HOSSEIN

Aminollah Hossein (1905-1983) también conocido como André Hossein nació en Samarcanda el 2 de febrero de 1905. Políticamente no se puede considerarlo como un compositor iraní pero culturalmente es persa. Samarcanda actualmente es una ciudad perteneciente a la República del Uzbekistán, después de separarse de la URSS.

Aminollah Hossein en persa, امین‌الله حسین‎  fue el primer compositor de origen persa capaz de presentar sus obras en conciertos internacionales. Su padre era un rico comerciante y su madre lo inició en la música.

Cuando era niño, Hossein aprendió a tocar de su madre el tar, un instrumento persa tradicional similar al laúd y se enamoró de la música.

La casa de su abuelo estaba llena de libros sobre poetas persas y grabaciones de música persa, de tal manera que el joven Aminollah Hossein se sumergió en su música, como recuerda en una entrevista realizada en 1973.

Cuando era niño, me encantaba silbar. Teníamos un gramófono, y tocábamos principalmente grabaciones de música iraní. Por ejemplo, todavía puedo recordar el tar una especie de laúd de origen persa tocado por Darvish Khan, y el canto de Haj Hossein Gholi Khan.

Al trasladarse su familia a Rusia, realizó en Moscú sus estudios secundarios y también de violín siendo sorprendido por la revolución rusa en 1917. Al terminar sus estudios en 1922 dejó Moscú y se trasladó a Berlín, para estudiar medicina según los deseos de su padre, lo cual detuvo sus estudios musicales. Pero la medicina no era su vocación. Su espíritu estaba lleno de música. Hossein permaneció cuatro años en Berlín, continuando sus estudios musicales de piano con Artur Schnabel y de composición con Wilhelm Klatte.

En 1927 se estableció en Francia donde se casó con Anna Mincovschi, una actriz de comedia judía de Soroca en la actual Moldavia, que había emigrado a París con sus padres después de la Revolución de Octubre. Hossein fue el primer compositor iraní en graduarse del Conservatorio de París, donde estudió composición y orquestación con Noel Gallon y Paul Vidal, y piano con Alfred Cortot.

Su hijo el famoso actor y director cinematográfico Robert Hossein nació en París el 30 de diciembre de 1927.

La primera obra sinfónica de Hossein, el ballet "Vers la lumière" compuesto en 1935 fue interpretado en 1938 en la Ópera de París. La tradición era sagrada para la vida y la música de Hossein. Encontró su papel en la introducción de la música persa en el mundo exterior. Su fascinación por la antigua Persia lo llevó a convertirse al zoroastrismo. Su nueva religión influyó inmensamente en sus obras musicales.

Compuso tres conciertos para piano, el "Concierto para piano Nº 1" (Capriccio) en 1946, el "Concierto para piano Nº 2" también en 1946 y el "Concierto para piano Nº 3" (Quasi una fantasia).

La “Symphonie des sables” fue compuesta en 1946.

La “Symphonie Persepolis” fue empezada en 1941 que completó cinco años después en 1946, estrenándola la Orchestre Lamoureux en París.  En 1951 fue interpretada por la London Symphony Orchestra. Describe musicalmente las ruinas de Persépolis de un modo conmovedor y melancólico.

Persépolis fue la capital del Imperio Persa durante la época aqueménida. Fue destruida parcialmente por Alejandro Magno el 331 aC. Se encuentra a unos 70 Km de la ciudad iraní de Shiraz en la provincia de Fars.

La sinfonía está orquestada para tres flautas, dos oboes, tres clarinetes, tres fagots, tres trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, dos percusionistas, timbales, arpa y cuerda.

En una entrevista realizada en 1973 habla sobre su sinfonía. Cuando quise componer la sinfonía de Persépolis, tuve que ponerme en el estado mental iraní. En todas las obras que he escrito, se pueden detectar sus raíces iraníes.

Si escucha el primer movimiento muestra las columnas de las ruinas, mi tristeza y mis lágrimas. Entonces es como si viera que las ruinas cobraran vida y los dignatarios que vienen a presentar sus respetos a Darío el Grande. El tercer movimiento es muy personal. La queja y el dolor se transforman en esperanza y la sinfonía termina.

El primer movimiento, maestoso, escrito en forma sonata, después de unas llamadas introductorias nos presenta un tema melancólico pero dotado de cierta solemnidad. En contraste un tema lírico de inspiración persa con sus típicos melismas nos sitúa en el ambiente oriental. Después de una sección central más transparente, termina con una especie de recapitulación con la intensificación del tema principal de carácter dramático. Una visión musical de las ruinas de la ciudad de Persépolis.

El segundo movimiento, moderato poco marciale, nos presenta una danza de raíces folclóricas persas, acompañada por el tamborín y percusión marcando un ritmo obsesivo. Sería la sección correspondiente al scherzo. Después de alcanzar su clímax la música se diluye. Nos presenta la ciudad en su época de esplendor.

