HAUSEGGER

Siegmund von Hausegger (1872-1948) nació en Graz el 16 de agosto de 1872, hijo de Friedrich von Hausegger (1837-1899), un abogado y musicólogo. Según el propio relato de Siegmund, Friedrich fue uno de los primeros en Austria en reconocer la grandeza de Richard Wagner y esforzarse al máximo en la propagación de su música y sus ideas.

El joven von Hausegger pudo convertirse en el vehículo de los ideales de su padre. Siegmund estudió música inicialmente con su padre, que impuso una fuerte influencia de Wagner en sus propias composiciones. Incluyen misas, óperas y poemas sinfónicos, así como muchas obras corales y canciones. Su padre también lo preparó para convertirlo en director de orquesta.

A la edad de diecinueve años, von Hausegger compuso una Misa para coro y orquesta, que describió como mi primera composición seria. Originalmente pensada para ser interpretada en la universidad, el trabajo resultó demasiado difícil para sus compañeros de estudios. Su padre le ayudó a organizar una actuación privada ante un público invitado. Este evento marcó el debut de von Hausegger como director y como compositor.

La ayuda más importante en el inicio de su carrera como director de orquesta en Graz fue de Erich Wolf Degner (1858-1908), director de la Asociación de Música de Estiria. Otros impulsos significativos durante su juventud en Graz fueron los de Karl Pohlig (1858-1928), quien dirigió el estreno de la versión original de la Sexta Sinfonía de Bruckner en 1901 y del sensible compositor de baladas Martin Plöddemann (1854-1897).

Siegmund von Hausegger después de ser conocido como director en Graz, recibió una invitación a principios de 1899 para dirigir por primera vez la Orquesta Kaim, la que se convertiría luego en la Filarmónica de Múnich. Dirigió en esta ocasión la "Obertura Coriolano" de Beethoven, su propia "Fantasía Dionisíaca" y la "Séptima Sinfonía" de Anton Bruckner. Su padre murió después de su regreso a Graz y en otoño de 1899 se convirtió en director asistente de la Orquesta Kaim de Múnich.

Richard Strauss juzgó al joven Hausegger como un genio. Dirigió la ópera "Zinnober"' de Hausegger en Múnich el 19 de junio de 1898. Después de la Segunda Guerra Mundial se reunieron de nuevo y según Friedrich, el hijo de Hausegger, Strauss, que estaba económicamente en una situación un poco mejor le dijo a su padre: Mira, Hausegger, la diferencia entre tú y yo es muy clara. Siempre quieres alcanzar las estrellas del cielo, y yo digo, dame 50 marcos alemanes.

La obra de Hausegger es bastante reducida. Además de dos óperas "Helfrid" (1893) y "Zinnober" (1898), una Misa (1899) y un Réquiem, compuso tres poemas sinfónicos.

La "Dionysische Phantasie" según la obra de Nietzsche, compuesta en 1896 es su primera obra orquestal reconocida. Una obra postromántica con influencia de Richard Strauss. La estrenó el propio compositor con la Kaim Orchestra en Múnich el 10 de febrero de 1899 con notable éxito.

"Barbarossa" es un extenso poema sinfónico en tres partes compuesto en 1899 y estrenado por el propio compositor con la Kaim Orchestra de Múnich el 21 de marzo de 1900. También se podría definir como una sinfonía programática en tres movimientos.

"Drei Hymnen an die Nacht", tres himnos nocturnos, compuestos en 1902 para barítono y orquesta, son tres canciones sobre textos de Gottfried Keller.

"Wieland der Schmied", Wieland el herrero, es un poema sinfónico compuesto en 1904 sobre una saga nórdica que había proyectado Wagner convertir en ópera. La música contiene páginas con influencia marcada de Richard Strauss con episodios para violín.

Siegmund alcanzó cierta fama en Austria y Alemania en los primeros años del siglo XX como uno de los grandes talentos después de Strauss y Mahler, pero a pesar de varios éxitos antes de la Primera Guerra Mundial su música fue olvidada cuando su estilo post-wagneriano pasó de moda. En 1922 el crítico alemán Adolf Weissmann escribió: La poesía sinfónica de Siegmund von Hausegger está llena de Wagner. Su trabajo corresponde a una voluntad resuelta a la verdad y la honestidad, pero la teoría desgastada paraliza su imaginación.

