​ incapaz de escapar del cerco por la negativa de Hitler a renunciar a la toma de la ciudad. Este cerco, llamado por los alemanes Der Kessel (el caldero), significó el embolsamiento de 250.000 soldados, debilitados rápidamente a causa del hambre y el frío, combinado con el fracaso del plan de transportar provisiones y municiones por aire a los alemanes asediados, como prometió Hermann Göring. Finalmente abatidos por los constantes fracasos del general Von Manstein por intentar romper el cerco y los continuos ataques soviéticos harían que Friedrich Paulus, desobedeciendo las órdenes de Hitler, rindiera su 6.º Ejército en febrero de 1943.

En el año 1954 se publicó en Alemania "Letze Briefe auf Stalingrad" (Las últimas cartas de Stalingrado), un libro que recogía fragmentos de 39 cartas escritas y remitidas por militares alemanes en los últimos días de la batalla de Stalingrado. Según el editor del libro, las autoridades nazis, por orden directa del Cuartel General del Führer, confiscaron las últimas siete sacas que pudieron ser transportadas desde el cerco, los contenidos fueron estudiados y censurados y las cartas nunca llegaron a sus destinatarios.

El Alto Mando alemán deseaba medir la moral de las tropas del 6º Ejército cercado, por lo que permitió que los soldados escribieran y enviaran las cartas que se convirtieron en la base de la obra. Luego las cartas fueron incautadas, abiertas, despojadas de identificación y clasificadas por contenido, antes de ser finalmente almacenadas en archivos.

A diferencia de los relatos de historia militar habituales que se centran en ejércitos masivos de hombres anónimos, al lector se le presentan las tragedias personales de soldados individuales, el ser humano ... frente a la muerte, obteniendo una impresión tangible de los horrores de la guerra. Las cartas son un documento humano que desnuda el alma del hombre en su peor momento y al suavizar la identificación de Alemania con el nazismo, el libro ayudó a Alemania a ocupar su lugar en la comunidad occidental de naciones de la posguerra.

El jurista alemán Wilhelm Raimund Beyer ha cuestionado la autenticidad de las cartas. Cuestiona su autenticidad basándose en el estilo textual y en sus propias experiencias durante la Batalla de Stalingrado. El historiador Jens Ebert acusó al ex reportero de guerra alemán de la Propagandakompanie 637 adscrito al 6º Ejército durante la guerra, Heinz Schröter, de haber escrito el libro.

Años después, los documentos reaparecieron en los archivos militares de Potsdam, de donde fueron recuperados para su publicación. Sin embargo, no eran las últimas cartas de Stalingrado; era algo diferente. Eran las cartas que quizá habrían podido escribir los soldados encerrados en la bolsa de Stalingrado, pero que no lo hicieron. No era exactamente una falsificación, pero tampoco eran documentos auténticos..Las últimas cartas de Stalingrado no son verdaderas, pero pudieron ser bien ciertas. Desde esta extraña condición, este libro nos acerca a una parte de la verdad de la batalla de Stalingrado, la que padecieron miles de soldados en el kessel antes de desaparecer en la derrota definitiva.

El propio compositor nos habla sobre su obra, texto que por su interés traducimos a continuación. Fue a finales de la década de 1950 cuando leí por primera vez las "Lettres de Stalingrad", todavía no se decía las últimas, publicadas en París por la editorial Correa. A pesar de todo la gigantesca batalla alrededor de esta ciudad no estaba tan lejos de nosotros y se hablaba mucho de este pequeño libro, una colección de 39 cartas escritas por los soldados alemanes rodeados.

Recuerdo que a la época de esta publicación, estaba más aficionado a los libros de Jules Roy que a los de Sartre. Había visto la guerra de cerca durante la batalla de Normandía y recuerdos aun cercanos, resurgían durante su lectura.

Treinta y nueve cartas sin piedad, era el resumen de la obra. De repente muchas cosas se hacían visibles. Después de esto, que podemos decir de las causas y de las consecuencias de las guerras. Y del sacrosanto deber de la memoria. ¿Existía ya dicha expresión?

