SILVESTROV

Valentin Silvestrov (1937) en cirílico Валенти́н Васи́льович Сильве́стров, nació el 30 de septiembre de 1937 en Kiev, la capital de Ucrania. A los 15 años empezó sus estudios musicales mediante clases particulares. Desde 1955 hasta 1958 estudió en la Escuela Nocturna de Música de Kiev, ingresando luego en el Conservatorio donde terminó sus estudios en 1964. Entre sus maestros destacan Boris Lyatoshinsky en composición y Levko Revutsky en armonía y contrapunto.

SILVESTROVSe dedicó a la enseñanza en un centro musical de Kiev, convirtiéndose en un compositor libre a partir de la década de 1970

Junto con Leonid Grabovsky, pronto se convirtió en una de las máximas figuras de la escuela vanguardista de Kiev, experimentando con la música dodecafónica y la aleatoria, oponiéndose al estilo modal de la composición ucraniana. Estas obras no podían ser interpretadas en aquella época en la Unión Soviética, pero pronto traspasaron fronteras.

La “Sinfonía Nº 1" fue compuesta en 1963 durante su tiempo de estudios en el Conservatorio de Kiev, siendo revisada en 1974. Durante su época de estudiante asimila la música de Webern, de Scriabin y de la escuela modernista polaca.

Escrita en un solo movimiento en un estilo modernista, empieza con sonidos graves que pronto se transforman en una serie de disonancias. Después de un periodo de relajación, interrumpido por episodios más animados, llegamos a la parte central de la obra con una música camerística disonante de delicada expresión.

La última parte consiste en un allegro lleno de fuerza, pero siguiendo con su estilo disonante con intervenciones del metal. Continúa con una tranquila sección mediante delicados aportes de la percusión que nos conducen a la coda.

Con esta obra se enfrentaba a la burocracia estatal, que era francamente hostil a toda novedad. Pronto se convertiría en un compositor radical representando la música vanguardista ucraniana. Esta actitud le supuso una exclusión temporal de la Unión de Compositores Soviéticos.

“Spectra" (Sinfonía para orquesta de cámara) compuesta en 1965, sigue el estilo de su anterior sinfonía de un modo más radical. Se estrenó en el mismo año interpretada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Igor Blashkov. La respuesta del público fue muy buena, se supone como una búsqueda de libertad.

Una obra relativamente breve de estilo atonal en la que el tratamiento orquestal se realiza mediante el protagonismo de instrumentos solistas, con gran intervención de la percusión. Una obra difícil de comentar, dominada por el espectro sonoro utilizando agudos sonidos metálicos de modo casi aleatorio que contrastan con los bajos. La sección central es más calmada utilizando su metálica coloración sonora de modo casi continuado, que nos trasporta a una especial atmósfera. Aparecen secciones en que utiliza únicamente los instrumentos agudos de la percusión. Los pizzicatos de la cuerda junto a los sonidos del glockenspiel nos conducen a la coda.

Una obra más vanguardista que la anterior que usa de modo atonal los instrumentos de percusión, especialmente el vibráfono y la celesta. En un estilo atonal casi idéntico compone la "Monodia para piano y orquesta" el mismo año, utilizando el piano como elemento percusivo.

SILVESTROV S2La “Sinfonía Nº 2 para flauta, timbales, piano y orquesta de cuerda" fue compuesta también en 1965. Se estrenó en 1968 dirigida por Igor Blashkov. Construida en un solo movimiento continúa el estilo de sus obras anteriores. Una obra atonal en la que contrastan los agudos de la flauta con los bajos de los timbales. La mayoría de sonidos en stacatto ofrecen un espectro puntillista. El empleo de la percusión complementa a los timbales, de un modo semejante al de su anterior sinfonía.

Una obra muy breve con un carácter homogéneo que representa la primera etapa modernista del compositor, empleando un personal lenguaje atonal que intenta apartarse de todas las escuelas clásicas sinfónicas.

La “Sinfonía Nº 3" (Eschatophonie) fue compuesta en 1966, siendo estrenada en Darmstadt en 1968 dirigida por Bruno Maderna, en una época en la cual la música de vanguardia estaba prohibida en la Unión Soviética. Poco después era interpretada por Boulez en uno de sus conciertos. El compositor no pudo personarse en estos conciertos por razones obvias.

