KRIEGER

Edino Krieger (1929-2022) nació en Brusque, en el estado de Santa Catarina, el 17 de marzo de 1928, hijo del compositor y director de orquesta Aldo Krieger. A la edad de siete años su padre comenzó a instruirlo en violín y a la edad de 14 años dio un concierto en Florianópolis que le valió una beca del gobierno estatal, trasladándose a Río de Janeiro en marzo de 1943.

Ingresó al Conservatorio Brasileño de Música, tomando clases de violín con Edith Reis. También asistió al curso gratuito de composición impartido por Hans-Joachim Koellreutter en la institución. Con la salida de Koellreutter del Conservatorio, comenzó a asistir a los cursos en su casa, estudiando composición, análisis musical e historia de la música e integrando el Grupo Música Viva junto a Koellreutter, Claudio Santoro, Guerra-Peixe y Eunice Catunda.

Edino Krieger desarrolló una trayectoria polimorfa componiendo música en estilos muy variados. Su primera obra, de 1944, es una Sonata barroca para violín que recuerda a Corelli. Del mismo año es su «Improviso», que sigue el impresionismo musical. La influencia de Koellreutter se notó al año siguiente, con el Trío de 1945, el Cuarteto de cuerdas y la canción «Tem piedade de mim».

En 1948 fue seleccionado como miembro del Departamento de Estado de los Estados Unidos después de la nominación de Koellreutter. Como becario, asistió al Festival de Verano de Tanglewood, donde estudió orquestación con Aron Copland y conoció a Darius Milhaud. Luego recibió una beca para estudiar durante un año en la Juilliard School of Music de Nueva York, en la clase de composición de Peter Mennin.

También estudió violín y tocó con la Orquesta Mozart en Nueva York. Representó a Juilliard en el Simposio de Compositores de los Estados Unidos y Canadá celebrado en Boston, habiendo interpretado su obra «Música de Cámara para flauta, trompeta, violín y timbales».

Regresó a Brasil en 1949, buscando una ocupación estable. Trabajó con Koellreutter en la organización del Primer Curso de Vacaciones de Teresópolis en enero de 1950. Trabajó con musicoterapia en el Hospital do Engenho de Dentro y en el mismo año se convirtió en colaborador de Radio MEC, Radio Roquette Pinto y crítico musical del periódico Tribuna da Imprensa.

En Estados Unidos comenzó su desconexión de la escuela dodecafónica y sus exploraciones con nuevas técnicas de armonía y orquestación, a raíz de su contacto con Milhaud y Aaron Copland. De esta etapa son su «Melopéia», para grupo de cámara, y «Fantasía», para gran orquesta. Las recurrencias en el dodecafonismo ocurrieron bajo el estímulo de Krenek, generando el «Sururu nos doze» de 1951 y la «Balada para tres voces femeninas, flauta y guitarra», donde ya se nota una hibridez estilística, con exploraciones exóticas de modalismos en atmósferas dodecafónicas.

La década de 1950 comenzó con obras neoclásicas como la «Fantasía de Rondò» y la gran «Obertura sinfónica», inspirada en la escuela de Hindemith y se embarcó en el universo de los regionalismos, componiendo canciones como «Tu e o vento», «Balada do desesperado» y «Desafío».

Durante su carrera, Krieger compuso más de 150 piezas, entre ellas la «Suite per archi» de 1954, la «Abertura Brasileira» de 1955 así como muchas canciones.

En 1955 recibió una beca del British Council para mejorar la composición en Londres. En su camino a Europa, viajó con la delegación brasileña al Festival de la Juventud en Varsovia, donde obtuvo el Premio Internacional de la Paz. Al llegar a Londres, estudió composición con Lennox Berkeley y trabajó para la BBC Radio produciendo programas sobre compositores británicos contemporáneos que serían transmitidos a Brasil durante todo el año 1956.

La fase londinense se caracteriza por una cierta retracción, preocupándose más por un mayor acabado formal y la búsqueda de nuevos horizontes. De esto surgen obras de alta calidad y carácter nacionalista, como su «Cuarteto de Cuerdas Nº 1», su primer intento anterior fue despreciado por el compositor. En 1961 ganó el Premio Nacional del Disco con dicho cuarteto.. El «Concierto para piano y orquesta» de 1955, la «Sonatina para piano solo» y la «Suite Brasiliana», una de sus composiciones más conocidas y apreciadas por el público en general.

Al regresar a Brasil, retomó a su puesto en Radio MEC, donde fue nombrado Director Musical y director asistente de la Orquesta Sinfónica Nacional. En 1959 ganó el máximo premio del I Concurso Nacional de Composición del Ministerio de Educación, con el «Divertimento para cuerdas» .

