SERGIO BERLIOZ

Sergio Berlioz (1963) nació en la Ciudad de México, en 1963, en el seno de una familia judía. Desde su más tierna edad se aficiona por la música, empezando pronto a componer sus propias obras. Estudió dirección de orquesta con Eduardo Diazmuñoz y Xavier González. Su trabajo se divide entre la dirección de orquesta, la composición y su labor periodística, escribiendo ensayos, dando conferencias, además de realizar cursos en varias universidades, tanto en México como en la República Checa y Hungría.

Sergio BerliozAsistente personal de Kurt Redel con la Orquesta Pro Arte de Múnich entre 1980 y 1981 y de Leonard Bernstein con la Orquesta Filarmónica de Israel en 1982.

Estrena su primera obra en diciembre de 1983 en la ciudad de Aguascalientes. Continuo escribiendo, pero en 1995 las descataloga considerándolas obras de juventud. Su primera obra que considera válida es su "Primer cuarteto de cuerda" (Izcor) Op.1, palabra que significa recordar compuesto en dicho año.

En 1986 funda y dirige el Ensamble Contemporáneo Independiente con el que realiza además de presentar música contemporánea, una serie de conciertos didácticos por diversas ciudades, entre ellas Puebla.

Es notable su explicación de las Cuatro Estaciones de Vivaldi, realizada en uno de sus conciertos en la Casa Lamm, una mansión histórica de la Ciudad de México convertida en 1993 en un importante centro cultural. Debido a su peculiar interés insertamos a continuación los enlaces de Internet para que puedan ser escuchadas.

La Primavera

El Verano

El Otoño

El invierno

Sergio Berlioz es además de músico, una persona que destaca por su humanismo, reflejado en su labor periodística. Seguidamente pondremos unos ejemplos de su lógica expuesta durante una de sus conferencias.

Contrapone los términos profesional y amateur. Contra lo que muchos piensan, un profesional realiza su trabajo muchas veces como una obligación. En cambio el amateur, una palabra derivada de amor, lo realiza por amor, por amor al arte.

Por otro lado relaciona el amor con la muerte. Amore es derivado de amorte, lo contrario de muerte. La muerte es vencida por el amor y al amor se llega a través del arte. El verdadero artista crea sus obras por amor, tanto el músico, como el artista plástico o el escritor.

La creación de una obra de arte es un acto de amor, que luego es transmitido a sus semejantes. Por esto es tan importante proteger al arte, algo olvidado en nuestro tiempo por muchos gobernantes. En nuestro mundo falta fundamentalmente una cosa, el amor.

Volviendo a la música, tema fundamental de estas páginas, la “Sinfonía Nº 1" (Etz Jaim) Op.3 fue compuesta entre 1997 y 2001. Su título significa el árbol de la vida.

La “Sinfonía Nº 2" (Voces invictas) fue compuesta entre 1997 y 2002. Utiliza textos de León Felipe y de Federico García Lorca.

El poema sinfónico "Toledo, la ciudad de las generaciones" Op.13 fue compuesto en 2003, realizando un retrato musical de la ciudad donde se unen las culturas judía, árabe y cristiana.

Assaf HaroféEn 2006 compone el "Concierto para violoncelo y orquesta" (Jalomei Assaf) Op.29. Su título significa los sueños de Assaf. Una obra comisionada por el Hospital General de Israel "Assaf Harofé", un establecimiento cercano a Tel Aviv que da servicio a las comunidades judía, árabe y cristiana.

Dividido en cuatro movimientos que llevan por título, la incertidumbre y vanas esperanzas del médico, la lucha entre el hombre y la enfermedad, la plegaria del médico y la respuesta favorable, danza final, nos presenta el tema de la enfermedad como una cuestión sin fronteras ni razas. La música usa un estilo armónico consonante influenciado por el oriente próximo, para expresar sentimientos humanísticos, en una historia con final feliz.

El "Concierto para oboe y orquesta de cuerdas" Op.32 fue compuesto en 2006. El "Tercer divertimento para cuerdas" (Viaje a Ítaca) Op.35b es una adaptación de su "Séptimo cuarteto de cuerdas" compuesto en 2007.

La “Sinfonía Nº 3" (Las pieles de la memoria) Op.38 fue compuesta entre 2006 y 2008. Se estrenó el 28 de noviembre de 2009 interpretada por la Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla dirigida por el propio compositor, en el Museo de Arte San Pedro de la ciudad de Puebla.