Hausegger se casó dos veces. Primero en 1902 con la cantante Hertha Ritter, hija de Franziska Wagner, la sobrina de Richard Wagner y Alexander Ritter, el libretista de la ópera Feuersnot de Richard Strauss y después de su muerte en 1913, con Helene von Bronsart.

Desde 1903 a 1905 dirigió los Museumkonzerte en Frankfurt y en 1910 se convirtió en el director principal de la Filarmónica de Hamburgo y de la Orquesta de Blüthner en Berlín.

La “Natursymphonie” Op.23, Sinfonía de la Naturaleza, fue terminada el 30 de septiembre de 1911. Se estrenó poco después el 27 de noviembre de 2011 en la Zurich Tonhalle, en un concierto a beneficio de los jubilados de la Tonhalle Orchestra bajo la dirección del propio compositor. En aquel momento la obra todavía no tenía título. Fue presentada como "Sinfonía para gran orquesta, coro y órgano", bajo el siguiente epígrafe

De la montaña a la montaña

flota el espíritu eterno

haciendo presentir la vida eterna

El nuevo trabajo causó una inmediata impresión. Las críticas diferían ampliamente entre sí y la "Natursymphonie" pronto recibió su nombre definitivo siendo impresa en 1912 por la editorial Leuckart en Múnich. Se interpretó varias veces hasta la Primera Guerra Mundial y recibió algunas interpretaciones más después de la guerra. La más destacada tuvo lugar en Essen el 24 de mayo de 1914, dirigida por el compositor. Más tarde también el prominente alumno de Hausegger, Eugen Jochum (1902-87), dirigió la obra, pero después de la Segunda Guerra Mundial desapareció de la programación hasta su resurrección en el año 2008 interpretada por la WDR Sinfonieorchester Köln dirigida por Ari Rasilainen.

La sinfonía requiere una impresionante orquesta formada por tres flautas, una de ellas doblando piccolo, dos oboes, corno inglés, tres clarinetes, clarinete bajo, tres fagots, uno doblando contrafagot, seis trompas, una trompeta de Bach, tres trompetas, tres trombones, tuba baja, dos arpas, celesta, juego de timbres, platillos, triángulo, xilofón, tam-tam, caja clara, bombo, tambor, timbales dobles, el número adecuado de cuerdas y un órgano de concierto. Además en el último movimiento requiere de un gran coro mixto

El primer movimiento, Gehalten und mit Dehnung, schnell, está construido en forma sonata libre o también como una especie de scherzo con un trío central. Empieza con una llamada introductoria de la trompa revelando cierta tensión dramática. La orquesta en su registro bajo nos conduce al primer tema del movimiento con cierto aire de grandeza majestuosa. Un tema que representa la montaña.

Un solo de fagot nos conduce al segundo tema, un fragmento casi mahleriano. Los temas sufren un amplio desarrollo acentuando su aspecto lírico, que podríamos también tomar como el trío del scherzo. Sigue la recapitulación con el primer tema de carácter heroico, el tema de la montaña. El tema lírico nos conduce a la tranquila coda que enlaza sin interrupción con el siguiente movimiento. Este movimiento comienza con una exuberante escritura del metal como una reminiscencia de la alegría de la Primera Sinfonía de Mahler.

Para poder comprender el aspecto descriptivo añadimos a continuación el texto escrito por Eckhardt van den Haagen, pues nos parece muy revelador. La magnificencia solemne de la sombra de la montaña, como gobernando desde lejos por encima de las alegrías y de las penas humanas, se eleva hacia el cielo en escarpadas líneas para después sumergirse de nuevo salvajemente desintegrada en el valle, aquí elevándose del desierto cubierta de hielo en una solitaria cumbre, allí unificándose en una multitud de centenares de picos y cumbres, donde rugen torrentes y avalanchas, ¿no es una imagen de las fuerzas demoníacas del porvenir, que testimonian en formas siempre nuevas una vida infatigable, tanto celebrando la orgullosa alegría del creador, como tejiendo misteriosamente la obra de la naturaleza?