Se pudo estrenar finalmente en la ciudad de Lviv, Lemberg en alemán, en Ucrania el 4 de diciembre de 2011 interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional de Ucrania bajo la dirección de Igor Blashkov.

El estilo de la obra es una continuación de sus anteriores sinfonías, dando un especial protagonismo a la percusión particularmente al glockenspiel. Una música atonal que emplea los instrumentos de un modo camerístico como manchas sonoras. Algunas de sus partes son interpretadas mediante largos solos de la percusión. En la última parte la cuerda es usada también de un modo percusivo. Una obra muy difícil de escuchar que se puede considerar como un estudio acústico.

En 1969 Silvestrov realizó una reevaluación del significado de su música, examinando la relación entre la cultura histórica por una parte  y la mágica inspiración primitiva por otra. Según Frans C Lemaire[1]: "Aquí es donde la música de Silvestrov tiene un gran interés dando un giro de distinción. Se impregna de una lenta confidencia expresiva y muestra prolongadas líneas melódicas en un estilo post romántico que nos trae frecuentemente reminiscencias de Gustav Mahler".

La “Sinfonía para violoncelo y orquesta" (Meditación) fue compuesta en 1972. Con esta obra se empieza un lento proceso de cambio de estilo dentro del modernismo, que lo llevará a la que denominará Metamusic. Se estrenó en 1976 interpretada por la Orquesta Filarmónica de Kiev dirigida por Igor Blazhkov y con el solista Valentin Potapov al violoncelo.

La obra sigue un proceso evolutivo, empezando por puros sonidos abstractos que lentamente se expanden partiendo de su primitiva energía hacia resonancias, que nos van conduciendo hacia la armonía. Este camino se reinicia repetidas veces, partiendo nuevamente de la fuerza abstracta hacia un principio de líneas melódicas. Esta música en un principio futurista nos va conduciendo hacia elementos evocativos de la época romántica.

En la parte central empieza un furioso clímax utilizando música aleatoria. Nos encontramos con una explosión sonora de elementos libres. Después de esta salvaje sección la música empieza a pacificarse, empezando lo que podríamos llamar una extensa coda, en la cual nacen elementos armónicos. Primeramente los encontramos en los teclados rodeados de sonidos espectrales. Después de una nueva explosión atonal la madera empieza sus frases armónicas continuadas por la cuerda. El violoncelo solista acompañado por los sonidos del glockenspiel empieza la sección final de la obra. Una estática meditación que nos parece indicar el pensamiento confuso del compositor en un momento trascendente de cambio hacia sus obras posteriores. De este modo pensativo termina la obra mediante una nota del glockenspiel.

La “Sinfonía Nº 4" fue compuesta en 1976 para metales y cuerda. Está dedicada al compositor y clavecinista Andreï Volkonski, un pionero del modernismo musical soviético durante los años del deshielo, que en 1983 emigró a occidente.

Compuesta en un solo movimiento se divide en las secciones siguientes, andante, allegro agitato, meno mosso, allegretto, andante/allegretto, allegro agitato, andante, moderato, meno mosso.

SILVESTROV S4Empieza mediante una serie de acordes, que al poco tiempo parecen liberar unas melodías en forma de fragmentos. La música se va deteniendo, hasta casi llegar a un silencio. Entonces empieza una especie de scherzo con incesantes arpegios, que producen un estado de ansiedad. La cuerda inicia una forma melódica que lucha por su subsistencia, acompañada por los arpegios.

Los acordes iniciales reaparecen con más fuerza pasando por varias fases dinámicas. Son detenidos por un solo del violín, que se extasía recordando material anterior. Los acordes de la cuerda nos llevan a una atmósfera arcaizante acompañando a una melodía descendente. Reaparecen los metales que nos conducen nuevamente al espíritu amenazante del scherzo, mediante una serie de repeticiones estáticas. La tensión va subiendo hasta reaparecer los acordes iniciales.

El primer violín empieza una nueva sección mediante un tema lírico, acompañado por el resto de la cuerda en forma de eco. Los metales provocan una serie de turbulencias. La música inicia una subida hacia los registros agudos, que algunos críticos comparan con la escena de   la ópera Wozzeck de Berg, cuando se ahoga su protagonista. Termina con una extensa lúgubre coda acabando muriendo con la última nota del contrabajo.