El primer movimiento que lleva el título la barca en alta mar, empieza con un tema esperanzador con elementos rítmicos, que lo conducen hacia adelante con resolución. Continúa con una sección más meditativa de carácter lírico, para regresar al tema inicial que desarrolla con todo su ímpetu. Termina mediante una tranquila coda.

La sinfonía es una obra de carácter descriptivo basada en los propios sentimientos del compositor. Tiene un cierto carácter autobiográfico. Según el compositor este movimiento es un retrato de su hija pequeña Smadar,[1] un nombre tomado de "El Cantar de los Cantares" de Salomón y que en hebreo significa el florecer del fruto de la vid o sea la flor de la uva.

Apuntan los brotes de la higuera,

las viñas en flor (Smadar) exhalan su fragancia.

Es curioso observar que en el mismo capítulo de la Biblia, en su versículo 12 dice,

Las flores aparecen en el campo,

ha llegado el tiempo de la poda;

Lo cual se contradice con las posteriores frases. Si es Primavera y las plantas están en flor, como puede haber llegado el tiempo de la poda. Sería mejor haber cambiado poda por oración, una oración para dar gracias a Dios por la maravilla de la floración, transmisora de la vida. Los expertos en lengua hebrea podrían decirnos si puede ser debido a un error en la traducción o se trata de una fantasía del propio Salomón.

Después de estos detalles bíblicos, pues como saben nuestros lectores esta obra es algo más que música, continuamos con la descripción de la sinfonía. En este movimiento el compositor describe el tierno sentimiento que le produjo tener a su hija por primera vez entre sus brazos, el amor de un padre.s berlioz

El segundo movimiento se titula los restos del naufragio, consistiendo en un meditativo adagio que emplea elementos de la música sefardita. En la sección intermedia la música aumenta su intensidad expresiva para regresar finalmente a la tranquilidad inicial.

Sabemos que el compositor plasma elementos autobiográficos en su sinfonía, pero en este movimiento desconocemos lo que quiso expresar.

El movimiento final es la Danza por la vida, que se desarrolla mediante una forma rítmica inspirada en la danza oriental. Imitaciones del rasgueo de la guitarra preceden a un aumento de la intensidad rítmica. Unas notas casi minimalistas preceden a la sección final dominada nuevamente por el ritmo marcado por la percusión. Una sección más reflexiva nos conduce a la coda final realzada por la percusión.

Consiste en una sucesión de danzas que quieren presentar esta lucha frenética por la vida, mostrando una necesidad de ir siempre hacia adelante, a pesar de los muchos obstáculos que se interpongan en la misma.

El propio compositor hablando sobre su sinfonía dijo las siguientes frases: Habla de dolor y a la vez de esperanza. Es una de mis obras más personales, la pensaba mucho antes de estrenarla y cuando la programé, lo repensé varias veces porque la obra es un atado de tensiones, pero al ensayarla con la orquesta me di cuenta de que había una gran gama de emociones que me sorprendió como compositor, porque todo lo que me propuse está bien orquestado y plasmado.

El "Canto de Io" Op.41 compuesto en 2008 es una obra para flauta y cuerdas, comisionada por el Colegio Universitario de Puebla. La "Zarabanda para orquesta de cuerdas" Op.43 fue compuesta en 2008.

"Los trashumantes" Op.45 está escrita para cuarteto vocal, coro ad libitum y orquesta sinfónica. Compuesta en 2009 utiliza un texto de Alejandro Arzumanián. "El otro mundo de la memoria" Op.47 consiste en un aria de concierto para soprano y orquesta. "La Maga" Op.48 compuesta entre 2009 y 2010 es un ciclo de tres canciones para soprano y orquesta de cuerda. El texto es también de Alejandro Arzumanián.

La “Sinfonía Nº 4" (Las horas extranjeras) Op.49 fue compuesta en 2010. Utiliza una soprano, coro mixto y orquesta sinfónica. Nuevamente los textos son de Alejandro Arzumanián.

El "Noveno cuarteto de cuerdas" (Magma) Op.51 fue compuesto en 2010. "Dédalos" Op.52 es su siguiente obra.

La “Sinfonía Nº 5" (La luz de mayo) Op.59 fue compuesta entre 2011 y 2012. Comisionada por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla para la conmemoración del 150 aniversario de la Batalla de Puebla, que tuvo lugar el 5 de mayo de 1862. No repetiremos la parte histórica que puede leerse en la sección dedicada al compositor Eduardo Angulo, al comentar su Sinfonía 1862.[2]

Benito%20JuarezSe estrenó el 19 de abril de 2013 en el Museo de Arte de San Pedro, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Puebla acompañada por el tenor Carlos Galván y el Coro Normalista de Puebla. Consta de cuatro movimientos que se interpretan sin interrupción.