El segundo movimiento, Langsam und gedehnt, empieza lentamente como naciendo de la noche profunda. Un solo de corno inglés nos conduce a una escritura para cuerdas de carácter cantabile, parecida a la de la Segunda Sinfonía de Franz Schmidt. La sección central se inicia con un solo de violín, aumentando su lirismo mediante una amplia melodía casi wagneriana. La última sección comienza con una Alla marcia en estilo de cortejo fúnebre, pero en ritmo ternario, en este sentido nos recuerda el movimiento lento bastante wagneriano de la Symphonia Tragica de Felix Draeseke. La música se eleva hasta llegar a su clímax con el estallido del metal y percusión. Después se ensombrece nuevamente para terminar con el motivo trágico de la cuerda, que en su registro bajo nos conduce al tercer movimiento.

Continuamos con la descripción programática del movimiento que narra Eckhard van den Haagen. En el segundo movimiento resuena un lamento de muerte de la naturaleza. Todo porvenir es una desaparición. Lo que se presenta al ojo del observador como la vida que se renueva sin cesar, no es más que un trabajo de destrucción. De las profundidades de la noche sombría el canto toma amplitud y potencia, en el murmullo incesante de los torrentes. El hombre que lo escucha, solitario, y que percibe el dolor de la naturaleza, es dominado por un doloroso deseo de escuchar un tono de amor.

                                             Glaciar de Aletsch

La mirada llena de deseo se imagina penetrar en las tinieblas nocturnas de su alma, como si el dulce resplandor de la luna lo iluminara. Cree escuchar su voz en el canto y su corazón desborda en ardiente deseo de refugiarse, de encontrar la consolación de su propia pena. Después su vista se ensombrece, extrañas sombras escalan furtivamente, cada vez más numerosas, parecidas a las almas de los muertos de la leyenda que flotan en un infinito cortejo sobre el glaciar de Aletsch[1], como la naturaleza, que ella también ha sucumbido a la ley ciega, según la cual toda vida no es más que el camino hacia la destrucción. Delante de esta terrible revelación, el hombre agotado se hunde.

El tercer movimiento, Stürmisch bewegt, es una introducción orquestal al último movimiento empezando mediante un tema enérgico de carácter afirmativo, que nos recuerda los temas heroicos de Richard Strauss. En la sección central domina un tema de carácter lírico no exento de cierto dramatismo. Finalmente toma un aspecto tormentoso empleando masivamente el metal, que nos conduce a un clímax, uniéndose sin pausa al último movimiento.

El cuarto movimiento, Sehr breit, mit grosster Kraft, empieza con el coro juntándose a la orquesta siguiendo el texto del Proömion de Goethe. El coro canta en forma de particular desafío para estructurar los poderosos efectos de sonido y conseguir nivelarlos. Termina con una resplandeciente coda final. Pone fin de este modo a una importante obra que todos los admiradores de Mahler y Bantock deberían escuchar. Impresionantemente magnífico.

Continuamos con la parte final de la descripción programática, que de la sinfonía escribe Eckhard van den Haagen. De repente la escena se transforma en el último movimiento. Ya no existe el juego demoníaco como en el primer movimiento, ya no hay lamentaciones sobre la destrucción como en el segundo. Un empuje intrépido hacia la acción se apodera de la naturaleza como un viento de tempestad.

                                                  Goethe

Por amenazador que parezca, la esperanza del corazón humano, vacilante al principio, viene a su encuentro. Y del mismo modo que la lucha de los elementos desencadenados se descarga en un resplandor incendiario, se diría que las llamas celestes de la más alta creencia se derraman sobre el hombre, como si ellas lo penetraran con una fuerza insospechada, para hacerle contemplar, audaz y fuerte, el rostro de medusa[2] de la naturaleza. Detrás de la apariencia cambiante del porvenir y de la desaparición reconoce un ser eterno, que se le anuncia mediante miles de voces en el Hymnus ewiger Schöpferkraft, himno de la eterna fuerza creadora, que destruye victoriosamente al caos.

