CORIGLIANO

John Corigliano (1938- ) nació en la ciudad de New York el 16 de febrero de 1938, hijo de un violinista, concertino de la New York Philharmonic Orchestra durante 23 años y de una pianista. Realizó sus estudios en la Columbia University y en la Manhattan School of Music. Entre sus maestros se encuentran Otto Luening, Vittorio Giannini y Paul Creston. Trabajó como programador musical en estaciones de radio, como asistente de Leonard Bernstein en sus Young People’s Concerts y en la discográfica CBS.

CORIGLIANOUna de sus primeras obras, la “Sonata para violín y piano” escrita en 1963, lo hace conocer al ser el ganador del concurso de música de cámara en el Festival de los Dos Mundos de Spoleto, Italia en 1964.

Sus primeras obras siguen el lenguaje de compositores como Samuel Barber o Aaron Copland, pero más tarde sigue un periodo más experimental, usando variados materiales musicales. En su “Concierto para piano” compuesto en 1968 usa secciones atonales y dodecafónicas a pesar de ser una obra básicamente tonal. Las “Gazebo Dances” compuestas en 1970 para piano a cuatro manos y orquestadas en 1974, emplean un lenguaje más conservador.

Durante el verano y otoño de 1977 escribe el “Concierto para clarinete” que estrena Leonard Bernstein con la New York Philharmonic Orchestra con el solista Stanley Drucker. Un revolucionario concierto que se ha mantenido en el repertorio.

La “Sinfonía Nº 1” fue compuesta en 1988 para un encargo de la Chicago Symphony Orchestra, destinado a la celebración de su centenario.  Se estrenó el 15 de marzo de 1990 en Chicago dirigida por Daniel Barenboim. El sello Erato publicó un CD grabado en directo durante su estreno.

Está orquestada para tres flautas, tres piccolos, tres oboes, tres corno ingleses, clarinete en mi bemol, clarinete bajo, clarinete contrabajo, seis trompas, cinco trompetas, cuatro trombones, dos tubas, timbales, piano, piano solista fuera de la escena, arpa, xilófono, vibráfono, glockenspiel, castañuelas, marimba, carillón, yunque, tambor, tambor militar, dos cajas, dos bombos, temple-blocks, platillo suspendido, platillos de dedo, tam-tam, triángulo, pandereta, látigo, carraca, silbato de policía, flexaton, rototoms, placa de metal, mandolina y cuerda con violoncello solista.

Corigliano se declara abiertamente como homosexual. Durante los diez años anteriores a la composición de esta obra muchos de sus amigos y compañeros han muerto de la terrible enfermedad del SIDA, lo cual le afectó profundamente. En la sinfonía intenta reflejar este sentimiento de dolor, de cólera y frustración. La obra está dividida en cuatro movimientos. En los tres primeros recuerda a tres de sus amigos músicos, además de otros intercalados en forma contrapuntística en el tercero.

El primer movimiento lleva el título Apologue: of Rage and Remembrance, Apología: de Furor y Recuerdo. Está escrito en forma tripartita. Empieza con una nota de cólera que aumenta en intensidad, un la natural interpretado por los violines y violas. Es contestada por una explosión de la percusión. El motivo se repite creciendo en intensidad. Los timbales acompañan a una serie de motivos grotescos, que van cambiando de dinámica. Una sección de aceleración nos lleva a su climax. Entonces los violines realizan un diminuendo, escuchándose el piano situado fuera de la escena tocar una trascripción realizada por Léopold Godowsky del Tango de Isaac Albéniz, como si estuviera evocando un recuerdo. Empieza en la cuerda una amplia sección nostálgica, en la que suenan fragmentos del Tango. El tema lírico continúa acompañado por un ritmo regular del tambor.

La melodía se intensifica con intervención de la percusión. Un accelerando nos conduce a la parte final. Toda la orquesta participa para repetir un acorde disonante de un modo casi histérico, un nuevo grito de rabia. Al detenerse el ambiente continúa tenso, con una recapitulación de los motivos iniciales que nos lleva a un nuevo climax, pero la energía se ha desgastado, terminando el movimiento con las desoladas notas del piano externo.

SIDAEn este movimiento el compositor recuerda con dolor y rabia a uno de sus amigos pianistas. El Tango de Albéniz era uno de los temas favoritos de su amigo. La nostalgia que esto le produce se evoca en la sección central del movimiento. Termina de modo desolado lamentando su pérdida.

El segundo movimiento, Tarantella, no tiene una estructura definida. Empieza con el sonido del silbato de policía y la percusión. El ritmo de la danza italiana que da título al movimiento, se va generando lentamente, como surgido de una pesadilla. La danza se reafirma en medio de los alucinantes sonidos de la percusión. El ritmo progresa, mezclado con pasajes nostálgicos, de forma fantasmagórica. Después de unos brutales golpes de la percusión el ambiente se oscurece, surgiendo el ritmo de la tarantella nuevamente, en forma de locura rítmica, que se va acelerando hasta terminar con un brutal grito.

