LA MUSICA EN RUSIA HASTA EL SIGLO XIX

2- La música en Rusia hasta el siglo XIX

Rusia está compuesta por diferentes etnias, cada una con sus tradicionales formas de expresión. Estas han configurado la música folclórica tradicional rusa. Entre los instrumentos empleados encontramos el gusli, un instrumento de cuerda, usado por el héroe épico Sadko de la época medieval. Consiste en una tabla de madera sobre la que se tensan las cuerdas. La tradición oral ha conservado algunas de las baladas donde la voz humana era su principal intérprete.

En el siglo XIV encontramos la división entre la música secular y la música sacra de la Iglesia Ortodoxa Rusa de tradición bizantina, escrita empleando los neumas. La música empleada en la liturgia ortodoxa es de carácter coral sin emplear instrumentos. En las iglesias ortodoxas no encontramos órganos.

Según la tradición de los primeros cristianos se consideraba a la música como un don divino trasmitido a los hombres. Los instrumentos tenían un origen humano, lo cual contaminaba la música. Por otra parte se consideran especialmente valiosas las voces bajas, motivo por el cual en Rusia se han desarrollado los grandes bajos.

La música popular tiene un sabor peculiar. Al escucharla la identificamos como música rusa. Esto es debido a los modos o sea las escalas empleadas. No usan el modo mayor y el menor, con lo cual desaparece el concepto de tónica y dominante. Las escalas usadas generalmente se reducen a tres con cuatro tonos cada una. Sin extenderse a motivos técnicos, diremos que la música rusa tiene su peculiar aire al usar unas escalas diferentes a las occidentales. Lo mismo ocurre con la música flamenca.

Otro instrumento de cuerda popular es la balalaika. Proviene de una especie de laúd importado de Asia por los mongoles, al que le construyeron una caja de resonancia triangular fabricada con madera de abeto.

Con la occidentalización de la nación durante el siglo XVIII, acudieron numerosos músicos a la corte de los Zares.

El primer teatro de Opera se construyó en Moscú y luego otro en San Petersburgo. Los primeros músicos importados fueron los italianos.

Entre ellos encontramos a Domenico Cimarosa que trabajó para la corte de Catalina II. En 1788 compuso “La vergine del sole”, un drama que se desarrolla en un exótico Perú, empleando todos los recursos de la Orquesta de San Petersburgo. Con ocasión del aniversario de la coronación de la reina en 1789, compone la ópera “Cleopatra” que se estrena en el teatro Kammenyi.

La fama de la música germánica pronto eclipsó a los italianos, especialmente en las salas de concierto donde triunfaban las sinfonías de Mozart y de Beethoven. Los compositores rusos intentaban copiar sus estilos.

De este modo la música clásica y especialmente la ópera, empezaban a ser escuchadas por la nobleza y la alta burguesía. Pero el pueblo no estaba influido por este tipo de música. Continuaba cantando sus tradicionales melodías, como los Bylini, en forma de antiguas leyendas heroicas, acompañadas por primitivos instrumentos.