FAURE

Gabriel Fauré  (1845-1924) nació en Pamiers, en el departamento del Ariège, perteneciente a la región de Occitania fronteriza con Catalunya, el 12 de mayo de 1845. Aunque no se trate de un autor especialmente dedicado a la música sinfónica, lo colocamos en estas páginas por su importancia dentro de la música francesa. Su contribución al género se limite a unas obras de juventud que dejó inacabadas.

Nació en una familia culta pero sin particular afición musical y demostró su talento para la composición cuando apenas era un niño. En 1849, su padre obtuvo el puesto de director de la Escuela Normal de Foix, en el barrio de Montgauzy. Había una capilla adjunta a la escuela, en la que el joven Fauré pasaba horas tocando el armonio:

En 1853, Dufaur de Saubiac, un funcionario de la Asamblea Nacional de Francia,​ escuchó a Fauré y le aconsejó a su padre enviarlo a la Escuela de música que Louis Niedermeyer estaba estableciendo en París. ​ Después de reflexionar durante un año, el padre de Fauré accedió y llevó al niño, que entonces tenía 9 años de edad, a París en octubre de 1854. ​

Fauré continuó como alumno en la escuela durante once años, durante los cuales estuvo sostenido económicamente por una beca concedida por el obispo de su diócesis.​ El régimen de la escuela era austero, los cuartos lúgubres, la comida mediocre y los jóvenes estaban obligados a vestir un elaborado uniforme.​ La enseñanza musical, sin embargo, era excelente. ​ Bajo Niedermeyer, el plan de estudios estaba centrado en la música religiosa, con tal de producir organistas, maestros de capilla y directores de coro competentes, centrados en la música sacra. Fauré recibió lecciones de los siguiente profesores: Clément Loret, de órgano; Pierre-Louis Dietsch, de armonía; Xavier Wackenthaler, de contrapunto y fuga; mientras que las clases de piano, canto llano y composición recayeron sobre el propio Niedermeyer.

Tras el fallecimiento de Niedermeyer en marzo de 1861, fue Camille Saint-Saëns quien ocupó su lugar a cargo de los estudios de piano e introdujo la música contemporánea, incluyendo obras de Robert Schumann, Franz Liszt y Richard Wagner.

Saint-Saëns seguía con entusiasmo el progreso del joven Fauré, ayudándolo cada vez que podía. La íntima amistad entre ambos duró hasta la muerte de Saint-Saëns seis décadas más tarde. Fauré ganó múltiples premios en la escuela, incluido el Premier Prix por la composición del "Cantique de Jean Racine" Op.11, el primero de sus trabajos corales en formar parte de su repertorio habitual. Dejó la escuela en julio de 1865 como Laureat en órgano, piano, armonía y composición y con un diploma como Maître de Chapelle. ​

Al salir de la École Niedermeyer, Fauré fue nombrado organista de la iglesia de Saint-Sauveur, en Rennes, Bretaña. Asumió el cargo en 1866.​ Durante los cuatro años que permaneció allí, se dedicó también a instruir a alumnos privados en piano. Debido a la insistencia regular de Saint-Saëns continuó componiendo, pero ninguna de sus obras de dicho periodo se conserva.​

Fauré se aburría en Rennes y tenía una relación difícil con el párroco, quien dudaba de la convicción religiosa de Fauré. A Fauré regularmente se le veía escabullirse en los sermones para fumar un cigarrillo y a principios de 1870, cuando un domingo llegó para tocar en misa todavía ataviado en traje de gala por haber estado toda la noche en un baile, exigieron su dimisión.​

Al poco tiempo, con la discreta intercesión de Saint-Saëns, obtuvo el puesto de ayudante de organista en la iglesia de Notre-Dame de Clignancourt, ubicada al norte de París.​ Allí permaneció sólo unos pocos meses. Después del estallido de la guerra franco-prusiana, se presentó voluntariamente para el servicio militar. Tomó parte en el sitio de París y luchó en Le Bourget, Champigny y Créteil. ​ Fue condecorado con la Croix de Guerre. ​

