BARRIOS

Agustín Barrios (1885-1944) nació en San Juan Bautista, la capital del departamento de Misiones, el 5 de mayo de 1885. Aunque no se dedicó a la música sinfónica lo comentamos en estas páginas por ser el compositor paraguayo más conocido internacionalmente.

Guitarrista clásico de origen parcialmente guaraní se le conoce con el nombre de Nitsuga Mangoré. Nitsuga es el nombre Agustín escrito al revés y Mangoré el de un legendario jefe indio guaraní que murió de amor. Lo adaptó para reivindicar su origen guaraní.

Comenzó a tocar la guitarra desde niño, con participaciones esporádicas desde los ocho años en la Orquesta Barrios, integrada por miembros de su propia familia. Dotado de gran facilidad para la música, alternaba el violín con la flauta y el arpa, aunque más adelante eligió la guitarra como su instrumento principal.

Hasta los trece años Agustín tocaba en la Orquesta Barrios y un día de 1898, después de un concierto, se acercó Gustavo Sosa Escalada y lo acogió como su alumno en el Ateneo Paraguayo, entonces llamado Instituto Paraguayo, donde fue introducido formalmente al estudio de la guitarra clásica.

Bajo la influencia de su maestro, Barrios pasó a estudiar las obras más conocidas de los compositores más importantes de guitarra clásica. Gustavo Sosa convenció a sus padres para que lo dejasen trasladarse a Asunción para continuar sus estudios. En el Colegio Nacional de la Capital estudió con Nicolino Pellegrini. Además de música estudió matemáticas, periodismo y literatura.

Después de su graduación empezó a componer y presentarse como solista de guitarra. Su primer concierto lo realizó en 1907 siendo pronto reconocido por su talento. En 1910 salió por primera vez de su país para ofrecer un concierto en Corrientes, Argentina. Debido al gran éxito conseguido realizó una gira que duró doce años visitando Buenos Aires, Uruguay, Brasil y Chile.

Durante esta época compuso algunas de sus obras más conocidas, como "Un sueño en la floresta" de 1917, famosa por su uso del trémolo, "La Catedral" escrita en 1921 en Montevideo y "Las Abejas" también en 1921. Además de Estudios, Preludios, "Allegro Sinfónico" y "Madrigal-Gavota" compuesta en 1918. En 1922 regresó al Paraguay que se encontraba en guerra civil. Después de un concierto en la Plaza Uruguayo en el mes de enero, el 25 de febrero de 1925 dejó definitivamente el Paraguay.

En 1929 inició una gira por varias ciudades del Brasil, por lo que el carnaval del año siguiente lo encontró en Río de Janeiro, donde conoció a Gloria, quien sería su compañera hasta el final de su vida. Entre 1932 y 1934, Barrios dio conciertos en República Dominicana, Venezuela, Trinidad, Panamá, El Salvador, Colombia, Costa Rica, México, Guatemala y Honduras.

A fines de 1932 decidió presentarse en Europa y Estados Unidos, pero recién se concretó lo primero en 1934 cuando Tomás Salomoni, embajador del Paraguay en México, realizó gestiones para su presentación en Bélgica, en el Conservatorio Real de Bruselas, en septiembre de 1934.

De Bruselas pasó a París, Berlín y Madrid. Tras últimas investigaciones realizadas por Lito Barrios, encontramos que Tomás Salomoni fue compañero de aula de Agustín Barrios, en el Colegio Nacional de la Capital, en todos los cursos realizados por Agustín. Esto concuerda con que Salomoni haya auspiciado a Mangoré su viaje, no solo por ser Barrios un eximio artista, sino porque eran amigos de infancia.

El 14 de agosto de 1932 se presentó en Bahía, Brasil, como Nitsuga Mangoré, el Paganini de la guitarra de las selvas del Paraguay. Además del nombre, adoptó también la idea de presentarse en concierto con trajes tradicionales de Paraguay. De esta etapa de su carrera corresponde el siguiente escrito realizado en 1930 como su Profesión de fe.

Tupá, el espíritu supremo y protector de mi raza, encontróme un día en un bosque florecido y me dijo: "Toma esta caja misteriosa y descubre sus secretos". Y encerrando en ella todas las avecillas canoras de la floresta y el alma resignada de los vegetales, la abandonó en mis manos.

Toméla, obedeciendo el mandato de Tupá, poniéndola bien junto al corazón; abrazado a ella pasé muchas lunas al borde de una fuente. Y una noche, Jasy, retratada en el líquido cristal, sintiendo la tristeza de mi alma india, dióme seis rayos de plata para con ellos descubrir sus arcanos secretos, y el milagro operó: desde el fondo de la caja misteriosa, brotó la sinfonía maravillosa de todas las voces vírgenes de la naturaleza de América.

Barrios estaba interesado no solo en la música, sino que se acercó a la filosofía, poesía y teología. Además de castellano y guaraní, hablaba inglés, alemán y francés. Su conocimiento de la teoría musical le permitió componer en varios estilos: barroco, clásico, romántico y descriptivo. Su música se caracteriza por ser de carácter folclórico, imitativo y religioso.

Sus composiciones se basan en cantos y danzas de toda América Latina, entre otras cueca, chôro, estilo, maxixa, milonga, pericón, tango, zamba, zapateado, polca paraguaya, etc.

La mayor parte de sus obras se pueden considerar de carácter romántico tardío, a pesar de haber vivido musicalmente en la primera mitad del siglo XX. Compuso preludios, estudios, valses, mazurcas, tarantelas y romanzas.

Barrios tenía un carácter excéntrico y ciclotímico. Pasaba por largos periodos depresivos en los que no componía ni tocaba la guitarra y por etapas en las que estaba tan eufórico que se encerraba a componer y practicar sin considerar el tiempo. Fue reconocido además como un buen atleta.

Barrios regresó de su gira europea en 1936 y se presentó en Venezuela, Haití, Cuba, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, México y Guatemala. Nunca pudo cumplir su sueño de tocar en Estados Unidos porque el visado a su compañera Gloria le fue denegado.

Estando en México sufrió un infarto y un paro respiratorio y los médicos le recomendaron alejarse de las preocupaciones. Unos amigos lo invitaron a radicarse en Costa Rica, pero aceptó la invitación del general Maximiliano Hernández Martínez, entonces Presidente de El Salvador, quien le ofreció una estadía permanente en 1939.

Después de su recuperación, como favor personal el General Martínez le pidió aceptar el nombramiento como profesor de guitarra del Conservatorio Nacional de Música de El Salvador. Su última obra fue la famosa "Una limosna por el amor de Dios" compuesta en 1944.

El 7 de agosto de 1944 sufrió un infarto de miocardio que le ocasionó la muerte a los 59 años. El sacerdote que lo acompañó en su agonía comentó que Barrios dijo: No temo al pasado, pero no sé si podré superar el misterio de la noche.