ALWYN

William Alwyn  (1905-1985) nació en Northampton el 7 de noviembre de 1905. Pronto empezó a interesarse en la música aprendiendo a tocar el flautín. A los quince años ingresó en la Royal Academy of Music en Londres estudiando flauta y composición musical. Actuó como flautista durante un tiempo en la Orquesta Sinfónica de Londres. Profesor de composición entre 1926 y 1955.

Además de sus sinfonías ha compuesto conciertos, como "Lyra Angelica" (Concierto para arpa y orquesta de cuerdas), cuatro óperas, música de cámara y más de 70 bandas sonoras para el cine desde 1941 a 1962, con las cuales se han grabado diversos discos.​

La “Sinfonía Nº 1" fue compuesta en 1949 y estrenada por Sir John Barbirolli con la Hallé Orchestra en Cheltenham en 1950, durante un festival inaugurado poco después de la guerra con el fin de ayudar a la música inglesa contemporánea. La obra fue muy bien recibida tanto por el público como por parte de la crítica.

Una obra de madurez como reconoce con sus palabras su compositor, que reproducimos a continuación. Todas las sinfonías son dramas, dramas de oposición, dramas de emoción, tanto si han nacido de compositores clásicos como de románticos. 

Ha sido solamente hasta la edad de 45 años que me he sentido técnicamente capaz de escribir mi primera sinfonía. Me puse a trabajar en un proyecto grandioso por su amplitud, que anhelaba desde hace mucho tiempo. Este proyecto, esperaba que aportaría una importante contribución a la evolución de la sinfonía. Se trataba de un ciclo de cuatro sinfonías, siendo la primera la exposición, la segunda el movimiento lento, la tercera un scherzo con la forma de marcha, completado con una coda, la cuarta, el epílogo. El material temático de cada una de ellas se encontraba en la primera. Pero, fundamentalmente, cada pieza debía formar una entidad perfecta. 

A pesar de haber compuesto algunas piezas orquestales Alwyn no había escrito obras de una gran envergadura. Otra de sus experiencias era la escritura de bandas sonoras para el cine como el mismo reconoce.

Estos films producidos con recursos aparentemente insignificantes, ponían en marcha todos los recursos de mi ingenio. Era necesario con un mínimo de medios crear la más hermosa de las músicas. Por primera vez, fui llevado a considerar hasta que punto una técnica infalible es indispensable, cuando se trata de dar cuerpo al fruto de la imaginación. Cada una de mis composiciones era una experiencia y una ocasión excepcional, teniendo en cuenta la excelente calidad de las orquestas que las interpretaban, de afinar mi técnica y de ampliar mi horizonte dramático.

El primer movimiento, adagio, empieza con la presentación del primer motivo, una solemne frase de los violoncelos y contrabajos. Sigue con el segundo motivo presentado por la madera y que luego pasa a la cuerda. Más tarde un tercer motivo germinal es interpretado por el metal en sordina y la cuerda sobre un redoble de tambor en pianissimo. Este es el material básico del movimiento y también de la sinfonía.

Una vez este material ha sido definido en esta primera parte del movimiento, la música avanza mediante un allegro ritmico. Aquí se encuentran algunos de los motivos precursores de las imágenes musicales marinas, las cuales marcarán mucho la obra de Alwyn. Después de una refinada escritura orquestal y  de diversas figuraciones la música se apaga, llegando casi a una parada total.

Entonces aparece el equivalente al segundo tema, que es una variación del tercer motivo. Es un andante espressivo, una amplia melodía interpretada por la cuerda. Una cálida melodía con definida influencia wagneriana. La tensión aumenta, volviéndose cada vez más apasionada. La música alcanza su clímax con una vital vuelta al primer motivo, entonado por la orquesta completa y punteado por los trombones. El movimiento es conducido a su conclusión en ocho compases. William Alwyn ha comparado estas últimas páginas del primer movimiento con la momentánea visión del pico de una montaña, vislumbrado entre las nubes.