Después de la derrota de Francia por parte de Prusia, hubo un breve y sangriento conflicto en París de marzo a mayo de 1871, durante la Comuna.​ Fauré escapó a Rambouillet, donde vivía uno de sus hermanos, y luego viajó a Suiza donde fue profesor en la École Niedermeyer, que se había reubicado temporalmente en ese país para evitar la violencia en París.​ Su primer alumno en el colegio fue André Messager, quién se convertiría en un amigo de por vida y ocasional colaborador suyo.​

Cuando Fauré volvió a París en octubre de 1871, fue nombrado maestro de coro en la iglesia de Saint-Sulpice, bajo la dirección del compositor y organista Charles-Marie Widor.​ En el ejercicio de sus funciones, escribió varios cánticos y motetes, algunos de los cuales han sobrevivido. En algunos servicios, Widor y Fauré improvisaban simultáneamente en dos órganos de la iglesia, intentando alcanzarse el uno al otro con repentinos cambios de clave.​ Fauré asistía regularmente a los salones musicales que organizaba Saint-Saëns y Pauline Viardot-García, a quien el propio Saint-Saëns le presentó.

Fue miembro fundador de la Société Nationale de Musique, formada en febrero de 1871 bajo la presidencia conjunta de Romain Bussine y Saint-Saëns, con el fin de promover la nueva música francesa. Fauré llegó a ser secretario de la sociedad en 1874. Muchas de sus obras se presentaron por primera vez en los conciertos de la sociedad.

En 1874, Fauré se mudó de Saint-Sulpice a la iglesia de la Madeleine como suplente del organista principal, Saint-Saëns, ante las numerosas ausencias de este cuando se encontraba de gira de conciertos.​ Algunos admiradores de la música de Fauré lamentaron el hecho de que, aunque se dedicó profesionalmente al órgano durante cuatro décadas, no dejó composiciones para el instrumento solista.​

"Les Djinns" Op.12 compuesta en 1875 es una de las primeras páginas para coro y orquesta que se han conservado del compositor. Para Fauré el año 1877 fue importante, tanto a nivel personal como profesional. En enero, se interpretó su "Primera sonata para violín en la mayor"  Op.13, escrita durante el verano de 1875, en un concierto en la Société Nationale con gran éxito, lo que marcó un punto decisivo en su trayectoria como compositor a los 39 años. Nectoux considera la pieza como la primera obra maestra del compositor.​

En marzo, Saint-Saëns se jubiló de su puesto en la Madeleine y le sucedió como organista Théodore Dubois, en aquel entonces maestro de coro; Fauré ocupó el cargo que Dubois dejaba. En julio, Fauré se comprometió con la hija de Pauline Viardot-García, Marianne, de quien estaba profundamente enamorado. Por razones no del todo claras, su prometida rompió el compromiso en noviembre de ese año, causándole a él una gran tristeza. Intentando distraer a Fauré, Saint-Saëns lo llevó a Weimar y lo presentó a Franz Liszt. Esta visita despertó el interés del músico por viajar al extranjero, lo cual continuaría haciendo por el resto de su vida. Desde 1878, Fauré y Messager se embarcaron en viajes fuera del país para ir a ver óperas de Wagner.

A menudo Fauré y Messager interpretaban para animar las fiestas el irreverente Souvenirs de Bayreuth, compuesta por ambos en 1878. Esta pequeña y caprichosa pieza musical de piano a cuatro manos parodia temas de El anillo del nibelungo.​ Fauré admiraba a Wagner y se mostraba familiarizado con los más pequeños detalles de su música, pero fue uno de los pocos compositores de su generación que no se vieron influidos por su obra.

Cuando alcanzó el éxito y ocupó los importantes cargos de organista de la iglesia de la Madeleine y director del Conservatorio de París, apenas tenía tiempo para componer. Durante las vacaciones de verano se retiraba al campo para dedicarse a dicha tarea.

La “Sinfonía en fa mayor” Op.20 que también llevaba el nombre de "Suite para orquesta" fue compuesta entre 1866 y 1873 en tres movimientos. Se estrenó primero en una versión para dos pianos y luego en París el 16 de mayo de 1874 interpretada en un concierto de la Société Nationale de Musique dirigida por Édouard Colonne.