Johann Wolfgang von Goethe escribió su Proömion en el mes de marzo de 1816, lo publicó como poema introductorio de su serie Acerca de la ciencia natural en general en 1817 y lo utilizó de nuevo en su Edición Autorizada Final en 1827 como poema introductorio para el capítulo Dios y mundo.

Proömion

Himno de la eterna fuerza creadora

Im Namen dessen, der Sich selbst erschuf   En el nombre del que se ha creado a si mismo

Von Ewigkeit in schaffendem Beruf;   De toda etermidad en trabajo creativo

In Seinem Namen, der den Glauben schafft,   En su nombre, de quién creó la fe

Vertrauen, Liebe, Tätigkeit und Kraft;   La confianza, el amor, la actividad y la fuerza

In Jenes Namen, der, so oft genannt,   En su nombre del tan frecuentemente nombrado

Dem Wesen nach blieb immer unbekannt:   Que por su ser ha permanecido siempre desconocido

So weit das Ohr, so weit das Auge reicht,    Por más lejos que te lleven la oreja y el ojo

Du findest nur Bekanntes, das Ihm gleicht,    solo encuentras cosas conocidas, que se le parecen

Und deines Geistes höchster Feuerflug   Tu espíritu, sobre sus alas de fuego,

Hat schon am Gleichnis, hat am Bild genug;   ya tiene bastante con la parábola, con la imagen

Es zieht dich an, es reißt dich heiter fort,   te atrae, te hace avanzar alegremente

Und wo du wandelst, schmückt sich Weg und Ort;   allí donde vas, los caminos y lugares se embellecen

Du zählst nicht mehr, berechnest keine Zeit,  ya no cuentas más, ya no evalúas más el tiempo

Und jeder Schritt ist Unermeßlichkeit.   Y cada paso es inmensidad

Lo que deseaba expresar Hausegger, más allá de lo puramente musical, lo encontramos en una introducción a su obra que escribió en 1914 y que transcribimos a continuación. Es exclusivamente tarea de la música expresar su experiencia básica subyacente. Por lo tanto, debemos evitar el error de que la música puede transmitir ideas particulares o incluso, como es elogiada o criticada, consideraciones filosóficas. Pero las ideas pueden despertar experiencias emocionales, y en la medida en que éstas se pueden entender más fácilmente buscando su origen.

En consecuencia, la sinfonía parece ser un credo, una profesión de fe en el sentido literal. Destaco la palabra "fe" como esencia de todos los sentimientos religiosos y al mismo tiempo como fuente principal de toda música, contrariamente al "conocimiento", que es la característica de la filosofía y del área más alejada de la música.

La naturaleza es más que una sucesión de imágenes y estados de ánimo. La impresión producida por la naturaleza elemental intacta lleva más allá de la naturaleza, es metafísica en el sentido literal, y creo que la necesidad religiosa del hombre moderno no confesional sólo puede arraigarse en una visión de la naturaleza de este tipo, que nos ha sido enseñada por Goethe. Puede ser que la música tenga como misión, más que en épocas precedentes la de conservar e interpelar la necesidad de fe que vive en el hombre.

El único tema de mi música es exclusivamente su contenido conmovedor o posiblemente religioso, no en su resultado final bien equilibrado, sino por así decirlo manifestado en su desarrollo dramático. Sé que, desde mi punto de vista religioso, la complejidad de sus requisitos previos hace que la comprensión sea más difícil. Su forma de comunicarse siempre puede permanecer esotérica; sin embargo, tengo la sensación de que nuestra era en sus elementos más prolíficos insta a un concepto de mundo y vida que está intelectualmente relacionado con Kant y artísticamente intuitivamente arraigado en Goethe.

Se trata como vemos de una obra que busca la trascendencia, una obra que nos invita a pensar más allá de lo que expresa la música. Lo cual se traduce en nuestra propia interpretación de un modo totalmente subjetivo. Es lo que podemos llamar filosofía de la música.

Según este principio el significado de la sinfonía, lo que quiere expresar el compositor, lo podemos resumir en las siguientes frases. Consiste en una parábola de la naturaleza que se puede aplicar al propio ser humano. Su dualidad como en todos los hechos trascendentes lo divide en materia y espíritu o dicho de una manera más acorde con la ciencia en materia y energía.