El segundo movimiento, allegro leggiero, corresponde al scherzo de la obra. Aquí se encuentra una evolución en la exploración de la música. El esqueleto básico del scherzo clásico es aparente, pero de todos modos parece un poco más complejo. De alguna manera nos recuerda el scherzo de la Colour Symphony de Arthur Bliss. La música de la sección de minueto deriva del motivo que abre la sinfonía. Hay, como el propio Alwyn ha remarcado, un tema de carácter fanfarrón en las trompas. Es música que nos conduce la imaginación hacia el surcar de un velero en el mar, en un definido estilo cinematográfico. Encontramos una escritura extremadamente activa y complicada y una muestra de apagada energía.

De repente el ambiente cambia y el compositor presenta un alegre y gracioso tema para cuerdas. Hay un significativo, pero no intencionado motivo al estilo de Malcolm Arnold con su sutil acompañamiento, que actúa como una especie de comentario de la melodía.  Es uno de los grandes momentos de la sinfonía. Luego la violenta música reafirma el típico estilo de Alwyn con sus repetidas notas y prominentes acordes.

La música del trío es bastante introspectiva. Alwyn introduce el cuarto motivo acompañado por las trompas en sordina y la celesta. Esta completa paz se va deteniendo nuevamente hasta llegar casi a una parada total. La mayoría del material temático deriva del motivo inicial de la sinfonía. Cuando empezamos a creer que la música está evolucionando hacia un movimiento lento, el material del scherzo reaparece, seguido con brillantez por la mágica melodía. Termina con una delicada coda basada en el material del minueto y el trío.

El tercer movimiento, adagio ma con moto, es el corazón de la sinfonía. Escrito en forma tripartita a modo de lied. El punto de partida usado por Alwyn es la forma clásica. Se basa en dos melodías, la primera es presentada por el corno inglés después de unos pocos acordes apagados de la trompa y la segunda por las violas, generando la mayoría del contenido melódico de esta parte de carácter reflexivo, sin que apenas posea movimiento.

Generalmente el desarrollo de esta música es lineal, siendo más una especie de exploración que un desarrollo del material temático. Después de una breve sección más agitada vuelve a la calma inicial, con el restablecimiento de los temas principales del movimiento, con lo cual termina el movimiento.

El cuarto movimiento, allegro jubilante, según el compositor es la más extrovertida pieza de música que haya compuesto hasta ahora. Sin embargo antes de ser jubiloso había intentado llamarlo allegro triunfal. Hay un desarrollo poco convencional en este movimiento, siendo más como una metamorfosis. Cada idea genera una nueva idea rítmica o melódica, que a su vez crea nuevo material. Hay mucha energía, subrayada mediante un excelente uso del metal y la percusión, especialmente en las figuras del glockenspiel y el xilófono.

En ocasiones encontramos un sentimiento barroco en parte de la música, especialmente en el uso sutil de las secuencias. La escritura para el metal predomina en este movimiento y un tema de fanfarria genera mucha parte de su interés. Nuevamente el estilo de Alwyn con sus notas reiteradas se hace obvio.

De repente de todo este mar de notas agitadas emerge una gran melodía. Es cromática y crea un ambiente inquieto. Después de su presentación mediante breves compases, la música crece con el apoyo del tema de la fanfarria y con algunas posibles referencias al segundo movimiento. Predomina el material lento y sosegado. Hay un momento brillante para corno inglés y cuerdas, con el efecto marino del agua golpeando el espigón como acompañamiento.

Nuevamente la música crece, el compositor usa grandes acordes del metal impulsando la música hacia la coda. La paz reina mediante una escritura muy sostenida. Pronto a pesar de ello, todo es arrastrado de nuevo hacia la coda mediante un masivo y apremiante clímax. Se escuchan insinuaciones de la melodía fanfarrona de la trompa del scherzo. La obra termina repentinamente con un molto adagio y una breve referencia al tercer motivo.

La obra a pesar de su éxito aparente recibió críticas negativas, alegando su falta de estructura sinfónica, una unión de estilos diferentes y la idea preconcebida de que un compositor de música para el cine no puede escribir obras sinfónicas abstractas. Pero la música evoluciona con el tiempo y actualmente no nos parece una obra que posea un estilo revolucionario.