Posteriormente el propio Fauré realizó una versión en la cual el viento fue reemplazado por el órgano. Esta versión se estrenó en la Catedral de Condom el 18 de octubre de 2015 durante un concierto organizado por Les amis de l'Orgue de Condom.

Está orquestada para dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, dos trompetas, dos trompas, timbales y cuerda. Solamente han sobrevivido las partituras de los movimientos primero y tercero. Sin embargo la obra posee los tres primeros movimientos completos en la versión para órgano y cuerdas de 1878.

El primer movimiento, allegro, compuesto en 1870 se ha conservado como "Allegro Symphonique". Escrito en forma sonata consiste en una exposición con dos temas y su desarrollo seguida por la reexposición. Los tema son de carácter lírico con una forma muy unida, como una larga frase entrecortada por algunas pausas, creando un clima especialmente lírico. El tratamiento de la cuerda, con equilibrio entre polifonía y armonía, será típico de la obra siguiente del compositor. Boëllmann realizó una transcripción para piano a cuatro manos.

El segundo movimiento, andante, se ha perdido. Existe un manuscrito incompleto, pero se puede escuchar en la versión para órgano y orquesta de cuerda. Un tema lírico austero.

El tercer movimiento, gavotte, compuesto en 1869 como "Gavotte pour piano", será utilizado posteriormente para la suite "Masques et Bergamasques" Op.112 de 1919. Existe en la versión para órgano y orquesta. Un tema rítmico en forma de gavota.

El cuarto movimiento, finale, compuesto entre 1864 y 1869, que probablemente se trataba de un allegro en fa mayor se ha perdido.

El "Concierto para violín y orquesta en re menor" Op.14 compuesto entre 1878 y 1879 es una obra inacabada de juventud, pero en la cual se pueden observar los rasgos de personalidad del compositor. Se estrenaron los dos primeros movimientos.

La "Berceuse para violín y piano" Op.16 compuesta en 1879 fue orquestada en 1913 por Philippe Gaubert. La "Balada para piano y orquesta en fa mayor" Op.19, es un arreglo de la versión original compuesta en 1879 para piano realizado por Fauré, estrenado en 1881 por Edouard Colonne con el compositor al piano.

La "Elegía en do menor para violoncello y orquesta" Op.24 compuesta en 1883 fue orquestada por el propio compositor 1895. Un himno fúnebre de elevada inspiración, que Pau Casals interpretó como solista en París en 1901.

"La Naissance de Vénus" Op.29 terminada en 1882 es una cantata con texto de Paul Collin sobre el tema de la belleza de la mujer surgida del mar, un tema que era apreciado por el compositor, gran amante de las mujeres. Poco después se consolaba de un desgraciado matrimonio con la compañía de diversas amantes, algo que en aquella época en París no era considerado como escandaloso.

En 1883, Fauré se casó con Marie Fremiet, la hija del notable escultor Emmanuel Frémiet.​ Si bien el matrimonio era afectivo, Marie se mostraba resentida por las constantes ausencias de Fauré y sus amoríos, mientras ella permanecía en casa. Relatos de la época afirman que Fauré era extremadamente atractivo para las mujeres.​

Aunque Fauré valoraba a Marie como amiga y confidente, escribiéndole a menudo, a veces a diario, cuando estaba fuera de casa, ella no compartía su naturaleza apasionada, que encontraba satisfacción en otra parte.​ Fauré y su esposa tuvieron dos hijos. El primero, nacido en 1883, Emmanuel Fauré-Fremiet, Marie insistió en la combinación de su apellido con el de Fauré, se convirtió en un biólogo de prestigio internacional. El segundo hijo, Philippe, nacido en 1889, se convirtió en escritor. Sus obras incluyen historias, obras de teatro y biografías de su padre y su abuelo.

La "Sinfonía en re menor" Op´40 compuesta en 1884 no se editó y fue destruida por el propio compositor. Recuperó  los temas de los dos primeros movimientos en la "Sonata para violoncello Nº 1 en re menor" Op.109 compuesta en 1917 y en la "Sonata para violín Nº 2 en mi menor" Op.108 compuesta entre 1916 y 1917.