El primer movimiento lleva por título El corazón de Juárez, empezando con un tema pensativo interpretado por la cuerda, que se convierte en épico con la intervención de la madera y especialmente al entrar el metal. Un tema en el que manifiesta Juárez su orgullo de ser mexicano. En su parte final el piano y la percusión enfatizan el tema, para después mediante unas notas de transición enlazar con el siguiente movimiento.

El segundo movimiento, Carta desde el corazón de Europa, cuenta con la colaboración de un tenor y coro mixto. Empieza con un tema melancólico, encomendado a los violoncelos que pronto con la entrada de la percusión se convierte en heroico. Un solo de violoncelo repite la sensación de nostalgia. Interviene el tenor cantando sus primeras frases:

Mexicanos, tenéis razón en creer que estoy con vosotros

No es Francia quien os hace la guerra, es el Imperio

El coro realiza el acompañamiento del épico canto del tenor. Sigue un intermedio orquestal de carácter meditativo, antes de que el tenor siga con su canto patriótico,

Vosotros en vuestra patria y yo en el destierro

Combatid, luchar, sed terribles

Valientes mexicanos, resistid y luchad

El coro interviene en la siguiente estrofa para continuar el tenor cantando con más énfasis, inflamado por el canto patriótico,

 Apuntad a la cabeza de este hombre

Valientes mexicanos, resistid, esperad

Vencedores o vencidos,

Francia seguirá siendo vuestra hermana,

hermana de vuestra gloria como de vuestras desdichas

y yo os llevaré vencedores, mi fraternidad de ciudadano

Después de un fragmento orquestal el tenor acompañado por los coros canta su última frase

 vencidos, mi fraternidad de proscrito

Batalla de Puebla 2El tercer movimiento se titula Antes de la batalla, siendo puramente orquestal, enlazando con el anterior por unos breves compases. Es de carácter épico, como corresponde a un tiempo de espera comprendiendo un tema más relajado. Tiene la forma de un breve intermedio que nos prepara para la parte final, con la que enlaza sin interrupción.

El último movimiento Álzate, ¡oh Patria!, empieza con la intervención del coro cantando las palabras que dan título al movimiento, mediante un tema épico que es un grito de llamada al orgullo de la nación sometida.

Dile al extranjero:

Tú me llamaste bárbara y salvaje

Tú me oprimiste con dogal de acero

Tú me embriagaste de baldón y ultraje

Yo dejé mis rencores satisfechos

Después de repetir los últimos versos el coro ataca con más energía la última sección,

Yo acaricié orgullosa mi venganza,

Señalando a los pueblos la esperanza

En el triunfo inmortal de mis derechos

Los libres no conocen rivales

La repetición de la última frase acompañada por los metales y percusión nos lleva a una coda que termina brillantemente la obra.

La sinfonía refleja los momentos más importantes de una lucha que marcó a todo un país. Una obra que transmite emociones, una obra que enorgullece a su pueblo y que nos sirve para que otros lo imiten para lograr sus ideales. Al terminar su audición nos sentimos atrapados por los sentimientos expresados.

Entre sus últimas obras se encuentra el "Canto de la tempestad y el olvido" Op. 61, terminada en 2013 y escrita para el Coro Normalista y la Orquesta Sinfónica de Puebla, que la estrenó el 3 de mayo de 2013 dirigida por el propio compositor.

Está basada en el poema Océano Nox del escritor francés Víctor Hugo, que habla de tempestad, naufragio y olvido. Según palabras del propio compositor: el poema originalmente escrito en 1840, yo lo retomo en el 2013 y hago con él una obra en que el coro narra todos los estados de una tempestad, de un naufragio pero también de los deudos que al final quedan en el olvido. Es terrible la reflexión que sacamos de esto, porque igual ocurre con los avionazos o los grandes cataclismos, que con el tiempo, van desapareciendo en la memoria de los hombres y se vuelve un hecho o una anécdota en los fríos libros de la historia, y aquí se trata de revivirlo en el momento presente.SERG BERLIOZ

La “Sinfonía Nº 6” (Elegía heroica) Op.62 fue compuesta en 2013 para soprano, coro mixto y orquesta sinfónica, con textos de Victor Hugo y de Sergio Berlioz. Comisionada por el Gobierno del Estado de Puebla para conmemorar los 150 años del Sitio de la ciudad de Puebla de 1863.