El tercer movimiento, andante doloroso, empieza con trágicos acordes que nos conducen a un tema de carácter dolorido, que marca la tragedia de la destrucción de la ciudad por los griegos. El tema se desarrolla en forma de canción adornado con los melismas de la madera.

El cuarto movimiento, maestoso, enlaza con el anterior sin interrupción, presentando un himno de carácter solemne, que va creciendo en intensidad hasta su coda triunfal. Persépolis cuyo recuerdo no se borrará jamás.

Una sinfonía escrita en un sencillo pero efectivo lenguaje neorromántico, influenciado por el folclore de la región y por la música cinematográfica.

Como compositor es conocido por sus bandas sonoras para el cine, la mayoría para films dirigidos por su hijo Robert Hossein, usando los seudónimos André Hossein y André Gosselain. En 1955 realiza su primera banda sonora para el film dirigido por su hijo "Les salauds vont en enfer" protagonizado por una jovencita francesa de origen ruso de 17 años, Marina Vlady, que enamoró al director con el cual terminó casándose en el mismo año.

También las obras orquestales de Hossein sirvieron como música para una producción teatral de Ben-Hur en el Stade du France, dirigida por su hijo.

El "Concierto Nº 3 para piano y orquesta" (Una fantasia) fue compuesto en 1974.

Sus posteriores ballets "Miniatures Iraniennes" y "Sheherazade" compuestos en 1975, fueron coreografiados por George Skibine, uno de los bailarines de Diaghilev.

La “Symphonie Arya” fue compuesta en 1976.  El compositor escribe las siguientes palabras sobre su obra.  Compuse la sinfonía Arya, evocación de un pasado glorioso, siempre vivo y un canto de amor, para mi país, Irán, que amo con pasión y dolor.

Con toda su ternura, todo su tormento y su poesía, he querido cantar mi patria lejana, pero tan presente en mí espíritu. Tantos maravillosos poetas la han cantado...  Deseo por mi parte aportar mi alabanza a través de mi música.

La palabra Arya es de origen sánscrito significando noble, grande y veraz. Procedente de la antigua Persia siendo el lenguaje ario una de las ramas del iraní, la lengua hablada en Persia también conocida como farsi.

El primer movimiento, lento, es el más extenso de la obra. Empieza con un tema pausado y melancólico de raíces persas. Después de una intensificación y transición aparece un tema ampliamente melódico de carácter romántico, al estilo del concierto de Aranjuez del maestro Rodrigo. Después de llegar a su clímax termina mediante una tranquila coda.

El segundo movimiento, maestoso, empieza con un tema potente de carácter épico seguido por una sección de música de carácter persa con solos y melismas de la madera, que nos conduce a un potente clímax para terminar tranquilamente.

El tercer movimiento, larghetto, se basa en un tema épico revestido de cierta solemnidad, que se desarrolla con la participación de nuevos solos de la madera con sus característicos melismas, como el presentado en la coda que cierra la sinfonía.

Una sinfonía escrita en un estilo parecido a la anterior para poner en relieve los caracteres del pueblo persa o iraní, por un compositor que después de más de siete décadas recuerda con nostalgia a su verdadera patria.

Sus últimas músicas para ballet son "Danse d'Esmeralde" compuesta en 1980 y "Vacances sur Glase" en 1982, su última obra publicada. También compuso piezas para piano, muchas de ellas sobre temas persas y algunas canciones.

Durante sesenta años, Aminollah Hossein vivió lejos de Irán y de la lengua farsi, en Rusia, Alemania y Francia, y sin embargo todavía puede hablar en su lengua materna. Escuchemos su voz, los recuerdos de la infancia y el hablar farsi de un iraní que no ha visto su país durante muchos años. En una entrevista realizada en 1973 nos cuenta algunos pensamientos.

Mi lugar de nacimiento estaba en Turkestán, en Samarcanda. Aprendí Farsi de niño, y hablamos Farsi en casa; así que siempre he hablado Farsi, aunque he olvidado algo de ello...   Usé el verso de Saadi: "Oh, conductor de Caravan, anda lentamente. Me estás quitando la calma de mi alma, mi amada". Nuestra música no se puede guardar constantemente en una jaula. Tenemos que abrir la jaula y lanzar nuestra música persa al mundo".

¿Qué es la música? La música tiene que tocar nuestro espíritu. La música es elhaam o sea inspiración, revelación, intuición, imaginación. Si no hay inspiración, elhaam, involucrada, entonces usted debe estar de acuerdo en que ya no estamos tratando de música. ¿por qué? Porque los humanos necesitan música. Es algo innato en nosotros. Así como necesitamos comida, también necesitamos comida espiritual. Hoy estamos atrapados por el materialismo. Cuando estás atrapado en el mundo superficial y material, no puedes crear música trascendente.