Constaba de tres movimientos, allegro deciso, andante y finale. Se estrenó el 15 de marzo de 1885 en París interpretada en un concierto de la Société Nationale de Musique, por la Orchestre des Concerts Colonne dirigida por Édouard Colonne.

Siguen unos años dolorosos con la muerte de su padre en 1886 y luego de su madre en 1888 que le inspiran la obra que será más célebre. En 1887 Fauré empezó una tercera sinfonía que abandonó para dedicarse plenamente a una de sus obras más significativas, el "Réquiem" Op.48 comenzado en 1887 y revisado y expandido por varios años hasta su versión final de 1901.​

Una obra escrita lentamente por su propio deseo cuando era organista de La Madelaine. Después de su primera interpretación, en 1888, el párroco le dijo al compositor: No necesitamos estas innovaciones: el repertorio de la Madeleine es lo suficientemente rico.

Fauré omitió el Dies irae, aunque en la parte Libera me, del mismo Réquiem, se hace referencia al día del Juicio Final. En su obra, al igual que Verdi, Fauré añadió Libera me al texto litúrgico estándar. Presenta una progresión desde una sombría tristeza hasta el sol que ilumina el paraíso. Según sus propias declaraciones, Es así como siento la muerte, como una feliz liberación, una aspiración a la felicidad del más allá y no como un trance doloroso.

La "Pavane" Op. 50 fue compuesta originalmente para orquesta durante el verano de 1887 y luego realizó una versión para coro y orquesta. Convertida en ballet entró en el repertorio de los Ballets Russes con coreografía de Massine y decorados de José María Sert.

"Caligula" Op. 52 compuesta en 1888 es una música incidental para la tragedia de Alejandro Dumas, padre, en la representación recuperada de la obra realizada por su hijo.

"Shylock" Op. 57 compuesta en 1890 es su segunda música destinada a la escena. Música incidental para la comedia de Edmond Haraucort, siguiendo la obra de Shakespeare "El Mercader de Venecia". Uno de los temas utilizado para esta obra lo utiliza nuevamente en el "Romance para violoncelo y piano" Op.69 de 1894.

En 1890, un prestigioso y remunerado encargo de escribir una ópera con letra de Paul Verlaine se vio truncado por la incapacidad del poeta al estar borracho de entregar un libreto. Fauré se sumió en una depresión tan profunda que sus amigos estuvieron muy preocupados por su salud. ​

En 1891, Fauré viajó a Venecia, Italia, invitado por la mecenas estadounidense Winnaretta Singer, que luego sería conocida como la princesa Edmond de Polignac, a su palacio en el Gran Canal.​ Recuperó el ánimo y comenzó a componer de nuevo, escribiendo la primera de sus cinco Mélodies de Venise, con letra de Verlaine, cuya poesía seguía admirando a pesar de la debacle de la ópera.

Durante este tiempo, o poco después, comenzó la relación amorosa de Fauré con la cantante Emma Bardac (1862-1934), en palabras de Duchen, por primera vez, a sus cuarenta y tantos años, experimentó que le correspondían, una relación apasionada que se extendió durante varios años. Sus principales biógrafos coinciden en que este suceso inspiró una explosión de creatividad y una nueva originalidad en su música, lo que se ejemplifica en el ciclo musical "La bonne chanson" Op.61 compuesto en 1892 sobre textos de Paul Verlaine.

Fauré escribió la "Suite Dolly"  Op.56 para piano a cuatro manos entre 1894 y 1897. Fue orquestada en 1906 por Henri Rabaud. Fauré se la dedicó a la hija de Bardac, Hélène, también conocida como Dolly. Algunas personas sospecharon que el padre de Dolly era el propio Fauré, pero sus biógrafos, incluso Nectoux y Duchen, no comparten esa misma idea. La relación de Fauré con Emma Bardac se cree que comenzó justo después de que Dolly naciera, aunque no hay pruebas concluyentes en cualquier caso.