La “Sinfonía Nº 2" fue compuesta en 1953 después del interés despertado por Sir John Barbirolli cuando estrenó la primera. El director le pidió que escribiera una nueva para poderla estrenar en Manchester con la Hallé Orchestra.

En la misma época Alwyn recibió una carta de Rodesia pidiéndole un poema sinfónico, para la celebración del centenario de Cecil Rhodes (1853-1902), el fundador de Rodesia, el país africano colonizado por los británicos, que actualmente se encuentra dividido entre Zambia y Zimbabue. Alwyn anotó algunas ideas musicales empezando a escribir una Rhodes Symphony. Pronto el proyecto fue abandonado, pero estas primeras ideas no fueron olvidadas, constituyendo el punto de partida de su segunda sinfonía.

La primera parte, con moto, molto moderato, quasi adagio molto calmato, empieza presentando un motivo mediante el fagot, contestado por los violines acompañados por los timbales, violoncelos y contrabajos en tresillos. Este ritmo será fundamental durante la obra, acompañando las melodías, construyendo los momentos álgidos, reforzado por los tambores que le dan una brillantez adicional.

Toda la obra se centrará en el desarrollo del simple motivo inicial. La música evoluciona hasta llegar a su clímax. Entonces se detiene en un silencio. Luego el violoncelo interpreta una amplia melodía que es seguida por los violines y se desvanece cuando es llevada a los registros agudos. Acordes del metal interrumpidos por el fagot nos conducen a la coda en pianissimo.

La segunda parte, allegro molto, moderato largamente, molto tranquilo, empieza en forma de scherzo de un modo enérgico e impetuoso. El ritmo marcado por las trompas contrasta con la cuerda y la madera. Gradualmente va calmándose apareciendo un amplio solo de trompeta acompañada por la cuerda en tresillos.

La sinfonía termina mediante un tranquilo epílogo en el cual el tema principal es interpretado por cada grupo orquestal. Acaba con un acorde en modo menor que crece hasta un triunfante modo mayor, diluyéndose en un último tresillo de los timbales en pianissimo. 

La forma clásica de la sinfonía se abandona, en esta obra concebida en un solo gran movimiento separado por una pausa. Los cuatro tiempos clásicos se han fusionado, pero todavía se pueden distinguir sus cuatro partes, rápido, lento, scherzo y lento final.

La “Sinfonía Nº 3" fue compuesta entre 1955 y 1956. Se estrenó en el Royal Festival Hall de Londres interpretada por la BBC Symphony Orchestra dirigida por Sir Thomas Beecham durante el concierto de obertura de la temporada 1956-1957.

Referente a su estreno el compositor escribe las siguientes líneas. Sir John Barbirolli que debía tomar la dirección cayó gravemente enfermo y entonces se vio en la imposibilidad de continuar la creación de mi ciclo de sinfonías. Sir Thomas preparó esta primera interpretación con rigurosidad dando una remarcable interpretación de esta composición, inflamada y fogosa. La obra fue bien acogida y la prensa, de manera inusitada, fue unánime en su aprobación. Una carta calurosa de John Ireland me afectó profundamente. Su sinfonía, escribió, es la más bella sinfonía inglesa compuesta después de la segunda de Elgar.

El primer movimiento, allegro molto, presenta las principales ideas que se desarrollarán en los tres movimientos. El compositor siente la influencia de la música de Schönberg afirmando que la sinfonía emplea los doce tonos de la escala cromática, pero de un modo tonal, como comenta en las siguientes líneas.

El primer movimiento hace uso de ocho semitonos con la tonalidad centrada en mi bemol, limitándome escrupulosamente a estos ocho semitonos tanto melódicamente como armónicamente.

Como habíamos observado en su primera sinfonía no existe un desarrollo convencional de los temas sino más bien un continuo desarrollo de los mismos, que conduce hacia nuevas ideas. Música con gran potencia rítmica realzada por el metal y la percusión, contrastando con momentos de casi absoluta calma que se van alternando. Uno de estos momentos de reposo nos conduce a la coda, emergiendo de repente con fuerza.