Después todo el mundo olvidó este libro y hasta yo mismo dejé de pensar en ello. Peor presté el libro y seguramente se olvidaron de devolvérmelo. Más de cuarenta años después reapareció delante mío, en forma de edición económica en un librero de Sainte Mère Église. Esta vez hizo una señal al compositor.

Un encadenamiento providencial de circunstancias alimentó el resto. Marchaba hacia Alemania para grabar mi primera ópera con la Rheinische Philharmonic y el director norteamericano Marc Tarduc. Las "Cartas de Stalingrado" fueron a la maleta. Tenía mi idea sobre el tema. Primero vi curiosidad y luego interés en la mirada de mis interlocutores. Estaba preparado para un fuego cruzado de preguntas pero había reflexionado sobre el conjunto orquestal y los diferentes solistas que necesitaba. Fueron por delante de todos mis deseos, me dejaron libertad para todo, ninguna restricción, ningún límite sobre la duración de una sinfonía, de nombre décima.

El tema de la guerra como base de inspiración musical me era familiar con muchas obras compuesta e interpretadas, en particular los "Songs for the Dead Soldiers" escritos sobre poemas de soldados americanos o "Airmen" proveniente de textos de aviadores británicos durante la Batalla de Inglaterra. Se conocían al otro lado del Rin y esto me dio crédito. El resto fue un encadenamiento de semanas y meses de un trabajo intenso, pero a veces me daba la impresión de que la Sinfonía se escribía sola.

Me pareció primordial hacer leer las cartas por una voz de mujer y confiar al timbre de una soprano el lied final, desarrollado para el canto. En cuanto al texto, precedente a este vuelo lírico, lo escogí del libro de Joachim Wieder "Diario de un superviviente de Stalingrado o la responsabilidad de un soldado". Esto me condujo de forma natural al epílogo de mi obra.

" ... este consuelo provenía del orden y de la armonía que me hizo tomar conciencia el ejército de luces tintineantes de la bóveda celeste con sus leyes eternas que reinan el universo ... mi destino personal estaba misteriosamente incluido en el gran orden del cosmos que lo engloba todo ..." Acababa de leer la traducción de algunos versos del Canto Primero de la "Messiade" de Friedrich Gottlieb Klopstock (1724-1803), citados por Ernst Jünger en su "Mur du Temps". La casualidad, hace falta decirlo así, había hecho tanto bien que me ofrecía, como por milagro, el final de mi Sinfonía. Los dos versos del gran poeta con que termina la obra ...

"Por todo el cielo, hay mil caminos abiertos,

Largos caminos, a perder de vista, rodeados

de sol ... "

Después de este tema poco se puede añadir. Es el trágico destino de la aniquilación de un gran ejército, el Sexto Ejército, en Stalingrado ... Queda en definitiva la idea de que esta obra es de alguna manera un Réquiem a los muertos en esta batalla, de los dos lados del frente.

El primer movimiento, lento assai, sostenuto, molto calmo, empieza con un breve preludio orquestal seguido por la lectura de fragmentos seleccionados de las cartas 2, 14 y 16.. Una música sugestiva con una orquestación ligera acompaña la lectura de la carta por la narradora femenina, representando a la amada leyendo la dramática carta.

Traducimos el texto de la segunda carta. ... una vez más he cogido tu foto y la he contemplado largo rato. Queda grabado en mis recuerdos aquella maravillosa tarde que pasamos juntos, cuando a lo largo del valle florido nos aproximábamos a casa. La tarde de verano ya no existe y el valle floreado tampoco ... Y no nos encontramos el uno al lado del otro. En lugar del tapiz multicolor no existe más que una llanura infinita y blanca, y no estamos en verano, es invierno, y no existe porvenir, al menos para mí, y puede ser acaso por esto igualmente para ti ... Cuando recibas esta carta, imprégnate profundamente de ella, entonces es posible ... oirás mi voz ...

La orquesta hace de intermedio a la lectura del fragmento de la carta 14, una crítica a la decisión de los mandos alemanes. La tercera carta leída es la 16, un sacerdote celebrando la misa de Navidad frente a los soldados. La música se detiene durante el relato para terminar el movimiento con un postludio orquestal.