Emma Bardac empezaría en 1904 una apasionada relación con Claude Debussy, en aquella época ambos casados. Emma se divorció en 1905 de su primer marido, en el mismo año que también lo hacía Claude Debussy. Ambos se casaron en 1908.

Durante la década de 1890, la situación de Fauré mejoró. Cuando Ernest Guiraud, profesor de composición en el Conservatorio de París, murió en 1892, Saint-Saëns le alentó a presentarse al puesto vacante. Los más influyentes en el Conservatorio consideraron a Fauré como peligrosamente moderno y su director, Ambroise Thomas, rehusó darle el puesto al declarar: ¿Fauré? ¡Jamás! Si él es elegido, yo renuncio.​ A pesar de ello Fauré resultó elegido, pero para otro puesto ocupado por el fallecido Guiraud, el de inspector de los conservatorios de música en las provincias francesas. Aunque los viajes prolongados a lo largo de todo el país que el trabajo le demandó le desagradaban, también le proporcionaron un ingreso estable y le permitieron dejar de dar clases a estudiantes aficionados. ​

En 1896 Ambroise Thomas murió y Théodore Dubois asumió la dirección del Conservatorio. Fauré reemplazó a su vez a este último como organista de la Madeleine. La elección de Dubois tuvo más repercusiones. Jules Massenet, profesor de composición en el Conservatorio, esperaba reemplazar a Thomas en su puesto, pero había excedido la confianza de todos al insistir en asumir el cargo de por vida. Por lo tanto, su solicitud fue rechazada y se optó por elegir a Dubois para el puesto, tras lo cual Massenet renunció enfurecido.​ Fauré asumió la vacante de profesor de composición.

Entre sus alumnos se encuentran Maurice Ravel, Florent Schmitt, Charles Koechlin, Louis Aubert, Jean Roger-Ducasse, George Enescu, Paul Ladmirault, Alfredo Casella y Nadia Boulanger.

El musicólogo Henri Prunières escribió "Lo que Fauré desarrolló en sus alumnos fue una sensibilidad armónica, exquisita, el amor de las líneas puras, de modulaciones inesperadas y coloridas; pero nunca les reconoció por componer acorde a su estilo y esa es la razón por la que todos ellos buscaron sus propios caminos en muchas direcciones, a menudo, opuestas".

En 1898 Fauré compone la "Fantaisie para flauta y piano" Op.79 para el Conservatorio de París. Una pieza de concurso destinada a los exámenes de flauta de fin de curso, que será orquestada por Louis Aubert en 1957. La "Fantaisie para piano y orquesta" Op.111 compuesta en 1918 originalmente para dos pianos, fue estrenada por Alfred Cortot en 1919 bajo la dirección de Vincent d'Indy.

"Pelléas et Mélisande" Op.80 compuesta en 1898 es una música de escena para la obra del mismo título de Maurice Maeterlinck, que luego convirtió en una suite sinfónica. La Sicilienne de dicha suite, para flauta y orquesta, será utilizada años más tarde como tema principal para el film de 1956 "La Sorcière" (La Bruja) protagonizado por Marina Vlady[1].

Después de la relación de Fauré con Bardac le siguió probablemente una relación con la compositora Adela Maddison. En 1900, Fauré conoció a la pianista Marguerite Hasselmans, hija de Alphonse Hasselmans. A partir de entonces, ambos estuvieron comprometidos en una relación que duraría el resto de la vida de Fauré. La mantenía en un apartamento en París y ella se comportaba abiertamente como su amante​ y ama de casa.

De 1903 a 1921, Fauré escribió con regularidad críticas musicales para el diario Le Figaro, papel en el cual no se sentía cómodo. Su biógrafo Jean-Michel Nectoux consideró que la bondad y la mentalidad abierta naturales de Fauré lo predisponían a enfocarse en los aspectos positivos de una obra.

En 1905, se suscitó un escándalo en los círculos musicales franceses en torno al principal galardón musical de Francia, el Premio de Roma. Se cree que algunos miembros conservadores del Conservatorio le negaron de forma injusta el premio a Maurice Ravel, alumno de Fauré.​ Lo cierto es que la candidatura de Ravel para el Premio de Roma se rechazó hasta en cinco ocasiones.​ Ante las numerosas críticas hechas a Dubois, este se vio obligado a renunciar. Fauré ocupó su cargo en el Conservatorio.