Una sinfonía en la que usa un nuevo estilo de expresión, sin renunciar al modernismo pero empleando elementos sonoros más tradicionales en los que reaparece la forma melódica. Para Silvestrov se inicia una nueva etapa dentro de la sinfonía. La sinfonía clásica ha muerto, ahora se inicia lo que llama la post-sinfonía.

En 1977 Silvestrov escribe una serie de piezas para piano a las que denomina "Kitsch Music", música del pasado, en un estilo melódico que recuerda tiempos pasados. La "Serenata para cuerdas" compuesta en 1978 tiene un estilo más vanguardista pero dentro de su época postmoderna en la que vuelve a la forma melódica.

La “Sinfonía Nº 5" fue compuesta entre 1980 y 1982. Escrita en un solo movimiento que se divide en las siguientes secciones: Maestoso, moderato, animato, andante, andantino, moderato, andante.

Empieza mediante una serie de clústeres sonoros que nos recuerda la última sinfonía inacabada de Scriabin, el Universo. Junto con los clústeres aparecen fragmentos melódicos desgarrados. Es como una evocación de fuerzas cósmicas. El violín inicia una forma melódica desolada que nos recuerda a Mahler, acompañado por una armonía repetitiva.

Llamadas de las trompas se superponen a las líneas melódicas de la cuerda. En la parte central aparece una expresiva melodía en la cuerda, como un reflejo del famoso Adagietto de Mahler. Acompañada por el arpa, cuyas modulaciones se van convirtiendo en más armónicas, la música nos conduce a un estado de máxima felicidad. El piano y el retorno de los iniciales clústeres terminan con esta imagen espectral del pasado. La música adquiere una sensación de lucha y ansiedad. Una especie de coral es interpretado por el metal en un estilo recuperado del modernismo. El ambiente se vuelve más agresivo hasta que el piano parece llevarnos hacia una situación más plácida. Pero es solo un espejismo dentro de este ambiente hostil.

SOLEDADContinúa con una serie de modulaciones repetitivas que nos conducen a una fría atmósfera de soledad. Los metales se añaden a los elementos melódicos aportando algo de calor. Luego empieza una larga coda con repeticiones de elementos melódicos. Se evocan recuerdos lejanos de tiempos pasados en una melancólica atmósfera. La obra sigue una línea continua que podríamos compara como una trayectoria, desde el nacimiento con los clústeres iniciales a la muerte marcada por las últimas notas de la sinfonía. El crítico David Fanning compara alguna de sus partes con el famoso film de Stanley Kubrick, La Odisea del espacio.

Una obra clave del estilo postmodernista de la época final soviética, una época donde empieza una mayor libertad dentro del campo artístico, en la cual la armonía y la melodía consonante se mezclan con la atonalidad modernista, lo cual se puede denominar como poliestilismo. Una música que parece dirigida hacia un pasado al que no se puede volver. Su idea de la sinfonía actual se resume en su no existencia. Su música es un recuerdo de lo que pudo haber llegado a ser pero que actualmente no es posible recuperar. Es la post sinfonía, una obra que nos recuerda el pasado, la melodía de Mahler, pero en un nuevo estilo, como si añorásemos un pasado al que realmente es imposible volver. Esto nos produce un estado de gran melancolía, que se traduce en su música.

"Postludium para piano y orquesta" es un poema sinfónico compuesto en 1984 sobre el mismo tema de la sinfonía, el punto final. Una obra de carácter elegíaco que sigue su estilo musical con notas de neo romanticismo, que denomina como metamúsica, como veremos más adelante.

SILVESTROC CDLa “Sinfonía para barítono y orquesta" (Exegi Monumentum) fue compuesta entre 1985 y 1987 sobre un poema escrito por Alexander Pushkin (1799-1837). El título del poema proviene de la oda de Horacio "Exegi monumentum aere perennius", que el poeta ruso traduce como he construido un monumento más durable que el bronce. Se refiere a la vida de la poesía después de su muerte, pero además hace una referencia a uno de sus poemas más famosos "El caballero de bronce"

Después de una breve introducción orquestal disonante, el barítono canta las primeras estrofas del poema, empezando con calma y aumentando progresivamente la tensión. Un interludio orquestal nos presenta unos fragmentos melódicos repetitivos. Luego el barítono continúa su exposición acompañado por una música menos disonante que la inicial. La tensión dramática aumenta hasta llegar a las últimas estrofas del poema, recitadas de un modo pensativo y que se traducen a continuación :

Estate atenta o Musa de los mandamientos de Dios;

no temas los insultos, suplica para no ser laureado,

recibe con indiferencia tanto la adulación como la calumnia,

y no discutas con un loco.