El segundo movimiento, poco adagio, es definido seguidamente en palabras del compositor. Auto limitarme a solo cuatro notas presentadas en primer lugar mediante un solo de trompa en sordina en el extenso segundo movimiento, parecía temerario y casi imposible, pero mágicamente me llegó sin presentar ninguna dificultad y el breve retorno a la secuencia armónica en mi bemol en el centro del movimiento produce un contraste de tal etérea belleza que justifica ampliamente mi atrevida innovación. El movimiento continua rápidamente con el progreso de estas cuatro notas y mediante estas notas se extingue como pensando en el infinito.

La trompa inicia lentamente con sus simples notas el movimiento. El motivo va progresando lentamente aumentando su potencia empujado por el metal y con los típicos episodios contrastantes, especialmente el etéreo situado en el centro del movimiento. Luego vuelve a aumentar la potencia con repetidas llamadas del metal, para volver a la calma inicial con que termina el movimiento.

El tercer movimiento, allegro con fuoco, in tempo meno mosso (tempo moderato), in tempo primo, posee una música con potencia rítmica que lo impulsa hacia adelante. Hace un uso alternativo de las ocho notas del primer movimiento y las cuatro del segundo. El ritmo es importante en el movimiento y frecuentemente se refuerza con la percusión mediante cajas y xilófono. También alterna con episodios más reposados. Después de llegar a su clímax en la parte central continúa con una sección soñadora que parece llevarnos a la calma final. Pero repentinamente se despierta en su parte final. En la coda los dos grupos se combinan para llevar la sinfonía a un sólido final en mi bemol.

A Alwyn le fascinaba la disonancia y estructuró su alternativa propia al serialismo dodecafónico, explicada en las notas del programa de su Tercera Sinfonía: Las doce notas usadas en una forma diferente, de manera tonal. Ocho notas de las doce posibles son usadas en el primer movimiento, con las restantes cuatro (Re, Mi, Fa y Fa#) en el segundo movimiento, y las doce combinadas en el final.(...) Todo esto suena muy complicado, pero no creo que tengan dificultades para escucharlo.

La “Sinfonía Nº 4" fue  compuesta en 1959 poniendo punto final a su ciclo de cuatro sinfonías. Se estrenó durante un concierto  de la temporada Concert Promenade 1959, interpretada por la Hallé Orchestra bajo la dirección de Sir John Barbirolli.

El primer movimiento, maestoso ma con moto, allegro, a tempo primo, empieza lentamente y después aumenta progresivamente de velocidad y de fuerza en forma de un allegro vigoroso. Después de llegar a su punto culminante, la música se calma para llevarnos en pianissimo a una conclusión misteriosa.

En comparación con la sinfonía clásica, no presenta una estructura retóricamente cohesiva. El carácter de la música es cambiante con frases como si pertenecieran a diversos argumentos, que se entremezclan con cambios bruscos en las transiciones.

El segundo movimiento, molto vivace, meno mosso ma con moto, tempo primo, es un scherzo extendido de carácter esencialmente rítmico, con algunos pasajes que recuerdan el repicar de las campanas de iglesia. El trío de carácter lento algo pesimista está precedido por una pausa y acto seguido sigue una reexposición directa de los primeros compases de la sinfonía, que nos conduce nuevamente a los vivos ritmos del scherzo. Destaca un pasaje para violín solo en acordes antes de llegar a la conclusiva coda.

El tercer movimiento, adagio e molto calmato, allegro, tempo primo, maestoso, se abre mediante una especie de calmado canto de rasgos malherianos, teñidos por el personal estilo de Alwyn, que contrasta vivamente con el anterior scherzo y que se transforma en una passacaglia.

Consigue algunos momentos de gran melodismo. Después de un retorno a la calma inicial, alcanza el punto culminante de la sección final, de carácter maestoso, con los metales interpretando triunfalmente el motivo de cuatro notas. Este movimiento, largo y elocuente, no es solamente el final de la sinfonía sino de todo el ciclo, que comprende las cuatro sinfonías.

