La “Sinfonía Nº 6 en re menor” Op.104 fue empezada en 1918 cuando todavía corregía la Quinta. Según una carta escrita a su amigo y protector Alex Carpelan, le decía que estaba trabajando en tres nuevas sinfonías. La primera de ellas fue completada en 1923 y estrenada en Helsinki el 19 de febrero del mismo año, siendo luego interpretada en Estocolmo y Göteborg.
El primer movimiento, allegro molto moderato, empieza con una amplia melodía en la cuerda llena de serenidad. Se trata de un movimiento claramente modal, en forma de sonata propia de Sibelius, en la cual no se encuentra el enfrentamiento de los temas, ni realmente se puede hablar de temas sino de un desarrollo armónico. Después de una parte central más estática, la última parte recobra su energía con una gran fuerza melódica. El movimiento termina bruscamente, después de alcanzar un climax, para dar paso al siguiente.
El segundo movimiento, allegretto moderato, sigue con la brumosa atmósfera del anterior movimiento. Escrito en un estilo pastoral envuelto de cierto misterio, parece describir el paisaje del norte envuelto en la pálida luz del principio de la primavera. Un motivo en ostinato nos lleva a la coda final.
El tercer movimiento, poco vivace, constituye el scherzo de la obra. Un movimiento con pocos motivos temáticos pero impregnado de una gran fuerza rítmica, con un breve trio poco contrastado, que al recobrar el ritmo inicial, empuja al metal hacia un desafiante final.
Termina con un allegro molto, cuyo comienzo deriva del tema del principio de la obra. Su desarrollo gana en intensidad, volviéndose la música más luminosa. La parte final nos devuelve nuevamente a la tranquilidad del principio, pasando la melodía a la cuerda.