El metal interpreta una brillante coral para continuar con el lánguido y pensativo ambiente que inunda toda la obra. Así termina una obra a la que su autor califica como sinfonía sin que tenga parecido con la forma tradicional. Una forma sinfónica de carácter libre que denomina como la nueva música.

La “Sinfonía para violín y orquesta" (Dedication) fue compuesta entre 1990 y 1991. Está dedicada a su primer intérprete, Gidon Kremer. Como en el caso anterior nos encontramos en un dilema. Se trata realmente de una sinfonía o de un concierto dividido en los tres movimientos clásicos. Pues no es ni una cosa ni la otra. No ofrece el desarrollo dramático sinfónico ni los detalles virtuosísticos de los conciertos.

Se trata de un postludio, una forma musical desarrollada por Silvestrov. A partir de fonemas anticuados, articulados como si fueran míos, nace un nuevo lenguaje, nos aclara su autor. Para ello utilizará todos los recursos aprendidos en su época vanguardista para de vuelta recordar los valores eternos, naturaleza, cultura y tradición.

El primer movimiento, allegro moderato con moto, moderato, empieza con un clúster del que nace una red de sonidos formada mediante llamadas y respuestas en forma de eco. Dentro del edificio sonoro que se va desarrollando, aparecen breves fragmentos melódicos interpretados por la orquesta. Según Silvestrov la melodía nos llega simplemente como un regalo de Dios a la música. La melodía va apareciendo cada vez de un modo más claro. Las últimas notas del violín cierran el movimiento llevándolo al silencio.

El segundo movimiento, moderato con moto, andantino, empieza con disonancias interpretadas por el violín. Después de un claro silencio empieza el andantino, presentando el violín un claro tema pastoral de raíces schubertianas en una franca tonalidad de la mayor. El tema deja su última nota en suspensión para enlazar con el siguiente movimiento.

SILVESTROV CD2El último movimiento, allegretto, andante, moderato, empieza de modo atonal con disonancias interpretadas por el violín con frecuentes clústeres de la orquesta. La música aumenta su actividad apareciendo una breve coral en el metal. En la sección andante reaparece el tema del segundo movimiento, en forma de una variación más amplia, interpretado por el violín en forma de apoteosis lírica. La última sección corresponde al moderato, evocando la voz de la naturaleza o sea volviendo a las ideas del movimiento inicial. Como en una extensa despedida las notas del violín nos van llevando hacia el silencio, evocando cantos de pájaros. Con ello se crea el sentimiento de infinito que quiere evocar en sus postludios.

En estas obras Silvestrov busca los recuerdos en la mente del oyente. El mundo es sombríamente distinguible detrás de las formas músico-físicas, detrás de las entonaciones y géneros. Tanto el compositor como el oyente tienen necesidad de estos momentos únicos, indestructibles, esperados desde la eternidad, mediante los cuales se puede enamorarse de una nueva obra, como ocurría en la época de Mozart, Schubert, Chopin, y con la pérdida de los mismos la obra no puede sobrevivir. Dentro de la obscuridad relativa de la estructura musical, que todavía no percibo claramente, me esfuerzo en emitir estos momentos como rayos de luz, independientemente del modo en que trabajo. Esta aclaración escrita por el propio autor nos revela la naturaleza de su obra.

En los mismos años Silvestrov compone la sonata para violín y piano "Post scriptum" como un eco a su anterior sinfonía. Dedicada al año Mozart conmemorado en 1991, busca como en su obra anterior un ideal, la armonía perdida pero siempre deseada. En la sinfonía esta armonía logra cristalizar en determinados momentos surgiendo del caos. En esta última obra toma la forma de la melodía clásica pero todavía se encuentra condenada al caos.