El segundo movimiento, intermezzo, scherzo, vivo e sostenuto, corresponde a la lectura de un fragmento de la carta 17 que traducimos a continuación. He buscado a Dios en cada pedazo de obús, en cada casa destruida, en cada rincón de calle, al lado de cada camarada, cuando me encontraba hundido en la trinchera, y lo he buscado hasta en el cielo ... Y Dios nunca ha aparecido, cuando todo mi corazón lo estaba llamando.

Las casas estaban destrozadas, los camaradas con tanto coraje o tan acobardados como yo... Sobre la tierra solo reinaba el asesinato y el hambre, del cielo caían las bombas y el fuego ... Solamente Dios estaba ausente ... puede ser que exista en el tintineo de las campanas y en los vapores de incienso, pero no existe en Stalingrado! ...

Continua mediante un extenso comentario orquestal como una reflexión sobre lo expresado por las anteriores palabras.

El tercer movimiento, andante espressivo, molto calmo, utiliza parte del texto de la carta número 20. La despedida de un padre de su familia, la última carta escrita a la esposa de la que destacamos parte de la misma, las últimas frases. En enero tendrás 28 años. No olvides que debes vivir para los niños y no remuevas demasiado la imagen de su padre delante de sus ojos. Los niños olvidan muy rápido, y todavía más deprisa cuando crecen. Ante todo, educa a los niños para que se conviertan en hombres de bien, pudiendo llevar la cabeza bien alta. Es con el corazón dolorido que escribo estas líneas, pero no temas. Dite siempre y también díselo a los niños cuando sean mayores, que su padre nunca ha sido un cobarde y que ellos no lo deberán ser jamás en el porvenir ...

La música que acompaña las palabras posee una orquestación ligera y un tempo lento, terminando con un extenso postludio de carácter expresivo antes de una coda con la última frase recitada.

El cuarto movimiento, allegro ma non troppo, molto maestoso, lontano, usa el texto primero de la primera carta, sobre el trágico adiós a la vida de un inocente soldado. Luego utiliza la carta número 32 sobre la destrucción de una familia que traducimos a continuación. Hoy he hablado con Hermann. Se encuentra a algunos centenares de metros de mi. en el sur del frente. Casi no queda nada de su regimiento. Hermann acaba de recibir la carta en que nos comunicas la muerte de papá y mamá.

Todavía he querido hablar con él, pues soy el mayor y he intentado consolarlo a pesar de que me encuentro al borde de la depresión. En el fondo es una suerte que papá y mamá no puedan saber nunca que Hermann y yo no volveremos nunca y para ti es bien duro en el comienzo de tu vida tener que soportar el peso de cuatro muertos.

Me hubiera gustado ser teólogo, papá deseaba una casita y Hermann quería perforar pozos. Nada de todo esto se cumplirá. Sabes muy bien lo que pasa por allí en nuestra tierra y nosotros igualmente lo que pasa aquí. Nada ... nada de lo que habíamos proyectado se cumplirá.

Los padres yacen bajo los escombros de su casa y nosotros, tan duro como pueda parecer, nos encontramos enterrados en compañía de un centenar de muchachos en una trinchera al sur del centro del sector ... Dentro de poco la nieve cubrirá esta trinchera ...

La orquesta comenta las trágicas palabras, en la primera carta con algo de grandeza y después de un nuevo intermedio las palabras de la segunda son envueltas en profunda tristeza.  

El quinto movimiento, allegro ma non troppo, calmo in tempo, intenso, usa el texto primero de la carta 34. la despedida de un matrimonio. Luego en el texto de la carta 38, la separación por la muerte de un par de enamorados que traducimos a continuación por su terrible destino.

Deseaba escribirte una extensa carta pero mis pensamientos están destrozados, del mismo modo que las casa destruidas por los disparos de artillería. Tengo todavía diez horas por delante antes de la salida del correo. El tiempo se hace largo cuando se espera ... pero corto cuando se ama.

Desde que me encuentro en el frente del Este me encuentro mejor, no estoy nervioso. Es el único regalo que me ha hecho la guerra ... Además me ha dado otra cosa, el sentido de mi amor por ti. Es notable que tales cosas os golpeen en el mismo momento en que estamos a punto de perderlas.