Con el apoyo del gobierno francés, realizó una serie de cambios en la administración y el currículo. Introdujo jueces externos independientes al organismo, que tomarían parte en las decisiones correspondientes a las admisiones, exámenes y competencias, un cambio que enfureció a algunos miembros del profesorado

Muchos de ellos renunciaron a su cargo al verse privados de sus considerables ingresos extraordinarios. Asimismo, modernizó y amplió el rango de la música impartida en el Conservatorio. Según escribe Nectoux, Donde alguna vez habían reinado Auber, Halévy y especialmente Meyerbeer, fue posible cantar ahora un aria de Rameau o incluso algo de Wagner, que hasta ese entonces era un nombre prohibido dentro de los muros del Conservatorio. Con todo esto, el repertorio abarcó desde la polifonía renacentista hasta la obra de Claude Debussy. ​

La nueva posición de Fauré le reportó una mayor estabilidad económica, además de ser más reconocido como compositor en Europa. Sin embargo, la dirección del Conservatorio le dejó sin tiempo para la composición en contraste a cuando llevaba una vida como organista y maestro de piano. Tan pronto como el año laboral terminó, en los últimos días de julio, salió de París y pasó casi dos meses, hasta principios de octubre, en un hotel, ubicado cerca de los lagos suizos, para concentrarse en la composición.

Algunas obras que datan de este periodo incluyen su obra lírica "Pénélope", así como también algunas de sus canciones más características y piezas de piano, como los "Nocturnos Nº 9 a 11" y las "Barcarolas Nº 7 a 11" escritas entre 1906 y 1914.​

En 1909, fue nombrado miembro del Instituto de Francia. Su suegro y Saint-Saëns, ambos miembros del Instituto desde hacía tiempo, hicieron una fuerte campaña en su favor y al final el músico ganó las votaciones por un estrecho margen, con 18 votos frente a 16 del otro candidato, Charles-Marie Widor.​

Ese mismo año, un grupo de compositores liderados por Ravel y Koechlin rompieron con la Société Nationale de Musique, la cual, bajo la presidencia de Vincent d'Indy, había adoptado ideales reaccionarios. A causa de esto, formaron un nuevo grupo: la Société Musicale Indépendante, de la cual Fauré aceptó la presidencia. Siendo su única y principal preocupación el impulso de la nueva música, permaneció como miembro de la vieja sociedad y continuó manteniendo una buena relación con d’Indy.

En 1911, Fauré supervisó el traslado del Conservatorio a unas nuevas instalaciones en la rue de Madrid. Durante este periodo, Fauré desarrolló problemas auditivos y gradualmente perdió el sentido del oído. El sonido no solo se volvió más débil, sino que también era distorsionado, así que los tonos altos y bajos de su rango audible sonaban como otros tonos. Hizo esfuerzos para disimular su dificultad, pero al final fue forzado a abandonar su cargo como profesor. ​

El estallido de la Primera Guerra Mundial sorprendió a Fauré en Alemania, a donde había acudido para pasar su retiro anual dedicado a la composición. Logró salir de Alemania para asentarse en Suiza, desde donde pudo trasladarse a París. Permaneció en Francia hasta el final de la guerra. Cuando un grupo de músicos franceses liderados por Saint-Saëns intentaron organizar un boicot a la música alemana, Fauré y Messager se desvincularon de la idea, aunque el desacuerdo no afectó a su amistad con Saint-Saëns.

Fauré no reconocía el nacionalismo en la música, Sin embargo, era consciente de que su música era más respetada que querida en Alemania. En enero de 1905, al visitar Fráncfort del Main y Colonia para ofrecer conciertos de su música, Fauré escribió: Las críticas de mi música han sido un poco frías, ¡pero a la vez muy educadas! No hay duda al respecto, lo francés y lo alemán son dos temas diferentes.​

Entre sus últimas obras se encuentran la "Fantaisie para piano y orquesta" Op.111 escrita en 1918 para Alfred Cortot y "Masques et bergamasques" Op.112 compuesta en 1919, una fantasía coreográfica de la cual el propio Fauré realizó una suite orquestal.