Estamos al lado de la crítica musical Tatiana Frumkis cuando escribe: Esperamos con Silvestrov que este ideal exista siempre, que nosotros nunca estaremos cansados de buscarlo y escucharlo...

La “Sinfonía para piano y orquesta" (Metamusic) fue compuesta en 1992. Una obra como la anterior que se encuentra entre la sinfonía y el poema sinfónico. Pieza característica de su estilo llamado metamúsica. Significa más allá de la música o sea una búsqueda de la trascendencia, que se encuentra ya fuera de la música. Vista de manera histórica se podría considerar como una continuación de la novena sinfonía de Bruckner.

Utiliza texturas provenientes del romanticismo pero busca otras finalidades. El estilo es elegíaco, llegando a ser mórbido en muchas ocasiones. La palabra metamúsica deriva de la metafísica aplicada a la música. Metafísica proveniente del griego, μεταφυσική, significando más allá de lo material o sea de la física. El nombre se usó en primer lugar para una colección de escritos de Aristóteles. Estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica.

SILVESTROV CD3Algunos filósofos, como Kant que la califica de necesidad inevitable, sostienen que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Schopenhauer califica al hombre como animal metafísico.

La obra está escrita en un amplio movimiento único. Cuando empieza la sinfonía nos encontramos en plena crisis como señala su clúster inicial. El piano solista entra en un clima elegíaco de carácter melancólico. Con frecuentes disonancias la orquesta nos presenta una música dura. El piano desgrana sus notas a modo de adorno. Se establece un diálogo entre las formas repetitivas del piano y los acordes orquestales.

Luego aparece una melodía presentada por el piano. Se trata de una forma muy sencilla, casi elemental, de una belleza inmaterial. La cuerda la acompaña en un estilo semejante al de los adagios malherianos. Nos encontramos en un retorno hacia el romanticismo. La música se adormece en su propio sueño. Una sección más dinámica nos conduce hacia la parte central de la obra donde retornan las disonancias, hasta llegar a una especie de clímax pero conservando su tempo lento.

Como es habitual en su estilo alternan los fragmentos atonales con los de franca melodía. El ambiente romántico retorna en la siguiente sección con una dinámica más relajada. Las notas de la celesta se unen a las del piano para dar un tono más diluido a la música. La cuerda toma por instantes el protagonismo melódico, mientras el piano interpreta series de notas ornamentales. En la parte final la música se vuelve más etérea, más introvertida y más triste, buscando su dilución en el tiempo, su final, su muerte.

La “Sinfonía Nº 6" fue terminada en 1995 pero no se estrenó hasta el 16 de agosto de 2002 en el Konzerthaus am Gendarmenmarkt de Berlín, interpretada por la Orquesta Sinfónica de la Academia de Música Tchaikovsky de Ucrania, dirigida por Roman Kofman. Está dividida en cinco partes que se interpretan sin interrupción.

La primera parte, andantino, vivace, allegretto, constituye la introducción de la obra. Se caracteriza por el uso de la música atonal. La segunda sección es más calmada con pequeños fragmentos armónicos.

La segunda parte, allegro moderato, commodo, continúa con las disonancias de la primera parte. Como en la parte anterior la aparición de estructuras armónicas se intensifica en su sección final.

La tercera pate, andantino, animato, adagio, moderato, andante, es la más extensa. Está formada por una especie de forma sonata con dos temas armónicos, el segundo de los cuales es claramente melódico. El primer tema es presentado por la cuerda. Un tema melancólico lento, característico del posromanticismo. El tema se desarrolla mediante una serie de variaciones. Una sección más disonante lo separa del segundo tema, como hemos dicho de un carácter melódico pero de estructura sencilla. Una amplia sección central realiza la función de desarrollo de la forma sonata con la unión de los dos temas y el empleo de partes atonales. Después de llegar a un clímax dramático empieza la recapitulación, en la que el segundo tema nos conduce a una coda que se pierde en el espacio.

SILVESTROV S6La cuarta parte, intermezzo, larghetto, es un breve fragmento de delicada música formada por las notas de la celesta enfrentada a suaves acordes orquestales, que nos conducen a la quinta parte de la obra.