Se estrenó el 30 de junio de 2016 en el Auditorio de la Reforma de Puebla de Zaragoza (México), interpretada por la soprano Elisa Ávalos, el Coro Normalista de Puebla y la Orquesta Filarmónica 5 de mayo, dirigidos por el propio compositor.

La sinfonía es la segunda parte de la trilogía dedicada a la ciudad de Puebla, iniciada por la quinta, La luz de mayo. No repetiremos el relato de su base histórica, que puede leerse en las páginas dedicadas al compositor Eduardo Angulo, en los comentarios de su Sinfonía 1862.[1]

                                        Sitio de Puebla 1847

El compositor ha escrito unas notas para explicar su sinfonía de carácter descriptivo, que reproducimos a continuación. El sitio de la ciudad de Puebla (16 de marzo al 17 de mayo de 1863), 62 días de sufrimiento, guerra y hambre que enfrentó a sus habitantes a vivir lo indecible, mientras el Ejército de Oriente luchaba contra el ejército invasor francés al año de la gran victoria de los primeros contra éstos últimos en la batalla del 5 de mayo de 1862. Una defensa y un cerco que a sabiendas ejército y población de las pocas posibilidades de salir victoriosos, lo enfrentaron con orgullo y valentía y por lo que deberíamos de estar conscientes por el arrojo de toda esta gente y que forma parte de nuestra conciencia colectiva como nación.

Al escribir sobre este hecho sabía que la obra sería coral, buscando, apoyado siempre por historiadores, toda la bibliografía posible para encontrar las palabras por musicalizar, teniendo ante el fracaso de mi empeño, que ser yo mismo el autor de las palabras que pongo a la solista y el coro, pero algo importante, la palabra no era la rectora de la idea musical, sino su impulso, de ahí que no tendría nunca la estructura de una cantata u oratorio, sino de una sinfonía con su fuente primaria: el sonido instrumental y la forma de cuatro movimientos que se tocan de forma ininterrumpida, los cuales evocan cuatro momentos representativos del sitio:

El primer movimiento, el círculo de fuego, evoca la invasión con su cerco de fuego y hambre. Un tema de carácter épico abre la sinfonía evocando la invasión. Un segundo tema elegíaco muestra el sufrimiento del pueblo mediante un amplio desarrollo. Los coros se añaden a este canto fúnebre en su parte final con una vocalización.

Se escuchan nueve campanadas, que hacen referencia al ejército francés. Se reanuda el tema épico que es finalmente dominado por la cuerda. Después de escucharse de nuevo las campanas, termina con el coro cantando de modo solemne el texto de Victor Hugo, El sol se ha puesto, esta tarde entre las nubes; el alba traerá tormenta, y el ocaso, y la noche la Muerte. Sin interrupción continúa con el siguiente movimiento.

El segundo movimiento, nana al hijo del sitio, punto de partida donde nació toda la obra es una canción de cuna, percibiendo en primera persona el dolor íntimo de una madre con su hijo hambriento. La cuerda grave inicia el movimiento de modo calmado. Acompañada por el arpa al principio, la soprano canta una emotiva nana que muestra el dolor de la madre. Termina mediante una vocalización con acompañamiento del arpa y cuerda.

                                                             Benito Juárez

El tercer movimiento, oración a Puebla, es la evocación de una Puebla entre el orgullo y la desesperación, utilizando sus más emblemáticos elementos, como sus templos, artesanías y hogares: “Puebla preciosa, de oro, mirra e incienso; de geométrica talavera y patios con flores”, y el llamado del héroe faltante en esta contienda, muerto pocos meses antes: “El fantasma de Zaragoza cabalga tus calles, exalta de heroísmo a los heridos, levanta monumentos a los muertos y consagra a generales con la espada flamígera del arcángel crispado”. Rápidas notas de la cuerda inician el movimiento. El coro, acompañado por la orquesta, cantando las frases escritas por el compositor, se convierte en protagonista de este doloroso canto a la ciudad de Puebla. El movimiento sin pausa enlaza directamente con el último.

El cuarto movimiento, ¡vuela libertad, vuela!, expresa finalmente la esperanza de una pronta liberación, ésta última, evocando el carruaje negro que no es otro que el del presidente Benito Juárez, porque a diferencia de nosotros que sabemos el final de la historia cuatro años más tarde con la caída del efímero imperio de Maximiliano, los personajes de esta sinfonía no lo saben todavía.

