LA MUSICA EN COLOMBIA

2 - La Música en Colombia

 Durante los siglos XVII y XVIII, la Iglesia católica había cumplido un papel fundamental en la vida musical de la sociedad en el Nuevo Reino de Granada. Las catedrales empleaban a compositores, directores y músicos para la liturgia y en consecuencia, muchos de los compositores de renombre, como Juan de Herrera eran músicos de iglesia.

Un sinnúmero de los desarrollos técnicos, como la polifonía, también fueron el resultado del papel central que tenía la música para el catolicismo. Aunque la música doméstica siempre estuvo presente en los hogares americanos, es probable que para la mayoría del pueblo la iglesia fuera el único lugar en el que podían reunirse a escuchar grandes obras musicales.

Hacia finales del siglo XVIII, con la aparición de los teatros, conciertos públicos y las sociedades musicales, la Iglesia cedió su importancia a otro tipo de espacios que permitían diferentes tipos de música. Durante el periodo republicano en Colombia, el papel de la Iglesia en la sociedad también cambió radicalmente. En los tiempos de las guerras de Independencia, los revolucionarios buscaron limitar el poder de la iglesia en la sociedad, retomar las tierras improductivas que esta poseía y dejar de cobrar los diezmos.

Como consecuencia, la catedral de Bogotá se vio forzada a reducir sus actividades y dejó de contratar músicos de renombre como Juan de Herrera o José Cascante, activos durante el período barroco, lo que llevó a un período que algunos críticos llaman de decadencia. Durante la mayor parte del siglo XIX, en las iglesias se interpretaba el mismo repertorio que se había empleado desde el Barroco.

                             Coliseo Ramírez, Bogotá

En 1750 llega el primer pianoforte a Bogotá. La primera sinfonía interpretada en Colombia fue la Nº 25 de Michael Haydn en 1791. En 1793 se crea el primer teatro público en Bogotá, el Coliseo Ramírez. La primera Escuela de Música en la Nueva Granada fue creada en 1833.

También era frecuente, hasta muy entrado el siglo XX, que se incorporaran a las sesiones de ópera las danzas, desde el vals hasta el fox-trot, a pesar de que existía una rígida regulación por parte de la Iglesia sobre el repertorio.

Si bien la Iglesia perdió su papel central en la vida musical de la República, algunos compositores colombianos continuaron componiendo música religiosa, pese a no estar asociados directamente con la Catedral, entre ellos el compositor romántico, Julio Quevedo Arvelo, José María Ponce de León y José Joaquín Guarin, quien fundó la Sociedad Lírica en 1848. En 1881 el compositor Santos Quijano retomó al cargo de maestro de capilla.

Como datos importantes de esta época podemos señalar que en 1839 se empiezan a fabricar pianos en Colombia. Henry Price funda en 1846 la Sociedad Filarmónica de Bogotá. En 1858 se publican partituras de Santos Quijano, Ponce de León y de Teresa Tanco.

Para nosotros un dato importante es la composición en 1881 de la "Sinfonía sobre temas colombianos" por José María Ponce de León. En 1882 se inaugura la Academia Nacional de Música que a partir de 1887 abre su sección de señoritas. En 1883 la joven pianista Teresa Tanco había estrenado su zarzuela "Similia Similibus".

                       Sociedad Filarmónica de Bogotá

La música tuvo un lugar central en los hogares colombianos durante el siglo XIX. Las mujeres recibían clases de música como parte de su educación para la vida en sociedad, pues se esperaba que pudieran interpretar el piano y cantar durante las reuniones sociales. En los hogares de las clases alta y media, el instrumento más importante era el piano. A mediados de siglo era común encontrarlo en los hogares privilegiados de Bogotá, importado desde Europa con gran dificultad o incluso, desde 1839, construido en el país por fabricantes como David McCormick o Manuel Montoya.

En las casas de todos los grupos sociales se empleaban otros instrumentos como violines, flautas y guitarras, que se usaban para animar las veladas. La música doméstica para señoritas se convirtió en un gran mercado para los compositores, quienes escribían sonatas, colecciones de temas y variaciones, miniaturas, lieder y otras piezas para todos los niveles.

Era frecuente que las mujeres llevaran un cuaderno en el que copiaban piezas para crear su colección personal. Uno de estos cuadernos de mediados del siglo XIX, perteneciente a la bogotana María del Carmen Cayzedo, contiene piezas para guitarra que incluyen valses, contradanzas, pasodobles, un baile inglés y un ondú.

Durante el siglo XIX la clase alta bogotana conformaba una élite cerrada que le permitía preservar el poder y afirmar sus lazos con Europa mediante la identificación racial. Esto se lograba, entre otras estrategias, por medio de eventos sociales como las danzas de sociedad y fiestas a las que solo podían acudir los miembros de los clubes sociales y sus invitados.

