Toshiro Mayuzumi (1929-1997) nació en Yokohama el 20 de febrero de 1929, hijo de un capitán de la marina. Empezó sus primeras lecciones de piano en la escuela primaria. En 1941 ingresó en la Yokohama Dai-ichi Junior High School, participando durante los años de guerra en corales y bandas. Aspirando convertirse en un compositor profesional estudió teoría de la música con Taro Nakamura, que residía en Yokohama y componía en estilo neoclásico.
Ingresó en la primavera de 1945 en el departamento de composición de la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Empezó a estudiar con Qunihiko Hashimoto, pero como los bombardeos impedían frecuentemente las clases terminó dándole clases en su casa.
Su primera obra sinfónica fue "Rumba Rhapsody" compuesta en 1948 con influencias de la música latinoamericana, pensada para su debut como compositor, pero decidió utilizar su principal material temático para otra obra, "Symphonic Mood" terminada en 1950. Añadió a su música elementos rítmicos al estilo de Stravinsky.
Graduado en la primavera de 1951, Mayuzumi junto con su compañero de estudios Akio Yashiro recibieron una beca del gobierno francés, para estudiar en el Conservatorio de París con Tony Aubin. Pero sin compartir sus métodos académicos Mayuzumi regresó al Japón un año después.
A su retorno a su patria compone "Bachanale" en 1953, utilizando las técnicas aprendidas en París, intentando un cosmos de sonidos que reflejan la energía vital del origen de la música, combinando sonidos de jazz con influencias de Stravinsky y de Varèse.
En un principio estuvo interesado en la música vanguardista de Occidente, pero en el transcurso de los años 50 comenzó a interesarse más en la música tradicional japonesa, al igual que en el budismo esotérico.
La “Sinfonía Nirvana” fue compuesta en 1958 para coros masculinos y orquesta. A mediados de la década de 1950 el compositor encuentra su inspiración en el sonido de las campanas de los templos budistas de la antigua ciudad de Kyoto. Mientras componía música electrónica realizó grabaciones de la música de las campanas y analizó la estructura de sus complejos armónicos. Entonces trasladó los sonidos analizados a la orquesta sinfónica empleando vientos por sextuplicado y combinando la orquesta con un coro masculino cantando al estilo de los monjes budistas en sus oraciones Shomyo.
Todo esto lo combinó con elementos de la música de Stravinsky, Messiaen y Webern completando una sinfonía totalmente original. La obra se pudo escuchar en Berlín y New York además del Japón.
En el budismo, basado en sus creencias sobre la reencarnación, la palabra Nirvana, proveniente del sánscrito, significa la liberación del alma del ciclo continuo de nacimientos y muertes, un estado que puede alcanzarse a través de la meditación y la iluminación espiritual, logrando liberarse de los deseos, del sufrimiento, de la conciencia individual. El alma humana ha llegado a un estado que no se puede definir en palabras.
El primer movimiento, Campanology I, es instrumental explorando el sonido de las campanas, usando para ello la cuerda, la madera y el metal. Partiendo del silencio inicial va incrementando lentamente la tensión hasta llegar a su clímax. Para lograr el efecto adecuado utiliza numerosos instrumentos de percusión, incluyendo el vibráfono, campanas tubulares, tam-tam y piano.
Para obtener un mayor realismo también emplea el sonido real de las campanas del templo, desde las más pequeñas hasta los grandes gongs. La sinfonía no sigue las normas clásicas de la forma sonata, solamente intenta realizar una recreación del sonido de las campanas.
El clímax se desvanece y la parte final del movimiento es de carácter meditativo. El movimiento en forma de un adagio, es una especie de introducción para la meditación, que empieza en el siguiente movimiento.
El segundo movimiento, Sü ram gamah, incluye un coro masculino siendo el movimiento más extenso. Se inicia con un canto solista al estilo de los monjes budistas japoneses al que responde el coro. Sigue un recitativo de frases repetitivas acompañado por sonidos de campanas. Frases solistas interrumpen alternativamente una especie de oración. La sección final es más dinámica con un canto rítmico repetitivo, terminando con un clímax acompañado por la orquesta que se va diluyendo. No podemos analizarlo musicalmente pero el efecto producido es impactante. También desconocemos el significado de las palabras que acompañan al movimiento.
El tercer movimiento, Campanology II, retorna a una recreación del sonido de las campanas empezando mediante una forma delicada de carrillón. Un movimiento lento meditativo con intervenciones puntuales del primer violín. Termina con un crescendo que nos conduce sin interrupción al siguiente movimiento.
El cuarto movimiento, Mahäprajnäpäramitä emplea nuevamente el coro masculino en una forma muy peculiar. En un extraña forma de glissando una voz solista inicia el canto, luego unido con el resto del coro, que termina cantado de forma meditativa.
El quinto movimiento, Campanology II, en forma de allegro es una nueva recreación del sonido de la campanas, esta vez utilizando un ritmo enérgico. Dividido en tres secciones después de un enérgico comienzo instrumental las voces del coro acompañan al sonido de las campanas, que se va desvaneciendo hasta regresar el ritmo inicial instrumental, terminando con una extensa coda con intervención del coro y unos tranquilos acordes.