La parte material del ser humano como la naturaleza se va destruyendo con el tiempo, para llegar un momento en que el espíritu, al que algunos llaman alma y otros energía vital, se libera de la materia alcanzando un estadio superior, como nos indica el resplandeciente final de la obra. La luz como una forma de energía se ha liberado del cuerpo material. Es solamente una opinión personal de quien escribe estas líneas. Pero considero importante que cada oyente llegue a sus propias conclusiones, algo que tiene el poder de la música, invitándonos a desarrollar nuestro propio intelecto.

Hausegger trata el contrapunto de un modo inconfundible, que se inspira en Wagner en la manera de elaborar las frases que se originan orgánicamente tejiendo los hilos en una continuidad aparentemente interminable. La Sinfonía no describe una naturaleza pictórica, es una obra de expresión filosófica, que se aferra a las verdades eternas y lo hace con el profundo alcance de un filósofo. El lenguaje es el del romanticismo de principios del siglo XX expresado en un lenguaje mahleriano con una orquestación próxima a Richard Strauss.

Hausegger se casó en 1913 con Hella Bronsart von Schellendorf (1877-1956), hija del compositor Hans Bronsart von Schellendorf (1830-1913), un antiguo discípulo de Franz Liszt y amigo cercano de Felix Draeseke.

"Aufklänge", ecos, es su última obra sinfónica. Está formada por un tema y ocho variaciones sobre la canción infantil Schlaf, kindchen, schlaf, duerme, pequeño, duerme, compuesta en 1917. A partir de entonces no escribió ninguna obra sinfónica, dedicando su tiempo a sus labores como director de orquesta. Puede ser que los cambios radicales de estética después de la guerra le hubieran afectado, viendo que su música había quedado anticuada.

En 1920 fue nombrado director y más tarde presidente de la Akademie der Tonkuns, Academia de las Artes Sónicas de Múnich y se hizo cargo de la dirección de los conciertos de suscripción de la Münchener Konzertverein. En 1934, renunció como presidente de la Akademie der Tonkunst y en 1938 renunció a todos sus cargos. Su convicción era de nacionalista alemán pero nunca nacionalsocialista, y a pesar de varias peticiones nunca se convirtió en miembro del partido.

Hausegger dirigió orquestas en muchas ciudades alemanas y austriacas, incluyendo Graz, Múnich, donde compartió la dirección de la Orquesta Kaim con Felix Weingartner; Fráncfort (1904-6); Berlín (Orquesta de Blüthner, 1910-15) y Hamburgo (1910-20). Después de la Primera Guerra Mundial se desempeñó como director de la Scottish Orchestra de Glasgow y Edimburgo antes de regresar a Múnich como director de la Filarmónica de Múnich y presidente de la Academia de Música de Múnich. En 1920 sucedió a Max von Schillings como presidente del Allgemeiner Deutscher Musikverein.

Fue el primer director en interpretar la Sinfonía Nº 9 de Anton Bruckner en su forma original. La sinfonía se había estrenado póstumamente en una versión que había sido sustancialmente editada por Ferdinand Löwe. Hizo cambios en las armonías, dinámicas y frases en un intento de hacer la sinfonía más aceptable para el público. El 2 de abril de 1932, Hausegger presentó un concierto en el que la sinfonía fue interpretada dos veces por la Filarmónica de Múnich; primero en la versión de Löwe y luego usando la versión manuscrita original de Bruckner.

Hoy en día la sinfonía casi siempre se presenta en la forma original de Bruckner. Hausegger ayudó a Robert Haas y Alfred Orel en la preparación de la edición de la Sinfonía publicada como Volumen 9 de Anton Bruckner: Sämtliche Werke y también hizo la primera grabación comercial de la sinfonía con la Filarmónica de Múnich en 1938 para HMV, utilizando esa edición. Se retiró de la dirección en el mismo año. Murió en Múnich el 10 de octubre de 1948.

[1] Glaciar suizo en la zona de la Jungfrau en el cantón de Valais

[2] Se refiere a la mitología clásica, como monstruo terrenal.