La última parte, vivace con moto, larghetto, se corresponde con la primera volviendo a su carácter atonal. Constituye al epílogo de la sinfonía cerrando el ciclo en forma de arco. Del mismo modo que muchas de sus obras el movimiento nos conduce hacia una extensa coda, en la que los fragmentos musicales se van diluyendo hasta llegar al silencio.

Entre los años 1997 y 1999 compone el "Requiem for Larissa", una amplia obra sinfónico coral escrita a la memoria de su mujer, la musicóloga Larissa Bondarenko, muerta de modo inesperado en 1996. Una obra que refleja el claro poliestilismo del compositor, desde duras páginas atonales a delicados fragmentos neoclásicos. Una partitura en la que refleja el gran dolor que le produce la pérdida de su amada.

El compositor ucraniano Ivan Karabits muere en el año 2002. Su amigo Silvestrov compone su obra para orquesta de cuerda "Elegie" en el mismo año, usando ideas musicales de la última obra que el compositor fallecido no pudo terminar, añadiendo ideas propias.

"Aschiedsserenade" compuesta en 2003 para orquesta de cuerda está dedicada a la memoria de Karabits, como un breve Requiem, usando la música como un eco o una respuesta a algo que existe, referido a la música de Mahler.

La “Sinfonía Nº 7" fue terminada en el año 2003 estando dedicada a su mujer Larissa Bondarenko. Se estrenó el 25 de septiembre de 2004 en Kiev, interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional de Ucrania dirigida por Volodymyr Sirenko.

Se trata de una obra de carácter elegíaco escrita en un solo movimiento en la que emplea una orquesta con importante percusión, glockenspiel, tres triángulos, vibráfono, tam-tam, celesta y piano, empleada con gran delicadeza.

Siguiendo la norma de sus últimas obras empieza con acordes atonales, pero pronto aparece una trágica melodía que expresa sus sentimientos dolorosos. La música se mantiene en los límites de la tonalidad introduciendo lánguidas frases melódicas al estilo de Mahler. Alterna con secciones más disonantes. En la parte central la música se vuelve más intimista mediante delicadas intervenciones de la percusión. Un tema elegíaco es presentado con una gran sensibilidad. El tema se desarrolla empezando una extensa cosa de despedida que nos llevará hacia la muerte. Un fúnebre tañido de campanas pone fin a la obra.

A pesar de que había expresado que el Réquiem sería su última obra, como en el caso de Mozart, la verdad es que actualmente está terminando su "Sinfonía Nº 8". Considerado como el mayor compositor ucraniano vivo, su música parte de un experimentalismo primitivo recogiendo las ideas del serialismo, dándole un sentido de libertad al incorporar los principios del pasado a la música del futuro.

En el programa del concierto celebrado en Berlín en el año 2002, al presentar su sexta sinfonía, el compositor expresa sus propias ideas sobre el desarrollo de la música que trascribimos a continuación.

SILVESTROV 2En mis obras, hasta llegar a la sexta sinfonía, me parece que he intentado concretar una tendencia importante en la evolución de la música clásica. Si, como sabemos, una nota no está constituida solamente por una nota principal, sino que representa una sonoridad que igualmente comprende un espectro de sonidos armónicos, nosotros generalmente oímos este espectro en la música. Si actualizamos estos sonidos armónicos, podría nacer una metamúsica, donde a su manera, sería una Noosfera[2] sonora, un espíritu musical. Este concepto fue desarrollado por los científicos, particularmente por el filósofo ruso de la naturaleza Vladimir Vernadski a principios del siglo XX. Se podría también definir como una "memoria musical" sonora o además como un nuevo estilo universal.

Una tentativa empezada a principios de nuestro siglo de crear una música del porvenir, un tipo de música que refleja una visión del mundo, que procede del estilo de Mahler unido a la cosmogonía sonora de Scriabin.

Según las palabras del propio compositor, no existe la solución definitiva. El proceso está totalmente abierto. Será todavía discutido muchas veces y destruido de modo creativo. Esta es la lección principal de la vanguardia, el ser libre de todas las resoluciones tomadas, y particularmente de la propia vanguardia. El punto de referencia de la libertad nunca debe perderse de vista. La música, como el ave Phenix, renacerá de sus cenizas, como lo ha realizado muchas veces.

[1] Frans C. Lemaire es un conferenciante y crítico musical belga nacido en 1927

[2] Del griego noos, que significa espíritu.