El último movimiento de carácter elegíaco empieza con timbales, que anteceden al coro recordando la figura de Benito Juárez,. Las palabras escritas por el compositor son cantadas por el coro en forma de una elegía fúnebre, pero con la esperanza de un glorioso futuro. Vuela, libertad vuela y trae contigo la luz. Con estas palabras cantadas por el coro termina la sinfonía, mediante una luminosa coda.

La “Sinfonía Nº 7” (Abril al alba) Op.71 fue compuesta entre 2016 y 2017 para soprano, tenor, coro mixto y orquesta, con textos de Porfirio Díaz, Delfina Ortega, Benito Juárez, Victor Hugo y Giuseppe Garibaldi.

Obra comisionada por el Ayuntamiento de la ciudad de Puebla para conmemorar los 150 años de la Batalla del 2 de abril de 1867. Se estrenó el 1 de abril de 2017 en el Auditorio de la Reforma de la ciudad de Puebla, interpretada por Elisa Avalos, soprano; Rogelio Marín, tenor, el Coro Normalista de Puebla, Jorge Altieri director, con la Orquesta Filarmónica 5 de mayo, dirigida por Sergio Berlioz.

                                  Maxiniliano de México

Con esta sinfonía se completa el tríptico Cantos a Puebla, tres sinfonías con elementos comunes, cuatro movimientos, cantantes solistas y coro mixto, que evocan sendos episodios bélicos sucedidos en tierras poblanas durante la invasión francesa: la batalla del 5 de mayo de 1862 (Quinta sinfonía, “La luz de mayo”), el sitio y la caída en 1863 (Sexta Sinfonía, “Elegía heroica”) y la victoria del 2 de abril de 1867 que permitió la posterior restauración de la república (Séptima Sinfonía, “Abril al alba”).

Una obra de carácter descriptivo que el propio compositor nos lo explica en las siguientes frases que reproducimos a continuación. Desde la creación de la Quinta sinfonía hace seis años me plantee este triple reto atizado hace unos meses gracias al entusiasmo de verlo concluido por el alcalde Luis Banck, para celebrar este último hecho, pero, ¿por dónde empezar? La emergente revalorización de la figura de Porfirio Díaz me facilitó mucha información, en especial los trabajos de Garner y Tello, Muchas páginas en prosa, que edité en los puntos donde hablan de la República para formar un texto continuo y coherente.

El primer movimiento lleva como título, Paz y progreso. Los dos primeros movimientos hablan del lugar y su tiempo. El título del primer movimiento no es un error de la frase porfirista “Orden y progreso”, pues durante el siglo XIX, México independiente tuvo, según Enrique Krauze, 52 movimientos armados y pronunciamientos. El progreso en forma de un continuo semejante al de una locomotora es interrumpido por una confrontación en forma de un desarrollo fugado, rehaciendo poco después el camino del progreso hacia la paz, hasta llegar al imperio imposible.

Empieza con un tema enérgico que avanza con un ritmo continuado desarrollándose en forma de fuga. Un movimiento de carácter lírico, sosegado, pero dotado de una fuerza interior. Sin pausa se conecta con el siguiente movimiento.

El segundo movimiento, El imperio imposible, es representado por un vals desesperado que culmina con una apoteosis de oropel bajo el signo de la muerte. De sus últimos vapores nacerá aquella carta del general y con la respuesta de su discreta prometida el triunfal retorno de la República.

Surge un vals inocente que poco a poco se ensombrece hasta adquirir un aspecto diabólico. Lo que comienza como tierna música de baile de salón, apacible y elegante, se convierte en confusión, desconcierto y miedo, en la trágica realidad de un imperio, el de Maximiliano, que debe ser destruido porque ha sido edificado sobre los muertos de una inconclusa guerra fratricida.

El tercer movimiento lleva el título, Carta desde el Cerro de San Juan. Me venía una y otra vez a mí un documento que pareciera pertenecer únicamente a la vida privada del general: la carta que Díaz le escribe a su novia desde el Cerro de San Juan, en aquel entonces en las inmediaciones de la ciudad nuevamente sitiada y centro de mando del Ejército de Oriente, en ella el general le propone matrimonio y la respuesta positiva de Delfina una semana después en vísperas de la batalla. ¿El detonante? No lo sé con certeza, pero sí para mi sinfonía. Éste dúo que constituye el Tercer movimiento, nacido de las palabras encerradas en esa carta privada, es el epicentro de la obra, pues lleva a la acción del último movimiento.