Estas danzas incluían géneros de moda en Europa; por ejemplo, en la década de los cuarenta se bailaban la polka, la cuadrilla y la cracoviana, mientras que el minué había pasado de moda por su cansada gravedad. La contradanza, de country dance, fue popular durante la guerra de Independencia, quizás introducida por los ejércitos ingleses desapareciendo alrededor de 1860, mientras que el vals siguió siendo popular hasta comienzos del siglo XX.

Una variante más rápida del vals que se tocaba para animar las reuniones sociales, llamada inicialmente capuchinada, dio origen al pasillo. Hacia finales de siglo se hizo popular la danza habanera, un género cubano relacionado con la contradanza que tuvo gran auge en los Estados Unidos. Entre las clases populares de la región central se bailaban los mismos géneros, además de otros de origen indígena y mestizo como el torbellino, la manta, la caña y muchos otros. En la costa se bailaban danzas que combinaban raíces africanas con elementos españoles, conocidas colectivamente como bunde, que más adelante darían lugar a la cumbia y el porro.

Los conciertos públicos que comenzaron a ofrecerse en el siglo XVIII se expandieron rápidamente y junto con la ópera, pasaron a dominar la oferta musical de las grandes ciudades. La gran oferta musical contribuyó a formar un público conocedor, acostumbrado a escuchar atentamente y seguir las innovaciones de los compositores, aunque gran parte de este público también se volvió más conservador.

Mientras que durante los siglos XVII y XVIII los músicos vivían del patrocinio de los mecenas y por lo tanto tenían más libertad para experimentar con sus composiciones, durante el siglo XIX debían competir comercialmente por la atención del público. Este nuevo mercado abrió paso a las publicaciones periódicas, en las cuales los compositores y críticos podían explicar las composiciones más vanguardistas al público aficionado.

La primera organización dedicada a la música en la Nueva Granada, como anteriormente se ha dicho, fue la Sociedad Filarmónica de Bogotá, creada en 1846 por el inglés Henry Price con el propósito de fomentar y generalizar el gusto por la música. La Sociedad estaba formada por trescientos socios, que incluían artistas notables, figuras políticas, miembros de la alta sociedad y extranjeros que residían en el país. Se dividía en miembros activos, los músicos, que no eran remunerados, miembros honorarios que eran altos funcionarios civiles y militares, diplomáticos y eclesiásticos y finalmente los miembros contribuyentes de la alta sociedad, que pagaban una mensualidad y las entradas en los conciertos.

Su creación ayudó a elevar el nivel musical de la ciudad, atrayendo músicos y compañías de ópera del exterior y promoviendo la publicación de obras locales. La orquesta llegó a contar con cuarenta músicos quienes únicamente recibían como pago un refrigerio después de los conciertos. Todos los músicos eran hombres con excepción de la arpista Elena Cordovez y las pianistas Teresa Triviño, Trinidad Plata, Virgina París, Josefa Tanco y Rafaela Zapata de Guarín.

         Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia

En 1910 la Academia Nacional de Música se convierte en el Conservatorio Nacional de Música en Bogotá. La Orquesta de Conciertos Sinfónicos del Conservatorio en 1920 empieza a ofrecer sus primeros conciertos en Bogotá. Será el origen de la Orquesta Sinfónica Nacional.

El Conservatorio del Tolima se funda en 1925 en la capital del departamento, la ciudad de Ibagué. En 1929 se crean las primeras emisoras de radio en Colombia. En 1933 se funda el Conservatorio de Cali que será dirigido por Antonio María Valencia.

A partir de 1936 el Conservatorio Nacional empieza a formar parte de la Universidad Nacional de Colombia. Andrés Pardo Tovar funda en 1955 el Centro de Estudios Folclóricos y Musicales.

La Orquesta Filarmónica de Bogotá es creada en 1967. Empieza a ofrecer sus conciertos en el Auditorio León de Greiff a partir de 1975. Contrata en 1976 al compositor radicado en Francia, Francisco Zumaqué, para que entregara quincenalmente un arreglo de música popular destinada a la orquesta.

En 1980 se estrena el Poema Sinfónico Vocal, Simón Bolívar de Blas Atehortúa. En 1992 la Orquesta Filarmónica de Bogotá adquiere cuatro tubas wagnerianas. Colaboración entre la orquesta y la Banda de Rock Kraken en 2005 mediante su producción Kraken Sinfónico. La OFB gana en 2008 un Grammy Latino al mejor álbum instrumental.

En 2009 aparece "Mestizajes", un CD compuesto por fusiones de música popular, rock y afrocolombiana. En 2015 se crean los programas juveniles de la OFB.