El sexto movimiento, Finale, con la intervención nuevamente del coro masculino intenta la descripción de la entrada en el estado de Nirvana. Después del anterior pasaje turbulento el coro entra lentamente con una frase melódica repetitiva. La música va incrementándose y nos conduce hacia una majestuosa conclusión acompañada por el sonido del carrillón.
Una obra que induce a la meditación sobre la eternidad del alma, sobre su futuro y que nos conduce hacia una esperanzadora conclusión, hacia el nirvana.
La “Sinfonía Mandala” fue terminada en 1960 y se estrenó en Tokio el 27 de marzo de 1960, interpretada por la NHK Symphony Orchestra dirigida por Hiroyuki Iwaki. Inspirado por su interés en el budismo la sinfonía se adentra en la doctrina del maha-vairocana que cubre cada esquina desde un punto de vista de un mundo lleno de penas. Refleja un tipo de panteísmo en el cual la totalidad del mundo es una encarnación del maha-vairocana. Es normal que el hombre sea tan estúpido como para poder entenderlo. Por ello necesita una preparación que se logra mediante una vida ascética donde el mandala tiene un importante papel.
El mandala es una pintura de dos o tres dimensiones que refleja la verdad del maha-vairocana. El hombre ascético contempla el mandala en busca de su despertar espiritual. Si lo consigue se convertirá en un Buda viviente y poseerá infinitos poderes.
En la sinfonía Mayuzumi intenta crear una visión acústica del mandala a través del sonido orquestal, mediante el cual la verdad de que el mundo real es una encarnación del maha-vairocana se percibe en nueve etapas, paso a paso. Visto de arriba hacia abajo muestra el camino como Buda desciende a predicar la verdad al hombre y en sentido inverso el hombre asciende en busca de la verdad hasta Buda.
En la sinfonía expresa estos dos tipos de caminos en dos movimientos, que se integran mediante el uso de dos series de seis notas definidas mediante el análisis de los armónicos de las campanas de los templos budistas.
El primer movimiento, vajra-dhätu mandala, tempo non équilibré, nos presenta el sentido descendente. Mediante una música atonal presenta las nueve etapas de Buda en su descenso hasta el hombre para predicarle. Utiliza una música de características seriales bastante agresiva.
El segundo movimiento, garbha-dhätu mandala, extrémement lent, nos marca el sentido inverso, de hombre hacia Buda. Menos agresivo que el movimiento anterior incluye solos de violín y delicados motivos camerísticos con intervención del piano. La música va incrementando su tensión progresivamente para detenerse bruscamente en una pausa, que marca el encuentro de su nueva vida espiritual, para terminar diluyéndose en el vacío, entrando en una nueva dimensión.
"Bugaku" es una música de ballet compuesta en 1962 para el New York City Ballet, que fue coreografiada por George Balanchine. La danza está inspirada en las formas tradicionales japonesas del Gagaku. Una música que usa técnicas modernistas occidentales uniendo dos grandes tradiciones.
"Samsara" también compuesta en 1962 es un poema sinfónico inspirado en las creencias budistas. Samsara es el ciclo de la existencia, una procesión sin fin de nacimientos, muertes y renacimientos, en una espiral en que el alma intenta alcanzar el nirvana, mediante la destrucción de los deseos mundanos. Cada ciclo vital depende de lo conseguido en el anterior. El interés por los sonidos es innegable en el compositor, pero poder trasladar unas ideas tan esotéricas y expresarlas en música es una tarea difícil de realizar. La obra posee importantes partes para la percusión.
"Fireworks" para orquesta de viento fue compuesta en 1963 para una orquesta americana. El "Concertino para xilófono y orquesta" compuesto en 1965 es una de sus obras más conocidas, escrita en un estilo clásico, ilustra una síntesis apasionante de diferentes influencias. También el breve "Concierto para percusión y orquesta de viento" del mismo año posee notables características rítmicas.
En 1950 Mayuzumi empezó a escribir música para el cine, creando entre 1950 y 1984 unas 150 obras compuestas con una gran versatilidad estilística. Un compositor multifacético que podía escribir cualquier tipo de música. Entre sus bandas sonoras se encuentra la escrita para "Black Sun" en 1964 para un conjunto de jazz con vocalista, en un estilo totalmente americanizado de música blues. Pero su banda sonora más conocida es la compuesta para "La Biblia... en el comienzo" de Joh Huston escrita en 1966.
Escribió una ópera sobre "Kinkakuji" en 1976 y "Kojiki" en 1996. Mayuzumi se oponía a la occidentalización del Japón y trataba de enfatizar su identidad cultural nativa en sus obras.
También compuso piezas para banda de vientos que han sido grabadas por la Orquesta Kosei de Vientos de Tokio. Toshiro Mayuzumi murió en Kawasaki el 10 de abril de 1997.