                                            Delfina Ortega y Porfirio Diaz

Durante el tercer movimiento, entran las voces, la del tenor representando a un Porfirio Díaz (1830-1915), de 35 años, que le pide matrimonio a Delfina Ortega a través de una carta.

Delfina nacida en 1845 era sobrina de Porfirio, que la conocía desde su niñez.

Representada por la soprano Delfina acepta y los prometidos entremezclan en un sutil dueto de pasión contendida en donde el deseo nunca es más intenso que la ternura, las ilusiones de su amor naciente, caracterizados con orquestaciones de expresiones contrastantes: para Porfirio, robusta con participación de los metales y para Delfina discreta desde las cuerdas y maderas hasta culminar en un estallido de unión con la misma palabras tuyo y tuya que se une con el comienzo del último movimiento.

El cuarto movimiento, El retorno de la República, presenta la impostergable recuperación de la República y necesitaba ser un movimiento coral, pero ¿qué palabras? En mi ayuda llegó mi buen amigo, el licenciado Miguel Ángel Mesa, que ya me había dado la idea del final y que me procuró los textos jamás imaginados en soporte sonoro: el ensayo de Benito Juárez sobre el porqué del fusilamiento de Maximiliano y las dos cartas dirigidas a Juárez pidiendo la vida del mismo por Victor Hugo y Giuseppe Garibaldi.

En el último movimiento, se precipitan los acontecimientos entrando en acción los coros. Juárez lee un ensayo en donde justifica por qué debe asesinar a Maximiliano mientras Víctor Hugo y Garibaldi le envían cartas en donde le imploran piedad. Las voces de estos tres hombres cantadas en español por el coro mixto, oscilando entre delicado y fragoso, trasciende cualquier individualidad para proyectarse hacia el futuro en forma de históricos himnos que se levantan sobre México de este Siglo XXI.

Podríamos decir muchas cosas sobre la obra de Sergio Berlioz, sobre su fuerte sentido romántico, de su lirismo, sus emociones, sobre sus motivaciones, sus inquietudes, su humanismo, pero nunca lograríamos expresarlo mejor que a través de las palabras del propio compositor, con lo que terminamos este capítulo.

No escribo para divertir a nadie. Mi música habla de dolor con mucho dramatismo, y casi siempre se resuelve en un triunfo a la vida con un carácter poco común en nuestros tiempos: la épica, que actualmente está en desuso. Ya no hay héroes, sólo antihéroes. En nuestra época no hay afirmaciones, hay dudas permanentes. Todo es paradójico, frustrante, desechable y caduco.

Ser. BerliozArte que no apuesta a una belleza permanente, a verdades eternas. Que no apuesta a sobrevivir la vida de su propio creador, o la exposición, o la primera lectura, o la primera audición. Obra efímera. Mi música apuesta a lo contrario, a verdades más permanentes, más absolutas, y eso encuentra la gente que la escucha constantemente.

La música del siglo XX rompió con el ideario romántico y le funcionó a mucha gente pero a mí no. Esa música continúa en una torre de babel, de ambigüedades, falta de sentido, no existe la permanencia y para qué preocuparnos por hacer obras perdurables. Hay un permiso para hacer basura, cosas inservibles, caducas y yo, obstinado, romántico, esperanzador, digo que lo único que nos redime a la vida es el arte, el amor al ser humano y a sus valores, los del pensamiento griego, la civilización romana y la ética judía, y lo restablezco a través de mi obra, de mi ejercicio profesional y personal.

Nunca estudié formalmente composición aunque estuve en el taller de Julio Estrada en el que adquirí muchos conocimientos de la vanguardia, la cual no me interesa como tal. A mí me interesa escribir la música que me da la gana, con la que me siento contento y con la que no le tengo que dar cuentas a nadie más que a mí. Mi música tiene una fuerte concordancia con elementos del pasado, con mis maestros y mis padres espirituales, pero no es la música de ellos. No recaliento nada. Tiene características muy bien perfiladas. No pretendo otra cosa, no escribo por efecto ni por encargo. Toda mi música es necesaria para mí.

[1] Véase Sinfonía 1862 de Eduardo Angulo

[1] Cantar de los Cantares. Cap 2. Versículo 13.

[2] Véase Sinfonía 1862 de Eduardo Angulo