Alwyn emplea un elegante estilo propio de carácter neorromántico, que en algunos momentos presenta una gran personalidad, adoptando modernismos pero siempre dentro de una moderada tonalidad.

Alwyn después de terminar su ciclo de sinfonías se dedica a la composición de dos óperas, "Juan or the Libertine" y "Miss Julie".

La “Sinfonietta para cuerdas" fue  compuesta en 1970 a consecuencia de un encargo del Arts Council, cuando el compositor se encontraba en Italia a los bordes del lago Mayor en el otoño de 1969, escribiendo su ópera "Juan or The Libertine".

Mosco Carner, musicólogo británico nacido en Austria,  había pasado un tiempo con la familia Alwyn a principios de año, mientras estaba terminando una obra sobre Alban Berg. Según palabras del propio compositor.

La Sinfonietta para cuerdas, un título indubitablemente modesto pues la obra ha siso concebida a escala de una sinfonía y debería llevar el título de Sinfonía Nº 5, había sido escrita para una petición del Festival de Cheltenham de 1970, es una de mis obras más importantes sobre los planos de la libertad armónica y de la ingeniosidad contrapuntística. 

La obra evoluciona alrededor de una cita extraída de Lulu de Alban Berg, situada hacia el final del movimiento lento, una frase que me encantó desde el instante en que la escuché estudiando la partitura. Pero de ningún modo se trata de música dodecafónica, ni se trata de un homenaje a Berg, aunque todo compositor honesto debe reconocer cuanto le debe a este genio. El motivo de esta inclusión es totalmente personal, la profunda admiración que profeso por Berg es compartida por mi amigo, Mosco Carner, con el que pensaba frecuentemente mientras escribía esta obra, que le es dedicada. 

El primer movimiento es por ambas partes vigoroso y lírico. El segundo es la sencillez misma, los compases tomados a Lulu siguen a un breve pasaje en canon, para violín, viola y violoncelo solos. El último movimiento, después de un corto principio impetuoso, se transforma en una compleja fuga con tempos variados. 

Todos los motivos de la fuga derivan de materiales de secciones precedentes. y el intervalo de séptima mayor es un rasgo característico del movimiento. La música de Sinfonietta culmina en una explosión apasionada y termina diatónicamente con una placentera calma.

El primer movimiento, moderato molto ritmico, presenta vigorosos pasajes con fuerte ritmo alternando con secciones más reflexivas. Destaca una soñadora melodía interpretada en un solo de violín combinado con la cuerda. Luego retorna la parte rítmica. En la parte final podemos escuchar un nuevo solo de violín de carácter lírico.

El segundo movimiento, adagio e poco rubato, contiene música de cálida simplicidad desde el principio hasta el fin. La música sigue un movimiento expansivo mostrando un lirismo dodecafónico sin llegar a serlo, algo parecido a las primeras obras de Schönberg.

El tercer movimiento, allegro, empieza con un impetuoso torbellino de notas interpretadas por el viento, antes de convertirse en una compleja fuga, que comienza de modo calmado siguiendo con una serie de variaciones. La fuga es ampliamente elaborada antes de que la obra termine mediante una corta y radiante coda.

La obra combina trazas de la Segunda Escuela de Viena con armonías y ritmos neoclásicos. Escrita en tres movimientos, rápido, lento, rápido, es un poco más convencional que sus anteriores sinfonías.

Si escribo una sinfonía la escucho en mi cabeza y existe en el papel. Pero no posee una realidad viva hasta que una orquesta no la interpreta y, esto es lo más importante, no tiene un público para oírla.

La “Sinfonía Nº 5" (Hydriotaphia) fue  escrita en 1973 para una demanda del Arts Council para el Festival trienal de Norfolk Norwich de 1973 en el curso del cual se estrenó bajo la dirección del compositor.

La sinfonía está dedicada, a la memoria inmortal de Sir Thomas Browne (1605-1682), médico, filósofo, botánico, arqueólogo y hombre célebre de Norwich. Se basa en su gran elegía sobre la muerte, que fue editada con el nombre de Hydriotaphia: Urn Burial or a Discourse of the Sepulchral Urns lately found in Norfolk, o sea Hydriotaphia: inhumación en urna o Discurso sobre las urnas sepulcrales descubiertas recientemente en la región de Norfolk. Actualmente se titula simplemente Urn Burial.