Sobre el espacio de nuestra lejanía, se construye un puente, de corazón a corazón. Y por encima de este puente escribo todo lo que consiste nuestra vida y nuestro mundo aquí. Si un día volviera, podría confiarte la verdad y nunca jamás volveríamos a hablar de la guerra.

Pero ahora debes saber la verdad, la última verdad. y no podré escribir más ... Siempre habrá puentes mientras existan orillas, deberemos tener el coraje de franquearlos ... Uno de ellos se dirige hacia ti, el otro hacia la eternidad y para mí es finalmente la misma cosa ...

Mañana atravesaré el último puente, lo cual es una imagen literaria para designar a la muerte, pero sabes que siempre me ha gustado describirte las cosas con un cierto amor a la poesía de las palabras y del ritmo. Dame la mano, para que el camino sea menos duro ...

El sexto movimiento, epilogue, largo con espressione, lontano, lento assai, utiliza un texto del libro Stalingrad y la responsabilidad de los soldados de Joachim Wieder, como ha comentado en anteriores párrafos el propio compositor. No es necesario añadir más palabras. Un epílogo orquestal se extiende antes de que la soprano cante un texto del Canto Primero de la Messiade de Friedrich-Gottlieb Klopstock, que con los consoladores versos anteriormente citados termina la dramática obra.

Toda una reflexión sobre los horrores de la guerra, en unos tiempos en que al escribir estas líneas la guerra golpea de nuevo sin piedad, olvidando todo lo anterior, el frente del Este de Europa.

"Piezas de batalla" Op.174 para orquesta de cuerdas y piano compuesta en 2003 es otra obra conmemorativa. Un encargo de Radio France, que la estrenó en mayo de ese mismo año. El título hace referencia a una colección de poemas de Herman Melville, escritos durante la Guerra Civil estadounidense. Lemeland no usa directamente estos, sino poemas de soldados americanos escritos entre 1942 y 1945. El piano solo asume un papel secundario. Tres de las piezas son sombrías y reflexivas y pueden ser denominadas elegías, mientras que la tercera y la quinta poseen mayor rapidez y ofrecen un elemento de contraste.

"..... en ricordo Arturo Toscanini...", Op.183b para orquesta de cuerdas es una breve y reflexiva página sobre el gran maestro italiano. La idea surgió de una visita que el compositor realizó al Largo Toscanini, una plaza de Milán, donde hay una placa conmemorativa.

La "Sinfonía Nº 11" (Entre chaconne et Passacaille) para orquesta fue compuesta en 2009.

La "Sinfonía Nº 12" (La Vallée heureuse) Op.243, a la memoria de Jules Roy, para soprano y orquesta fue compuesta en 2009.

La "Sinfonía Nº 14" (L'âme russe) para cuerdas fue compuesta en 2010.

Lemeland además ha compuesto quince conciertos, incluidos cuatro para violín y uno para órgano, ciclos para voz y orquesta, los más conocidos de los cuales son "Airmen" dedicado a Jules Roy, "Time Landscapes" y "Songs for the dead Soldiers".

También se encuentran dos óperas, la primera representada once veces en Suiza en 1995, la "Lettre au cachet rouge" según Alfred de Vigny, la segunda "Lieutenant Karl" según Jules Roy, nunca se representó durante su vida. Lemeland ha recibido encargos del Estado, de Musique au Val-de-Grâce, de la Orquesta de Santa Rosa (Estados Unidos de América) y de Radio-Francia.

Otras obras sinfónicas son la "Elegie à la Memoire de Samuel Barber" Op.125a para cuerdas, "Hommage à Jean Rivier" Op.134 de 1990, también para orquesta de cuerda, el "Doble concierto para dos orquestas de cuerda" de 1969 y el "Concerto Grosso" para orquesta de 1995.

Los críticos elogiaron el gran retorno de la melodía, el refinado sentido armónico de su música, una orquestación brillante y una facilidad natural para escribir para voces. Entre sus compositores favoritos, cita a Sibelius, Shostakovich, Prokofiev, Samuel Barber, Aaron Copland y Charles Ives, dedicando un culto especial a Benjamin Britten y John Adams.

También es autor de tres novelas y dos cuentos. Falleció el 15 de noviembre de 2010 en París a la edad de 77 años. Está enterrado en el cementerio de Père-Lachaise.