ORIGEN DE LA SINFONIA

LA SINFONIA: GENERALIDADES (2))

 

4- Origen de la Sinfonía

La palabra sinfonía proviene del griego y significaba armonía de los sonidos, consonancia. De ella pasó al latín en el término symphonia, significando armonía instrumental, voces concertantes. En sentido amplio significaba “sonar juntos”.

Este nombre se aplicó originalmente a cualquier pieza de música concertante, fuera vocal o instrumental. Así encontramos las «Symphoniae sacrae”, 1647-50, de Schütz (1585-1672), que eran cantatas o sea obras para canto con acompañamiento orquestal. Este concepto fue mas tarde, restringido a las piezas de música instrumental, especialmente las orquestales.

En un principio se llamaban sinfonías a las partes instrumentales de las obras vocales y corales. En los madrigales de Monteverdi, 1619, encontramos que empiezan con una introducción orquestal a la que llama sinfonía. También la cantata de J.S. Bach, BWV 4, compuesta hacia 1708, empieza con una sinfonía orquestal. En el Mesías de Haendel de 1742, se intercala un pequeño movimiento orquestal entre otros corales y lo denomina sinfonía pastoral.

Especialmente el término sinfonía se aplicaba a las porciones instrumentales de las introducciones de las óperas y la sinfonía clásica deriva de la sinfonia avanti l’opera.

El proceso que se desarrolló a partir de las oberturas de las óperas es fácil de comprender. Pronto se hicieron populares algunas de estas oberturas, sinfonías de ópera, y se separaron de ellas interpretándose aisladamente. Este fue el primer paso hacia la composición de verdaderas sinfonías, sin ninguna relación con la ópera.

Vemos que el origen de los géneros obertura y sinfonía es el mismo, introducciones orquestales de ópera. Mas tarde se separarían de las óperas formando dos géneros diferentes, pero separados de las óperas. La diferencia fundamental entre ellos es que la obertura es una forma programática en un solo movimiento y la sinfonía consta de varios movimientos en forma sonata.  

4.1 – De la obertura a la sinfonía

La obertura de las óperas nació al principio del siglo XVII, como preludio para reclamar la atención del público, anunciando que el espectáculo iba a comenzar. Por ello utilizaba los instrumentos de metal. Encontramos un ejemplo primitivo en la toccata que se encuentra al principio del “Orfeo” de Monteverdi (1607).

Estos preludios operísticos se denominaron sinfonías en la ópera veneciana, entre cuyos compositores encontramos a Cesti y Cavalli. Estaban compuestas de una sección lenta de compás par y una sección rápida de compás impar.

Durante el Barroco aparece la Obertura francesa, introducida por Lully en el ballet Alcidiane, (1658). Su forma es tripartita, consistiendo en una primera parte lenta de expresión solemne, una segunda parte rápida y fugada, acabando con una tercera parte, que en un principio era solo un retorno a la primera parte para los acordes finales, para luego acabar tomando nuevamente el tema del principio. Estas oberturas formaron parte de las suites.

Un tipo diferente de obertura se desarrolló en Nápoles. Es la sinfonía de la ópera napolitana. Fue cultivada especialmente por Alessandro Scarlatti (1660-1725), el padre de Domenico Scarlatti.

Esta llamada sinfonía se divide en tres movimientos. El primero es rápido y concertante. El segundo es lento, cantable y con un instrumento solista. La tercera parte es rápida, de carácter bailable y a menudo fugada.

Como vemos la obertura operística da lugar a dos géneros diferentes, la sinfonía y la suite. En la primera se desarrolla únicamente la obertura, dividiéndola en varios movimientos. En el caso de la suite, se conserva la obertura como tal, añadiéndole movimientos de danza.

Esta sinfonía se separó de la ópera, interpretándose en conciertos en las llamadas academias. Scarlatti, desde 1696, las componía directamente para las academias, llamándolas Sinfonie.

La sucesión de movimientos de estas obras, se puede considerar como punto de partida de la estructura de la sinfonía.

4.2 – La Suite

La palabra suite proviene del francés y significa sucesión o secuencia. En un principio la suite estaba formada por una sucesión de parejas de danzas, alternando una danza lenta de pasos con otra rápida de saltos. La suite se mantuvo hasta mediados del siglo XVIII, dando paso a la serenata o divertimento. De las antiguas danzas cortesanas que formaban parte de las suites solo se conservó el minuetto.

En las óperas era costumbre intercalar secciones de ballet. Las suites tomaban la obertura de la ópera y luego una serie de danzas del ballet. Estas suites separadas del ballet se interpretaban como obras individuales. Más tarde se compusieron suites independientes, sin relación con ninguna ópera. Recordemos las suites de J. S. Bach. 

4.3 – De la Serenata a la Sinfonía

La serenata, del italiano sera, que significa al sereno o sea al aire libre, proviene de la antigua suite, pierde el carácter de secuencia de danzas, quedando como una serie de movimientos de música con carácter alegre, para interpretar al aire libre. Es música de entretenimiento como nos indica su otro nombre en italiano, divertimento.

La serenata instrumental tiene de 5 a 7 movimientos, empezando con una marcha que acompañaba la entrada de los músicos. Luego seguían varios minuettos mezclados con movimientos de sonata y movimientos con solista. Terminaba despidiéndose los músicos con la repetición de la marcha de entrada.

Es fácil el paso de la serenata a la sinfonía, como podemos comprobar en el siguiente ejemplo tomado de Mozart. Compuso la “Serenata Nº 2 Haffner” que en un principio constaba de los movimientos siguientes, Marcha inicial, Allegro, Minuetto, Andante, segundo Minuetto, Finale y Marcha. Eliminó las marchas y el segundo Minuetto. Los cuatro movimientos restantes los agrupó, dando lugar a la “Sinfonía Nº 35 en re mayor” (Sinfonía Haffner) KV 385.

La Pequeña Serenata Nocturna KV 525 del mismo Mozart, es un caso similar. En su origen poseía un segundo minuetto. Al ser eliminado, su estructura quedó como el de una pequeña sinfonía, pero conservando su carácter alegre de divertimento.

El fin del Barroco y comienzo del Clasicismo se sitúa a mediados del siglo XVIII. La muerte de J. S. Bach en 1750 es un hecho fortuito, pero que no deja de ser simbólico. Haendel muere nueve años mas tarde. Durante estos años se produce una total renovación en la música. Para el género Sinfonía será el principio de su apogeo. La música vocal sería superada por la orquestal, por primera vez en la historia.

Con esto se termina la primera parte de la obra, dedicada a conocimientos de carácter general. En las próximas secciones se desarrollará la parte descriptiva, destinada al análisis de la evolución del género a través de la historia. Su estudio se divide por siglos, terminando con una recapitulación, definida como resumen y síntesis de lo descrito.

Debido a la gran cantidad de obras escritas durante el siglo XVIII y considerando la falta de diversidad entre muchas de ellas, solo se analizarán individualmente las consideradas como más importantes y personales. En los siglos posteriores con obras más particulares, el análisis será específico para cada una de ellas.