En 1961 compuso la música para la película Bruma Seca y en 1970, para O Meu Pé de Laranja Lima. Las décadas de 1960 y 1970 estuvieron marcadas por la aparición de algunas de sus piezas más significativas. Así el «Ludus Symphonicus» de 1965 utiliza el atonalismo en su primer movimiento, la tonalidad monódica en el segundo y polifónica con una mezcla estilística en el tercero Fue escrito para el 3er Festival de Música de Caracas y estrenado por la Orquesta Filarmónica de Filadelfia. Tambien se encuentra el ballet «Convergencias» de 1968.

Entre sus obras más conocidas está la suite «Canticum Naturale» de 1972, para soprano y orquesta, en la que la orquesta recrea cantos de pájaros y sonidos naturales amazónicos, basado en cantos de aves y ruidos ambientales del Amazonas. «Ritmata» para guitarra sola, de gran éxito compuesta en 1974 y el notable «Estro Armonico» de 1975, una de sus obras maestras, organizada en un sistema de serialismo vertical de gran cohesión estructural.

En 1976 fue nombrado Director Artístico de la Fundação de Teatros do Rio de Janeiro, organizando la temporada de reapertura del Teatro Municipal y del Centro de Producciones Teatrales de Inhaúma.

Los años 80 también fueron testigos de la aparición de importantes composiciones, como «Sonâncias I para violín y dos pianos» de 1981 y el «Romance de Santa Cecilia» de 1989, para narrador, soprano, coro de niños y orquesta, en tres movimientos, empleando motivos de danzas antiguas y cantos plagales para crear una atmósfera de alegría y devoción.

Entre 1981 y 1989 dirigió el Instituto Nacional de Música de FUNARTE, fundación también presidida por él de 1989 a 1990, fecha de su extinción y de 2003 a 2006 ocupó la Presidencia de la Fundación Museo de Imagen y Sonido de Río de Janeiro. Fue presidente de la Academia Brasileña de Música, habiendo sido elegido por unanimidad.

Su producción más reciente está marcada por el «Concierto para dos guitarras y cuerdas»  compuesto en 1994. El «Te Deum Puerorum Brasiliae» para coros y orquesta fue compuesto en 1997 para la celebración de la visita del Papa Juan Pablo II a Rio de Janeiro. La partitura reúne tres sistemas modales, el gregoriano, el nordestino en los cantos infantiles y el canto modal primitivo de los indígenas brasileños.

La «Passacalha para el nuevo milenio» fue compuesta en 1999, en un estilo que podría llamarse posmoderno, ya que utiliza una forma preclásica con la inserción de elementos rítmico-melódicos de la música popular brasileña, queriendo significar el paso de un tiempo anterior a un tiempo futuro.

La “Sinfonía Terra Brasilis» fue compuesta en 1999 por encargo del Ministerio de Cultura, para celebrar el 500 aniversario del descubrimiento de Brasil. Aunque no poseemos la descripción se deduce, que se trata de una sinfonía descriptiva sobre el descubrimiento del Brasil. Se puede escuchar una versión interpretada por la Orquestra Sinfônica do Teatro Nacional Cláudio Santoro dirigida por el maestro: Silvio Barbato.

El primer movimiento, A natureza e os povos da floresta, «la naturaleza y los pueblos de la selva», es una descripción sinfónica de la selva brasileña. Música misteriosa significando un mundo nuevo, desconocido por los conquistadores y los primitivos pueblos indígenas representados por sus ritmos. Los misteriosos sonidos de la selva cierran el movimiento.

El segundo movimiento, A viagem, se inicia con un tema brillante, que indica el comienzo de un importante viaje. Alegres motivos de baile popular continúan el relato, seguidos por una amplia melodía lírica interrumpida por motivos dramáticos señalando una breve tempestad. Pero pronto regresa la esperanza en la buena finalización del viaje.

El tercer movimiento, O encontro, describe el encuentro de los descubridores con la tierra brasileña. Empieza con una sección lenta en forma de un canto de acción de gracias por la llegada a las tierras americanas, acompañado por el sonido de las campanas. Sigue un allegro basado en los vivos ritmos de danzas folclóricas, que contrastan con un amplio episodio lírico de carácter melódico. Continúa con un tema rítmico de carácter indígena, terminando con los ritmos típicos de Carnaval y el grito Brazil.

Edino Krieger murió el 6 de diciembre de 2022 a la edad de 94 años, en la Casa de Saúde São José en Río de Janeiro. Su hijo Edu Krieger también es músico y compositor.