Este movimiento está escrito en memoria de otro de sus amigos muerto por el SIDA. En esta ocasión se trata de un alto cargo de la industria musical. Era también un pianista aficionado, al que Corigliano le había dedicado el último movimiento, una tarantella, de una serie de danzas para piano a cuatro manos, que había compuesto en 1970, las “Gazebo Dances”. La tarantella tiene un carácter agridulce. Según el Grove, la famosa enciclopedia de la música, la tarantella es una danza del sur de Italia que se interpreta con un ritmo cada vez más rápido, lo que permite al bailarla, de sentir una especie de locura, atribuida a la picada de una tarántula. Corigliano lo asocia con su amigo, un hombre de gran talento en el mundo de la música, al que el SIDA llevó a la locura. La música representa esta brutal progresión.

El tercer movimiento, Chaconne: Giulio’s Song, empieza con la interpretación de la chaconne por los violoncellos y contrabajos, basada en los doce tonos musicales. El violoncello solista empieza una interpretación del tema de Giulio. Un segundo violoncello se une al primero recordando otro amigo del compositor. La chaconne se mantiene intermitentemente como música de fondo en todo el movimiento. Los violoncellos inician un diálogo basado en diversos temas recordando a diversos amigos del compositor. El violoncello realiza una recapitulación interpretando el tema de Giulio. Al final de este solo, la trompeta solista empieza a tocar el la del inicio de la sinfonía. El resto de metales se añade acompañados por los golpes del tambor y sonidos tétricos de las campanas del carillón en los doce tonos. El ritmo de la percusión es el de una marcha fúnebre, que se va reforzando. Los instrumentos se van añadiendo hasta llegar a una explosión sonora. Cuando se detienen finalmente, queda un solo de violoncello interpretado el la inicial, que sin interrupción conecta con el último movimiento.

El movimiento recuerda a un amigo de Corigliano de su época de estudiante. Giulio era un violoncelista aficionado. Después de su muerte el compositor encontró un registro sonoro efectuado en 1962 de una improvisación para violoncello y piano. En esta grabación encontró una melodía interpretada por el violoncello, que añadió al movimiento como la canción de Giulio. A este tema añade evocaciones de otros amigos suyos, como un violoncellista que fue su profesor y otros compañeros muertos de SIDA.

El cuarto movimiento, Epilogue, empieza dulcemente mediante suaves acordes del metal. Sobre este fondo aparece nuevamente el solo del piano externo interpretando a Albéniz. Luego un recuerdo lejano de la tarantella. Los dos violoncellos solistas recapitulan los diálogos mantenidos en el anterior movimiento. Termina con un diminuendo que deja al violoncello solista sosteniendo la nota la inicial, hasta desaparecer en el silencio.

Finalmente realiza una recapitulación, donde aparecen los temas de sus amigos muertos sobre un fondo doloroso en forma de ondas sonoras, una imagen de la eternidad como nos cuenta el propio compositor, cuyas palabras traducimos a continuación.

“Para mí, el ruido de las olas del mar representa una imagen de eternidad. Quería sugerir esta impresión en la sinfonía, creando olas sónicas y por ello he rodeado a la orquesta de una sección de metales aumentada. Detrás de la orquesta, están colocadas cinco trompetas, con la primera trompeta en el centro. Alrededor de la orquesta se colocan seis trompas, tres a cada lado, cuatro trombones, dos a cada lado y finalmente una tuba en cada extremo del semicírculo formado por los metales. 

Las “olas” empiezan mediante una nota aguda del solista de trompeta, luego se desplazan hacia el exterior alrededor de la orquesta, de modo que las notas descendentes de los metales formen acordes. Un motivo de cuatro acordes, que evoluciona lentamente se construye de este modo. Este motivo repetido crea las olas de sonido durante todo el Epilogue”.

CORIGLIANO 2La sinfonía ganó el Premio Grameweyer en 1991 por la mejor obra orquestal y su grabación discográfica consiguió un Grammy por la mejor obra nueva y la mejor interpretación orquestal. Corigliano no deseaba escribir ninguna sinfonía pues decía que era muy difícil poder competir con las grandes obras escritas en dicho género. Pero motivado por un gran tema, se vio en la necesidad de escribirla, como había ocurrido con otros maestros clásicos, como Berlioz, Mahler o Shostakovich. El resultado es la producción de una magnífica obra con un fondo descriptivo, en la que expresa sus sentimientos más conmovedores, frente a una de las plagas actuales más mortíferas.

En 1996 compone el “Cuarteto de cuerda Nº 1” como obra de despedida del Cleveland Quartet. Corigliano compone óperas como “The Ghosts of Versailles” representada en la Metropolitan Opera de New York y bandas sonoras tan populares como “The Red Violin” compuesta en 1997 para el film de François Girard. Esta música ganó un Oscar para la mejor banda sonora original en 1999. A partir de ella Corigliano compone varias obras, como la “Chaconne para violín y orquesta” en 1997, “The Red Violin Caprices” en 1999 y finalmente el “Concierto para violín” en 2003.