En 1920, a la edad de 75 años, Fauré se retiró del Conservatorio debido a su creciente sordera y a su debilidad física.​ Ese mismo año, obtuvo la Gran Cruz de la Legión de Honor, un reconocimiento rara vez concedido a un músico.

En 1922, se le rindió públicamente un homenaje nacional a cargo del presidente de la República, Alexandre Millerand, Se trató de un espectáculo conmovedor: el de un hombre presente en un concierto de su propia obra e incapaz de escuchar una sola nota. Se quedaba mirando pensativo y a pesar de todo, mostraba agradecimiento y satisfacción.

Fauré estuvo delicado de salud en sus últimos años, en parte por su tabaquismo. Aun así, mostró disposición para ayudar a jóvenes compositores, entre ellos algunos miembros del grupo de Les Six, que eran sus seguidores. Respecto a esta etapa de su vida, Nectoux escribe, En su vejez logró una cierta serenidad, sin perder en absoluto su notable vitalidad espiritual, aunque apartado del sensualismo y la pasión de los trabajos que escribió entre 1875 y 1895. De igual forma, sostuvo que su humor decrecía notablemente, como si estuviese adoptando un poco el estilo melódico de Wagner.

En sus últimos meses, Fauré se esforzó por completar un cuarteto de cuerda. Veinte años antes, Ravel le había dedicado su Cuarteto para cuerdas. Ravel y otros instaron a Fauré para componer uno propio. Se negó durante muchos años, con el argumento de que era demasiado difícil. Cuando por fin se decidió a escribirlo, lo hizo con temor, le dijo a su esposa: He comenzado un cuarteto de cuerdas, sin piano. Este es un género que Beethoven, en particular, hizo famoso, y hace que todas las personas que no son Beethoven estén aterrorizadas de él.

Trabajó en la obra durante un año y la finalizó el 11 de septiembre de 1924, menos de dos meses antes de su muerte, trabajando largas horas hacia el final para completarla. Su obra "Cuarteto de cuerdas" Op.121, se estrenó de manera póstuma en 1925. ​ Se negó a una oferta para que la interpretaran en privado para él en sus últimos días, ya que su audición se había deteriorado hasta el punto de que los sonidos musicales estaban horriblemente distorsionadas en su oído. ​

Fauré murió en París a causa de una neumonía el 4 de noviembre de 1924, a los 79 años de edad. Tuvo un funeral de Estado en la iglesia de la Madeleine y su cuerpo fue sepultado en el cementerio de Passy en París.

Tras la muerte del músico, el Conservatorio volvió a su antiguo conservadurismo, donde su práctica armónica constituiría el máximo límite de modernidad, una barrera que los estudiantes no debían cruzar.

Su sucesor, Henri Rabaud, director del Conservatorio desde 1922 hasta 1941, declaró que el modernismo es el enemigo. La generación de estudiantes nacidos en el período de entreguerras rechazaron esta premisa obsoleta, por lo que se inclinaron por Béla Bartók, por la Segunda Escuela de Viena y por las últimas obras de Ígor Stravinski. ​

La orquesta no interesó demasiado a Fauré. Frecuentemente invitaba a algunos de sus antiguos alumnos, tales como Jean Roger-Ducasse o Charles Koechlin, a orquestar sus conciertos y obras teatrales. Su estilo orquestal en general refleja una actitud estética definida.

No se sentía atraído por la combinación llamativa de timbres, que creía que eran muy a menudo una forma de auto indulgencia y un disfraz para la falta de ideas. Según declaró Nectoux, La idea de timbre no fue un determinante en el pensamiento musical de Fauré.

Su legado puede ser considerado como el enlace entre el final del Romanticismo con el Modernismo del segundo cuarto del siglo XX. Cuando nació, Frédéric Chopin aún componía y en el momento de su fallecimiento, se escuchaban estilos como el jazz y la música atonal de la Segunda Escuela de Viena.

[1]  Véase el comentario en la parte final del capítulo dedicado a Hossein