El compositor tenía un especial amor a este libro, que se había convertido en uno de sus libros de cabecera y fue durante toda su vida un motivo de inspiración. A pesar que en la partitura cada sección va precedida de una cita extraída del libro no se trata de una obra programática. La prosa de Browne solo sirve para determinar el carácter de cada sección. La obra está escrita en un solo movimiento que podemos dividir en cuatro secciones.

La primera sección, moderato, allegro ma non troppo, es una introducción que va precedida por la siguiente cita del libro, La vida es una pura llama y nosotros vivimos por el sol invisible que se encuentra en el seno de nosotros.

Después de una entrada orquestal continúa con una figura de tres notas do, re, si que sirve de base al conjunto de la sinfonía, seguida por dos notas descendentes. Sigue mediante un concentrado desarrollo, que después de un crescendo se difumina en un profundo silencio.

La segunda sección, andante sostenuto, constituye el movimiento lento, que se encuentra precedido de la cita siguiente. Pero son sonidos tristes y sepulcrales, no poseen voces alegres y expresan silenciosamente una antigua muerte, las ruinas de tiempos olvidados.

Empieza después de un silencio sepulcral con los siniestros sonidos del carrillón orquestal, con armónicos de la cuerda en sordina y de insistentes notas del arpa. La música crece lentamente hasta elevarse en un dramático clímax. Después de un trino agudo del violín solo, la música termina en un silencio.

La tercera sección, allegro con fuoco, está precedido por la frase siguiente. La simplicidad vuela y la perfidia nos llega a grandes pasos. Corresponde al scherzo.

La calma es rota repentinamente por el estallido del viento. El ambiente está lleno de auto destructiva energía. Una sección más calmada correspondería al trío, pero pronto recupera la energía. La sección termina mediante un breve recuerdo de los compases del principio de la obra que la unen a la sección final.

La cuarta sección, tempo di Marcia funebre, posee con la cita siguiente. El hombre es un noble animal, espléndido en cenizas y pomposo en la tumba. Esta cita se ve reflejada en la cadencia pesada y solemne de una marcha fúnebre.

El motivo de tres notas, primero interpretado dolorosamente por las campanas, se convierte gradualmente en una amplia y expresiva melodía de los violines, antes de llegar a su maestoso clímax. Cuando la música se calma, se escucha el motivo por última vez. Sobre un acorde de mi mayor la obra se sumerge en el reposo total, pero en el último minuto la serenidad es turbada por una nota disonante de las trompas en sordina.

Una música muy concentrada con poderosa orquestación, escrita sobre un sencillo motivo al estilo conciso de Webern aunque la música no es serial, pero se basa en un simple tema compuesto por dos partes, el motivo de tres notas señalado seguido por dos notas cromáticas descendentes, que se corresponden a las connotaciones clásicas de ambición y resignación.

Alwyn puede ser considerado un compositor romántico tardío, con un estilo que no se aleja, por ejemplo del de William Walton.

En 1981 sufrió una grave enfermedad, un ataque seguido de meningitis y neumonía de la que se recuperó, llenó su tiempo en la pintura, pero al cabo de dos años compone su tercer cuarteto de cuerda que se estrenó en 1985 en el Aldeburgh Festival tres meses antes de su muerte el 11 de septiembre de 1985 en Southwold.

Para muchos británicos Alwyn es recordado principalmente por su contribución a la música cinematográfica mediante sus numerosas bandas sonoras.

Alwyn compuso unas 70 bandas sonoras entre 1941 y 1962. Entre ellas se encuentran las clásicas escritas para Odd Man Out, de 1946, Desert Victory, de 1943, The History of Mr. Polly, de 1949, The Fallen Idol, de 1948, Safari, de 1955, The Black Tent, de 1956,  The Way Ahead, de 1944, The True Glory, de 1944, The Crimson Pirate, de 1952 y Swiss Family Robinson de 1960.