La “Sinfonía Nº 2 para orquesta de cuerda” fue compuesta en el año 2000 cumpliendo un pedido de la Boston Symphony para el centenario de su Symphony Hall. Se estrenó en Boston el 30 de noviembre de 2000 interpretada por la Boston Symphony Orchestra dirigida por Seiji Ozawa.

Para ello tomó la partitura de su “Cuarteto de cuerda Nº 1” escrita en 1996 como base de la obra, conservando su estructura, pero adaptando gran parte de su música para orquesta de cuerda. La mayoría de movimientos se han reescrito, eliminando las notaciones libres, imposibles de interpretar para una orquesta. La duración de todos los movimientos se ha alargado, especialmente el Nocturne, pasando de los 32 minutos que dura el cuarteto a los 45 minutos de la sinfonía.

El primer movimiento, Prelude, emplea las cuerdas en sordina empezando como un susurro. Los sonidos aparecen y desaparecen en el silencio. En la parte central las texturas se hacen más claras. Una melodía ascendente permanece en un ambiente más tranquilo antes de desaparecer nuevamente en el silencio.

El segundo movimiento, Scherzo, empieza con repetidos acordes sobre el contrapunto de un cuarteto solista. Una sección más rápida nos conduce a un lírico trio. El grupo que actúa como concertino interpreta una chaconne basada en el anterior movimiento. El resto de la cuerda en contrapunto aumenta el lirismo del fragmento. Termina con una breve recapitulación del scherzo, de modo agitado.

El tercer movimiento, Nocturne, nos presenta la calma de una noche en Fez. Corigliano durante sus vacaciones en Marruecos había pasado una noche en el Palais Jamais, actualmente convertido en un lujoso hotel, situado sobre la ciudad vieja de Fez. Hacia las 4 de la madrugada se despertó por las llamadas a la oración de los muezzins de las mezquitas de la ciudad. Docenas de llamadas formaban un especial contrapunto. Accidentalmente convergieron en una nota formando un acorde mayor. Luego las llamadas se fueron silenciando, un gallo cantó, un perro ladró, anunciando la salida del sol. Este nocturno quiere reflejar estas sensaciones. Las llamadas están formadas por fragmentos de notas repetidas. Luego regresa hacia el silencio del alba.

El cuarto movimiento, Fugue, tiene un carácter contrapuntístico especial. Usa un tema único con voces separadas, reproduciéndose en tempos ligeramente diferentes. El resultado crea un ambiente de severidad. La fuga se divide en las partes habituales, exposición, parte central y coda. El proceso produce una asincronía de los ejecutantes, tocando todas las cuerdas juntas solo una vez. La coda se une sin pausa con el siguiente movimiento.

El último movimiento, Postlude, procedente como todos del cuarteto, estaba pensado para servir de despedida al Cleveland Quartet durante su último concierto, antes de su disolución. Se presentan dos líneas melódicas en contrapunto. El violín solista tocando en su registro agudo frente a los graves de la cuerda. Esto transmite un sentimiento de despedida. Sigue un recitativo de la cuerda grave al que se le une el violín solista en forma expresiva. Una sección descendente nos lleva a la disonancia del Prelude, en forma de recapitulación. Retornan las cuerdas en sordina. La música se desvanece finalmente en el silencio.

El cuarteto tenía como tema una muerte voluntaria, la disolución de un cuarteto de cuerda. La sinfonía en cambio tiene como tema un acto involuntario, la muerte. La sinfonía ha ganado en intensidad expresiva, realizando una obra de gran sobriedad. Esta sinfonía ganó el Premio Pulitzer en el año 2001.

La “Sinfonía Nº 3 para conjunto de viento ampliado” (Circus Maximus)  fue compuesta en 2004. Su orquestación requiere tres bandas de viento, una situada en el escenario, otra fuera del escenario y una tercera caminando o sea en movimiento.

Corigliano ha trabajado como profesor en varias instituciones, entre ellas la Juilliard School of Music, el Lehman College y la City University of New York. Ha sido compositor residente de la Chicago Symphony Orchestra y en 1991 elegido miembro de la American Academy of Arts and Letters. Actualmente vive con su compañero el compositor Mark Adamo en la ciudad de New York.

Un compositor imaginativo que no deja nunca de sorprendernos. Una de sus últimas obras, ”The Mannheim Rocket” compuesta en el año 2000, nos relata un viaje espacial comparándolo con una estructura sonora introducida en el Siglo XVIII por Stamitz. La obra tiene sus momentos humorísticos, narrando un viaje a través de los siglos de la música germánica. Obtiene algo que nunca debe olvidar un músico, que sus obras no sean aburridas. A pesar de su estilo progresista Corigliano nunca abandona a su público, realizando sus obras de manera inteligible.