Había un caballero iraní, un experto en poesía persa; no puedo recordar su nombre ahora; Trabajé mucho con él. Me leía poemas de Saadi, Hafez, Obeyd Zakani... Recuerdo que cuando recitó por primera vez el versículo de Rumi "Escucha el caramillo y la historia que cuenta, cómo canto de separación: 'Desde que me cortaron de la caña, mis notas quejumbrosas han movido a hombres y mujeres hasta las lágrimas'. Estas palabras me engancharon inmediatamente. Todavía recuerdo estos poemas de memoria.

Necesito la naturaleza. Soy un hijo de la naturaleza. Observa las flores, escucha el canto del ruiseñor... Nuestra vida se vuelve cada vez más artificial, cada día. Nos estamos volviendo cada vez más artificiales, y nadie tiene tiempo para mirar la naturaleza. En el mundo de hoy, nos estamos distanciando de la naturaleza.

Cuando estoy en el desierto, encuentro que todo es hermoso. El sonido de ese agua, el sonido de esos patos, esos pájaros, todos son hermosos para mí, porque son parte de la naturaleza. Si quisiera escuchar música natural, entraría en la naturaleza. La mejor música viene de la naturaleza. Pero estos sonidos artificiales que extraemos, no puedo decir que estos sonidos sean hermosos. Cuando escuchas estos sonidos electrónicos artificiales, ¿cómo te afectan? Entras en una zona que no tiene nada que ver con esta hermosa vida. La música artificial de hoy ha marchitado y debilitado completamente a las personas. Se marchita a la gente, y como resultado, la vida misma se marchita.

¿Cuál es mi obra preferida? Es como si te hubieran preguntado ¿Quién es tu hijo favorito? Me encantan todas mis composiciones, así como una madre ama a todos sus hijos.  Amo a la gente de Irán y amo a Irán. Naturalmente, si amas a Irán, entonces amas a su gente. Y realmente lamento que la vida se desarrollara para mí de tal manera que viví lejos de Irán, y no pude viajar allí.

También escribió numerosas piezas para piano, incluyendo algunos estudios. El amor de Aminollah por su Persia natal es evidente en muchas de sus obras. Aminollah Hossein compuso además una sinfonía sobre poemas de Khayyám en 1951.

Como compositor se inspiró mucho en la música tradicional persa, y la mayoría de sus obras demuestran esta preocupación intelectual. Conocía muy bien al tár y podía ser considerado uno de los grandes intérpretes de su tiempo. Comenzó a tocar este instrumento, antepasado de la mayoría de los instrumentos de cuerda, cuando era niño y más tarde compuso varias obras para él. Fue un compositor bastante prolífico y generalmente aclamado por la crítica.

Un compositor que intenta encontrar en la música occidental una expresión para las ideas derivadas de las impresiones persas, debe ser considerado como uno de los pioneros cuya música fue bien recibida. Otros, tanto antes como después de Hossein, han tratado de hacer uso de melodías persas en la música clásica, pero ninguno recibió un público tan grande como él. Nunca alcanzó la profundidad o amplitud de contemporáneos como Bartok y Shostakovich al explorar las posibilidades de la música y los temas folclóricos; pero, en lo que respecta a la música persa, no ha habido un verdadero sucesor de Hossein en Occidente.

Murió el 9 de agosto de 1983 en París. Su hijo Robert Hossein (París, 30 de diciembre de 1927- Essey-lès-Nancy, 31 de diciembre de 2020) fue un actor, director y escritor de cine francés. Dirigió la adaptación de 1982 de Les Misérables y apareció en Vice and Virtue, Le Casse, Les Uns et les Autres y Venus Beauty Institute. Otros papeles incluyen al esposo de Michèle Mercier en la serie Angélique, un pistolero en el Spaghetti Western Sin Cruces, que también dirigió y coescribió y un sacerdote católico que se enamora de Claude Jade y se convierte en comunista en Forbidden Priests.​

Entre 1955 y 1960 estuvo casado con la actriz de origen ruso Marina Vlady (1938). Su film "La Sorcière", la bruja, realizado en 1956 me producto un impactante efecto en mi juventud. Era el año 1957 en plena dictadura franquista, una época en que la censura reinaba sobre el cine y la mayoría de films eran calificados como no aptos para menores o sea solo podían acceder en la sala mayores de 16 años.

Acababa de cumplirlos y recuerdo que fue mi primer film no apto para menores que visionaba. En el cine Balmes muy cerca del colegio donde cursaba mis estudios en el año 1957. Allí en aquella tarde me enamoré platónicamente de aquella brujita rubia.

Un film con final dramático, que muestra la maldad del hombre provocada por la superstición y el fanatismo religioso. La destructiva lucha del hombre contra la naturaleza.

Seguramente aquello influyó por mi predilección por las rubias, algo que me llevó años después a los bosques suecos, en busca de un sueño imposible.